Han
pasado muchos meses, en realidad ya pasamos un año. Los amigos me han pedido desde el mismo
momento hasta hoy que les diga mi opinión sobre la visita de Barak Obama a
Cuba.
Seré
tan sincero como la realidad mostrada me permita serlo.
Ya
el Sr. Obama no es el presidente de Estados Unidos. Y ya el mundo no tiene a un posible buen ser
humano en la posición más malvada, sino a un nuevo lobo que detesta los
disfraces, así que vayamos al grano.
Para
los negros americanos, para los latinos en Estados Unidos y los pobres en
general en ese país Obama fue un buen presidente. Ahí, no opino. Eso que lo
decidan sus historiadores, aunque parece que las urnas digan lo contrario.
La
cuestión no es esa. La cuestión es la dicotomía que siempre ha existido. No
importa cuán buena persona o progresista sea en verdad o sea considerado un
presidente americano, ellos siempre tienen un doble rasero para medir las cosas:
una manera para ellos, otra manera diferente para el mundo.
O
como sabiamente nos recuerdan nuestros abuelos: la ley del embudo. Lo ancho
para ellos, lo estrecho para el resto del mundo
Durante
los siete años que llevó Obama como Presidente las relaciones con América
Latina fueron en picada (una consecuencia heredada de las administraciones de
los Bush), y una de las causas y tema recurrente en todos los encuentros entre
el presidente americano y cualquiera de sus contrapartes de América Latina era
el embargo o bloqueo americano contra Cuba.
Un
paréntesis: ¿notan cuan suave suena la palabra embargo en comparación a
bloqueo? Es tan sutil el empleo de la
palabra que da la impresión que embargo es una pastilla de chocolate que se
desliza sin dolor por la garganta de los que
están lejos y no comprenden la desesperación de los que, por ejemplo,
esperamos cada día y durante una semana,
de que el gobierno cubano pueda encontrar en el mundo una compañía que no tenga
acciones o intereses americanos y que nos venda el medicamento a un precio
justo y no 10 veces su valor porque saben que no podemos compararlo en Estados
Unidos o en cualquiera de sus compañías o afiliadas.
La
palabra embargo es usada en la prensa fuera de Cuba como sinónimo de
incompetencia del gobierno cubano. La palabra bloqueo en toda su dimensión y fuerza sugiere el intento de un país
millones de veces más poderoso, miles de veces más grande y fuerte tratando de
matar de hambre y enfermedades a un país pequeño. Fíjense si es fuerte la
diferencia en el uso de una palabra por
otra que aun dentro de Cuba hay quienes
culpan al gobierno.
Regresemos
entonces.
La
cuestión es que no hubo oportunidad en
que el entonces presidente Obama se reuniera con líderes del mundo (incluso aliados
como Francia, España, Inglaterra, para no mencionar TODOS los presidentes de
América Latina) que no lo pusieran en una posición difícil. Hasta el punto en
que la diplomacia entre el gigante del norte y los gobiernos del Sur comenzó a
congelarse y salvo con Canadá, Estados Unidos quedó “aislado” en su propio
continente. . . y en el mundo que durante años votó en las Naciones Unidas por
la eliminación del bloqueo y durante ya más de una década
Habló
de esto porque es importante para saber
cómo se llegó primero al diciembre del 2015 y después al marzo del 2016.
Después había otro elemento importantísimo: los
cubanos residentes en Estados Unidos. Es decir, una categoría de emigrantes
poderosos y bendecidos por todas las administraciones: los Cubano-Americanos,
con sus congresistas, senadores, lobbies, millonarios, milicias propias (ya
viejas, pero activas), periódicos propios, en fin , un pequeño país dentro del Imperio , en un estado como la
Florida que en las últimas votaciones había decidido las elecciones (Saltando un
poco en el tiempo: un año después el
voto de castigo delos cubanos en la Florida decidió nuevamente haciendo que se
desencadenara lo que parecía imposible: Trump presidente).
En
fin, el presidente que se decidiera a establecer una nueva política tendría que
ser sutil, precavido con sus acciones, silencioso en sus pasos a seguir para
dar algunos golpes magistrales.
Y
Obama decidió ser ese hombre quien fue receptivo a la solicitud del Papa
Francisco y la invitación a ser intermediario en las conversaciones por parte
de Canadá. El gobierno cubano que una de las primeras cosas que aprendió fue a
respetar el precepto de ‘en silencio ha tenido que ser porque hay cosas
que para lograrlas han de andar ocultas’, y echando a un lado temores
adquiridos por décadas de agobios y agresiones decidió aceptar la mano
extendida y aprovechar la coyuntura y la oportunidad.
La
coyuntura era algo importante: el último año de Obama como presidente comenzaba
y es usual que lo que no se atreven a hacer en sus mandatos lo dejen para el
final, como para dejar un legado, una
visión de lo que realmente siempre han deseado hacer, pero los poderes detrás
del poder siempre presionan porque no se hagan.
El
17 de diciembre del 2015 el Secretario de Estado visitó Cuba después de más de 50 años y se restablecieron
las relaciones diplomáticas entre los dos países. Fue tanta la publicidad que
se le dio al hecho que muy pocos fuera de Cuba se dieron cuenta o sencillamente
leyeron el discurso oficial de ambas partes.
Los
americanos: después de tantos años con una política equivocada no hemos logrado
nuestros objetivos, es hora de eliminar lo que no da resultado. El mundo de hoy
es diferente. Es hora de extenderle la mano al pueblo de Cuba para que pueda ser libre y lo vamos a
ayudar a cambiar su historia.
Los
cubanos: nos alegramos mucho que se hayan dado cuenta y decidan restablecer los
lazos entre los dos países, pero eso nunca significará el cambio de línea
política del gobierno cubano. Seguiremos
luchando como hasta ahora.
Pero
nada, poco a poco se fueron firmando acuerdos, las aerolíneas americanas
comenzaron a llegar a Cuba y en sus aviones llegaron políticos, artistas famosos, etc. Cuba se puso
de moda, desde Chanel hasta Los Rolling
Stones, y cientos de miles de turistas hasta llegar a 4 millones para ver una
Cuba diferente antes de que llegaran los americanos y sus corporaciones y nos
cambiaran la vida.
Esa
parte no la entiendo muy bien. Para los
que vienen parece que no les gusta mucho como es la vida en sus países, y casi
que al marcharse nos dan el pésame por lo que se nos avecina. Y por otro lado,
¿Qué los hace suponer que Cuba se abrirá de piernas? Y todos nos dicen lo
mismo: son demasiado poderosos y es inevitable. No solo que un pequeño
equipo militar pueda invadirnos y un unas horas tomar todo el país sino que
un McDonald’s y una Coca Cola hacen más daño que un año de
programación de Radio Europa Libre en su momento. Después de todo han caído muros (y ahora se levantan), se han declarado
guerras, gente muere en los desiertos entre Méjico y Estados Unidos, y cruzando el Mediterráneo por llegar al
paraíso prometido de la economía de mercado.
Unos
meses después, en Marzo, llegó Barack Obama a la Habana.
Fue
una visita inusual en muchos sentidos. Hurgando en la memoria: una tarde de lluvia, él y su familia con
vestimenta informal, pasearon por las calles de la Habana Vieja donde los
habaneros le dieron la bienvenida y hasta en algunos momentos lo vitorearon,
comieron en paladares; la esposa y las
hijas visitaron escuelas y compartieron con otras mujeres cubanas (obviamente
oficialistas), cena oficial (curiosamente en el salón de protocolo del salón
enorme y frio con piso de granito blanco y unos enormes helechos arborescentes
del piso al techo donde usualmente se realizan entregas de condecoraciones y
reconocimientos a militantes de izquierda). Curioso también que el Presidente
más protegido del mundo, del país con más enemigos del mundo, caminara por las
calles estrechas de la Habana en su andar hacia la paladar (restaurant privado)
lo hiciera con solo un tercio de sus escoltas y caminando, relajado. ¡Y justo
en Cuba!
Para
mí lo más interesante ocurrió unas pocas horas antes de marcharse. Fue una
reunión con lo que se pudieran llamar los representantes de los diferentes sectores
de la sociedad cubana que por primera vez contaba con la presencia del sector
privado y de cooperativas además de los militantes del partido comunista (no importa
si médicos o maestros, debían ser militantes).
Obama
salió de entre bastidores a la usanza de Steve Jobs o Bill Gates. Sonriente y
con ese dominio de la escena que debe tener todo político americano curtido en
grandes batallas de la Tv en Estados Unidos abrió los brazos y dijo en español
unos versos que los cubanos tienen muy cerca de sus corazones: “Cultivo una
rosa blanca en Julio como en Enero, para el amigo sincero que me da’ su mano
franca”
Y se le olvido' terminar el poema que había
quedado inconcluso: “Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo,
cardos y orugas cultivo, cultivo una rosa blanca”
En
ese debate quedó claro que el gobierno cubano (por sus representantes allí)
creía que en general el camino que ellos le daban a Cuba era el correcto y que
solo las cosas no salían bien por la interferencia americana (llámese bloqueo o
de cualquier otra manera), los nuevos empresarios, mayoritariamente jóvenes
tienen muchas ideas que tratan de llevar a cabo pero están entre dos fuegos,
por un lado el gobierno que los acepta de mala gana y solo hasta que se levante
el embargo y ellos puedan tener los recursos necesarios para prohibir todo
trazo de negocio privado, y por otro lado el mundo con sus nuevas tecnologías,
ideas etc. a las cuales no podía acceder. Y finalmente los americanos con su
presidente: los jóvenes deben ser valientes y cambia a Cuba, aunque siempre
haya un precio, y ellos (los americanos) les ayudaran a borrar cualquier resto
del régimen anterior una vez que haya sido barrido de la faz de Cuba.
………………………….
Ha pasado
mucho tiempo, al menos para nosotros parece una eternidad dentro del infinito
que son nuestras vidas. Generaciones de cubanos que han nacido y muerto
esperando un mundo de paz y prosperidad, una libertad real mas allá de la
independencia del país. Seguimos como siempre hemos estado: entre dos poderes,
entre dos superpotencias, entre dos estilos de vida contrapuestos que no nos
dejan salida ninguno de ellos, solo quieren obligarnos a ser como ellos quieren
que seamos.