En el año
2000 mi padre enfermo’ de cáncer.
Cuando parecía
que las cosas en alguna medida mejoraban comenzaron no solo los años más difíciles
de mi vida, sino los de las decisiones más importantes. Tener cáncer en la Cuba de entonces, y aun
hoy, fue muy difícil. Y cuando el cáncer es en la garganta más aun, en el
momento en que no solo escaseaban los alimentos sino que era imposible, cero, conseguir
algo de calidad, suave al bajar por la garganta.
No entraré
en detalles dramáticos. Hay muchos. Renuncié a una vida mejor, a ofertas de
trabajo, comprendí muchas cosas y otras aun hoy están ahí, inexplicadas. Quizás
si entonces hubiera tenido los amigos que tengo hoy en día todo hubiera sido más
fácil. Ese no es el punto de esta
historia.
Seré breve.
Las personas
que necesitaba que aparecieran en aquel momento de alguna manera lo hicieron. Una
de ellas me trajo un galón de extracto de jugo de mango y un saco de viandas
para hacer puré unas horas después de la cirugía de mi papá. La estancia en el
hospital seria de un mes y ya había podido conseguir algunas cosas y tenía el
congelador ocupado. Así que acepté el ofrecimiento de una vecina, balcón con balcón,
de guardarme en su refrigerador el galón de extracto y las viandas.
Pasó el mes. En lo que nos ajustábamos a la nueva
realidad pasaron unos días. Entonces la llamé por teléfono para que me pasara
por el balcón lo que tenia guardado en su casa.
Mi sorpresa
fue grande cuando la veo venir con una botella de refresco y una pequeña bolsa
con máximo cinco o seis malangas ennegrecidas. Le pregunté por el galón y con expresión
sorprendida me dijo que yo le había dado solamente eso, que quizás estaba
confundido, pero que ella recordara eso era todo.
Estaba tan
agobiado y necesitado que solo tomé las cosas y en mucho tiempo les dirigí la
palabra, y aun después de ese tiempo largo fueron solo dos o tres veces y por
esas razones que en Cuba solo existen y que es imposible aislarse y no depender
en ciertos momentos aun del más grande enemigo.
¿Por qué cuento
esto? Es que las personas, casi todos, vivimos experiencias terribles en alguna
medida, y en esos momentos debemos tomar decisiones que nos pueden elevar a las
más altas categorías como ser humano, aun en el anonimato, o las más bajas, sumergiéndonos
en la mezquindad e incluso en la barbarie.
Cuando hay
grandes necesidades hay también grandes momentos de alcanzar la cima, de
renunciar al egoísmo, de ser honestos aun al costo de nuestros sufrimientos, de
pensar en el prójimo más débil o enfermo, de pensar que si somos fuertes, jóvenes
o favorecidos con algún talento en particular tenemos la oportunidad de un
mañana y que quizás el otro no lo tenga.
Sei un grande amico mio carissimo! Siempre te recordarè! Un abrazo inmenso Humberto 🤗🌺🍀🍀🍀
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