A fuerza de tener
el destino de la humanidad en sus manos o botones rojos todos estamos
familiarizados con muchas cosas del sistema de vida o de gobierno de Estados
Unidos.
Sabemos, por
ejemplo, la forma en que se han dedicado
en los últimos 50 años a estudiar cómo manipular los hechos, las palabras y en
definitiva la mente de la personas.
Y no es que se
haya logrado la perfección, pero se ha avanzado muchísimo en ese campo,
logrando ya perfilar un mundo casi a su medida, o es al menos lo que parece. Pero
dentro de USA sí han logrado un nivel de excelencia en ese respecto.
Uno de los
elementos más notable en todo ese empeño es usar el miedo como herramienta. Y realmente
han tenido mucho éxito. Gracias a esa técnica han logrado que el pueblo
financie y vaya a guerras lejos de su territorio donde han muerto mucho de
ellos, y lo peor han dado muerte y creado destrucción a cientos de miles sino
millones de civiles, cuando al final el tiempo ha demostrado que solo es una
lucha por el control de recursos naturales y capitales. En ese respecto ha
funcionado muy bien.
Seguramente todos
hemos oído hablar del debate Nixon vs Kennedy. Fue el primer debate televisado
en un país que hasta ese momento acostumbraba a escuchar por la radio ese
tradicional encuentro unos días antes de las elecciones. Lo que aprendimos de
ese momento fue que la mayoría de los que escucharon el debate por la radio
opinaron que Nixon ganó, pero los que lo vieron por televisión le dieron el
triunfo a Kennedy.
Fueron usadas
muchas técnicas y sutilezas innovadoras para ese momento como poner muchas
luces para que Nixon sudara y pareciera inseguro, explotar el atractivo de Kennedy,
y muchos más ya conocidos y hoy aceptados o por mucho superados.
Hoy en día la televisión
es la reina y ya los debates no se transmiten por la radio hace mucho. Es más,
toda la fuerza de las campañas están basadas en la televisión. Shows,
conferencias de prensa, y no solo eso, ahora son las redes sociales, YouTube, Facebook
con videos e imágenes. Resumiendo, la gran mayoría mira los programas de los políticos
pero no escucha los que estos dicen. Para no decir que ya la gran mayoría no
lee y analiza lo que estos expresan.
Así que es cada
vez más frecuente que los políticos elegidos en el mundo sean los que se ven
bien, los altos, los mejores vestidos y con sonrisas perfectas. Así que al
final se eligen políticos cada vez más ineptos. Políticos que no escuchan salvo
a ellos mismo lanzando a sus países y al mundo por el tragante. Hay más egoísmo,
poniendo sus prioridades por delante de las necesidades e intereses del país. Eso
ya se ha extendido tanto que todos los políticos son puestos en la misma bolsa.
Y entonces llegan
hombres como Trump que no es popular por lo que es sino por lo que no es. Él no
es un político. Los pueblos no votan por tipos como Trump sino en contra de
todos los políticos tradicionales.
Entonces surgen
preguntas interesantes: ¿son los políticos un reflejo de quienes somos nosotros
mismos? ¿Son ellos el reflejo del espejo en que nos miramos? ¿Son ellos los políticos
que merecemos?
Entonces para que
la clase política cambie debe la sociedad cambiar primero, la sociedad es la
que produce a los hombres que la gobierna, a sus artistas, a sus deportistas, a
sus ecologistas, etc. Quizás ya los pueblos de los países ricos se han vuelto
narcisistas, egoístas a la hora de poner sus intereses por encima del país o de
la humanidad en general. Un ejemplo visible de todo esto es la manera en que se
están educando a los niños y en la manera en que son dirigidas las
corporaciones. No se puede decir que estemos en realidad mejor.
Entonces estamos
en Cuba, un pequeño país, muy cerca de Trump y con un sistema político y de
creencias diferente. Digo solamente diferente. ¿Qué debemos hacer?
Nuestra vida
cotidiana desde hace mucho tiempo es determinada por la forma y el pensamiento
de la política americana. No incluso estos últimos 60 años de Fidel Castro y revolución
y todo eso, no, desde mucho antes. Pero estamos en el siglo XXI y todo puede
precipitarse en un segundo.
Los cubanos que
estamos en la isla somos lo peor. Merecemos pasar hambre, no tener medicamentos,
emigrar lejos de nuestras familias porque a alguien le conviene en una oficina
bien lejos de nuestras vidas.
Cada día Cuba
cumple más con lo que el mundo espera y demanda de ella (es curioso que solo se
le demande a unos pocos países que también curiosamente son los que son
considerados de izquierda) y como ya no quedan muchas justificaciones para
negarle al pueblo cubano el derecho a vivir tranquilo dentro de, digamos así:
una “dictadura civilizada”, ahora los americanos que trabajan en la embajada
americana en la Habana se están quedando sordos por un ataque acústico y el
gobierno de Trump echa para atrás todos o casi todos los acuerdos que se lograron con Obama al
final de su mandato.
Casi todos porque
siempre se quedan los que a ellos les convienen: control de emigración, control
del tráfico de drogas por el Caribe, comprarle vacunas a Cuba, intercambio de información
meteorológica, etc.
¿Y nosotros? Nada, o casi nada, que no es lo mismo, pero
es igual, como hace mucho dijo un trovador.
cubangel@gmail.com