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lunes, 24 de enero de 2022

LA SEMILLA (I)

 Este año que recién terminó fue sorprendente por una razón especial. Algunos de mis alumnos de los últimos 10 años se graduaron en la universidad. ¿Imaginan que alguien a quien hemos dado clases hace cinco o seis años te recuerde el día de su graduación o que te dedique una línea de agradecimiento en la defensa de su tesis? Es algo muy sorprendente, a pesar de que me viene sucediendo más y más cada año.

Este año no pude ir a sus defensas porque por la COVID no se permitían muchas personas en los teatros o aulas donde se defendían las tesis de graduados. Solo sus profesores y familiares.

Enseñar es como sembrar en las épocas en que no había el desarrollo de hoy en día. Recibes las semillas y cuidas de ellas, aunque no todas germinan. No todas las que germinan alcanzan el mismo tamaño, y todas no darán frutos grandes y jugosos. Pero lo importante es que germinen. Y siguiendo con estas imágenes, ¿Qué es lo más difícil de lograr? Que la semilla que sembramos se convierta en una planta vigorosa ¡y pueda caminar!

Hay dos profesiones a las que considero las más importantes: el agricultor y el maestro (cualquier nivel). Y sin embargo son de las peor pagadas en general.

No importa la materia que se imparta, es necesario enseñar la importancia de la tierra y la trascendencia de la vida que sale de ella. Los niños y jóvenes necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y motivarlos a ser generosos: porque por maravillosa compensación aquel que se da, crece; y el que se repliega en sí, y teme compartirlos con los demás, y sólo piensa avariciosamente en si mismo, lleva en el pecho todas las canas del invierno, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera, un insecto.

Los maestros notamos ,cuando damos clases y las semillas comienzan a germinar, que esos niños y jóvenes crecen de una manera visible, crecen cuando aprenden algo, y cuando han hecho algún bien.

Hoy que parece que casi nadie es feliz, que las luces parecen distante para todos porque eso que llaman felicidad está en una ciudad o un país lejano donde hay abundancia material y todos ríen ante las cámaras, es bueno recordar que la felicidad se la conquista con el ejercicio de la razón, el conocimiento del universo, y la práctica de la generosidad. El que la busque en otra parte, no la hallará. Eso lo saben aquellos que solo han encontrado el verdadero sabor de la felicidad después de haber gustado todas las copas de la vida.

 Pero, no debemos desestimar la importancia de la prosperidad material porque se necesita ser próspero para ser bueno. Y el único camino hacia la prosperidad constante es el conocimiento, y aquí caemos nuevamente en la base que dan los maestros. El conocimiento en si mismo, como la naturaleza, no tiene celos, no tiene odios ni miedos como los hombres. No cierra el paso a nadie, porque no teme de nadie. Son los hombres los que se vuelven celosos y egoístas a la hora de compartir.

Lamentablemente la mayor parte de los hombres pasan su existencia dormida sobre la tierra. Comen y beben, pero no saben de si mismos. Entonces los maestros nos enfrentamos, consciente o inconscientemente, a una cruzada para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles la independencia que fortalece la bondad y ser alguien viviente-consciente en el magno universo.

Recuerdo cuando hice mi servicio social en las montañas ¡Qué alegría el de los niños cuando veían llegar al maestro que les enseñaba lo que no sabían! , y así en vez de acerca de crías y cosechas se hablaba de lo que el maestro enseñó, de las máquinas que existen lejos, del océano y sus animales.

Pero en la ciudad es diferente. Aquí a veces  los maestros debemos convertirnos de pedagogos en conversadores. En fin, ciencia y ternura, maestros medio científicos y misioneros, porque cuando se falla en esto se crean pueblos vacíos.  

Porque ya lo dijo un maestro, El Maestro de Cuba, hace mucho tiempo: Ser culto es el único modo de ser libre.

Es decir, puedo ser libre viviendo en condiciones adversas y lo opuesto viviendo en otras tierras a las cuales se escapa o se viaja buscando lo que solo puede existir en el interior, cuando se sabe quien eres y donde están tus raíces. Solo así se puede uno dar, y aportar a donde quiera que vaya.

LA SEMILLA (II) GATTACA

https://habana-havana.blogspot.com/2022/02/la-semilla-ii-o-gattaca.html



Humberto.

Maestro y Guia de Turismo

cubangel@gmail.com

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