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miércoles, 5 de mayo de 2021

HISTORIA DE MUJERES Y CHICAS CUBANAS

 

En el trascurso de todos estos años, sobre todo desde el 1990 hasta la actualidad, hay algunos intelectuales, principalmente escritores, que al marcharse de Cuba, se han dedicado a escarbar en la Historia y en la vida de personajes de ésta buscando los momentos y facetas más oscuras.

Los que estamos en la isla , y repito, sobre  todo en la década de los 1990s, devorábamos  esos libros que llegaban a escondidas, con caratulas de otros libros. Me recordaban a esos cubanos que viajaban en los 1970s y traían los discos (long plays) de los Beatles, Rolling Stones y Deep Purple dentro de las fundas de discos de música cubana para evitar el decomiso en la aduana.

Incluso yo mismo traduje uno para mis amigos (lo siento, no puedo decir el titulo) que había sido publicado solamente en inglés. Lo hice en una pequeña máquina de escribir marca Remigton. Algunos capítulos y solo algunas partes que parecían interesantes. Fue como una censura bien intencionada. Algo mejor que nada.

Pero al tiempo comenzamos a notar que las historias eran cada vez más oscuras y sórdidas. Como si para poder quedarse en los países donde pedían asilo político tuvieran que escribir un manifiesto político, publicar las historias más sórdidas, denigrar a sus compatriotas sin pudor y casi indecentemente. El vocabulario soez y vulgar dominaba y los personajes de un mundo subterráneo y desconocido por la mayoría en Cuba se convirtieron en los reyes y reinas de una Cuba desconocida, ajena, marginal.

Uno de estos libros que me alarmó tremendamente, me entristeció hasta el tuétano de los huesos, y me dejo sin aliento fresco durante meses fue uno titulado: “Habana Babilonia”, la historia de la prostitución en Cuba.

Narraba ,¿o era un estudio?  Desde la época de la colonia hasta la actualidad pasando por la llamada pseudo república, es decir, la época de la presencia americana en Cuba. Y claro, el renacer de ese mundo cuando Cuba se abrió al turismo. ¿lo que más me llamó la atención? Que un libro de casi 400 páginas, menos de la mitad fuera la historia de 500 años, y más de la mitad de una década, del 1990-2000. Historias oscuras, terribles, escritas al detalle, con morbo y para ensuciar todo lo que se pudiera, para manchar la reputación de personas e instituciones de esta época. ¿El error?, que nos hizo sentir sucios, depravados y permisivos con cosas como la pedofilia aun a personas que no teníamos nada que ver son ese mundo. Libros que se escribían como manifiestos y vías de escape, libros que cerraban las puertas de un país pobre y acorralado,  y así poder tener argumentos para quedarse en otros, coincidentemente ricos y prósperos.

Nunca he sabido si esas historias pueden ser verdad o no. Si fueron generalizadas o solo algunos casos aislados magnificados por los medios e incluso convertidos en películas, por supuesto de poca monta.

La cuestión es la siguiente: como mis amigos saben, además de mi trabajo como maestro, llevo algunos años, desde el 2002, dedicado a trabajar con turistas en lo de las casas de renta y como guia de ciudad haciendo recorridos de ciudad (city tours para los puristas). Puedo contar muchas historias o anécdotas con chicas que buscaban a extranjeros o eran usadas por proxenetas. Puedo hablar de mujeres, ya mas centradas, muchas profesionales, que se cruzaron en la vida de turistas, personas de otros países que trabajaban en Cuba y se vincularon sentimentalmente o interesadamente con ellos. Pero siempre las vi y las traté como siempre lo he hecho con las mujeres, con respeto y plan de igualdad. La vida dispone, no yo.

Puedo hablar de Eloísa, la chica de Camagüey que se fue para Alemania con un hombre que la encadenó desnuda a una cama y la aisló en una habitación y cobraba euros por verla y que desde Cuba pudimos llamar (una amiga y yo , con mi idioma Alemán) a la policía y lograla traer a Cuba de vuelta. Y Eloísa volvió a la carga y se fue con otro Alemán, enorme y feo,  pero bueno, y hoy es camionera por toda Europa con su marido.

Pudiera hablar de Lelé, la madre de un alumno que pertenecía a un grupo de mujeres que se parecían a estrellas de Hollywood de los años 1950s y se vestían y maquillaban como ellas. Era bellísima, una Audrie Herburn tropical.  Un dia me la tropecé en la avenida 23 tomando un taxi y se sorprendió tanto que solo atinó a acercarse y susurrarme al oído: otro día le explico. Usualmente llevaba un bolso sobre, y dentro de él un labial, su identificación y un cuchillo pequeño y puntiagudo para en caso de que el cliente no quisiera pagar. “No sabes nada de la vida” , me decía, “ a veces mientras mas dinero tienen son peores”. Muchas veces le hice largas cartas, donde entre palabras tiernas pedía cientos de euros como prueba de amor. Hoy vive en Suiza con su hijo, mi alumno, que ya tiene 25 años.

Pudiera hablar de Rosa, mi alumna de 16 años recién cumplidos que en el malecón de la Habana conoció a un chico irlandés “precioso” y que le prometió matrimonio tan pronto se lo dijera a sus padres en Dublín. Hoy el pequeño, nacido del “accidente” tiene ya 13 años.

Pudiera hablar de Manelis, la chica negra de 18 años corredora que corriendo el maratón de La Habana de repente vio a un “Señor”  mayor blanco como la leche corriendo detrás de ella y con una tarjeta de presentación en la mano. Aminoró el paso, era una tarjeta de una casa de renta, tuvieron una relación en Cuba de cuatro años, se casaron, viven en California, y hoy en día trabaja para Benetton en un país del Medio Oriente. “!ay, Humberto, ellos valoran el dinero más que nada y nunca su familia me aceptaría, así que mi regalo de bodas fue una matrícula en la universidad, lo que tengo en mi mente no me lo podrán quitar!”.

Pudiera hablar de las gemelas Blanco, dos mulatas preciosas, diseñadoras y artistas que durante tres años fueron enamoradas por dos gemelos suecos que venían cada seis meses hasta que por fin las convencieron, se enamoraron y hoy viven en Italia y en Estados Unidos y trabajan en importantes firmas de diseño.

En fin, muchas y muchas historias, pero inevitables en un mundo donde hay grandes diferencias de recursos y de oportunidades. Pero nada comparable con la trata de blancas, nada comparable con las prostitutas en el mercado de la carne de Europa y del mundo.

Aunque también en Cuba la idea de “normalidad” de algo así ha ido permeando la sociedad, todavía seguimos creyendo que no tiene que ser vulgar o denigrante. Siempre será una opción, pero muy posiblemente con educación y oportunidades iremos disminuyéndolo, hasta que algún día, de manera natural se reduzca a un mínimo. Muchos podrán decir que es un camino fácil, pero no tiene que ser un indicador de un país, de una realidad que para la mayoría sigue siendo de trabajo y subsistencia. El amor existe, el deseo existe, el oportunismo existe, en fin, la vida misma en cualquier lugar del mundo. Pero si sucede en Cuba se magnifica, repercute de manera extraña en periódicos y revistas, en telediarios, creando una imagen de los cubanos como voraces depredadores de extranjeros.

Cuando en estos días de COVID hemos visto en la TV que la mayoría de los médicos e investigadores científicos, e incluso de los que dirigen centros importantes de hematología, biomoleculares, medicina tropical y demás son mujeres y muchísimas son jóvenes me hace respirar con alivio. Me hace creer que no todo se perdió en aquellos años de oscuridad y confusión incluso en estas décadas de penuria que parecen eternas.

Cuando vemos tantas mujeres en el ballet, maestras, ingenieras de todas las especialidades, doctoras en ciencias incluso en universidades prestigiosas fuera de Cuba, de atletas olímpicas, de cantantes y pintoras, escritoras, recuerdo casi con desdén aquellos libros que tanto me inquietaban pensando en un barco que se hundía.

Pero denigrar, mancillar a tu gente de manera intencional para vender un producto, sea un libro o una película, con el objetivo de enriquecerte y/o beneficiarte políticamente es caer bajo. La familia, tus amigos, tu país deben ser protegidos de la humillación , aunque contemos historias verdaderas, aunque nos digamos verdades que no nos gusten escuchar.

Y como he hecho últimamente, unas palabras de un cubano ilustre del siglo XIX:

 ¿Se prepara mi niña a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida, para ser igual o superior a los que vengan luego, cuando sea mujer, a hablarle de amores, a llevársela a lo desconocido, o a la desgracia, con el engaño de unas cuantas palabras simpáticas, o de una figura simpática? ¿Piensa en el trabajo, libre y virtuoso, para que la deseen los hombres buenos, para que la respeten los malos, y para no tener que vender la libertad de su corazón y su hermosura por la mesa y por el vestido? Eso es lo que las mujeres esclavas, -esclavas por su ignorancia y su incapacidad de valerse, llaman en el mundo «amor». Es grande, amor; pero no es eso. Yo amo a mi hijita. Quien no la ame así, no la ama. Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento, y respeto.




ROJO, AZUL Y BLANCO: 

HISTORIA DE UNA FAMILIA CUBANA A TRAVES DE LA HISTORIA DE CUBA

Humberto

Guia de Ciudad y Maestro

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