domingo, 18 de agosto de 2019

Estereotipos

Para el visitante de la Habana de hoy en día es la capital de Cuba una verdadera sorpresa. Para los guajiros es siempre la ciudad soñada, la Meca de Cuba, con todo lo que esto pudiera significar. Para los extranjeros, sean estos turistas o no ,la Habana puede significar mucho o poco, pero ciertamente no deja indiferente a ninguno de ellos.

He escuchado todo tipo de expresiones de admiración, de desconsuelo, de decepción, y de los que la conocieron en otros tiempos, de indignación. Para mi la Habana ha sido siempre igual. Ya la conocí sin grandes anuncios lumínicos, incluso nací en medio de una temporada de apagones, que como las de huracanes , regresan irremediablemente. La conocí con las fachadas de cada casa y edificio despintadas, descascaradas. Las calles llenas de huecos,los grandes almacenes desabastecidos, y en fin, con todos los problemas que tan presente se manifiestan. Para nada la Habana de Eusebio Leal (¿Dónde estaría trabajando por aquel entonces?

Un poco pensaban los capitalinos de entonces que ya estaba todo perdido y un aire de resignación mezclado con la certeza de que en todo el mundo las cosas estaban mas o menos igual reinaba en el ambiente. Pero también la Habana, en realidad toda Cuba, no tan solo era muy diferente a la Habana capitalista de principios del siglo XX sino también, y se puede decir que principalmente, de la Habana de hoy.

Si tuviera que resumir con alguna expresión, la impresión de la Habana de mi infancia sería la tranquilidad, la despreocupación. Eso para mi en aquel entonces. Porque desde el presente puedo ampliar la perspectiva: la tranquilidad que brindaba la ignorancia.

Ya hoy La Habana se lanza en una carrera contra reloj para sobrevivir. Luchamos contra todos los elementos posibles: la decidia, el tiempo, los huracanes, el mar, el mal gusto . Estamos en esta carrera para salvarnos a nosotros mismos, pues sin ella y sus memorias no tendremos futuro.