miércoles, 3 de enero de 2018

ARREPENTIMIENTO


Hay filmes que le dejan una huella a uno en el corazón o el cerebro. Sobre todo esos a los que no se publicita, pequeños de presupuesto, pero importantes en el momento en que fueron hechos.
Este el caso de ARREPENTIMIENTO, una pelicula del ultimo año de la existencia de la Union Sovietica como Estado.

Un hombre muere. No es un hombre común. Es Varlám Aradvidze, el alcalde del pueblo. Un pueblo de la República (ex soviética )de Georgia.
En el periódico aparece una extensa nota necrológica de este hombre que todo parece indicar era amado por su pueblo.
Se le entierra con todos los honores. Todas las tumbas del cementerio están sin flores. Solo el mármol negro o blanco. Sin embargo la de Varlám es un manto de flores rojas enviadas por todas las organizaciones, amigos y parientes.
Llega el nuevo día. Pleno de sol y de un acontecimiento extraño: el cadáver de Varlám aparece de pie en el jardín de su casa para el espanto de sus familiares; hijo, nuera y nieto.
Y de vuelta al cementerio, pero esta vez se le entierra de noche, a escondidas. Pero no vale de nada, al día siguiente sucede lo mismo.
Proponen entonces que se ponga una reja de hierro cerrada con un candado alrededor de la tumba. Tampoco esto sirve de mucho. El alcalde reaparece en el jardín con la cadena y el candado al cuello.
La indignación ante los hechos hace que la policía y los familiares monten guardia en el cementerio para capturar al violador de tumbas.
Es el nieto de Varlám quien se encarga de hacer la primera ronda, y también es quien primero se sorprenderá de saber: la violadora de tumbas es una mujer.
Comienza el juicio. Un juicio de fanáticos con una sentencia ya prevista. Pero a insistencia del abogado defensor se accede a escuchar los motivos que tenia esta mujer para sacar de la tumba al ‘querido’ Varlám, alcalde la ciudad.
La mujer no tiene cara de estar arrepentida, es mas sus primeras palabras es que lo desenterraría 100 veces si fuera necesario. Y entonces cuenta su historia personal, ese misterio que todos nos empeñamos en descifrar.
Todo comenzó cuando ella tenia 8 años. Su padre, el pintor Baratelli, que no se interesaba por la política y por lo tanto no rindió pleitesía al nuevo alcalde electo ese año: Varlám Aradvidze.
Varlám, hombre hipócrita y vil se esconde siempre detrás de una sonrisa calida. Culto e inteligente, pero fanático y rencoroso. El tipo de hombre que necesitaba Stalin. El tipo de asesino que quizás era Stalin mismo. El tipo de hombre que no olvida ni perdona, y al cual le deben mucho los políticos de Moscú. Gracias a hombres como él todos los enemigos, reales o potenciales, fueron hechos prisioneros, enviados a Siberia a campos de trabajos forzados y de una forma u otra eliminados.
El pintor Baratelli, padre de Ketty, la violadora de tumbas, fue hecho prisionero y deportado. Desapareció para siempre.
Todos los días miles de personas hacen una cola ante un ventanillo. Cuando llegan a él enseñan el carné de identidad para saber de sus familiares. Desde dentro se escucha una voz sin matices, insensible a las súplicas que responde solo de dos maneras: ‘deportado y sin derecho a comunicación’ o recogen el paquete de ropas y alimentos que lleva la familia. Si la respuesta es la primera entonces no hay esperanzas, el familiar murió. Ketty estuvo con su madre muchas veces y después sola en esa línea humana que parecia no acabar.
O a veces participaba en esa locura que ocurría cuando pasaba por el pueblo algún tren con un cargamento de árboles talados provenientes de remotas regiones. En ellos los prisioneros grababan sus nombres, las fechas y su pueblo o ciudad. Esos cargamentos pasaban por muchos lugares antes de alcanzar sus destinos. El dolor lo acompañaba hasta el último momento. Las madres, esposas y esposos, hijos, salían esperanzados cuando encontraban el nombre amado.
Después de a su padre, al poco tiempo, se llevan a su madre. La dulce, sensible y sobre todo cristiana Ninó desapareció para siempre también. Su culpa: ser fiel a su esposo y a su fe.
El pintor Baratelli fue preso, y muerto por defender a un templo cristiano antiguo contra las manos de Varlám. El templo fue demolido. Baratelli , como símbolo renace en las acciones de su hija. La gente no puede ni debe perdonar.
Al saberse la historia tal cual fue, el mismo nieto de Varlam desentierra a su abuelo y después , por vergüenza, se suicida.

Escena final: Ketty parada en la ventana ve venir a una anciana calle arriba. Se detiene y le pregunta si por allí se va al templo Ketty le contesta que esa es la calle Socialismo y que no conduce al templo. La anciana se encoge de hombros y dice: ¿para qué sirve un camino si no lleva al templo?



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1 comentario:

  1. ¡Qué historia! ¿Cuantos Miles, millones vivieron ese infierno?

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