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jueves, 18 de junio de 2020

ETICA


Estudié medicina. Algunos lo saben.
Algún dia explico por qué lo deje'. Sin embargo no lo considero unos años perdidos. Me han servido en muchas ocasiones para una mejor comprensión del mundo en que vivo, en que vivimos.
Y no todo fue biología, fisiología, bioquímica , anatomía e histología.
Una de las cosas que más me marcó durante esos años de estudios intensísimos fue la asignatura de Ética. Es curioso porque se da en el primer año, no va a examen final, tampoco tiene más de dos frecuencias semanales, sin embargo tuve unos profesores que nunca olvidaré. Ni a ellos ni lo que me enseñaron.
Eran un matrimonio de psicólogos. Sembraron en mí  algo así como una brújula moral. La relación entre el médico y el paciente, la iatrogenia, la relacion con la sociedad desde la posicion de alguien que puede curar, aliviar el dolor. En cada clase trataban de inculcar unos principios importantísimos en una carrera tan especial como la medicina. Ellos fueron unos de los pocos profesores de la facultad de medicina que se quedaron en Cuba después del 1959. Sin embargo, algo sembraron en mi mente que no me permite actuar  en cierta manera: siguiendo multitudes. Cosa que es pecado en una sociedad como la cubana actual.
Sembraron en mí inquietudes intelectuales, valoraciones profundas sobre el ser humano y el valor de la vida sobre el dinero, el respeto por lo que han sacrificado sus vidas por la ciencia o la vida de otras personas. El respeto por la individualidad, aún respetando las leyes del momento y a la colectividad. Sin emgargo no fui militante de la Unión de Jóvenes Comunistas. No soy militante del Partido Comunista. No fui miembro de las Milicias. Y por ser así no pocos  obstáculos y limitaciones he tenido, y tengo. Sin embargo, aquí estoy, a diferencia de otros que sí pertenecieron de manera oportunista a cuanta organización existe.
Pero tampoco, y a pesar del "negocio" al que me dedico para paliar mi salario de maestro, he vendido drogas o me he dedicado a la prostitución, es decir, a ser un proxeneta.
Decenas de personas se me han acercado en estos casi 15 años a ofrecerme “negocios ventajosos”. Pero estoy en contra de todo eso por principios. No critico o juzgo, solo trato de seguir un camino mostrado por gente como mis padres, o esos profesores de Ética
Recuerdo el tema de mi exposición de final del año en esa asignatura: ”El papel del científico en el mundo contemporáneo”
Pude haber hablado mucho. Utilizar palabras trilladas y huecas, pero escogí hablar de Perseo, el héroe griego que corto' la cabeza de Medusa y que después de tantas peripecias tenia un dilema: a quién le daba la cabeza de la Gorgona Medusa que solo con su mirada transformaba a los hombres en piedra. Era un arma terrible.
Podía entregarla a Ares el Dios de la Guerra o a Atenea. Prefirió darla a Atenea para que la pusiera en su escudo.
Cuando terminé la mayoría de los estudiantes se miraban sin entender, y mucho menos cuando el jurado de profesores me dio los 5 puntos (calificación máxima).
La cuestión es vital en nuestro días. Hoy ya casi no se crea o inventa por el gusto de donarlo a los demás, de dar libre y desinteresado acceso a la humanidad, la que puede pagarlo y la que no. Todo gira en torno a patentes, licencias, permisos, derecho de autor. Pero hay algo peor: en el mundo de la ciencia esto también llegó y para quedarse.
Y entonces en el mundo contemporáneo algunos científicos logran descubrir algo increíblemente sensible en cuanto a su importancia para sanar. . o matar. Un medicamento o una sustancia mortífera. Una herramienta o un arma. Y es su responsabilidad el saber a quien se lo da. Al dinero o a la humanidad.
Lo estamos viviendo más que nunca. Miremos al mundo a nuestro alrededor. Medicinas que valen miles y gente muriendo por no poder pagar. Herramientas que se convierten en armas de exterminio masivo o de represion. Y así vamos, con cada vez menos responsabilidad moral, responsabilidad por nuestras acciones , respaldados por las leyes injustas, los gobiernos que se venden, el mundo que mira hacia otro lado porque todos queremos ser millonarios con una idea, con un descubrimiento, aun cuando este represente la salvación de muchos que no pueden costearlo.
Pero tengo fe en que, todavía, puede haber un punto de giro. O un nuevo comienzo. Aunque sea un borrón y cuenta nueva y decidamos intentarlo con nuevas reglas. Algo puede pasar, alguien puede nacer y cambiar las cosas, extirpar pensamientos egoístas y hacer que las cosas funcionen de manera natural porque la semilla está en nuestras almas, solo hace falta un empujoncito de amistad, de amor o de paz.
Pero mientras eso sucede, bienvenidos a la maldición de la Ética, el lugar donde los hombres y mujeres de bien sufren.