domingo, 15 de julio de 2018

EL SUEÑO DEL CUBANO

Vas por la Habana paseando, por el malecón, en uno de esos pocos meses en que no hace o un calor intenso que te derrita los huesos o un frente frio que traiga grandes olas.
Así que vas caminando por el malecón, atardeciendo, disfrutando ese sol rojo que se funde con el mar Caribe. Digamos que pasas por la zona menos frecuentada del malecón, ya no en la Habana Vieja, o donde está el hotel Cohíba, no, esa zona intermedia que nadie camina y solo pasan autos a alta velocidad.
Allí, en un pedazo de muro te encuentras con un cubano que se ha quedado dormido con el fresco de la tarde, el sonido del mar y el trabajo de todo un día.
Te acercas y por la expresión de su rostro te das cuentas que está soñando. Por su sonrisa, la paz en su rostro y algunas palabras que deja escapar adivinas qué sueña. El cubano está soñando que su vida es mejor, que viaja con su familia, que descansarán en un hotel para luego salir a comer en un restaurant. De vez en cuando dice: ‘no te preocupes, yo estoy aquí, no hay problemas’
Seguramente te preguntas si debes despertarlo o no, quizás para que no caiga del muro y regrese a la realidad, pero al mismo tiempo está disfrutándolo tanto, soñando que vive en un mundo sin escaseces, libre de moverse a donde quiera y cuando quiera, disfrutando de las cosas buenas de la vida, soñando una realidad fantaseada.
¿Cuál es la respuesta correcta? Pues no la hay, cada persona debe buscar su respuesta a este tipo de cosas.
Cuando vienes a Cuba te encuentras una realidad difícil en algunas cosas, y un mundo donde los seres humanos somos aun solidarios y reímos, bailamos y disfrutamos de las cosas pequeñas de la vida porque las grandes  nos están negadas por la política y la historia. Las cosas grandes del mundo material nos llegan por oleadas de noticias desde tierras lejanas sin alcanzarnos, donde se dice que aunque hay grandes batallas la vida suele ser mejor. 
Eso es lo que nos dicen.
Entonces, si algún día vas paseando por el malecón y me encuentras dormido y en mi rostro ves lo mismo que el cubano de la historia, no lo dudes, despiértame.


GUIA EN LA HABANA

Recorridos de ciudad.

jueves, 12 de julio de 2018

Los politicos de hoy son nuestro reflejo

A fuerza de tener el destino de la humanidad en sus manos o botones rojos todos estamos familiarizados con muchas cosas del sistema de vida o de gobierno de Estados Unidos.
Sabemos, por ejemplo,  la forma en que se han dedicado en los últimos 50 años a estudiar cómo manipular los hechos, las palabras y en definitiva la mente de la personas.
Y no es que se haya logrado la perfección, pero se ha avanzado muchísimo en ese campo, logrando ya perfilar un mundo casi a su medida, o es al menos lo que parece. Pero dentro de USA sí han logrado un nivel de excelencia en ese respecto.
Uno de los elementos más notable en todo ese empeño es usar el miedo como herramienta. Y realmente han tenido mucho éxito. Gracias a esa técnica han logrado que el pueblo financie y vaya a guerras lejos de su territorio donde han muerto mucho de ellos, y lo peor han dado muerte y creado destrucción a cientos de miles sino millones de civiles, cuando al final el tiempo ha demostrado que solo es una lucha por el control de recursos naturales y capitales. En ese respecto ha funcionado muy bien.
Seguramente todos hemos oído hablar del debate Nixon vs Kennedy. Fue el primer debate televisado en un país que hasta ese momento acostumbraba a escuchar por la radio ese tradicional encuentro unos días antes de las elecciones. Lo que aprendimos de ese momento fue que la mayoría de los que escucharon el debate por la radio opinaron que Nixon ganó, pero los que lo vieron por televisión le dieron el triunfo a Kennedy.
Fueron usadas muchas técnicas y sutilezas innovadoras para ese momento como poner muchas luces para que Nixon sudara y pareciera inseguro, explotar el atractivo de Kennedy, y muchos más ya conocidos y hoy aceptados o por mucho superados.
Hoy en día la televisión es la reina y ya los debates no se transmiten por la radio hace mucho. Es más, toda la fuerza de las campañas están basadas en la televisión. Shows, conferencias de prensa, y no solo eso, ahora son las redes sociales, YouTube, Facebook con videos e imágenes. Resumiendo, la gran mayoría mira los programas de los políticos pero no escucha los que estos dicen. Para no decir que ya la gran mayoría no lee y analiza lo que estos expresan.
Así que es cada vez más frecuente que los políticos elegidos en el mundo sean los que se ven bien, los altos, los mejores vestidos y con sonrisas perfectas. Así que al final se eligen políticos cada vez más ineptos. Políticos que no escuchan salvo a ellos mismo lanzando a sus países y al mundo por el tragante. Hay más egoísmo, poniendo sus prioridades por delante de las necesidades e intereses del país. Eso ya se ha extendido tanto que todos los políticos son puestos en la misma bolsa.
Y entonces llegan hombres como Trump que no es popular por lo que es sino por lo que no es. Él no es un político. Los pueblos no votan por tipos como Trump sino en contra de todos los políticos tradicionales.
Entonces surgen preguntas interesantes: ¿son los políticos un reflejo de quienes somos nosotros mismos? ¿Son ellos el reflejo del espejo en que nos miramos? ¿Son ellos los políticos que merecemos?
Entonces para que la clase política cambie debe la sociedad cambiar primero, la sociedad es la que produce a los hombres que la gobierna, a sus artistas, a sus deportistas, a sus ecologistas, etc. Quizás ya los pueblos de los países ricos se han vuelto narcisistas, egoístas a la hora de poner sus intereses por encima del país o de la humanidad en general. Un ejemplo visible de todo esto es la manera en que se están educando a los niños y en la manera en que son dirigidas las corporaciones. No se puede decir que estemos en realidad mejor.
Entonces estamos en Cuba, un pequeño país, muy cerca de Trump y con un sistema político y de creencias diferente. Digo solamente diferente. ¿Qué debemos hacer?
Nuestra vida cotidiana desde hace mucho tiempo es determinada por la forma y el pensamiento de la política americana. No incluso estos últimos 60 años de Fidel Castro y revolución y todo eso, no, desde mucho antes. Pero estamos en el siglo XXI y todo puede precipitarse en un segundo.
Los cubanos que estamos en la isla somos lo peor. Merecemos pasar hambre, no tener medicamentos, emigrar lejos de nuestras familias porque a alguien le conviene en una oficina bien lejos de nuestras vidas.
Cada día Cuba cumple más con lo que el mundo espera y demanda de ella (es curioso que solo se le demande a unos pocos países que también curiosamente son los que son considerados de izquierda) y como ya no quedan muchas justificaciones para negarle al pueblo cubano el derecho a vivir tranquilo dentro de, digamos así: una “dictadura civilizada”, ahora los americanos que trabajan en la embajada americana en la Habana se están quedando sordos por un ataque acústico y el gobierno de Trump echa para atrás todos o casi todos  los acuerdos que se lograron con Obama al final de su mandato.
Casi todos porque siempre se quedan los que a ellos les convienen: control de emigración, control del tráfico de drogas por el Caribe, comprarle vacunas a Cuba, intercambio de información meteorológica, etc.

¿Y nosotros?  Nada, o casi nada, que no es lo mismo, pero es igual, como hace mucho dijo un trovador.

cubangel@gmail.com

lunes, 9 de julio de 2018

Yo, Maestro (1)

Se aproxima el fin del curso. Usualmente no hago recuento al final de cada curso, siempre ha sido así, un comienzo, un final, un volver a empezar. 
en el mundo de hoy un articulo tan largo es un lujo, pero escribo mayormente para mi, para que no este' solo en mi computadora, para guardarlo en la nube.
es solo otra historia.
Quizás sea que me ha tocado vivir uno de los momentos más difíciles de la sociedad cubana, una época aún más aguda en escaseces y limitaciones de todo tipo, y entonces al finalizar el curso he tenido que continuar trabajando en lo que aparezca y que tenga que ver con lo que me gusta, los idiomas, por ejemplo. Quizás también tenga que ver que en el 1999 mi padre enfermó de cáncer y tampoco podía darme el lujo de disfrutar al menos de más horas de sueño por vacaciones, que era a lo máximo que se podía aspirar en aquellos años pues no había, ni hay todavía, mucho más para alguien que sea maestro.
En realidad no han sido muchos años de maestro. Antes comencé el camino de médico. En la sociedad cubana hay una gran tradición de médicos. Incluso hubo una época que se decía que en Cuba existían 3 clases sociales: la burguesía, los trabajadores y los médicos.
Yo solo tenía claro que quería escoger una carrera con la cual dejar una huella en la vida de los demás. Medicina sonaba romántica y fascinante. Magisterio sonaba mal pagada y agotadora. Pero en todo caso eran las dos que me llamaban. A medida que se aproximaba el momento de decidir la presión para que no escogiera ser maestro aumentaba, según los que me rodeaban era la última carta de la baraja. Cualquier carrera estaba bien excepto ser maestro.
Y así escogí medicina por las razones equivocadas. Y así “perdí” casi 4 años.
He sido maestro en las montañas, en un aula pequeña, luminosa y fresca de día y oscura por no tener electricidad en la noche. Aula de día, dormitorio de noche. Con doce chicos y chicas de diferentes edades en el día, y totalmente solo en las noches. Tan oscura y calurosa dentro que me sentaba en un banco afuera a mirar las estrellas mientras comía en un plato plástico rosa que estaba roto por un costado. Así que la sopa tenía que tomarla en un jarro de metal. Cansado, pero feliz por el reto de darle clases a tres grupos de edades diferentes en una sola aula en un mismo día. En aquellos tiempos me pareció romántico y aventurero. Me dicen que ya hoy esa aula no existe pues los campesinos se han ido mudando a la ciudad más cercana.
He sido maestro de lengua inglesa para funcionarios del gobierno en oficinas que miraban al malecón. He sido maestro de lengua española para alemanes en oficinas con aire acondicionado, pizarras blancas y en vez de tizas que manchan los dedos de cal bolígrafos negros para escribir sobre ellas.
He sido maestro de niños de tercer grado, de secundaria (7mo, 8vo, 9no grados) y de pre-universitario (10mo, 11no y 12mo).
He sido maestro desde el año 1998, y desde entonces no he tenido un solo verano de vacaciones porque los maestros ganamos poco y la vida es cada vez más cara , porque al contrario de lo que pensaba, la vida no se hizo más fácil, la familia enferma y envejece y hay nuevos chicos, más gastos. Entonces hay que trabajar el doble, es decir, también en las vacaciones. He trabajado como guia de turismo, camarero en cruceros, rentando autos, dándole clases de inglés a prostitutas en una época en que estaba prohibido tener moneda extranjera y solo ellas podían, a través de sus clientes, entrar en las tiendas, así que me pagaban en especie, es decir, he dado clases por jabones, champú y pasta de dientes. He dado clases durante el día y llevado a turistas al cabaret Tropicana en las noches, para al día siguiente volver a la escuela.
Y muchas veces me han preguntado si me debo quedar como maestro en una época en que el tiempo parece correr más rápido y todo parece precipitarse, quedando gente como yo en el camino del progreso y el consumo, es como esa figura que se va volviendo más pequeña en el espejo retrovisor del coche cuando le pasas por al lado en tu coche del año.
Pero entonces, y a veces, hay recompensas. Pequeñas en magnitud si la contabilizamos, es decir, la ponemos en valor monetario, pero con una alta carga de valor espiritual y humano.
Cada cierto tiempo me sucede que un ex alumno me visita, y cada año pueden ser más, espero. Gente joven, adultos ya, que vienen a agradecer algo que solo ha sido mi aporte a algo que todos llevamos dentro, pero que en realidad cada vez se nota menos. El amor por los otros y no solo hacer el trabajo por el que nos pagan.



Pero nada, como dije al principio, siempre ha sido así, un comienzo, un final, un volver a empezar


Humberto
Guia Local en la Habana.
Historia, Sociedad, Politica.
whatssap +53 52646921
email: cubangel@gmail.com

viernes, 6 de julio de 2018

MILENIALS Y MILENIALS CUBANOS

MILENNIALS

Los milenials es la generación que nació aproximadamente después del 1994. La preocupación principal sobre ellos radica en que son muy difíciles de lidiar, y son acusados de ser engreídos, narcisistas, interesados solo en ellos mismos, sin concentración, haraganes, pero engreídos es lo principal.

Y como son incapaces de crear liderazgos ni de creer en ellos, algunos líderes se les han acercado  para averiguar qué es lo que pudiera interesarles. Les han preguntado qué es lo que realmente quieren. Ellos usualmente responden que quieren trabajar en un lugar con propósitos y objetivos, que quieren tener un impacto en la sociedad (aunque no tienen muy claro lo que sea que eso signifique: ser modelo, cantante famoso o jugador de futbol) quieren comida, comodidades y placeres en abundancia. Lo curioso es que la mayoría de los mileniums (los que tienen una familia con una  economía que lo permite) tienen todo eso y no son felices, hay una pieza perdida en el rompecabezas.

Los maestros que desde hace un tiempo comenzamos a tenerlos como alumnos  dividimos el problema en cuatro partes:

11)      Los padres
22)      Tecnología
33)      Impaciencia
44)      Medio social
Los padres:

muchos de los milenials han nacido sujetos a lo que los psicólogos y pedagogos llaman  el fallo de las estrategias parentales , es decir, el fallo en la educación de los hijos, donde, por ejemplo, se les dice todo el tiempo que son especiales, que pueden obtener todo lo que quieran en sus vidas solo porque así lo deseen, muchos tienen notas altas porque los padres gastan enormes sumas de dinero o influencias y no por esfuerzos propios, muchos reciben premios por haber pasado de grado aun cuando fueron los últimos en su clase. Esto último es totalmente contraproducente al contrario de lo que creen los padres porque los hace sentir avergonzados al saberse que no la merecen, lo que los hacen sentirse peor.
Dentro de este grupo generacional ya algunos se están graduando de universidades, consiguiendo trabajos, es decir, caen en el mundo real e instantáneamente comprenden que no son especiales, que mamá no puede hacer que los promuevan, que por supuesto no reciben elogios por ser los últimos y mucho menos tienen lo que quieren solo por desearlo.
Inmediatamente su mundo comienza a resquebrajarse.
Estamos teniendo una nueva generación con una autoestima más baja que la generación anterior. Sus modelos a seguir son vacíos y superficiales en su mayoría y sus héroes son personajes de ficción.
Por otro lado es la generación de Facebook e instagram donde viven una realidad paralela, donde  postear cosas, vivir a través de cosas y mostrar que la vida es maravillosa aun cuando estamos deprimidos. En ese mundo de las redes sociales todos somos tipos duros que nos las arreglamos en la vida para ser triunfadores, cuando la realidad para la mayoría no es así. E insisten año tras año en la misma actitud sin tener idea del porqué.
Así que tenemos esta generación con problemas de los cuales ellos no tienen culpa, sino los adultos que lo crearon.

Tecnología:

Sabemos ya que la relación con la tecnología y las redes sociales libera una sustancia llamada dopamina. Así que cuando enviamos un sms se siente bien, así que cuando nos sentimos un poco solos enviamos un SMS, o vamos a Facebook o cualquiera otra red social y le enviamos a la mayor cantidad de personas posible: hola, hola, hola hola, hola. . . porque se siente bien cuando nos responden. Esa es la razón por la que regresan varias veces en el día a ver si tienen respuesta en internet, o sms, etc. Si no es así, entonces comienzan a atormentarse porque posiblemente están haciendo “algo mal”, “ya no me quieren como amigo”, etc. Es un verdadero trauma para los chicos muy jóvenes ser eliminado de la lista de amigos y todo eso se traduce en aumento o disminución de dopamina que nos hace sentir bien o tristes.
La dopamina es la misma sustancia química que nos hace sentir bien cuando bebemos, fumamos, y cuando jugamos o apostamos. En otras palabras, es altamente adictiva.
En casi todo el mundo ya hay restricciones a los menores para fumar, para el alcohol y el juego, y sin embargo no hay ninguna restricción de edad  para el uso del teléfono o las redes sociales. Es como si en la época de nuestros abuelos y padres se les permitiera beber sin restricciones a los adolescentes. Básicamente es lo mismo pues tenemos a toda una generación con acceso ilimitado a una fuente de adicción para combatir los problemas típicos de la adolescencia.
Casi cada alcohólico descubre el alcohol cuando es adolescente. Cuando somos niños la única aprobación que necesitamos es la de nuestros padres, pero cuando vamos creciendo en edad comenzamos a necesitar la aprobación de nuestros iguales.  Esto es muy frustrante para los padres y muy importante para sus hijos que van saliendo de un entorno familiar a un mundo más amplio de relaciones. Es un periodo muy estresante en la vida de los jóvenes cuando se supone que comenzamos a confiar en la amistad.
Algunas personas descubren accidentalmente el uso del alcohol y como consecuencia el efecto de la dopamina para poder lidiar con la ansiedad y el estrés. Desafortunadamente eso queda grabado en el cerebro y, por el resto de la vida, cuando el estrés regresa en forma de estrés económico, familiar, en sus carreras, ellos no se giraran buscando una persona sino una botella.
Cuando le damos acceso ilimitado a los jóvenes al teléfono, los medios sociales o internet en general y no les enseñamos a dosificar las horas estamos creando básicamente el mismo patrón del alcoholismo. En el mundo desarrollado y se va viendo en el nuestro, muchos chicos no saben establecer relaciones en el mundo real. Muchos de ellos, en sus propias palabras, admiten que la mayoría de sus amigos son superficiales,  que no confían en sus amigos, y la razón de todo esto es porque no practican a un nivel físico, del día a día, las formas de establecer relaciones y amistades. Y entonces cuando algún tipo de estrés llega a sus vidas no se giran hacia una persona sino hacia un dispositivo, sea un teléfono, una tableta, un juego de video, a sus redes sociales que le ofrecen un alivio temporal. Ya se sabe que en los países donde tienen acceso total a internet las personas pasan más tiempo en Facebook que conversando con su familia.
Un poco de vino es agradable, demasiado  es malo. Jugar es divertido, jugar demasiado es peligroso. No hay nada malo en las redes sociales y los teléfonos móviles, lo malo está en la falta de equilibrio. Si un chico prefiere comer solo en su cuarto mientras revisa su teléfono todo el tiempo, o si está en un restaurante con sus amigos y está enviándole mensajes a alguien que no está allí entonces tenemos un problema. Si estás en una reunión o estas tomándote un café con un amigo y pones tu teléfono sobre la mesa, da igual si la pantalla está hacia arriba o hacia abajo, le estas enviando a  las personas que están contigo un mensaje  subconsciente  de que no te importan. Y el hecho de que necesitemos tener el teléfono a mano es porque tenemos una adicción. Y como cualquier otra adicción, con el tiempo, tendrá las mismas consecuencias y hará la vida peor.

Impaciencia:

Los jóvenes de hoy están creciendo en un mundo de gratificación instantánea. Si quieren comprar algo lo hacen por internet y al día siguiente lo tienen en casa, quieren ver una película ya no necesitan ir al cine, y así muchos casos más, en resumen, ya no tienen que esperar. Incluso para hacerse de parejas ya no se pasan esos momentos, para algunos angustiosos, para otros hermosos, del nerviosismo de la primera cita para enamorarse, no, ahora se conversa por internet y como nadie nos ve expresamos verdades y mentiras y se pasa directamente al sexo que es la gratificación más inmediata y antes era el último eslabón en una cadena de elementos que fortalecían los vínculos. Eso ya no necesitan aprenderlo porque la recompensa se da desde el principio.
En otras palabras, en el mundo de hoy, sobre todo en el mundo desarrollado que nosotros en el tercer mundo imitamos, todo queremos y logramos obtenerlo inmediatamente. ¡Gratificación instantánea! Todo menos la satisfacción que da trabajo, el fortalecimiento de los vínculos de amistad. Ellos no están aptos para eso, son lentos, se sienten incomodos ante otras personas, muchos pueden llegar a ser  incoherentes y chapuceros en establecer relaciones.
Entonces ves a muchos de los miembros de esta generación que incluso graduándose y consiguiendo un trabajo te dicen que van a renunciar. ¿Por qué?, le preguntas, y ellos te responden que no sienten que están siendo considerados y no están teniendo un impacto en la sociedad. ¡Pero si solo llevas 8 meses trabajando!
La generación milenial tiene su propio concepto abstracto del Éxito. Es como pararse frente a una montaña, ellos solo ven la cima y nunca el camino que lleva a ella con sus vicisitudes y caminos tortuosos. Ni tan siquiera manejan el pensamiento de que este camino puede hacerse más rápido o más lento, no, ellos solo ven la cumbre de la montaña.
Así que una de las cosas que esta generación del siglo XXI necesita aprender es la paciencia. Que las cosas que realmente importan como el amor, los logros en el trabajo, la alegría de vivir, la autoestima y muchas cosas más necesitan tiempo. Que a algunos se nos dan las cosas más rápidamente en algunos campos de nuestra vida no deja de significar que para la mayoría el camino es largo y arduo, difícil, y que si no se pide ayuda a otro ser humano o desarrollas habilidades sociales te puedes caer en uno de los precipicios de la montaña.
Ya se está viendo el peor de los escenarios: el aumento de la tasa de suicidios en adolescentes y niños, de las drogas y sobredosis, el abandono escolar.
El mejor de los escenarios es una generación manipulada y manipuladora que nunca encuentra la alegría de la vida pues nunca están satisfechos, nunca encuentran el verdadero sentido de plenitud, cada vez que les preguntas sobre su vida, sobre su trabajo, sobre sus relaciones te responde con un lacónico ‘bien, como siempre. . ."

Medio Social:

Entonces llega esta nueva generación a la edad laboral. Sea un ambiente corporativo, sea una sencilla oficina de trámites o una cafetería y solo ven números , solo ven estrategias de mercados y no a los seres humanos, a los que manipularán, las ganancias del año en vez del fruto de un esfuerzo de una vida.
Y por supuesto al caer en un ambiente corporativo, un ministerio o una compañía aunque sea menor nunca se van a sentir seguros, no podrán superar al mundo digital para lograr un mayor equilibrio en sus vidas porque siguen buscando la recompensa inmediata y no la gratificación por un trabajo a largo plazo. Y algo que no es saludable es que se culpan a sí mismos, se llaman inadaptados, cuando en realidad ha sido la sociedad moderna la que los ha formado para que sean así.
Y es bueno decirles, a los que quieran escuchar, y sin ser extremadamente benevolentes, que no es su culpa, la culpa es del mundo que vivimos y la falta absoluta de liderazgo verdadero en el mundo moderno que lleve a la humanidad por un sendero de equilibrio interno y externo.
¿Quiénes entonces deben ayudar ahora que los padres siguen haciendo un mal trabajo con sus hijos y las corporaciones de multimedia insisten en crear seres humanos fácilmente manejables?
Supongo que muchos pueden hacer algo, pero entre ellos estamos los maestros. Trabajar más duro para lograr que tengan confianza en sí mismos más allá de un teléfono o cualquier otro equipo. Trabajar más duro para que desarrollen habilidades sociales que les permitan tener una vida sin estrés. Ayudarlos a comprender el papel de la perseverancia en el trabajo y en las relaciones con otras personas, del poder de la comunicación directa, cara a cara.
La sociedad debe tomar medidas ya, las corporaciones y empresas no permitiendo, por ejemplo, celulares en sus conferencias y permitiendo que los empleados interactúen más, se conozcan y se preocupen unos por otros, hasta la sociedad en general, familias y demás que cuando van a comer a un restaurante lleven un solo teléfono para alguna emergencia y así darse tiempo de poder interactuar entre ellos.
Una de las razones por la que los alcohólicos no tienen botellas de licor en casa es porque no confían en su fuerza de voluntad, así que cuando eliminas la tentación todo se hace mucho más fácil, comienzas a fijarte en el mundo a tu alrededor, el real, en el que creas y para el que creas.
La cuestión es que nos estamos quedando sin alternativas, no hay opciones, hay que tratar de salvar a los que van saliendo ahora de la niñez y entrando en la adolescencia. Francamente es lo correcto que debemos hacer los que estamos involucrados con ellos, lo más importante, más que introducirle datos en sus mentes.

MILENIAS  CUBANOS

Y entonces ¿qué sucede en Cuba?
Pues estamos en el mundo al igual que cualquier otro país, ya no tan atrasado comparado con 5 años atrás, aunque compartimos los mismos problemas del mundo desarrollado ya tenemos elementos que van modificando , impactando la sociedad cubana, hasta hace muy poco totalmente cerrada en cuanto tecnología y su acceso a ella por la población.
Solo que Cuba es una isla, que además tiene una forma de gobierno totalmente atípica comparada al resto del continente,  con una sociedad estructurada para la supervivencia y donde hemos aprendido que es la única forma de sobrevivir en el campo de batalla que es Cuba, siempre  entre dos superpotencias. Primero fue España e Inglaterra, después España y Estados Unidos, después Estados Unidos y la Unión Soviética y hoy estamos solos, enfrentados a los restos de la guerra fría y al país más poderoso del mundo en toda su historia.
Los jóvenes cubanos comparten características y sueños con todos los de su generación de otros países, pero en Cuba puede resultar muy peligroso, porque todas esas características llevan implícito una desideologización de la juventud (del mundo) para que nunca cuestione el medio en que se desarrolla y busque alternativas, es un fenómeno mundial y la idea es que vivimos en una aldea global y no tienen importancia el país, la nacionalidad, la ideología, y mucho menos conceptos como la Patria y la soberanía nacional.
Entonces, y ya lo estamos viendo, las conquistas ya no son físicas, el nuevo campo de batalla es la mente y el alma, y en el caso del Cuba una generación con muchos integrantes apolíticos que se vuelven una entrada a ideas e iniciativas que pueden ser no solo  contraproducentes sino totalmente inapropiadas, por no decir peligrosas incluso a nivel de país. Y no hablo de cuestiones tan tontas como si que en la Habana no existe un McDonald o un Starbucks,  hablo de una población juvenil cuyo único objetivo va siendo la obtención de objetos y placeres los cuales creen merecer por el solo hecho de estar vivos sin hacer casi nada a cambio e identifican a la generación de sus padres como un obstáculo para la consecución de sus sueños, creen que su país es una isla maldita que no merece que ellos hayan nacido aquí y por lo tanto la mejor solución es emigrar donde la vida seguramente es mas fácil y los valoran más por ser jóvenes, o bellos, o por haber sido víctimas del comunismo o de la desaparición de este y el cambio de vida radical en Cuba.
Pero al final es la misma historia, la incapacidad de unos padres y familiares de haberlos educado apropiadamente de acuerdo al lugar donde nacieron y sus necesidades. La obtención de sus deseos tan rápidamente como sea posible sin pensar en los esfuerzos o sacrificios que conllevan. El uso de la tecnología para fines vanales y sin repercusión social sino solamente con fines egoístas y en el caso particular de Cuba se suma la incapacidad y muchas veces renuencia de un sistema político que se niega a abordar este tema libremente y sin consideraciones políticas, limitando el uso de la tecnología con fines sociales, de prosperidad individual y satisfacción realista de los cubanos de hoy en día.

Entonces al efecto habitual de la dopamina por la satisfacción que dan las redes sociales y los teléfonos se suma la satisfacción de estar en posesión o haciendo algo que le molesta muchísimo al gobierno.

cubangel@gmail.com