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sábado, 10 de octubre de 2020

MI DIA A DIA. 10/10/20

 

Hoy comienzo unas especie de crónicas (casi) diarias. Muchas personas me preguntan cómo  es el dia a dia del cubano promedio. Y eso es lo que hare’, contar algunas cosas del hoy, con alguna que otra explicación para hacerlo “mas potable". Si no gustan las borraré del blog.

No sé si considerarme un cubano promedio. Para algunos el cubano promedio es el muy pobre. Para un europeo yo soy muy pobre. Para un cubano pobre soy de clase media. Y para el gobierno. . .soy un enigma (envuelto en misterio). Así que vamos allá. No siempre serán  sobre mi, sino de cosas que presencio o solamente me rozan. Y recuerden, estamos en tiempos de pandemia y todavía las escuelas cerradas.

Bien temprano fuera de la cama que el que se levanta temprano Dios le ayuda. 6 am. Tengo la suerte de tener café y preparo mis dos tasas. Necesito dos para comenzar el dia. Bien negro. Preparo el desayuno para mi madre y para mi, y a la calle a conseguir algo de vegetales y viandas, y además algún liquido de limpieza antes de que aparezcan los inspectores y los revendedores los desaparezcan. De vuelta a las 7:30 am.

La muchacha de la limpieza viene los sabados asi que parto a la calle a la segunda etapa de la caceria, es decir, conseguir mas alimentos. En mi celular llevo música, libros, y algo de datos para conectarme con los amigos. Todo perfecto para una cola de 3 horas, aunque yo casi nunca las hago. Como dice un guajiro que vino a vivir a mi cuadra: mientras haya huevos, pan, yuca, malanga, frijoles y aguacates no se me ha perdido nada en esas colas donde la gente se hacina.

Fui a casa de mi tia, esta vez no caminando. Usualmente hago 8 kms al día, pero ayer hice 12, y prefiero darle un poco de paz al cuerpo, tome’ una guagua (autobús) y en 5 minutos allí. Llegamos a tiempo para comprar algo de yogurt y de paso nos metimos en una cafetería que reabría después de 7 meses de cuarentena. Helados italianos y café’ expreso (ocurren milagros y cosas así. . .) Me da mucho placer invitar a mi tia cada semana a algo así. Mi prima tiene sus características y no considera esas cosas importantes, al menos para los mayores. Pero lo son.

En fin, regresé a casa a eso de las 1 pm y me entere’ que habían caído unos inspectores en la bodega de los bajos de mi edificio y le encontraron un gran déficit de mercancías al bodeguero. Haciéndolo corto llamaron a la policía y derechito al calabozo. La verdad que me sorprendió, el chico me caia bien, era muy reservado, no se le acumulaban los “amigos” en la bodega y no parecía que se metiera en asuntos turbios. Parece ser que lo más importante fue la leche en polvo para los que tienen dieta médica. En fin, la vida continúa. De cualquier modo hace tiempo deje de solicitarles “favores” a los bodegueros. Y ahora menos que aplican grandes multas a los receptadores.

Una siestecita, y después casi un privilegio, yogurt de merienda con galletas de dulce. Hoy es sábado, me encierro en mi cuarto y en un equipo de música viejo que tengo, pero que aun se escucha aceptablemente, disipo el estrés de la semana: me preparo un concierto de rock a todo volumen. Bailo, canto y termino exhausto. Nadie me imagina en esa faceta. Casi llegué a estudiar para bailarin profesional, pero entonces el asma me llevaba bastante mal y nada, me dejaron a un lado, pero había pasado  bien las pruebas. Aun hoy conservo el ritmo, la cadencia y soy muy bueno en la improvisación. Pues nada, mañana será otro dia. Usualmente los domingos nunca han hecho la diferencia en mi vida, al contrario, me provocan. . .tristeza.