Un cubano en un país comunista. Un cubano en un país capitalista. Un cubano en la selva colombiana. Un cubano atravesando los mares sobre una tabla o abandonado en un una isla por traficante de personas. Un cubano cruzando el Rio Bravo. Un cubano en el Royal ballet de Londres. Un cubano en una cola de seis horas para tener algo que comer esta noche. Un Cubano campeón Olímpico. Un cubano cosmonauta. UN cubano campeón mundial de ajedrez. Un cubano puede estar en cualquier parte.
Cuando comencé este blog no pretendí nunca que fuera un informe
detallado de lo que sucedía en Cuba . Ni tan siquiera lo que me sucedía a mí
mismo. Durante un tiempo fue un depósito de recuerdos, un ejercicio casi simpático
para en unos años recordar cómo pensaba unos años atrás.
Después, sobre todo cuando fui conociendo personas de otros países
, fue una historia, una aclaración de nuestra forma de ver las cosas, de hacer
las cosas, que casi siempre quedaba en la incomprensión.
Y ahora una nueva etapa. Será un relato de experiencias
personales o de personas que viven muy cerca de mí. Geográficamente y del corazón.
Unos relatos en la soledad, pero no obstante, experiencias que hemos sufrido
millones de cubanos una y otra vez en un ciclo que parece interminable. Estos
dos años de pandemia, aislados dentro del aislamiento, solo podían dar como
resultado lo que está ocurriendo: una estampida ante el miedo a la
incertidumbre.
Serán historias de un superviviente. Posiblemente no cuente
historias de grandes hechos, algunos horrendos, pues ya de eso se encargan
otros, sino que me detendré en los pequeños sufrimientos o detalles diarios que
quizás ayuden, al que quiera saber, cómo se ve afectada la mente de un ser
humano viviendo en un país comunista, una isla, en confrontación con un
imperio, en su vida diaria. Y que superficialmente no se nota cuando hablan con
nosotros
Mi vida no ha transcurrido en los puntos neurálgicos, en los
centros del poder, sino en la periferia, donde ocurre la parte del drama. No quiero
tampoco que se transforme en un blog sobre el sufrimiento, sobre los que, con razón
o sin ella han muerto defendiendo una idea en un mundo que ya no cree en
ideales puros.
No he conocido de cerca, de nombre completo, a los jefes, a
los grandes custodios del poder en Cuba. Quisiera fueran relatos de entre otras
cosas de los sacrificios, el padecimiento de muchos cubanos como yo, anónimos u
olvidados. Muchas veces optaré por el silencio, pues recordar ciertas cosas
duele.
Estamos en un momento, año 2022, importantísimo en la
historia silenciosa de mi país. Se deciden
muchas cosas. Y cuando se leen o se habla de nuestras vidas , muchas veces para
manipular, se mezclan los sentimentalismos y la compasión. Incluso los que
hablan de la lucha diaria por un pan, por sacrificar un medicamento para salvar
a un amigo, por mantenernos vivos lo hacen de manera que a veces roza lo vulgar.
Lo importante ahora es enfrentar el mundo moderno que surge,
con guerras, nuevamente escaseces, nuevamente la amenaza nuclear. Ya va
siendo demasiado tarde para la generación
que hizo la revolución , que en su mayoría, yace artrítica e indefensa en sus
sillones de anciano, pensar en la prosperidad futura y siempre inalcanzable,
incluso para sus nietos.
Tenemos una Cuba quizás más justa en sentido general, pero no
lo suficientemente próspera para poder retener a todos los cubanos que tienen
alas para volar lejos de casa. Quizás algún día regresen, ese es aun el
misterio.
Muchos sobreviven por estar endurecidos en cuerpo y corazón tras
años de deambular dentro de Cuba y haber perdido los escrúpulos en su ¨lucha¨ por
la supervivencia, y para salvarse recurren a cualquier medio, honrado o
deshonroso, sirviéndose incluso de la fuerza, del robo o incluso la traición
como se ha demostrado en estos dos años de pandemia. Los escasos afortunados
que sobrevivimos de manera diferente, gracias a una concatenación de
casualidades o milagros –llámese como quiera- estamos convencidos de que los
mejores que se han ido no regresarán.
Finalmente aclarar que no es un blog contra el gobierno de mi
país. Repito , son solo historias y que si algo esta´ claro, es que todo el
Mundo tiene su grano de culpa cuando permite que un país poderoso, enorme, y
muy rico quiera exterminar a otra nación pequeña o grande, por el solo hecho de
querer ser diferente y con ello provocando otro drama humano de ya 60 años.