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miércoles, 5 de mayo de 2021

HISTORIA DE MUJERES Y CHICAS CUBANAS

 

En el trascurso de todos estos años, sobre todo desde el 1990 hasta la actualidad, hay algunos intelectuales, principalmente escritores, que al marcharse de Cuba, se han dedicado a escarbar en la Historia y en la vida de personajes de ésta buscando los momentos y facetas más oscuras.

Los que estamos en la isla , y repito, sobre  todo en la década de los 1990s, devorábamos  esos libros que llegaban a escondidas, con caratulas de otros libros. Me recordaban a esos cubanos que viajaban en los 1970s y traían los discos (long plays) de los Beatles, Rolling Stones y Deep Purple dentro de las fundas de discos de música cubana para evitar el decomiso en la aduana.

Incluso yo mismo traduje uno para mis amigos (lo siento, no puedo decir el titulo) que había sido publicado solamente en inglés. Lo hice en una pequeña máquina de escribir marca Remigton. Algunos capítulos y solo algunas partes que parecían interesantes. Fue como una censura bien intencionada. Algo mejor que nada.

Pero al tiempo comenzamos a notar que las historias eran cada vez más oscuras y sórdidas. Como si para poder quedarse en los países donde pedían asilo político tuvieran que escribir un manifiesto político, publicar las historias más sórdidas, denigrar a sus compatriotas sin pudor y casi indecentemente. El vocabulario soez y vulgar dominaba y los personajes de un mundo subterráneo y desconocido por la mayoría en Cuba se convirtieron en los reyes y reinas de una Cuba desconocida, ajena, marginal.

Uno de estos libros que me alarmó tremendamente, me entristeció hasta el tuétano de los huesos, y me dejo sin aliento fresco durante meses fue uno titulado: “Habana Babilonia”, la historia de la prostitución en Cuba.

Narraba ,¿o era un estudio?  Desde la época de la colonia hasta la actualidad pasando por la llamada pseudo república, es decir, la época de la presencia americana en Cuba. Y claro, el renacer de ese mundo cuando Cuba se abrió al turismo. ¿lo que más me llamó la atención? Que un libro de casi 400 páginas, menos de la mitad fuera la historia de 500 años, y más de la mitad de una década, del 1990-2000. Historias oscuras, terribles, escritas al detalle, con morbo y para ensuciar todo lo que se pudiera, para manchar la reputación de personas e instituciones de esta época. ¿El error?, que nos hizo sentir sucios, depravados y permisivos con cosas como la pedofilia aun a personas que no teníamos nada que ver son ese mundo. Libros que se escribían como manifiestos y vías de escape, libros que cerraban las puertas de un país pobre y acorralado,  y así poder tener argumentos para quedarse en otros, coincidentemente ricos y prósperos.

Nunca he sabido si esas historias pueden ser verdad o no. Si fueron generalizadas o solo algunos casos aislados magnificados por los medios e incluso convertidos en películas, por supuesto de poca monta.

La cuestión es la siguiente: como mis amigos saben, además de mi trabajo como maestro, llevo algunos años, desde el 2002, dedicado a trabajar con turistas en lo de las casas de renta y como guia de ciudad haciendo recorridos de ciudad (city tours para los puristas). Puedo contar muchas historias o anécdotas con chicas que buscaban a extranjeros o eran usadas por proxenetas. Puedo hablar de mujeres, ya mas centradas, muchas profesionales, que se cruzaron en la vida de turistas, personas de otros países que trabajaban en Cuba y se vincularon sentimentalmente o interesadamente con ellos. Pero siempre las vi y las traté como siempre lo he hecho con las mujeres, con respeto y plan de igualdad. La vida dispone, no yo.

Puedo hablar de Eloísa, la chica de Camagüey que se fue para Alemania con un hombre que la encadenó desnuda a una cama y la aisló en una habitación y cobraba euros por verla y que desde Cuba pudimos llamar (una amiga y yo , con mi idioma Alemán) a la policía y lograla traer a Cuba de vuelta. Y Eloísa volvió a la carga y se fue con otro Alemán, enorme y feo,  pero bueno, y hoy es camionera por toda Europa con su marido.

Pudiera hablar de Lelé, la madre de un alumno que pertenecía a un grupo de mujeres que se parecían a estrellas de Hollywood de los años 1950s y se vestían y maquillaban como ellas. Era bellísima, una Audrie Herburn tropical.  Un dia me la tropecé en la avenida 23 tomando un taxi y se sorprendió tanto que solo atinó a acercarse y susurrarme al oído: otro día le explico. Usualmente llevaba un bolso sobre, y dentro de él un labial, su identificación y un cuchillo pequeño y puntiagudo para en caso de que el cliente no quisiera pagar. “No sabes nada de la vida” , me decía, “ a veces mientras mas dinero tienen son peores”. Muchas veces le hice largas cartas, donde entre palabras tiernas pedía cientos de euros como prueba de amor. Hoy vive en Suiza con su hijo, mi alumno, que ya tiene 25 años.

Pudiera hablar de Rosa, mi alumna de 16 años recién cumplidos que en el malecón de la Habana conoció a un chico irlandés “precioso” y que le prometió matrimonio tan pronto se lo dijera a sus padres en Dublín. Hoy el pequeño, nacido del “accidente” tiene ya 13 años.

Pudiera hablar de Manelis, la chica negra de 18 años corredora que corriendo el maratón de La Habana de repente vio a un “Señor”  mayor blanco como la leche corriendo detrás de ella y con una tarjeta de presentación en la mano. Aminoró el paso, era una tarjeta de una casa de renta, tuvieron una relación en Cuba de cuatro años, se casaron, viven en California, y hoy en día trabaja para Benetton en un país del Medio Oriente. “!ay, Humberto, ellos valoran el dinero más que nada y nunca su familia me aceptaría, así que mi regalo de bodas fue una matrícula en la universidad, lo que tengo en mi mente no me lo podrán quitar!”.

Pudiera hablar de las gemelas Blanco, dos mulatas preciosas, diseñadoras y artistas que durante tres años fueron enamoradas por dos gemelos suecos que venían cada seis meses hasta que por fin las convencieron, se enamoraron y hoy viven en Italia y en Estados Unidos y trabajan en importantes firmas de diseño.

En fin, muchas y muchas historias, pero inevitables en un mundo donde hay grandes diferencias de recursos y de oportunidades. Pero nada comparable con la trata de blancas, nada comparable con las prostitutas en el mercado de la carne de Europa y del mundo.

Aunque también en Cuba la idea de “normalidad” de algo así ha ido permeando la sociedad, todavía seguimos creyendo que no tiene que ser vulgar o denigrante. Siempre será una opción, pero muy posiblemente con educación y oportunidades iremos disminuyéndolo, hasta que algún día, de manera natural se reduzca a un mínimo. Muchos podrán decir que es un camino fácil, pero no tiene que ser un indicador de un país, de una realidad que para la mayoría sigue siendo de trabajo y subsistencia. El amor existe, el deseo existe, el oportunismo existe, en fin, la vida misma en cualquier lugar del mundo. Pero si sucede en Cuba se magnifica, repercute de manera extraña en periódicos y revistas, en telediarios, creando una imagen de los cubanos como voraces depredadores de extranjeros.

Cuando en estos días de COVID hemos visto en la TV que la mayoría de los médicos e investigadores científicos, e incluso de los que dirigen centros importantes de hematología, biomoleculares, medicina tropical y demás son mujeres y muchísimas son jóvenes me hace respirar con alivio. Me hace creer que no todo se perdió en aquellos años de oscuridad y confusión incluso en estas décadas de penuria que parecen eternas.

Cuando vemos tantas mujeres en el ballet, maestras, ingenieras de todas las especialidades, doctoras en ciencias incluso en universidades prestigiosas fuera de Cuba, de atletas olímpicas, de cantantes y pintoras, escritoras, recuerdo casi con desdén aquellos libros que tanto me inquietaban pensando en un barco que se hundía.

Pero denigrar, mancillar a tu gente de manera intencional para vender un producto, sea un libro o una película, con el objetivo de enriquecerte y/o beneficiarte políticamente es caer bajo. La familia, tus amigos, tu país deben ser protegidos de la humillación , aunque contemos historias verdaderas, aunque nos digamos verdades que no nos gusten escuchar.

Y como he hecho últimamente, unas palabras de un cubano ilustre del siglo XIX:

 ¿Se prepara mi niña a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida, para ser igual o superior a los que vengan luego, cuando sea mujer, a hablarle de amores, a llevársela a lo desconocido, o a la desgracia, con el engaño de unas cuantas palabras simpáticas, o de una figura simpática? ¿Piensa en el trabajo, libre y virtuoso, para que la deseen los hombres buenos, para que la respeten los malos, y para no tener que vender la libertad de su corazón y su hermosura por la mesa y por el vestido? Eso es lo que las mujeres esclavas, -esclavas por su ignorancia y su incapacidad de valerse, llaman en el mundo «amor». Es grande, amor; pero no es eso. Yo amo a mi hijita. Quien no la ame así, no la ama. Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento, y respeto.




ROJO, AZUL Y BLANCO: 

HISTORIA DE UNA FAMILIA CUBANA A TRAVES DE LA HISTORIA DE CUBA

Humberto

Guia de Ciudad y Maestro

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martes, 4 de mayo de 2021

AZUL, BLANCO Y ROJO (parte II) Historia de una familia y de Cuba

 


 No hay palabra alegre en la vida excepto “Hijo”

 La revolución triunfó,  ¿pero qué pasó con las que la hicieron?  

Azul creció en una familia numerosa. Pero no seré condescendiente con el que lee estas líneas. Era una familia tan pobre que solo ella, sus hermanas y un hermano, sobrevivieron a la tuberculosis en una época en que todavía no existían los antibióticos o cuando ya comenzaban resultaban demasiado caros.

La madre de Azul tuvo sus hijas y su hijo, cuatro hembras y un varón, en el sanatorio donde casi todo el año permanecía internada para evitar contagiar a otros familiares. Solo su esposo podía visitarla y en escasos momentos podía irse a casa por unos días.

El padre de Azul era panadero. Compartía la casa con su hermana y sus hijos. Por supuesto que no había mucho dinero, pero la vida fluía sobre todo después que las chicas crecieron.

Pero antes hubo un momento difícil en que parecía que el círculo se cerraba para ese grupo de personas y se pasaría otra hoja del libro anónimo de tantos y tantos seres humanos. Uno de esos días la madre tomó a sus hijos pequeños y con una amiga se plantó en la entrada de autos del Palacio Presidencial. Esperaban que la secretaria de la Primera Dama saliera y entregarle una nota explicándole su situación.

Tuvieron suerte y al rato llegaba la Primera Dama en persona y se bajó del auto para saber qué pasaba con esa señora y esos cinco pequeños que se agrupaban temerosos alrededor. Todo fue muy rápido, le entregó la nota y le pidió por Dios que la ayudara.

Una semana después las niñas eran llevadas a una escuela interna atendidas por monjas, el varón a una atendida por curas. Justo a tiempo pues en un mes la madre de Azul, la abuela de Blanco, moría. Pasaron ocho a diez años y todos se reunieron nuevamente en la mesa familiar. Muchos jóvenes y sus sueños.

De todas las  hermanas, Virginia, era la más cercana. Solo dos años de diferencia y compartían muchos de los intereses, por ejemplo, la política. No es que participaran de ella, pero leían mucho y comentaban los periódicos y los incidentes casi diarios en una Cuba siempre revuelta, llena manifestaciones, huelgas, fraudes electorales, y golpes de estado. La policía y el ejército campeaban por las calles de La Habana y no parecía haber límite para la crueldad y el despotismo. Al mismo tiempo La Habana bullía por la moda, los conciertos en teatros, artistas de todo tipo y de todas partes pasaban por aquí.  Uno de los primeros países  del mundo en tener la radio, el primero después de Estados Unidos en tener la televisión. Las grandes compañías de la moda europea primero venían a la Habana y si sus productos gustaban continuaban hacia Estados Unidos, en caso contrario probaban suerte en el Sur.                                                Las navidades, los carnavales, las loterías millonarias, los ferris de fin de semana desde y hacia Estados Unidos con miles de turistas que venían a burlar la ley seca de su país, la ley del aborto, la reconstrucciones de virginidad,  y el próximo traslado de las Vegas hacia La Habana para escapar del FBI.

Azul trabajaba en una entonces muy céntrica esquina.  Desde su puesto de trabajo se veía claramente, casi a tocar de mano El Capitolio, donde se reunían senadores y congresistas.  Al Frente se encontraban Los Aires Libres de Prado. Cinco cuadras de cafés y bares con mesas cubiertas con sombrillas afuera, en las aceras, donde tocaban tríos y cuartetos todas las tardes y noches. Cada café con sus vitrolas, cada bar con sus músicos. A veces la vida parecía una ilusión.

Allí conoció a Rojo que venía escapando de su pueblo. Conversaban de sus afinidades políticas que más bien eran sueños de igualdad y justicia que un cambio radical. Y mientras más pasaba el tiempo mejor se sentían estando juntos. Él era un hombre con experiencia, mundo visto, ya casado y con hijos a pesar de su juventud. Le confesó que era revolucionario y lo que quería para Cuba y un día sintió miedo por él y pensó que debía ser el amor.

Sentía miedo cada mañana. Se levantaba a las cuatro de la mañana para abrir a las cinco la parte donde vendía el café. A esa hora, todos los días, estaban los servicios funerarios recogiendo los cadáveres en las calles. Jóvenes muertos podían aparecer en cualquier lugar. Ser joven era un sinónimo de ser revolucionario y si estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado, o con una chica bonita que le gustaba a algún policía, o cualquier otra cosa, daba igual, podía ser la última vez que vieras las estrellas.

Una tarde de domingo estaban ella y su hermana sentadas en el parque de Bejucal, por un tiempo vivían allí. El matrimonio de Virginia no andaba bien. Ya varias veces su marido, un policía de patrulla, la había golpeado y había tenido que irse con los niños a la casa familiar.  Pero ahora parecía que todo estaba nuevamente bien. Estaban en un banco del centro del parque, protegidas por una gran sombra de una ceiba. Y los vieron llegar en la patrulla. Eran tres. Entre ellos su marido. En uno de los bancos de la esquina una parejita conversaba y cuando vieron a la patrulla se levantaron para irse. Demasiado tarde. La joven demasiado linda.  El marido de Virginia se aproximó demasiado a la joven y el chico trato de interponerse entre ellos.

Los pájaros salieron volando y ellas miraron al cielo porque pensaron que había sido un trueno. Un engaño de la mente donde lo posible y cotidiano ya no los acepta, se niega a aceptar que algo así sucediera. El joven cayó al suelo, la joven abrió la boca, pero nada salió en su auxilio mientras que unas manos poderosas la empujaban dentro del patrullero. El marido de Virginia no las vio.

Caía la tarde y todavía estaban allí temblando y tomadas de las manos. Se habían llevado al joven al hospital o algún lugar, no lo sabían. Virginia había tomado una decisión radical. Al día siguiente con sus hijos sacó tres pasajes para Miami y partió. En aquello años costaban 20 dólares. Era el 30 de diciembre de 1958, un día antes de la caída del dictador Batista, dos días antes del triunfo de la revolución de Fidel Castro y el primer día de 40 años de ausencia.

Finalmente decidieron irse a vivir juntos. Las mujeres miraban las cosas de manera diferente entonces. Pocas imaginaban una vida con un hombre fuera del matrimonio, aunque todas siempre creen las promesas. La reacción de la familia de Rojo fue desproporcionada.  Amenazas, chantajes, sobornos, todo por conservar las apariencias y lo que llevaba implícito en ese contrato social que es el matrimonio.  Todo terminó con aislamiento total y ya con un hijo de diez años por fin vino el matrimonio.

¿Es fácil cambiar? ¿Cómo convertirse de burgués progresista a revolucionario radical? ¿Es fácil dejar de ser machista en una sociedad latina? ¿Es la monogamia posible en una sociedad socialista y machista?

Los que sí es un hecho es que para las mujeres en su mayoría, el amor es incompleto y a veces difuso en época de revolución.  Pero de los amores nacen los hijos, y si hubo algo seguro en la vida de Azul fue a partir del momento en que tuvo a su hijo Blanco. La mujer que ha trabajado desde joven sufre mucho en su salud, en el cuidado de su familia, en tratar de mantener la economía doméstica, en apuntalar el amor, en tender puentes y renunciar incluso a su Fe para que su hijo no sufriera consecuencias en la nueva sociedad atea. Al llegar a la vejez y recapitular su vida, los más especial ha sido el amor del hijo. Para ella hay una frase que se dice al casarse que debería decirse al nacer un hijo: hasta que la muerte nos separe.

Rojo, Azul y Blanco (parte I)

Blanco, Rojo y Azul (parte III)



viernes, 27 de marzo de 2020

CUBA, CORONA VIRUS, (I). Brigadas Medicas.

¿Cuánto cuesta un médico cubano y quién lo paga?

 Aunque en algunos casos –especialmente catástrofes humanitarias– son iniciativas cuyo coste asume el Estado cubano, la mayoría de las misiones entra en la categoría de exportación de servicios profesionales, una de las principales fuentes de divisas de Cuba.

El país que contrata estos servicios paga por ellos al gobierno cubano, que no divulga detalles específicos de las transacciones.
El salario que un país solicitante paga por cada profesional cubano varía, pero los trabajadores reciben solo un porcentaje de ese dinero –se estima que entre el 40 y el 60 %–. El resto va a parar a las arcas del Estado cubano, que asegura que esos ingresos se destinan a financiar el sistema de salud gratuito en la Isla, pruebas de esto sobran con solo visitar Cuba.

En 2005,  Fidel Castro, ordenó la creación de un contingente médico de emergencias para ofrecer asistencia a Estados Unidos tras el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans. 
El país vecino rechazó la ayuda, pero ya había nacido la brigada «Henry Reeve», que hasta hoy ha asistido en primera línea en incontables crisis y desastres: la epidemia de ébola en Sierra Leona, Guinea Conakry y Liberia (2014-2015) y la de cólera en Haití, los terremotos de ese país caribeño, Pakistán (2005) y Nepal (2015), inundaciones y huracanes en Centroamérica y el Caribe…  

La experiencia acumulada en estos tres lustros nos hace sumamente valiosos en emergencias médicas y fue reconocida en 2017 por la Organización Mundial de la Salud con el premio de Salud Púbica en Memoria del Dr.Lee Jong-wook.

A todo el bagaje acumulado por la «Henry Reeve» se suma la capacidad de respuesta de los cubanos, que tras 60 años bajo embargo de Estados Unidos estamos acostumbrados a enfrentar situaciones difíciles con recursos limitados. 
Desde entablillar un miembro roto con madera del marco de una puerta a emplear un vaso de plástico como nebulizador, los médicos cubanos tienen una reconocida experiencia en reaccionar rápido y buscar soluciones dado los problemas habituales que tenemos en todos los aspectos de nuestras vidas.

¿Qué países han pedido médicos cubanos para luchar contra el coronavirus? 





CORONA VIRUS 2020

Además de los 53 médicos y enfermeros que ya están en la región italiana de Lombardía, en las últimas dos semanas han partido brigadas de médicos y enfermeros hacia Andorra,  Angola, Granada, Surinam, Jamaica, Belice, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Santa Lucía. 

A Venezuela, donde trabajan más de 20.000 doctores cubanos, se desplazaron seis especialistas de la «Henry Reeve» y otros cinco de ese mismo contingente viajaron a Nicaragua para colaborar con ese país en la implementación de los protocolos de control, enfrentamiento y tratamiento a la COVID-19.  

Está previsto que los próximos días, partan nuevas brigadas a otras naciones. Las especialidades más demandadas por los países son la terapia intensiva, virología, epidemiología y farmacología.


CUBA, CORONA VIRUS, PRIMEROS DIAS Y ALGO DE HISTORIA


CUBA, CORONA VIRUS, LO IRRACIONAL Y LAS REDES SOCIALES



sábado, 24 de febrero de 2018

CUBANOS, POR ESTO SOMOS ASI: 1980


MARIEL O EL AÑO DE LA ESCORIA

Ya parecía que toda resistencia había acabado tras 21 años de revolución.

Todos los que se habían atrevido a disentir habían muerto o estaban en el exilio y solo quedaba un puñado, casi que se podían contar con los dedos de la mano, de los que se atrevían a disentir en público. ¿En público? Bueno, ya parecía que nunca más, aunque ese año demostró que no era así.
Ha pasado algún tiempo ya, pero todos recordamos algunas cosas. Ya todos vestíamos iguales, pobremente ,y mayormente con uniformes. Comíamos lo mismo, cada vez menos variedad. Ya se había ganado la batalla del sexto grado para toda la población y comenzaba la del noveno. La mortalidad infantil estaba por debajo de 5 cada mil nacidos vivos. Ya estábamos en África, en sus guerras, y comenzaban a desaparecer de algunas vidas algunos cubanos, amigos o familiares, perdidos o muertos en tierras lejanas.
Y a pesar de una sola idea latente y ubicua, permanente y no discutida, otros corazones latían por cosas, ideas y realidades que se extrañaban por algunos mayores, que se soñaban por los más jóvenes que se negaban a aceptar lo que ellos llamaban una realidad justa quizás, pero gris y represiva con la diferencia.
Pero nada podía pasar, imposible, ya solo era cuestión de mirar al futuro pues el pasado estaba muerto. 
El Jefe estaba convencido de eso.
Llegó Abril, el mes de la victoria. El mes en que se derrotó la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos), 'la primera derrota del imperialismo en el hemisferio occidental'. Pero esta vez Abril trajo otra sorpresa. Una que nos cambiaría en muchas maneras.
A fines de mes un autobús se impactó contra el muro que rodeaba la embajada de Perú en la Habana. Murió un custodio. El gobierno cubano pidió que les devolvieran a los cubanos implicados pues eran asesinos y no refugiados políticos. El embajador de Perú se negó. El gobierno cubano decidió retirar la protección de la embajada (dicen que eso no se puede hacer, bueno. . .). Eso sucedió una mañana y como pólvora la noticia se regó por la ciudad. Los que pasaban por la Quinta Avenida dejaban sus autos y motos y saltaban la valla y el muro. En solo dos horas miles de cubanos lo hicieron y llenaron jardines, tejados, cada habitación, cada árbol.
Todos estaban estupefactos. Las autoridades que  !como que 10 000!, no creían lo que había sucedido. Los que se habían metido en la embajada: ´!que he hecho! !de esta no nos salvamos!´ ´!ya estamos muertos!´ Y claro los que estaban afuera, unos ofendidos y algunos frustrados.
El Jefe no cabía en sí mismo, su pecho de león rugía por venganza. !¿Cómo la inteligencia no supo de esta operación?! !Cómo que 10 000! !y solo en la Habana! !partida de mal agradecidos!
Y los mensajes entre países, aliados y enemigos, cubrían la faz de Cuba. Los aliados se sorprendían, vaya que el fantasma de la  Primavera de Praga en el 1968 asomó su nariz en el trópico y tan lejos del frio ruso y tan cerca del imperialismo brutal.
Las cámaras de televisión cubana filmaban a esos cubanos que se hacinaban en un espacio que parecía hundirse bajo su peso. Los más fuertes golpeaban a los más débiles y con barras de hierro impedían que los alimentos llegaran a mujeres y niños y hombres de bien, vamos, que había hombres de bien también, que no es exclusiva el socialismo, pero claro, tenía que ser así, obviamente, y hacía falta una etiqueta, algo que los identificara como gente fuera de la sociedad. Faltaban solo unos días para que saliera a la palestra pública una palabra que como dardo directo al alma de Cuba marcaría por muchos años a los cubanos diferentes, y  separaría por décadas a un mismo pueblo (aun dentro de Estados Unidos).
Y en fin, de repente se anunció que el gobierno del Perú se llevaría a unos cuantos de esos miles a su país. Pero no a todos. El mundo miraba. El Gran Jefe pensaba. El mar de pueblo se agitaba y algunas olas comenzaban a agitar el mar tranquilo de la vida política en Cuba. En otras palabras, cada vez más frecuentemente cubanos deambulaban cerca de embajadas mayormente latinoamericanas. La prensa Americana se cebaba con las noticias diarias. Los cubanos en Estados Unidos miraban con sorpresa, alegría y cierta preocupación lo que sucedía y algunos hasta abogaban por una intervención.
El Jefe decidió resolver las cosas a su manera, como siempre. Nadie le ponía la bota encima. Y claro, hubo un discurso. Plaza de la Revolución a tope. Un millón de personas. Un discurso largo, como siempre. Y lo primero que hizo fue renombrar a esos cubanos que se atrevían a desafiar una sociedad que según sus palabras era la más justa sobre la faz de la Tierra. En su lógica solo los locos o los deshechos de la sociedad se negarían la posibilidad de participar en este proyecto maravilloso. Esas gentes no eran otra cosa que ESCORIA, deshechos, la porquería que queda después de un proceso. De ahí en lo adelante solo así merecerían ser llamados. Ellos y los que eran como ellos. Por eso se les daría la oportunidad de marcharse siempre y cuando hubiera alguien que los quisiera. Se abrirían las fronteras para que los familiares que estuvieran en Estados Unidos vinieran a buscarlos por vía marítima, en el puerto del Mariel,  y los países que quisieran acoger a los que estaban en la embajada del Perú también se les otorgaría el permiso.
Nuevamente los cubanos que estaban en contra el gobierno pasaban a una categoría de personas diferentes. De desafectos a contrarrevolucionarios a gusanos y de gusanos a escoria.
Para irse había que presentarse en una estación de policía y pedir la salida del país como ESCORIA,  lease prostituta, ladrón, gusano, homosexual. Los que estaban en las cárceles tenían vía expedita pues habían sido degradados de criminales y delincuentes a escoria.
Toda historia  puede ser resumida. Esta también. Muchos vinieron a ser recogidos por sus familiares que rentaron yates en Miami. Cada yate fue llenado hasta el tope por los “escorias” que se habían presentado en las estaciones de policía. Otros yates fueron llenados con delincuentes de las prisiones, porque sí, se aprovechó la oportunidad para deshacerse de verdaderos delincuentes y enviarlos “a donde debían estar”. 125 000 cubanos dejaron su pais en menos de un mes.
Cada día, o preferiblemente un día o dos antes, la policía iba barrio por barrio y le avisaba a la fuerzas revolucionarias quien se marcharía y por lo tanto había pasado a ser escoria. Eso daba espacio a los ´mítines de repudio´. ¡Pero ¿qué es eso?! Pues sencillo: el banquete de los extremistas que en toda sociedad existen, en muchos casos se les cortaba la electricidad y el gas. Cuando se marchaban se les lanzaban huevos y piedras. Algunos nunca pudieron marcharse y se quedaron por siempre con la etiqueta de escoria en una sociedad que los despreció por años y nunca más los consideró confiables o sencillamente dignos de atención en ningún nivel.

AGUSTIN

Tenía 16 años cuando ocurrió lo de la embajada del Perú. Era el chico más listo del instituto y uno de los más guapos. Nada que ver con los estándares de hoy en día de gimnasios y poses. En la Cuba de entonces no había espacios para la moda cambiante o ideas “raras” que podrían llegar desde otros países. Realmente no llegaba nada de “allí afuera”, como se decía entonces.
Agustín era muy blanco y de cabello muy negro. Sus ojos sin embargo eran los contenedores de una realidad alternativa y allí era donde radicaba su magia y sentido del humor. Él sabía cosas que el resto de los chicos de su clase ni imaginaban.
¿Cómo era posible? Pues su familia era de gran educación y en los últimos 50 años (recuerden que estábamos en el 1980) habían sido diplomáticos, abogados, periodistas y la cuarta clase social en Cuba: médicos.
La mayoría de ellos habían abandonado el país después del 1959, pero sus padres y abuela no. Disfrutó de sus padres hasta que tuvo 12 años cuando murieron en un accidente durante una segunda luna de miel cerca de Santiago de Cuba. La abuela paterna asumió la tarea de hacer de Agustín un hombre de bien. Pero la abuela venia de un mundo diferente donde los hombres se vestían de acuerdo a la estación del año y el lugar a donde iban, los zapatos se lustraban cada día, el pelado quincenal y la escuela era un deber sagrado como más tarde el trabajo.
Agustín fue criado por una abuela deliciosamente burguesa y se convirtió en un chico con clase, es decir, pendiente de los detalles y con “grandes” recursos, el primero de todos fue la capacidad de saber que realmente no pertenecía a la nueva sociedad ni era uno de esos “hombres nuevos”. Era ya bastante difícil ser un hombre de verdad.
Por eso era diferente. Su forma de tratar a las chicas proletarias, su conocimiento de idiomas y de la certeza que el mundo fuera de Cuba seguía evolucionando y que muy pronto se marcharía y  dejaría detrás a todos estos chicos llenos de sueños diferentes a los suyos.
Pero no hizo falta esforzarse mucho y pensar en salidas ilegales o suicidas. Aquella mañana antes de salir para la escuela ya su abuela le había dado la noticia pues una amiga que vivía cerca de la embajada la había llamado. Su abuela, que había estado en Moscú acompañando a su hijo difunto, lo sentó en la mesa del comedor y le contó, le advirtió y le hizo prometer.
Le contó lo que había sucedido y que según la lógica del sistema las cosas no se quedarían así. Le advirtió sobre reír o festejar, incluso sonreír o cuestionar. Y le hizo prometer que sería prudente, que vendría directo a la casa desde la escuela.
Y la abuela tuvo razón. Y la familia en Estados Unidos organizó todo para venir a recogerlos en un yate. Y entonces Agustín fue el único chico de la clase que se convirtió en escoria y se iba del país. ¿Cómo era posible que con todas sus cualidades fuera escoria? ¿O sería que ser escoria también incluía ser así. . .? y claro, Agustín merecía un acto de repudio , y allá fueron a la mañana siguiente de que la policia notificó a la oficina local del partido y esta al Comité de Defensa de la Revolucion (CDR) y estos a la dirección de la escuela. Para la mayoría de los chicos todo aquello era una fiesta. Uno o dos sabían las consecuencias. Esos mismos dos recibirían una enseñanza de por vida.
Agustín y su abuela vivían en un apartamento en el piso 10 de un edificio en la avenida 23. Un apartamento con una vista maravillosa de la Habana. Les habían dicho que los recogerían a las diez de la mañana, pero ya desde las cuatro estaban en pie. Solo podían llevar con ellos lo puesto, es decir la ropa. Nada de joyas, nada de dinero, ninguna fotografía, nada. Vieron juntos el gran amanecer del Caribe, Agustín pasando el brazo sobre los hombros de la abuela y le dio la impresión de que había crecido durante la noche.
Los policías llegaron con el presidente del CDR y mientras revisaban que todo estaba en orden( ventanas cerradas, ningún daño a la propiedad, los  escoria no llevaban ninguna prenda) la abuela apartó a Agustín y le dijo: ‘mi niño, sabes muy bien que yo quería morir en Cuba y ser enterrada al lado de tu papá, pero Dios me ha dado esta tarea que es darte lo que yo considero el mejor regalo que un hombre de bien puede recibir, la capacidad y la oportunidad de decidir en su vida. No olvides nunca este momento, por bien o por mal’
El elevador se abrió y aparecieron en la distancia, en la acera rostros conocidos. En las manos había huevos y piedras. Esperaban el momento en que la orden fuera dada.
Agustín le dio a su abuela su brazo y su mirada se volvió más oscura que la noche misma mientras su cuerpo se preparaba para defenderla ante aquello para lo cual no encontraba una palabra adecuada. Sí, definitivamente había crecido en pocas horas.
Solo necesitaban dos minutos para poder llegar al auto. Y lo hicieron con dignidad. El imbécil de turno no había llegado a tiempo y nadie dio la orden de humillación.
Ellos se fueron, ellos fueron también escoria  que nos dimos el lujo de perder.

ELSA.

Preciosa. Rubia y de ojos verdes. Psiquiatra.
Pero todavía no. Solo un vistazo atrás.
Nació en un espacio entre pueblos en los campos de Cuba. Hija de un médico y una señora que fue la sirvienta de la casa durante muchos años. Nació dos años antes del triunfo de la revolución.
Desde niña lo sabía: era la nota discordante. Siempre con sus batas y zapatos impecables. Su momento especial de cada día era cuando después del baño comenzaban a llegar los amigos de su abuelo y de su padre. Ellos habían viajado a la capital y contaban historias increíbles.
Sus ojos verdes siempre estaban en la distancia, y al menos pudo lograr el permiso para estudiar en la cabecera de provincia. Podía haber estudiado en las escuelas de su región, pero lo importante era salir de casa lo más pronto posible.
Se montó en el autobús y no miró hacia atrás donde su madre, hermana y abuelo le decían adiós.
Han pasado muchos años y ya está en la Habana viviendo con una tía burguesa, muy burguesa, que vive en La Avenida de los Presidentes. ¡Cuánta vitalidad en la Habana! Y eso que ya la mayor parte de los ricos del país ya hace mucho se han marchado. Pero aún quedan sus residencias, sus muebles, sus lámparas y adornos sofisticados, sus sillones de caoba y cuero, aun se siente el olor del dinero. Su mente absorbía con intensidad más allá de su control nombres, fechas, estilos. Y sobre todo  los símbolos del poder.
Ya estaba en la universidad y comprendía el poder que ejercía sobre los hombres. Pero esa figura delicada de rubia de ojos verdes no estaba destinada para hombres sudorosos o comunes. Su primer novio y todos los que siguieron más adelante solo serían oportunidades para estar cerca del nuevo poder y sus prebendas. Es más, el poder en sí mismo no le interesaba, solo sus frutos. Y esos frutos se obtenían cosechando a los hombres del poder.
En realidad se gustaba mucho a si misma, sus vestidos y zapatos aun en los tiempos más difíciles siempre abundantes y modernos. El sexo la mortificaba. Era de las que definía el sexo como una buena cena preparada con tiempo de antelación. Comenzaba un día antes con la compra en lugares inimaginables por los cubanos simples de un vestido nuevo y zapatos en juego. Después una cita en la peluquería del Hotel Habana Libre (anteriormente el Hilton) donde iban las esposas de los nuevos gobernantes, de los diplomáticos y las estrellas de la televisión cuyos estudios estaban enfrente. La noche de la cena primero había que pasar por el Hotel Nacional y paseando por sus jardines con una bebida en la mano y del brazo “de alguien” ser admirada. Finalmente la cena en si misma: lugares especiales en una tierra cada vez más arrasada y de escaseces contundentes. Había que alargar esos momentos que recordaría efectivamente aun muchos años después cuando ya no hubo más hombres poderosos porque la figura y los ojos verdes fueron apagándose. ¿Y el sexo? Sí, era solo algo que pasaba antes de dormir. Solo unos minutos que había que soportar al final de un día glorioso.
Su sueño era tener un bello apartamento en el Vedado. Pero a los que ella llamaba hombres poderosos en realidad no lo eran tanto. Además, hacía mucho tiempo que en la Habana no se construía, al menos no las casas y apartamentos que ella tenía en mente. Así que decidió conquistar a un hombre sin poder, pero con un apartamento de lujo.
¿De lujo? En realidad lo fue, ahora era solo un enorme espacio vacío con vista al mar. Su dueño lo fue vendiendo todo poco a poco para poder comer y. . .beber. Solo era cuestión de tiempo, así que Elsa se presentó una tarde de invierno cubano con un vestido ajustado verde oscuro que resaltaban sus ojos para alquilar una habitación. Solo era una doctora del interior que había comenzado hacia poco tiempo a trabajar en la Habana y no tenía donde vivir. El asunto quedaría entre ellos dos pues no estaba permitido alquilar.
Y pasó el tiempo. Aquel hombre bebía y bebía en cantidades increíbles. Tenía alucinaciones y luchaba contra espíritus y realidades. Un día plantó en el medio de la sala una escultura mediana de un negro desnudo. A sus pies ofrendas de comida, plumas, monedas de un centavo, dulces y cintas rojas.
Ella se encerraba en su habitación y se quedaba quieta en su cama, vestida de pies a cabeza y con un martillo en la mesita de noche. Solo lograba dormir cuando cesaban los ruidos en el pasillo y la sala de la casa. Pero había logrado convencer con 500 pesos a aquel borracho  que la pusiera en algunos documentos oficiales como la libreta de racionamiento, el registro de direcciones y para poder pagar mejor en los registros de la empresa eléctrica y telefónica.
Y llegó abril de 1980. Repito: el Mes de la Victoria.
Se enteró por una amiga y regresó rápidamente a casa. ¡Tantas veces lo había pensado y hasta el último detalle planificado! Y ahora solo era cuestión de suerte. Solo había que esperar el momento perfecto. Cada día las cosas marchaban por un camino que estaba segura habían dibujado en las estrellas para ella. Solo había que contribuir un poco más a la enajenación. Cada día una botella de ron, poca comida y sonrisas.
El puerto del Mariel fue abierto.
Solo tuvo que decirle que lo invitaba a una boda. Salieron en su Mercedes Benz verde jade, el color de vida.
Ella regresó en la madrugada. Sola. En la mañana puso en los botes de la basura de la esquina un pequeño bulto con dos pantalones, una camisa y una escultura que despojada de plumas, cintas y miel parecía un adorno y no un trabajo de santería que la atormentaría por años.
Nadie nunca preguntó por él y si lo hicieron pensaron que se había ido por el Mariel para Estados Unidos.
Se demoró mucho tiempo en eliminar toda la oscuridad y los espíritus malignos que poblaban el apartamento. Cuando finalmente pudo encontrar a alguien que arrinconó al último espíritu hubo un mensaje: ‘nunca ganarás pues nunca será tuyo y solo podrás salvarte si te vas como llegaste’.
Ella es la escoria con la que tuvimos que quedarnos y aun arrastramos.

(Debido a las características de las leyes cubanas Elsa nunca ha podido poner el apartamento a su nombre y siempre teme que le puedan quitar el apartamento si hubiera un censo de la propiedad o algo similar.  En 1982 enfermó de cáncer de piel y se le comenzó a caer el cabello. Aún vive.)


martes, 2 de enero de 2018

LA SENSUALIDAD DEL EXITO


Despues de muchos años sin tener a nuestro alcance los iconos del capitalismo, los cubanos hemos ido redescubriendolos.
Uno de los mas comunes y en pos del cual se sacrifican los hombres y mujeres de esta epoca es el EXITO.
Para los cubanos el 'exito era otra cosa a lo que en el resto del mundo se comprendia como tal.
Y un dia, en algun momento despues de la caida del muro de Berlin, comenzaron a llegar a Cuba los hombres y mujeres exitosos de todas partes del mundo.
Unos con exitos pequeños, otros medianos y otros eran las estrellas del mundo capitalista.
Pero repito, para nosotros el exito era otra cosa, y al principio nos confundimos un poco.
Ciertamente se hablaban de villas y castillos, pero no teniamos nocion real de ellos.
Ciertamente se hablaban de cheques, cuentas de banco y tarjetas de credito doradas, pero tampoco teniamos una nocion real de todo esto.
Y ciertamente algunos vestian los ropajes prestados y nos hicieron creer que se sentaban a la mesa de la fortuna.
En fin, cheques, cuentas de banco, tarjetas de credito, villas, castillos y yates siempre son algo para llamar la atencion.
Pero los cubanos, !esos cubanos!, lo que mas disfrutan del Exito es su sensualidad. En definitiva nosotros estamos acostumbrados a escoger nuestras parejas (hasta hace muy poco) siguiendo otras pautas.
Entonces, mas alla' de la apariencia esta' el Hombre o la Mujer exitoso(@)
Y de ellos emanan perfumes que hacen al amor un viaje a lugares misteriosos.
Y usualmente tienen pieles cuidadas que hace el besarl@s y acariciarl@s algo muy placentero.
La sensualidad de ropa interior hermosa,
y parecera' tonto, pero es un hecho, cada vez mas los atardeceres desprecoupados, con vino y cerca del mar estan solamente al alcance de los ricos.
La sensualidad genera placer y como tantas cosas en este mundo pierde terreno ante dos grandes enemigos: la vulgaridad y el dinero.
Pero mientras tantos, los cubanos seguimos depositando nuestra fe en que sobrevivira'.
Haremos lo mejor que se pueda, despues de todo esta' en nuestra sangre.

cubangel@gmail.com

viernes, 8 de diciembre de 2017

CONVERSACIONES CON EL FRAILE (II): Una equivocación y una paliza

Una equivocación y una paliza
Pues sí Mickhael, ya que tu país también tuvo  este tipo de gobierno, no te resultará extraño que esas cosas sucedan.
Y como en todas partes, el ser un informante de la policía es algo denigrante, y si se sabe puede ser peligroso. Al menos hoy en día. Hubo una época en que era considerado hasta honorable, ya sabes, defendiendo los valores de la nueva sociedad. La ideología logra lo que no puede la propaganda.
Pero en fin, particularmente en estos tiempos es muy peligroso el ser tachado de informante. Y en el menor de los casos es una forma casi segura de lograr el ostracismo de la otra persona.
Yo vengo del hospital. ¡que escena! ¡que historia!
Que triste en verdad.
Pues resulta que un compañero de trabajo muy bueno que tenemos fue golpeado muy cerca de su casa. Ya sabes que ahora oscurece mas temprano, y él para cortar camino atraviesa un parque que ya a esa hora, y sin las luces, es una boca de lobo. ¡Pero es que en su barrio todo el mundo lo quiere mucho!
Pues nada , casi de milagro alguien pasaba cerca y lo ve arrastrándose. Toda una casualidad, y gracias a Dios que tuvo las fuerzas para poder arrastrarse.
Y no hubo que esperar mucho para enterarnos de todo. Resulta que había una mujer en su barrio, una mujer que ayudaba mucho y visitaba frecuentemente que parece se enamoró de él. Ella bastante mayor en verdad, pero en fin, esas cosas pasan. Pero claro, no era la única persona que mi amigo visitaba y ella un poco que celosa de las amistades , sobre todo de una vecino en común con el cual charlaban los domingos por las tardes, se le ocurrió usar la medicina del miedo: llamó a un amigo del vecino, le dijo que el maestro era un informante de la policía y que tuviera mucho cuidado con lo que hablaba delante de él.
Lo que ella no sabia era que además de ese amigo, esa persona que ella llamó conocía también  a uno de los maleantes mas grandes de la zona y al que la policía le había hecho un registro en su casa hacia muy poco tiempo decomisándole todo lo que tenia mal habido. Así que lo primero que hizo esa persona fue llamar al maleante y advertirle, solo advertirle, que tuviera cuidado con el ‘maestrito’ del edificio de la esquina que era un informante de la policía. Todo muy que en secreto y de amigo a amigo. Solo para que tuviera cuidado.
Pero claro, si no quieres que las cosas tomen caminos tortuosos debemos conservarlas bajo siete llaves. Una vez que ya están fuera de nosotros no tenemos control sobre ellas. Ni corto ni perezoso el maleante y sus secuaces partieron hacia el parque , esperaron y dieron una paliza “ejemplarizante” a los ciudadanos: el chivato lo paga.
Y allí estaba ella, en el hospital, llorando a mares, pidiendo disculpa a la familia. Creo que la quieren acusar.
Yo diría que en las sociedades modernas, el ser confidente de la policía es el octavo pecado capital para el resto de la población.
Muy agradable el café de hoy, como siempre, pero ya me marcho, voy a casa, a tratar de borrar las imágenes que me tocaron hoy.

 cubangel@gmail.com


jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Sin salida o salida fácil? El sexo.




Un día , hace unos cinco años , vino a la Habana un turista muy rico.
Al estilo de la Habana se encontró una muchacha preciosa en el malecón, paseando con una amiga, comiendo una pizza, totalmente despreocupada o como se dice: sin equipaje para el camino.
Quedó tan deslumbrado por aquello senos sin sujetadores cuyas formas se marcaban a través de una camiseta de tejido muy ligero que se le aproximó e hizo la pregunta tonta:
 ¿has estado en Europa porque tu cara me es familiar?
La risa y mirada inteligente de la chica le respondió sin palabras y le hizo despertar, regresar a la realidad.
La invitó a los mejores restaurantes disponibles.
 Contemplaron el siempre presente mar desde la terraza del Hotel Nacional , y después de la compras de rigor logró tener sexo con ella. Definitivamente, según sus propias palabras, fue maravilloso.
La chica resultó ser muy económica. Y virgen. La pregunta es cómo una chica virgen puede ofrecer un sexo maravilloso, o quizás fuera eso, la certeza de ser el primero.
Para lo que decían de Cuba era raro lo que le había sucedido. Incluso la chica vivía con su madre.
Cinco cenas, dos perfumes, dos pares de zapatos, un mp3 que ya traía en su equipaje.
A la chica nadie le había advertido que el amor no viaja frecuentemente en avión.
 Es el medio de transporte que usualmente usa la lujuria.
Nadie tampoco le advirtió de todos los que vienen buscando sexo barato para cubrir su falta de afecto. Y aunque resulte extraño viajan muchos kilómetros para eso. Y lo hacen frecuentemente cuando quedan inoculados con el virus de la apariencia de amor.
Entonces, en aquellos años, comenzó su lección de conservación personal. Una de tantas.
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¿Cómo comenzó todo este desastre?
Con la pobreza por supuesto, pero en un país donde la educación tiene bastante nivel, las chicas en general están bien alimentadas y con acceso a la salud en todos los niveles y gratuitamente, es una garantía, y además son lindas. . . y eran ingenuas.
Y la cuestión es que también en un discurso oficial y al ver que era un fenómeno casi irreversible, se dijo que al menos en Cuba las chicas tenían un alto índice de escolaridad. En otras palabras, que se puede hablar con ellas después del sexo. Ese discurso fue publicidad gratis a nivel mundial

Ya eso ha cambiado un poco ,lo de la conversación que ya es una perdida de tiempo a no ser que el cliente lo amerite, pero en todo caso los hombres que vienen a Cuba buscando sexo es porque en sus países es mas caro y además, las mujeres casadas o para casarse son sencillamente  complicadas: quieren tener hijos, quieren fidelidad, gastan mucho dinero.
Sus mujeres aspiran  al éxito. Las de acá o no saben qué es eso, o tienen una idea diferente al respecto.
Así que seguimos viendo por las calles de la Habana chicas del brazo de hombres gordos, sudorosos, con malos hábitos. Inequívocamente es un signo de que esos hombres tienen dinero.

Las jineteras tienen cierto poder sobre estos hombres, al menos cuando están en Cuba, pero no  el poder de las esposas. Es decir, son reinas de un espacio-tiempo, e incluso a veces son “afortunadas” al permitirse una mirada al mundo material de los viajeros por sexo.
En general esos viajeros, cuando regresan, dejan detrás mucho del mundo en el que viven y que por unos días transportan con ellos a esta Cuba luchadora. . .y muy atrasada en lo que al consumo, las modas y la tecnología se refiere.

Después de algunos años me surge la pregunta si son los extranjeros una amenaza para el amor en Cuba, para el amor entre algunos cubanos.
Respuesta difícil de dar, pero ciertamente el cubano ha comenzado a pensar diferente en relación al sexo y el amor desde que aviones llenos solo de hombres aterrizaban en los 1990’s

Corrimos el horizonte, como dice una amiga, para darle cabida a otro mundo de cosas que no cabían en el panorama de la otra Cuba, en ese panorama donde se desarrollaban nuestras vidas antes del 1990, donde los ideales  se distinguían más nítidamente y no diluidos en el confort, la tecnología de punta y los viajes de vacaciones.

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recorridos de ciudad.

sábado, 28 de mayo de 2016

El Vientre Maldito de Lucia (I)

El Vientre Maldito de Lucia (I)
Cuando yo me fui a vivir a ese barrio ya Lucia y sus hijos vivían allí, en esas construcciones típicas del Vedado del 1910. Toda una cuadra de casas d dos plantas iguales y separadas por unos muros en los patios centrales y en los altos por unas barandas de hierro forjado, bellistas y que hoy en día cuestan una enormidad el poder conseguirlas.
Su casa estaba en el centro de la cuadra y en la planta alta. Todas esas casas de los altos tenían unas terrazas bastante amplias y separadas por una rejas de un escaso metro de alto, algo simbólico , o como se le puede llamar en Cuba “un guarda vecino”.
Dato curioso: ese tipo de hilera de casas siempre se construían en la ‘acera de la sombra’ , es decir, en la acera donde no da el sol en las tardes, y por lo tanto perfectas para reuniones de familia y encuentro de vecinos. Claro, con el tiempo, sin los dueños originales y con la llegada de los CDR lo que fue una ventaja se volvió un peligro pues todos estaban muy expuestos a los ojos  y oídos de cualquier curioso.
Lucia era divorciada, o mas bien abandonada como supe después, y tenia cuatro hijos ya grandes cuando yo la conocí. Dos chicos y dos chicas.

Los dos chicos eran gays. Una chica era lesbiana y la otra sencillamente necesitaba un hombre en su cama todos los días. Evidentemente Lucia no tenia los hijos que la nueva sociedad deseaba para construir el futuro revolucionario. Y por eso,  en las reuniones del partido comunista y otras organizaciones por el estilo se le conocía, para diferenciarla de otras con el mismo nombre, como Lucia la del vientre maldito.

domingo, 8 de mayo de 2016

Algunos cubanos





Algunos cubanos se quedan detrás de la puerta escuchando las voces que pasan  aun cuando es solo cuestión de girar el picaporte. Solo esperan que las voces se vayan y todo regrese al cómodo silencio de antes. Pero ese pasado ya no existe, el futuro les aguarda y solo hay que mirarlo de frente y no temer lo que traiga.
Otros le temen a las nuevas relaciones  y al mismo tiempo se sienten muy molestos por el papel de tontos que han hecho todos estos años. Ya no tienen fe y como no escuchan no están abiertos a las nuevas verdades. Verdades difíciles, no siempre agradables, pero que son como ladrillos que construyen nuestra esencia.
Los comprendo. Ya tienen mas de 60 años y solo tratan de protegerse a si  mismos y a los suyos. Ya fueron lastimados y convertidos en seres humanos pobres y dependientes. Y solo les queda elevar la mirada en espera de las decisiones sobre sus vidas que otros tomaran por ellos. Pero los que siempre han tomado las decisiones ya estan muriendo y no nos quedara' otro remedio que tomar nuestras riendas.
Ojala surgiera alguien que pudiera restaurar la fe.
Algunos cubanos como yo mismo nunca fuimos jóvenes. Siempre miramos a través de ojos 40 años mas viejos. Solo espero que como yo he sanado otros lo puedan hacer también.
Muchos cubanos dicen que no creen en las nuevas promesas de ninguno de los bandos. Son solo voces que prometen cosas desde la oscuridad, cosas que no pueden cumplir. Y lo dicen porque recuerdan esas mismas promesas dichas muchas veces antes.
Algunos y cada vez mas cubanos se van para otros países con la esperanza de vivir mejor en sociedades cómodas y donde recibir ayudas que corresponden a los que han trabajado y luchado en esas sociedades.
Otros cubanos parecen pensar que es mas fácil odiar.

Sé que no nos escuchamos, que las voces significativas se pierden entre tantos gritos e ideas “brillantes”, que nos viramos la espalda en cuanto podemos, pero también sé que si sobrevivimos cuidaremos de ellos, y sobre todo de sus hijos para que no repitan los mismos errores .
Les enseñaría a sus hijos que de las batallas no se debe escapar, y claro se debe ir a ganar, pero no  a cualquier costo, sobre todo si es humano.  Porque si hay en juego las vidas de otras personas, su futuro y sus sueños es preferible esperar a dañar un hombre o una mujer inocente.
Los cubanos debemos resurgir de nuestra historia, sin ser mártires o preferir la muerte como siempre se dice en los lemas oficiales. Y por eso comprendo a los mas jóvenes que con sus simplezas solo están diciendo que no desean estudiar tanto para solo  averiguar donde comenzó el  infarto y reproducirlo cada 10 años.

¿creer en milagros o dejar las cosas como están? 
Lo que si es cierto es que no debemos sentarnos y dejarnos morir, por dentro quiero decir.