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lunes, 12 de mayo de 2025

HISTORIAS DE CUBANOS: Lele´

 

 Lelé

En un apartamento del Vedado, con el sonido distante del mar colándose por las ventanas abiertas. Una mujer madura, elegante sin esfuerzo, habla mientras sostiene una copa, sentada frente a su reflejo.

¿Sabes qué es lo más difícil? No es envejecer. Es mirar atrás y sentir que lo más intenso ya lo viviste... que ya no queda qué conquistar.

En los noventa, La Habana era una ciudad rota y brillante. El mundo se nos venía abajo, pero nosotras lo enfrentábamos con tacones y carmín. Yo era madre, sí, pero también actriz, traductora, profesora ocasional... Y en la noche, otra cosa. Era muchas mujeres en una sola piel.

Mi hijo dormía, y yo salía a representar mi papel. A veces Audrey Hepburn, a veces María Félix. Me aprendí los gestos, las frases, los silencios con los que se seduce y se negocia al mismo tiempo. Cada encuentro era una oportunidad, una inversión. Porque en esta isla no se vivía, se sobrevivía. Y yo tenía que darle un futuro, aunque para eso tuviera que hipotecar el mío.

¿Fue por dinero? Claro. ¿Por ambición? También. Pero más que nada, fue por ilusión. Ilusión de que algún día saldríamos de todo esto. De que mi hijo hablaría inglés mejor que yo, de que viviría una vida donde los sueños no se sintieran tan lejanos ni tan caros.

Había algo hermoso en aquel caos. Las amigas éramos como una troupe de teatro sin escenario fijo. Todas con nombres prestados, perfumes de imitación, acentos ensayados. Los turistas nos veían como postales vivas, y nosotras aprendimos a darles lo que querían, mientras buscábamos lo que necesitábamos.

Cuando decidí irme fue porque el reloj corría más rápido que mis excusas. Mi hijo estaba por entrar al servicio militar y yo no iba a permitir que lo convirtieran en un número más. Encontré a mi sueco, empaqué lo justo y pagué por adelantado las clases de inglés. Era mi forma de quedarme sin estar.

Y me fui. Con un pasaporte vencido, un hijo adolescente, y una certeza tan frágil como luminosa: allá afuera todo sería mejor.

Y fue mejor. Al menos por un tiempo.

Barcelona me dio estabilidad. Un apartamento, un trabajo, cierta dignidad. Pero también me quitó algo que no supe nombrar hasta muchos años después.

Aquí —en esta ciudad, en esta humedad que se mete hasta en los huesos— yo era alguien. No por lo que hacía, sino por lo que me jugaba. Cada día tenía un propósito: sobrevivir, cuidar, resistir. Después de emigrar, la vida siguió, sí. Pero ya no ardía. Ya no dolía ni emocionaba. Era como flotar en un acuario limpio: sin hambre, sin miedo... pero también sin sentido.

Mi hijo ahora es un ciudadano del mundo. Mercenario, le dicen algunos. Yo prefiero pensar que es libre. A veces viene y nos sentamos en este balcón. Me habla de guerras y fronteras, de idiomas que no entiendo. Yo le hablo de Alex, de las chicas, de los polluelos. Reímos. Pero en el fondo, sé que hablamos lenguajes distintos. Él vive en el presente. Yo, en el eco.

¿Y sabes qué es lo más irónico? Que ahora que podría escribir todas aquellas cartas en inglés, ya no tengo a quién escribirle.

La Habana sigue aquí, con sus balcones y su salitre. Me recibe cada año como si no me hubiera ido. Y yo, cada vez que aterrizo, vuelvo a sentirme viva. Solo que distinta. Como si ya no formara parte del reparto principal, sino como una actriz retirada que regresa al teatro vacío... y saluda al telón que no volverá a subir.

[Pausa larga. Mira por la ventana, como si esperara algo que no llega.]

No me arrepiento. Elegí lo que creí mejor. Y ahora tengo a mi hijo, un apartamento en Barcelona, este rincón en el Vedado, y recuerdos suficientes para llenar diez vidas.

Pero a veces me pregunto… ¿qué se hace con la vida cuando ya todo lo urgente está resuelto? ¿A qué se despierta una mujer que ya no necesita luchar?

Sorbe el vino con calma.  Me mira , luego sonríe leve, apenas.

Tal vez mañana lo descubra.


Humberto Guia & Maestro en la Habana Whatsapp +5352646921 

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domingo, 11 de mayo de 2025

ENTREVISTA 1 (A LOS OTROS CUBANOS) : RAFAEL

 "Rafael"

 Una oficina minimalista en un edificio moderno de La Habana. Grandes ventanales muestran el mar al amanecer. Rafael, mediana edad, elegante y sereno, está sentado descalzo en un sillón, sosteniendo una taza de café. 

RAFAEL:

Siempre me ha gustado llegar temprano a la oficina. Me acostumbré desde que trabajaba con firmas europeas; las reuniones eran a las cuatro de la mañana, hora de La Habana. Después de un buen café, me siento a mirar el mar... o la piscina del hotel contiguo. Ese resplandor del amanecer en el agua me calma, me da energías.

Ver a la gente corriendo para alcanzar el transporte al trabajo, mientras mi jornada ya lleva casi cinco horas... Me gusta descalzarme y dejar que el calor del café me recorra el cuerpo. Por eso siempre llevo mocasines; me encanta estirar las piernas y disfrutar de ambientes relajados.

¿Que de dónde soy? De Cienfuegos. Estudié Ingeniería en la Universidad de Santa Clara. Fueron años felices, pero estudié mucho. Lo tenía claro desde el comienzo, sobre todo cuando regresé a casa después de graduarme. De alguna manera, mi madre se enteró de que soy gay. A la mañana siguiente, me botó de casa y tomé un autobús para La Habana. Ella era muy católica.

Tenía un conocido aquí en La Habana y poco tiempo. En una fiesta esa semana, conocí a Gabriel. Me llevaba más de 30 años, pero era agradable y profesional. Había viajado por Europa y me sentí cómodo con él. Tenía casa y me consiguió trabajo. Cinco años después, mi vida había cambiado totalmente.

Siempre me habían gustado los idiomas y sentarme por las madrugadas a leer, pero si era a estudiar, mejor. Aprender algo útil es más práctico. Ganar dinero con conocimientos que otros no tienen me hace sentir bien. En esos cinco años, entré en todos los cursos del Ministerio de Comercio Exterior, pulí mi francés y mi alemán. El inglés ya era pan comido desde hace mucho. Soy de esos que tuvo que aprender desde el Windows 95 hasta un Doctorado en Economía.

¿Que si me gusta el dinero? Muchísimo. Me he esforzado mucho para tenerlo. Y no, no veo la contradicción entre vivir en Cuba y tener dinero. Sé que hay gente que se va a los dos extremos, pero yo estoy en el centro. He tenido y tengo un buen trabajo, dos apartamentos —uno alquilado a un diplomático que una vez fue mi amante—, auto, una casa en la playa, visa para Estados Unidos por diez años y, con ella, obtuve la de México por el mismo tiempo. Mis abuelos españoles que no conocí me dejaron la posibilidad de su ciudadanía y pasaporte. Y al mismo tiempo, me encanta trabajar para mi país y su gente. Sé que la realidad para muchos es difícil, pero yo he creado la mía, y si yo pude, ellos pudieran. Además, quizás tengamos las mismas metas, solo que vamos por carriles diferentes. No veo la contradicción entre gustarme las cosas buenas de la vida, las sutiles, el rechazar el ruido y los carnavales y, al mismo tiempo, trabajar lo mejor posible y defender los intereses de mi país. Realmente hace mucho que no le dedico tiempo a pensar en esas cosas.

¿Mi mejor experiencia? Mi viaje a París, exactamente mi primer viaje a París. Y dentro de ese viaje, la visita al museo de L’Orangerie, o la llamada Capilla Sixtina del Impresionismo. Allí están los grandes murales de los Nenúfares, pintados por Monet al final de su vida. Desde la primera vez que entré allí, se me saltaron las lágrimas. Es una habitación oval con varios murales de un lago con nenúfares en diferentes momentos del día. Desde el diseño de la habitación hasta los asientos en el centro, las paredes blancas y contrastantes, los murales con azules intensos, reflejos de un agua hechos con grandes trazos de pincel que más que reflejar, sugieren un mundo de belleza, un mundo mejor. Ese es el espíritu del mundo que le deseo a Cuba.

Es bueno estar acá, mirando los reflejos del sol en la piscina del hotel de al lado. Pronto se inaugura uno nuevo en el malecón y creo que pediré alquilar una suite para oficina allí, frente al mar, sin vista a la ciudad, solo el mar. Pararme en el centro de la habitación y ver solo el horizonte.

Sí, con esto del COVID todo se hace más difícil... para ellos. Me apena y espero que pronto termine; ya es demasiado tiempo para la gente pobre del mundo, incluidos los cubanos. Extraño las tardes en los jardines del hotel Nacional. Tomarme algo con algunos amigos o solo, esperar a mi pareja antes de irnos a casa o a comer en cualquier lugar.

No, no tengo muchos amigos o conocidos en el gobierno más allá de lo estrictamente laboral. Ellos necesitan a gente como nosotros: trabajo duro y muchas horas, pero la política y sus empleados, mientras más lejos, mejor. No tenemos mucho en común; ya te dije que me gustan los silencios.

Lo que más disfruto: mis paseos en kayak. Llevo mi mochila y en ella un mantel de cuadros rojos y blancos, varios sándwiches y una botella helada de vino blanco. Llegamos a la ensenada cerca de la casa de la playa y, allí, lejos del mundo, compartimos momentos y la caída del sol en este mar maravilloso que nos rodea y que cada vez son menos los que se detienen a mirarlo.

Sí, lo sé, llevo una vida mejor, pero no me lo han regalado.

¿Preocupado? Para nada. Los que vienen detrás están drogados en dopamina dada por internet y Disney. Hay oportunidades, y las que están por venir son mejores aún.

Claro, puedes perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos, pero, ¿dónde no?

Rafael se levanta, se acerca al ventanal y observa el horizonte. La luz del amanecer baña la habitación. Silencio.

en mi opinion Rafael es como un existencialista moderno: Disfruta, goza, trabaja, pero hay algo en su mirada —en cómo habla del horizonte, del silencio, del riesgo de perderlo todo— que revela que, en el fondo, Rafael se pregunta si todo esto tiene sentido,  es un arquetipo del profesional exitoso en un contexto post-utópico: alguien que lo tiene todo, pero que ha perdido la brújula del “para qué”. Vive, pero ya no busca. Aspira a la paz, pero no al futuro.


ENTREVISTA 2: SONYA



domingo, 22 de diciembre de 2024

HISTORIAS DE CUBANOS: LA OSTENTACION

 Estas líneas para algunos puede ser solo anecdótico. Para otros son tonos de gris, entre el color blanco absoluto inexistente y el color  negro maldito

En las calles de La Habana, un Mercedes Benz con placa que comienza con "W" o "P" es hoy el símbolo más visible del nuevo poder. Mientras miles de habaneros esperan durante horas en las paradas de guaguas bajo el intenso sol del Caribe, estos vehículos de lujo circulan con sus ventanillas cerradas y el aire acondicionado funcionando, como testimonio silencioso de una nueva casta emergente. Pero la historia de los símbolos de poder en Cuba es mucho más compleja y ha experimentado profundas transformaciones a lo largo de las décadas.

Antes de 1959, la riqueza se manifestaba de manera tradicional del capitalismo: la posesión de centrales azucareros, extensas cabezas de ganado, y cadenas de tiendas marcaban claramente quiénes eran los poderosos. La Revolución transformó radicalmente este panorama. Con la nacionalización de propiedades y la salida de las familias adineradas, los indicadores de estatus cambiaron drásticamente.

Durante la segunda mitad de los años sesenta, al comienzo del bloqueo estadounidense y antes de consolidarse los vínculos con la Unión Soviética, los símbolos de distinción se volvieron sorprendentemente modestos: poder estrenar zapatos nuevos o tener varios pares para diferentes ocasiones se convirtió en un privilegio notable. Realizar una fiesta de cumpleaños con todos los elementos tradicionales, sin necesidad de "inventos", era ya un signo de posición privilegiada.

La década de los setenta trajo nuevos marcadores de estatus. El poder viajar fuera de Cuba se convirtió en el privilegio máximo, reservado casi exclusivamente para funcionarios gubernamentales y sus familias. Sus hijos se distinguían por pequeños detalles: un maletín escolar de calidad, plumas de colores, juguetes importados con características especiales como "autitos" con puertas que se abrían. Mientras tanto, la mayoría de los cubanos vestían ropas desgastadas y descoloridas, situación que llevó a la importación de telas -mayormente chinas- que, aunque de colores llamativos y diseños repetitivos, transformaron las calles habaneras en un desfile de vestuarios idénticos. Incluso esa “forma de vestir” , no vamos a llamarla moda, se le decía “24 x segundo” parafraseado la cantidad de cuadros por segundo de una película.

Los años ochenta marcaron un punto de inflexión. Tras el éxodo del Mariel, y con el fortalecimiento de las relaciones con el campo socialista, aparecieron nuevas formas de distinción social. Las tiendas comenzaron a ofrecer muebles, electrodomésticos e incluso algunas prendas de marcas internacionales. Una nueva generación de profesionales accedió a ciertos privilegios: créditos para automóviles, acceso a bienes de consumo especiales y, sobre todo, la posibilidad de viajar.

La década de los noventa, tras la caída de la URSS, vio emerger una nueva élite. Los hijos de la clase dirigente, criados con privilegios y contactos internacionales, heredaron propiedades estratégicamente ubicadas que transformaron en negocios lucrativos: casas de renta, restaurantes privados (paladares) y conexiones con el turismo emergente. Esta generación, conocida popularmente como "los hijos de los dirigentes", desarrolló una visión híbrida: ni contrarrevolucionaria ni ideológicamente comprometida, sino pragmática y orientada a los negocios.

Llega la década de los dos mil. Obama por unos meses levanta la prohibición de viajes a Cuba y hasta el mas pinto de las palomas hizo dinero, siempre y cuando tuviera propiedades o cierto capital. Lo que era privilegio se convirtió en algo común para mas personas: viajar, conocer extranjeros poderosos, residir en el extranjero. Los privilegios se transformaron. Ya habían grandes privilegio, medianos privilegios, pequeños privilegios y . . .nosotros, los que no tenemos ninguno.

Concentrémonos en los grandes. Hoy en día se han ampliado las posibilidades de negocios, sobre todo con la importación de alimentos. Y para colmo, hasta este momento en que escribo estas líneas, casi sin pagar impuestos.

¿Quiénes son los nuevos privilegiados?

Fácilmente los detectas con los nuevos signos del poder: autos lujosos, grandes, fuertes que se pasean por el país ostentando, sí, ostentando su posición económica. Al principio se les autorizó solamente vehículos de carga, después, como siempre alguien gana con el rio revuelto, en un país donde falta la gasolina, las energías, la electricidad, proliferan todos esos autos con placas que comienzan con W y P. Es la cara notable de la nueva casta.

 Pero, ¿Quiénes son esos?

Comencemos por lo más difícil de tragar y digerir: los cubanos pobres de hoy son los hijos de los honestos de ayer.

 Los pobres de hoy no es que no tengamos inteligencia, talento o ganas, es que no tenemos capital, y por lo tanto no somos esos que podamos aspirar a tener esos permisos que da el Estado para tener negocios y como consecuencia esos autos de lujos, que como dije es lo visible, la punta del iceberg, y que como una bofetada la sentimos en el rostro. Segundo, la respuesta: ellos son por un lado los hijos y nietos de los corruptos de ayer, de los hijos de los que fueron gerentes o trabajaron en empresas extranjeras, de los que fueron funcionarios del gobierno y que incluso traicionando sus obligaciones y siendo depuestos de sus cargos conservaron sus casas que pudieron rentar y sus contactos en el extranjero. También los hijos de aquello oficiales del gobierno que hicieron buenos trabajos y que por el ambiente en que crecieron, estudiaron y mantuvieron las relaciones con gente importante en otros países y viviendo en el extranjero hacen negocios en Cuba y disfrutan en el capitalismo luminoso dinero que extraen en la Cuba pobre.

Los otros, y aun más delicado desde el punto de vista político: quienes tienen familia en Estados Unidos. Los hay quienes se fueron de Cuba al principio de la revolución, pero ya son muy mayores, la mayoría son emigrados en la década del 1980 que han hecho algo de dinero, no suficiente  para Miami, pero mucho para La Habana y han visto la oportunidad de oro de aprovecharse de casi 10 millones de cubanos con grandes necesidades, sobre todo de alimentos. Usualmente traen mercancías desde Méjico o Panamá, hasta ahora los impuestos muy bajos, abren negocios mayoristas y minoristas, llenan las calles con sus productos de tres a diez veces su valor original, lo venden en la moneda cubana con la que después compran dólares que regresan a Estados Unidos. El noventa por ciento están en contra del gobierno y la revolución misma, y ni tan siquiera lo esconden, solo hay que quedarse un rato en sus negocios y oírlos hablar, pues en su ostentación se creen intocables.

Todo esto hace que al menos algunos del pueblo puedan resolver alimentos y demás. Ha sido por otro lado un salvavidas para el gobierno que cada día más va renunciando a sus funciones como Estado en situación de emergencia alimentaria para que nos vayamos acostumbrando a la selva financiera.

¿Negativo?

Uno, es obvio que se lava dinero, y por otro lado el enorme coste ideológico que genera todo esto. Porque el mensaje es bien claro: los hijos o nietos de personas que se fueron del país, no porque andaban buscando mejores oportunidades para vivir, sino porque eran abiertamente contrarrevolucionarios, llegaron a Estados Unidos y lo que decían que no era posible se hizo posible aunque fuera un poquito y son los que están manteniendo hace rato con remesas a sus familias, y ahora con estas posibilidades. Y los trabajadores, las personas que han estado en las menos malas y las malas, que han echado pie en tierra por la revolución,o sencillamente están atrapados en la Historia y son las que están dando su dinero para que ellos se enriquezcan y vivan en condiciones que un obrero no puede soñar.

La Habana en el verano es un horno, sobre todo en las tardes. Estar dos o tres horas esperando una guagua (autobús) para llegar a casa extenuado y enfrentarse a una despensa vacía, o casi, es duro. Pero mas duro es ver pasar por esa parada de guagua un auto del año con aire acondicionado con placa W, y ni tan siquiera ofrecer un alivio a esos que posiblemente enseñen a sus hijos o sanen a sus padres en los hospitales.

La ironía histórica no escapa a nadie: muchos de los que hoy ostentan el poder económico son descendientes de quienes abandonaron Cuba por oponerse a la Revolución. Mientras tanto, los hijos de quienes permanecieron leales al proyecto revolucionario o fueron victimas pasivas de la voragine historica frecuentemente se encuentran entre los sectores más vulnerables de la sociedad.


Humberto Guia & Maestro en la Habana Whatsapp +5352646921 






martes, 17 de diciembre de 2024

HISTORIAS DE FIN DE AÑO. Un momento en la noche en el malecón

Unos minutos en el Malecón
Entrada de diario

Hoy me senté un rato en el muro del Malecón. No tenía un motivo concreto, solo una especie de cansancio blando, como si el día pesara más de lo habitual. Alguien me dijo una vez que el mundo me pasaría por encima, que yo no tenía ese filo de los que logran cosas grandes. Supongo que no se equivocaba del todo. Pero aquí estoy. He vivido, he comido aceptable, he amado más o menos, he tenido algo de dinero —nunca demasiado, pero lo suficiente para no tener que compartir el último pan. Y he tratado de no hacer daño. Eso debería contar para algo, ¿no?

A veces siento que he ido caminando por los bordes, evitando las avenidas principales de la vida, como quien se pierde a propósito en una ciudad extranjera solo para no tener que llegar a ningún lado. Y me ha gustado. A ratos me he sentido como una estrella de rock venida a menos, sin guitarra ni gira, pero con estilo.

La Habana no es una ciudad, es un recuerdo húmedo. Las calles están llenas de cosas que ya pasaron. No de gente exactamente, sino de lo que dejaron atrás: el olor a su ropa, la risa que se les cayó en una esquina, un deseo mal apagado. Si te detienes lo suficiente, empiezas a escucharlos. Hay lugares donde las memorias son tan densas que te pisan los talones. Y no todas son tristes. Algunas solo están cansadas.

El mar hoy estaba tranquilo. No indiferente —tranquilo. Como si también necesitara un respiro. Me gusta pensar que me entiende, que él también tiene días en que no quiere sostener tanta historia encima. Me dejé despeinar por la brisa sin resistencia, como si el viento pudiera quitarme también algunas dudas.

Lo curioso es que, en medio de todo, no me siento ni exitoso ni fracasado. Solo... existente. Como si estuviera haciendo tiempo hasta que llegue algo, sin saber exactamente el qué. Pero no me angustia. No siempre hay que tener un propósito para estar en paz.

A veces basta con ver el horizonte sin esperar que algo venga del otro lado.


Humberto

Guia Local y Maestro.

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lunes, 9 de diciembre de 2024

ENTREVISTA 2 (A LOS OTROS CUBANOS): SONYA

 








SONYA

Las madres cubanas, igual que todas las madres latinas, son muy posesivas con sus hijos. Nunca comprenden que son solo un vehículo por el cual llegamos los hijos. Recuerdo que cuando tenía más o menos nueve años y recién fallecido mi papá se lo dije a mi madre. Le peinaba sus rizos negros en los que ya asomaban unas canas, le dije que no me quedaría a verla envejecer. Que partiría tarde o temprano de la casa. Quería vivir sola, no quería tener hijos. Sus ojos, que ya estaban cansados, me miraron fijamente y decidieron no creerme. Al menos eso pensé en ese momento, después comprendí que realmente había decidido no dejarme partir, costase lo que costase.

Fue la primera persona que se equivocó de plano conmigo. No sé  por qué creen que mi aspecto de chica linda no contiene una voluntad de hierro. . . o quizás la falta de un corazón sensible. Quieren imponerme reglas, quieren seducirme y atraparme en relaciones. Aunque tengo que reconocer que mi madre me llevó por un camino expedito y sin obstáculos por el sistema de educación, tuve ropas y zapatos en una Cuba llena de escaseces, celebraba los cumpleaños en las piscinas de hoteles de la Habana, compró  a médicos que emitieron certificados para que no fuera a las escuela en el campo. Y así  llegué a la universidad.

Siempre quise estudiar derecho. Ya sé lo que estás pensando. Lo mío no era lo de juicios, presos, defender a ladrones o corruptos. Lo mío era lo de las relaciones internacionales, las corporaciones, el derecho internacional.

¿En Cuba?

Solo espera. Recuerda que fuiste mi maestro, que lo que serían clases por cinco años lo fueron por dos. Tenía planes de otros idiomas y que mientras esperaba para matricular en la Alianza Francesa me diste clases de alemán. Y así cuando entré en la universidad ya tenía un tramo andado.

Así fue que la chica de ojos azules intensos, cabello muy negro con cuerpo de sirena, que tocaba el piano y la guitarra, que sabía tres idiomas además del suyo y que no salía con nadie pasó por los tres primeros años de la carrera. Tenía calificación perfecta, pero como no era participativa en la política sabía que las posibilidades de un buen trabajo directo al graduarme estaba al borde del precipicio. Solo una oportunidad de oro podía salvarme porque hay sacrificios que no estaba dispuesto a hacer. Esas marchas, esos juegos deportivos universitarios, esos sudores interminables solo eran una última opción y siempre a ser evitados.

Y me puse a esperar. En estos dos años que faltaban tenía que aparecer algo importante y debía estar preparada. Y así  fue.

Llegaron unos abogados de un importante bufete de Canadá. Venían a dar un curso de negociación. En aquellos años en la universidad había un plan piloto de idioma francés y los abogados comenzaron su clase hablando en francés. Tímidamente se levantó un brazo. Era la jefa de los jóvenes comunistas: ¿no pudiera hablar en español?

El profesor se bajó las gafas hasta la punta de la nariz, ¿Cómo? A mí me dijeron que ustedes hablaban fluidamente el francés.

El silencio y alguna que otra risa nerviosa fue la respuesta. OK, dijo el profesor, solo se quedan los que puedan hablar fluidamente el francés y el inglés.

Nos quedamos ocho. Y fue brillante. Ocho mentes muy parecidas a la mía, aunque con menos ambición, en el sentido positivo de la palabra. Al final del curso nos dieron una tarjeta de presentación para si quisiéramos contactarlos cuando “visitaramos” Canadá. Todos rieron ante la imposibilidad de ese pensamiento. Todos menos yo, pues hacia mucho que esa posibilidad estaba en el libro de planes de mi vida.

Mi tesis de graduación fue sobre Marcas y Patentes. Principalmente sobre la Coca-Cola en Cuba. ¿Recuerdas que te puse en los agradecimientos? Si, uno de los tres , solo tres. Y en menos de un año estaba en Canadá visitando a mis “amigos”. Realmente aproveché la oportunidad de un evento internacional al que nos enviaron a  un compañero de trabajo y a mí. Al día siguiente me le perdí y fui al bufete. El canadiense a duras penas me reconoció, pero finalmente lo hizo y me ofreció trabajo. Fueron tres años gloriosos, de aprendizajes y de economía. El mundo anglosajón gira alrededor del dinero. Pero yo no gastaba mucho porque había algo que no me dejaba quieta. Era tan ridículo y lo probé todo para quitarme la nostalgia, pero me faltaba Cuba.

¿mi madre? No resistió mi partida. Es decir, ella pensaba que habría retorno de aquel viaje y cuando la llamé para decírselo me amenazó con matarse. No pensé que lo haría, pensé que sería solo uno de esos chantajes, pero lo hizo. Agradezco mucho a los vecinos que la enterraron. Lo que no pudo lograr mi madre lo hizo la nostalgia por cosas que aun hoy no entiendo.

Regresé como representante de compañías canadienses en Cuba. No pude recuperar mi apartamento, pero tengo otro, y otras cosas que la gente llama prosperidad. Lo importante para mí es el reto y estar libre de ataduras, sobre todo sentimentales. ¿Cuba? Está en un punto crítico , no se le perdona ciertas cosas. Y miro a los cubanos caminar hacia la luz y otros hacia el precipicio. Sobre todo ese coqueteo que tienen los artistas e intelectuales con ese enemigo histórico de Cuba. Si yo, que me encanta la sociedad de mercado y sus ventajas me doy cuenta, ¿Cómo ellos no?.Los tontos del cuento que después estarán llorando por los rincones, pero si hay que vivirlo, hay que vivirlo.

Me gusta de Cuba  el clima, sus playas, su energía intrínseca, pero los cubanos en su mayoría no. Pero hay algunos que pueden hacer la diferencia, es una pena que hayas decidido mantenerte al margen de tantas cosas, pudieras hacer la diferencia, pero quizás en ese aspecto pienses como yo, o como diría un amigo: pensar que sus votos valen igual que el mío. Ese es el gran error en mi opinión.

ENTREVISTA 1: RAFAEL

domingo, 10 de noviembre de 2024

ENTREVISTA 3 (A LOS OTROS CUBANOS): ABEL

 ABEL

Ya sabes, mi nombre es Abel.  Salí de Cuba en el año 2000 cuando recién me graduaba de economía. Realmente aguanté hasta el final de la carrera a duras penas. Ya no resistía tantas escaseces, tanto calor en todas partes, tanto marginal en todos los niveles. Gente vulgar y fea. La fealdad era como una sombra funesta que conquistaba cada vez más terreno. Quería irme a un país rico y donde la mayor parte del tiempo hubiera frio, o al menos hubiera aire acondicionado en todas partes. Asocio el calor con la pobreza. El sudor, los olores fuertes, el desgaste ante cualquier esfuerzo aunque sea mínimo. Y en Cuba sobra todo eso. Lo de país rico era para llegar a un lugar donde ya todo estuviera hecho y no en perpetua y estéril construcción .

Llegué a Canadá y el único trabajo que encontré fue limpiando pizzerías en la madrugada. Tres pizzerías cada noche. Así por casi dos años, hasta que una tarde de un día libre conocí a Paul enseguida nos llevamos bien y nos fuimos a vivir juntos al mes. Le conté mis sueños de un día llegar a Cuba como un hombre rico y restregarles a todos los comunistas de mi cuadra mis éxitos. Le prometí llevarlo a Cuba por todo lo alto.

De manera corta: me consiguió un trabajo en la compañía donde trabajaba. Me fue tan bien que en un año me enviaron a un curso en España para nuevas técnicas de administración y su relación con los bancos. Al terminar el curso presenté una solicitud en el Banco Interamericano de Desarrollo que estaban buscando empleados para sus oficinas en Haití. ¿Haiti? Pues sí, pero allí aprendí que en todas partes (menos en Cuba posiblemente) había grandes supermercados, edificios imponentes de bancos, clubes para los ricos y un mundo separado por clases. Mucha comida basura para los pobres, mucha comida buena para los que podían pagarla. Si al menos en Cuba fuera así. En fin, tremendo salario y por poco pierdo la vida porque a los seis meses ocurrió un terremoto que dejó   al país más en ruinas aún, si fuera posible. Me pagaron una buena compensación y me enviaron a trabajar a Perú. Allí estuve tres años, en Méjico tres más, y desde entonces en Miami y Houston. Ya sabes, mucho dinero. Saque’ de Cuba a mi madre, mis dos hermanos y a mi abuela. A mis hermanos les busqué buenos trabajos, a mi madre y a mi abuela las hice viajar por los cinco continentes. Otro día te cuento. Pero Cuba no se me quitaba de la cabeza, es decir tenía algo pendiente.

No, no era cuestión de ninguna venganza, al menos no de ese tipo, es que quería tener ciertas satisfacciones. Después que murió mi abuela vendí mi apartamento en Canadá, me separé de Paul y me instalé definitivamente en Miami.  Me gusta, excepto por los cubanos de allí, es la misma escena patética de Cuba, pero en un espejo invertido. Mucho ruido, juegos de dominó y políticos viejos encadenados en el pasado que arrastran a los que llegan a cumplir la vendetta política.

Regreso a mi vida. Viajé nuevamente a La Habana en el 2015. Muchos sentimientos encontrados, pero ya sabes, tenía mis convicciones y mis sueños. Para colmo el gobierno cubano mostraba signos de debilidad, es decir, ellos decían construir puentes a los emigrados para que colaboraran de cualquier manera o regresaran a Cuba. Tontos, es como entregarle la pala al sepulturero. Parece mentira que no nos conozcan. Y es cierto lo que dices de que tu sufrimiento no nos hace vencedores , pero también es cierto que la venganza es un plato que se come frio.

Compré dos apartamentos en La Habana. Para rentar habitaciones a turistas que yo mismo traería de manera indirecta a Cuba. Le vendería lo mejor del país, y como debe ser, la mejor parte para mí. A los tres años me aburrí porque hasta para conseguir papel sanitario era un problema, muchas cosas las traía de Miami, y con esa intuición que Dios me dio decidí vender los apartamentos. Además, no sé por qué, pero hay cada vez más negros, eso no puede traer algo bueno, al final habrá un problema serio con eso, seguramente quemaran cosas en las calles y se meterán en las tiendas. Creo que será la venganza del comunismo en Cuba para el futuro sin ellos.

En todo caso, quise encontrarme contigo para despedirme. Quizás algún día nos veamos por alguna parte del mundo. No regreso a Cuba más, ni aun sin el comunismo, no vale la pena, esto siempre será lo mismo, por lo menos en el tiempo que me resta de vida, se lo digo a una prima que me queda por acá, me tiene harto con que ama a Cuba, solo le envío dinero por mi madre, que si no se conformara con lo que dan por esa libreta de racionamiento. Todavía me pregunto cómo has podido no solo sobrevivir aquí , sino mantenerte cuerdo.

¿mi patria? Ese es un concepto del pasado, atrasado, ya el mundo es casi uno solo, es una apariencia de tantas cosas incluidos esos conceptos de soberanía, patria, independencia. Pero no te pongas triste, el mundo va en esa dirección cada vez más y en dos décadas, pues nada.

Historia de cubanos. Gonzalo 

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ENTREVISTA 1: RAFAEL

jueves, 10 de octubre de 2024

ESCLAVO COME CROQUETAS, ASI NOS VEN

 Dos introducciones para comprender mejor. Y leer hasta el final, que siempre pueden ser sorprendentes. 

Hace algunas semanas un cubano, o una cubana, viviendo en Cuba, publicó en Facebook una foto con sus brazos con algunas quemaduras leves. En el texto de las fotos se decía que esas quemaduras fueron hechas porque estaba friendo unas croquetas que se venden muy baratas y que al ponerlas en el aceite caliente saltaron de la sartén. Allí venían una serie de insultos al gobierno que vendía esas croquetas que debían ser comida para animales y no para personas. Ciertamente las redes se hicieron eco de ese post (sí, nosotros nos quejamos del precio del helado y de las croquetas ya que nos faltan los secuestros, los narcotraficantes y los asesinatos en masa) y poco a poco se le añadieron más elementos y se compartió mucho entre cubanos emigrados y sus amigos extranjeros. Como información de primera mano quiero decir que yo también las he comprado, frito  y comido sin tener esa mala suerte, pero quizás me tocaron las menos saltarinas de todas. No obstante, malas son, pero en Cuba comemos los que haya a la mano no los que queremos.

La otra introducción es que en el transcurso de todos estos años trabajando como guia he conocido a muchos extranjeros , algunos de ellos personas interesantísimas y curiosas en los por qué de las cosas. Con ellos acostumbro a intercambiar por whatssap y telegram, y a su vez me añaden a sus grupos de debate que tienen entre amigos y colegas. Realmente no me gusta opinar sobre otra realidad ajena a la mía (cosa que no hacen con nosotros y con Cuba) porque hacen falta muchos elementos más allá de las agencias de noticias que tratan de llevarnos en direcciones muchas veces ajenas a la realidad. Nosotros los cubanos lo sabemos muy bien. Pero al vivir en Cuba me consideran marxista, comunista, intolerante y esperanzado en una realidad vana que según algunos de ellos “esta’ anclada en la miseria material”. En otras palabras, soy la fuente de contraste y el punto de vista de un proletario resentido de un país pobre.

A veces me pregunto si alguien realmente me conoce. Menos mal que la mayoría me considera buena persona (aunque sea una pena que sea comunista, según ellos).Que tontería. 

Así que frecuentemente , cuando las conversaciones se estancan sale a relucir el tema de las croquetas. Por ejemplo, ayer. Un colombiano me pregunta sobre cómo veía yo desde mi punto de vista la situación en Colombia. Con mucho tacto (ya saben que las conversaciones de Paz entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país fueron en Cuba) le expreso mi opinión. ¿Respuesta? “Es que lo importante para nosotros es evitar el comunismo y no terminar comiendo todos solamente esas croquetas voladoras que comen todos ustedes todos los días”

Otro momento, un cubano que hace tres años que se fue de Cuba. Aquí lo conocí, inteligente, trabajaba en un banco y supongo que en el medio de una crisis existencial decidió  quedarse en Miami. Allí trabaja cuidando a una persona mayor, vive en una habitación de 5x4 sin cocina. Trabaja todos los días por 10 horas. No ha podido reunir todavía para un viaje, para una gran cena en un restaurante, para un fin de semana en un hotel. Pero es libre, me dice. En los primeros momentos de la pandemia usaba mascarilla con un pomo de agua mineral de 5 litros modificado donde metía la cabeza para no contagiarse. Ahora no usa nada, a la mascarilla le llama bozal, porque lo que quieren los poderes ocultos es que nos envenenemos con nuestro propio CO2 y no cogerá el virus porque según él no forma parte de su realidad. Y por supuesto no se vacunará porque no quiere que le implanten nanotecnología en su cuerpo. Y por cierto cuando conversamos por whatssap nunca dice “vacuna” sino “inyección” para que los algoritmos de Facebook y la CIA no lo detecten como negacionista y uno de esos seres que quedara’ libre una vez que todos seamos controlados por los microchips de Bill Gates. Y claro, de todos modos se siente muy bien viviendo en un país donde no existen esas terribles croquetas “matagente”


Y finalmente la guinda. Un amigo de Méjico me invita a su grupo a escuchar y expresar sus opiniones sobre las elecciones de medio término en su país. Todos de clase media, con negocios más o menos grandes. Todos contra el presidente. Yo escucho y escucho, hay cosas que no entiendo muy bien. Me piden mi opinión, pero antes debo hacer algunas preguntas. Parece ser que incómodas, de cualquier modo Méjico es una democracia burguesa bien establecida y al sur de Estados Unidos. Blindada. Pero mis preguntas generan cierta hostilidad. Poco a poco comienzan a hablar de Cuba, ¿Por qué? No los sé si era sobre Mejico, quizás para sentirse mejor en su abundancia material. Yo dejo de responder. Pero no olvidan y de repente salta una voz agresiva que pregunta: ¿Y quién invitó al esclavo come croquetas a este grupo?

Solo me dio por reír. Los sé, es denigrante ser llamado así, ser visto así. Pero muchas cosas hay que vivirlas para comprenderlas, y no obstante  muchos no lo hacen. Otras veces no hay nada que comprender, solo sobrevivir. Otros fueron hasta ayer come croquetas y hoy que tienen mejor suerte lo olvidan y desprecian a su gente y ponen un precio muy alto, incluida la traición y el crimen, por dejar de comer croqueta y comer faisán.  









Humberto

Guia Local Y Maestro.

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LEYENDO EL PERIODICO EL PAIS

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jueves, 3 de octubre de 2024

ESPARTA - CUBA

  Tanto Esparta como Cuba han demostrado una notable capacidad de resistencia y perseverancia frente a desafíos significativos y a la presión de potencias más grandes. Hay algunas características que ayudaran a comprender lo que muchos tratan de no ver.


Esparta era conocida por su sociedad altamente militarizada. Los espartanos eran famosos por su resistencia y disposición a sacrificarse por su ciudad-estado. La vida en Esparta era austera y enfocada en la autosuficiencia. Los espartanos valoraban la simplicidad y la fortaleza física y mental.


Cuba ha enfrentado décadas de embargo económico y presión política, especialmente por parte de Estados Unidos. A pesar de esto, ha mantenido su soberanía y ha desarrollado sistemas de salud y educación reconocidos internacionalmente. Al igual que los espartanos, los cubanos han mostrado un fuerte espíritu de sacrificio y resistencia. La Revolución Cubana es un ejemplo de cómo un grupo relativamente pequeño pudo desafiar y derrocar a un régimen apoyado por una potencia extranjera.
La vida en Cuba ha requerido una gran dosis de creatividad y autosuficiencia debido a las limitaciones económicas y de todo tipo. Los cubanos han aprendido a hacer mucho con poco, desarrollando soluciones ingeniosas para superar las dificultades diarias.


Similitudes; tanto Esparta como Cuba han resistido la influencia y la presión de potencias más grandes, manteniendo su identidad y autonomía. Ambas sociedades valoran el sacrificio personal por el bien común y han demostrado una notable valentía en tiempos de crisis. La austeridad y la autosuficiencia son características compartidas, con un enfoque en la fortaleza interna y la capacidad de superar adversidades con recursos limitados.


Diferencias Clave

 Mientras que Esparta se centraba en la formación militar y la guerra, Cuba ha puesto un fuerte énfasis en la educación y la salud pública. La Revolución Cubana llevó a una serie de reformas sociales que priorizaron el bienestar civil sobre el militar.

Esparta existió en un contexto de ciudades-estado griegas en constante conflicto, mientras que Cuba ha navegado las complejidades de la política global moderna, especialmente durante la Guerra Fría, y hoy en dia resistiendo hasta la clasificación como Estado que promueve o apoya el terrorismo, con todo lo que esto implica.

Legado y Cultura

 El legado de Esparta se encuentra en su cultura de disciplina y sacrificio, que ha sido inmortalizada en la literatura y el cine. La frase "Vuelve con tu escudo o sobre él" sigue siendo un símbolo de valentía y lealtad.
El legado de Cuba se refleja en su resistencia cultural y su capacidad para mantener su identidad a pesar de las presiones externas. La música, el arte y la literatura cubana son reconocidos mundialmente y celebran la resiliencia y la creatividad del pueblo cubano.
Ambas sociedades, aunque separadas por milenios y contextos muy diferentes, comparten una admirable capacidad de resistencia y un fuerte sentido de identidad. Esparta y Cuba han demostrado que la determinación y el sacrificio pueden permitir a una nación pequeña resistir la influencia de potencias mayores y mantener su autonomía y cultura.

HUMBERTO . GUIA Y MAESTRO EN LA HABANA

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jueves, 27 de junio de 2024

CUBA EN EL DEPORTE.

Cuba es una nación con una rica tradición deportiva y ha sido especialmente exitosa en los Juegos Olímpicos. Desde su primera aparición en los Juegos Olímpicos de 1900, Cuba ha ganado un total de 84 medallas de oro, 69 medallas de plata y 82 medallas de bronce en diversas disciplinas. Nuestros atletas han logrado éxitos notables en deportes como el boxeo, el jiu-jitsu, la gimnasia, el voleibol, el atletismo, la lucha libre, el taekwondo y la esgrima, entre otros. 

A pesar de enfrentar dificultades económicas y políticas, Cuba ha mantenido una fuerte tradición deportiva y ha enviado equipos a cada edición de los Juegos Olímpicos desde 1964. En la mayoría de los casos, los atletas cubanos han demostrado una gran capacidad para competir al más alto nivel, y han obtenido medallas en varios deportes. 










Es importante tener en cuenta que el éxito de Cuba en el deporte se ha logrado en gran medida a pesar de las dificultades, y que los atletas han tenido que superar muchos obstáculos y limitaciones para llegar a la cima de sus deportes. A pesar de esto, Cuba sigue siendo una nación respetada y temida en el mundo del deporte, y su legado en este campo seguirá siendo una fuente de inspiración para muchos atletas en el futuro.

Cuba ha tenido un destacado desempeño en los Juegos Olímpicos y ha dejado una huella significativa en el deporte mundial a pesar de ser un país relativamente pequeño. Desde su primera participación en los Juegos Olímpicos en 1900, Cuba ha ganado un total de 235 medallas olímpicas, ubicándose consistentemente de primera entre los mejores países de América Latina y el Caribe.

Cabe destacar que el sistema deportivo en Cuba es altamente centralizado y cuenta con un enfoque riguroso en el desarrollo de talento desde edades tempranas. El país ha invertido significativamente en la infraestructura deportiva y en la formación de atletas, lo que ha contribuido a su éxito en competiciones internacionales, incluidos los Juegos Olímpicos.

A pesar de su éxito en los Juegos Olímpicos, Cuba ha enfrentado desafíos en los últimos años. La falta de recursos económicos, la emigración de algunos atletas destacados (lease robo de talentos como consecuencia del bloqueo de Estados Unidos) y la creciente competencia a nivel mundial han impactado en cierta medida su rendimiento deportivo. Sin embargo, Cuba continúa siendo un competidor respetado y ha logrado mantener una presencia destacada en el ámbito deportivo internacional.

1) Tenemos al saltador de altura mas grande de la historia. Javier Sotomayor.

2) Tenemos al único atleta que ha ganado la prueba de 400 y 800 en una misma olímpiada. Alberto Juantorena 

3) Tenemos el único equipo de voleyball en ganar tres olimpiadas consecutivas. Femenino 

4) Tenemos a la mejor jugadora de volleyball del siglo XX. Mireya Luís 

5) Tenemos al mejor entrenador de volleyball del siglo XX. Eugenio George.

6) Tenemos dos boxeadores con tres medallas olímpicas consecutivas. incluyendo el mejor boxeador amateur de la historia. Teófilo Stevenson y Félix Savon.

7)Y ahora tenemos al mejor luchador clasico de la historia y único atleta en ganar cinco olimpiadas consecutivas en un deporte individual. Mijaín López 

8) Tenemos atletas y entrenadores cubanos formados en Cuba en 23 delegaciones de otros países en los juegos Olímpicos y muchos de ellos con medallas

9) tenemos el primer lugar en el medallero histórico de los juegos Olímpicos en América Latina.

Somos una isla de 11 millones de cubanos.


Medallero histórico de los Juegos Olímpicos de verano

Olympic flag.svgActualizado hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, incluidos.5

Núm.PaísOroPlataBronceTotal
1Bandera de Estados Unidos Estados Unidos (USA)10698427442655
-Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética (URS)3953192961010
2Bandera del Reino Unido Reino Unido (GBR)292324315931
3Bandera de la República Popular China China (CHN)262199173634
4Bandera de Alemania Alemania (GER)239267291797
5Bandera de Francia Francia (FRA)231256285772
6Bandera de Italia Italia (ITA)222195215632
7Bandera de Hungría Hungría (HUN)182156177515
8Bandera de Japón Japón (JPN)169150180499
9Bandera de Australia Australia (AUS)162170209541
-Bandera de Alemania Alemania Oriental (RDA)153129127409
10Bandera de Suecia Suecia (SWE)149177181507
11Bandera de Rusia Rusia (RUS)148130153431
12Bandera de Finlandia Finlandia (FIN)10486120310
13Bandera de los Países Bajos Países Bajos (NED)98106125329
14Bandera de Corea del Sur Corea del Sur (KOR)9691100287
15Bandera de Rumania Rumanía (ROU)9097121308
16Bandera de Cuba Cuba (CUB)846982235
17Bandera de Polonia Polonia (POL)7591140306

HUMBERTO
GUIA LOCAL & MAESTRO EN LA HABANA
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