¿Cómo puede una sociedad entera caer en un estado de neurosis colectiva? ¿Cómo pueden los individuos de una sociedad pedirle y hasta exigirle a sus gobernantes que instauren unas leyes rayando en tiranía o dictadura de cualquier tipo?
Y aunque la palabra dictadura viene de la Grecia clásica, hoy
en día tiene un tinte negativo.
Dicen los estudiosos de la sicología de las masas que esto se
puede lograr cuando se reúnen cuatro condiciones:
1.
La sociedad está completamente dividida y los lazos
humanos se han debilitado o roto.
2.
Existe un sentimiento generalizado de falta de propósito
y sentido
3.
Los niveles de miedo y ansiedad son alarmantes
4.
Los individuos se han vuelto extremadamente agresivos
y hostiles entre ellos sin motivo aparente
Cuando estas condiciones están dadas solo falta un último
paso: que toda la sociedad fije su atención en un único foco de miedo, y que
sus vidas, día tras día, giren en torno a ese punto focal provocando una
neurosis colectiva donde puedan ser manipulados y se logre que hagan cosas que
resultan ser irracionales o incluso perversas.
Al hablar de este tema resulta curioso que casi todos
catalogan este tipo de información de falsa y hasta peligrosa. Ciertamente los
argumentos contra estas ideas solo son insultos, o infantiles, o muy a la
defensiva.
¿Cuba? Seguramente les vino a la mente. Y si bien es cierto que
los puntos todos, o casi todos, tiran de ese lado , y sobre todo en la parte
de la prensa americana , en las dos primeras décadas
de la revolución y de Fidel Castro, las cosas sucedieron sin tanta teoría o comprensión.
El pueblo cubano le pidió a Fidel castro que fuera el dictador de Cuba, es
decir, el hombre que se encargaría del gobierno y sus destinos individuales, por
tanto, hasta que el conflicto con Estados Unidos permitiera reanudar, por
ejemplo, elecciones multipartidistas.
Pero estoy pensando en algo más reciente.
Muy anterior a estas dos últimas crisis, la pandemia y la
guerra entre Rusia y Ucrania, ya se notaba que estaban creadas las cuatro condiciones
anteriores. Los vínculos humanos ya estaban bien deteriorados en la mayoría de
los países con altas divisiones ideológicas. Paradójicamente había aumentado
mucho el aislamiento social en una época de gran conectividad. Un gran número
de personas consideran que sus vidas carecen de propósito y significado. Solo en
Europa las encuestas indican que el 40% de las personas consideran que sus
trabajos no tienen sentido y que debido a ello su día a día es casi un estado
de sonambulismo. Y nada más que revisando las redes sociales podemos notar que
los niveles de frustración y agresividad están por las nubes, donde el simple
hecho de expresar una opinión puede dar lugar a linchamientos públicos y la aniquilación
de la reputación.
Todo esto ha creado en los individuos modernos un estado
mental vulnerable, una tensión interior que la mayoría no sabe cómo resolver. Y
la llegada de estos nuevos focos de atención (de miedo) absorbió la atención de
la sociedad de manera obsesiva y prolongada proporcionando el alivio que subconscientemente
se buscaba.
Y ese es el drama, el individuo al no saber en qué consiste
su angustia y como solucionarlo se le hace extremadamente difícil de soportar. Cuando
sucedió lo de la pandemia muchas cosas se pusieron en marcha.
Dio la impresión de que estudios y procedimientos que estaban
listos en los círculos de poder aprovecharon la oportunidad para ser puestos en
ejecución. Y así, donde antes estaba un vacío sicológico que cada uno
experimentaba a su forma se creó una narrativa común que a su vez creo un propósito
compartido y trajo de vuelta esa conexión con otros humanos que ahora sí
estaban pasando por lo mismo. Millones y millones de personas que antes no tenían
nada que los uniera, ahora estaban nuevamente juntas en una lucha heroica contra
el objeto de la ansiedad (el COVID).
Y creo que en muchos momentos las sociedades, sobre todo
europeas, fueron un campo de estudio al pedírsele acciones que antes eran
inimaginables y que antes al 2019 considerarían dictatoriales. Y no solo eso,
sino que incluso gran parte de la población exigió que las medidas se endurecieran. Surgió en la
sociedad un nuevo tipo de solidaridad y de significado, porque la gente no
compra toda la narrativa oficial porque piense que sea la correcta sino porque
dio sentido y orden a sus vidas.
Y ese fue el ensayo a lo que vino a continuación: la guerra
entre Rusia y Ucrania , y las sacrificios que le pedirán a sus ciudadanos para
lograr el debilitamiento de una potencia que es la única capaz de hacerle
frente al poderío occidental en el mundo.
Pero eso es todavía, o casi, especulación.
Me viene a la mente Assange.
La cuestión es, ¿Qué sucede con los que cuestionan la
narrativa dominante? Pues son el elemento tangible hacia el cual canalizar la
violencia y frustración que ya formaban parte de la sociedad antes. Ahora los
que controlan los medios y los poderes económicos saben el cómo y hacia donde
canalizar la rabia contenida. Los que plantean otras opciones van contra el
bien común y merecen el ostracismo, el encarcelamiento, el secuestro de sus
propiedades y la confiscación de sus cuentas por su falta de solidaridad con la
mayoría.
Es decir, todo esto nos indica que hay un terror sicológico que
se alivia con una construcción de historias y amenazas cuestionables en muchos
niveles. Visto desde la distancia, lejos
de los círculos de poder como estamos en Cuba, nos parece hasta lógico que
tales cosas hayan sucedido y sucedan. Considerando las estadísticas oficiales
de los países desarrollados que son los que se involucran en guerras y bloqueos
es totalmente comprensible que esos seres sin vínculos sociales, sin propósito,
ansioso y lleno de rabia contenida anhelen formar parte de la masa.
Por supuesto todo esto no hubiera sido posible sin los
grandes medios de prensa y las grandes tecnológicas. Poco a poco en el tiempo
las cuatro condiciones básicas fueron creadas por ellos, abonaron el terreno,
poco a poco fueron creando miedos, neurosis, ansiedad, generando división y
creando un tipo de individuo (ya hoy en mayoría) que los hace fácilmente susceptible.
A pesar del gran alcance cognitivo que tiene internet, por ejemplo, han
estrechado toda esa realidad a un solo punto de vista de análisis dejando fuera
al resto y logrando que la gente se vuelva insensible a lo que esta fuera de ese enfoque de miedo. Han roto
el razonamiento lógico mediante la aceleración de la velocidad de la información
y la distorsión de la misma para que sea imposible de abarcar racionalmente.
Han descubierto que la masa anhela la repetición de los mismos mensajes simples
y fáciles de entender, nos acorralan con sus gráficos, números y repeticiones. Deshumanizan las voces disonantes bajo la excusa del bien común.
Necesitamos urgentemente reconstruir los lazos humanos, pero
eso conlleva no pocos sacrificios intelectuales mayormente. Si bien es cierto
que todo el que dice una locura no debe ser creído, también debemos desarrollar
la capacidad de análisis para rectificar.
Regresando a Cuba. Desde hace ya casi una década los ciudadanos
cubanos pueden entrar y salir del país cuantas veces quieran (o puedan); pueden
tener, comprar y vender propiedades. Pueden tener acceso a internet las 24
horas del día. Pero resulta que somos ahora los cubanos los que vamos contra el
camino de la mayoría. Es difícil obtener un visado al mundo desarrollado, es difícil
de importar productos y mercancías por el embargo americano y otras trabas difíciles
de sortear, se cambió la constitución a la que desprestigian, se está por aprobar
un nuevo código de familia para aumentar los derechos de los ciudadanos y
legalizar la diversidad y se promueven campañas para que los cubanos voten por
el NO en el referéndum. En fin, lo que siempre digo, seguir el camino propio, quizás
sucumbir o quizás triunfar, pero importante es mirar muy de cerca a los círculos
de poder mundiales, al menos para esquivar los golpes.
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