Soy Humberto, maestro cubano de lenguas y guía turístico con alma curiosa y mirada crítica. Enseño inglés y español a adolescentes buscando siempre el equilibrio entre lo académico, lo creativo y lo emocional. Me apasionan la historia cubana, la belleza en todas sus formas, y las experiencias que dejan huella. Escribo, diseño y comparto desde una visión renacentista moderna: con claridad, contexto y corazón.
se agradecen los comentarios. Y si les gusta lo que leen un like estaria muy bien
En redes sociales y en los grandes medios parece que Cuba solo existe como un cliché: pobreza, escasez, dificultades. Esa es la narrativa cómoda, la que se repite como eco en titulares vacíos. Pero hay otra Cuba, que rara vez aparece en esas pantallas.
La Cuba real no se resume en estadísticas. Está en su gente trabajadora, en quienes se levantan cada día para inventar soluciones donde otros verían obstáculos. Está en las calles llenas de música, en los balcones donde un niño toca un tambor improvisado, en el coro espontáneo de voces que convierte cualquier esquina en un escenario.
Este es uno de los países que más música genuina ha regalado al mundo. Del son al jazz afrocubano, de la trova al hip hop, la banda sonora de la isla no se detiene nunca. Lo mismo sucede con el deporte: boxeadores, peloteros, atletas olímpicos que han puesto a Cuba en los podios internacionales con una disciplina que nace en barrios humildes y escuelas abiertas al talento.
La alegría aquí no es una pose: es resistencia. Es la capacidad de reír en medio de la adversidad, de compartir lo poco, de mantener la dignidad incluso cuando el relato externo nos quiere reducir a una caricatura de miseria.
Quien visita Cuba con los ojos y el corazón abiertos descubre que hay una riqueza humana que no tiene precio. Porque la verdadera Cuba no cabe en un titular; late en su cultura, en su resistencia y en la energía de su gente.
Y si eres de los que viajan buscando esa verdad más profunda, no lo encontrarás en los noticieros, lo encontrarás caminando sus calles. Ahí es donde empieza el verdadero recorrido: en una Habana que se abre solo a quienes llegan con respeto y curiosidad. Ese es el viaje que yo te invito a hacer.
Humberto. Havana City Tours. Arts, Society, History. WhatsApp+5352647921
Las Placas W y P: El Nuevo Símbolo de Poder en La Habana y la Cruda Verdad de la Brecha Social en Cuba
De Cuentas Bancarias a Mercedes Benz: La Fascinante y Dolorosa Evolución de los Símbolos de Estatus en la Cuba Post-Revolucionaria
La Paradoja de La Habana: Cómo los "Hijos de los Corruptos" y la Diáspora Están Redefiniendo la Riqueza en la Isla, Mientras la Mayoría Espera Bajo el Sol
Estas líneas para algunos puede ser solo anecdótico. Para otros son tonos de gris, entre el color blanco absoluto inexistente y el color negro maldito
En las calles de La
Habana, un Mercedes Benz con placa que comienza con "W" o
"P" es hoy el símbolo más visible del nuevo poder. Mientras miles de
habaneros esperan durante horas en las paradas de guaguas bajo el intenso sol
del Caribe, estos vehículos de lujo circulan con sus ventanillas cerradas y el
aire acondicionado funcionando, como testimonio silencioso de una nueva casta emergente. Pero la historia de los símbolos de poder en Cuba es mucho más
compleja y ha experimentado profundas transformaciones a lo largo de las
décadas.
Antes de 1959, la riqueza
se manifestaba de manera tradicional del capitalismo: la posesión de centrales
azucareros, extensas cabezas de ganado, y cadenas de tiendas marcaban
claramente quiénes eran los poderosos. La Revolución transformó radicalmente
este panorama. Con la nacionalización de propiedades y la salida de las
familias adineradas, los indicadores de estatus cambiaron drásticamente.
Durante la segunda mitad
de los años sesenta, al comienzo del bloqueo estadounidense y antes de
consolidarse los vínculos con la Unión Soviética, los símbolos de distinción se
volvieron sorprendentemente modestos: poder estrenar zapatos nuevos o tener
varios pares para diferentes ocasiones se convirtió en un privilegio notable.
Realizar una fiesta de cumpleaños con todos los elementos tradicionales, sin
necesidad de "inventos", era ya un signo de posición privilegiada.
La década de los setenta
trajo nuevos marcadores de estatus. El poder viajar fuera de Cuba se convirtió
en el privilegio máximo, reservado casi exclusivamente para funcionarios
gubernamentales y sus familias. Sus hijos se distinguían por pequeños detalles:
un maletín escolar de calidad, plumas de colores, juguetes importados con
características especiales como "autitos" con puertas que se abrían.
Mientras tanto, la mayoría de los cubanos vestían ropas desgastadas y
descoloridas, situación que llevó a la importación de telas -mayormente chinas-
que, aunque de colores llamativos y diseños repetitivos, transformaron las
calles habaneras en un desfile de vestuarios idénticos. Incluso esa “forma de
vestir” , no vamos a llamarla moda, se le decía “24 x segundo” parafraseado la
cantidad de cuadros por segundo de una película.
Los años ochenta marcaron
un punto de inflexión. Tras el éxodo del Mariel, y con el fortalecimiento de
las relaciones con el campo socialista, aparecieron nuevas formas de distinción
social. Las tiendas comenzaron a ofrecer muebles, electrodomésticos e incluso
algunas prendas de marcas internacionales. Una nueva generación de
profesionales accedió a ciertos privilegios: créditos para automóviles, acceso
a bienes de consumo especiales y, sobre todo, la posibilidad de viajar.
La década de los noventa,
tras la caída de la URSS, vio emerger una nueva élite. Los hijos de la clase
dirigente, criados con privilegios y contactos internacionales, heredaron
propiedades estratégicamente ubicadas que transformaron en negocios lucrativos:
casas de renta, restaurantes privados (paladares) y conexiones con el turismo
emergente. Esta generación, conocida popularmente como "los hijos de los
dirigentes", desarrolló una visión híbrida: ni contrarrevolucionaria ni
ideológicamente comprometida, sino pragmática y orientada a los negocios.
Llega la década de los dos
mil. Obama por unos meses levanta la prohibición de viajes a Cuba y hasta el
mas pinto de las palomas hizo dinero, siempre y cuando tuviera propiedades o cierto capital. Lo que
era privilegio se convirtió en algo común para mas personas: viajar, conocer
extranjeros poderosos, residir en el extranjero. Los privilegios se
transformaron. Ya habían grandes privilegio, medianos privilegios, pequeños
privilegios y . . .nosotros, los que no tenemos ninguno.
Concentrémonos en los
grandes. Hoy en día se han ampliado las posibilidades de negocios, sobre todo
con la importación de alimentos. Y para colmo, hasta este momento en que
escribo estas líneas, casi sin pagar impuestos.
¿Quiénes son los nuevos
privilegiados?
Fácilmente los detectas
con los nuevos signos del poder: autos lujosos, grandes, fuertes que se pasean
por el país ostentando, sí, ostentando su posición económica. Al principio se
les autorizó solamente vehículos de carga, después, como siempre alguien gana
con el rio revuelto, en un país donde falta la gasolina, las energías, la
electricidad, proliferan todos esos autos con placas que comienzan con W y P. Es
la cara notable de la nueva casta.
Pero, ¿Quiénes son esos?
Comencemos por lo más difícil
de tragar y digerir: los cubanos pobres de hoy son los hijos de los honestos de
ayer.
Los pobres de hoy no es que no tengamos
inteligencia, talento o ganas, es que no tenemos capital, y por lo tanto no
somos esos que podamos aspirar a tener esos permisos que da el Estado para
tener negocios y como consecuencia esos autos de lujos, que como dije es lo
visible, la punta del iceberg, y que como una bofetada la sentimos en el rostro.
Segundo, la respuesta: ellos son por un lado los hijos y nietos de los corruptos
de ayer, de los hijos de los que fueron gerentes o
trabajaron en empresas extranjeras, de los que fueron funcionarios del gobierno
y que incluso traicionando sus obligaciones y siendo depuestos de sus cargos
conservaron sus casas que pudieron rentar y sus contactos en el extranjero. También
los hijos de aquello oficiales del gobierno que hicieron buenos trabajos y que
por el ambiente en que crecieron, estudiaron y mantuvieron las relaciones con
gente importante en otros países y viviendo en el extranjero hacen negocios en
Cuba y disfrutan en el capitalismo luminoso dinero que extraen en la Cuba pobre.
Los otros, y aun más
delicado desde el punto de vista político: quienes tienen familia en Estados
Unidos. Los hay quienes se fueron de Cuba al principio de la revolución, pero ya
son muy mayores, la mayoría son emigrados en la década del 1980 que han hecho algo
de dinero, no suficiente para Miami,
pero mucho para La Habana y han visto la oportunidad de oro de aprovecharse de
casi 10 millones de cubanos con grandes necesidades, sobre todo de alimentos.
Usualmente traen mercancías desde Méjico o Panamá, hasta ahora los impuestos
muy bajos, abren negocios mayoristas y minoristas, llenan las calles con sus
productos de tres a diez veces su valor original, lo venden en la moneda cubana
con la que después compran dólares que regresan a Estados Unidos. El noventa
por ciento están en contra del gobierno y la revolución misma, y ni tan
siquiera lo esconden, solo hay que quedarse un rato en sus negocios y oírlos
hablar, pues en su ostentación se creen intocables.
Todo esto hace que al
menos algunos del pueblo puedan resolver alimentos y demás. Ha sido por otro
lado un salvavidas para el gobierno que cada día más va renunciando a sus
funciones como Estado en situación de emergencia alimentaria para que nos
vayamos acostumbrando a la selva financiera.
¿Negativo?
Uno, es obvio que se lava
dinero, y por otro lado el enorme coste ideológico que genera todo esto. Porque
el mensaje es bien claro: los hijos o nietos de personas que se fueron del país,
no porque andaban buscando mejores oportunidades para vivir, sino porque eran abiertamente
contrarrevolucionarios, llegaron a Estados Unidos y lo que decían que no era
posible se hizo posible aunque fuera un poquito y son los que están manteniendo
hace rato con remesas a sus familias, y ahora con estas posibilidades. Y los
trabajadores, las personas que han estado en las menos malas y las malas, que han
echado pie en tierra por la revolución,o sencillamente están atrapados en la Historia y son las que están dando su dinero para
que ellos se enriquezcan y vivan en condiciones que un obrero no puede soñar.
La Habana en el verano es
un horno, sobre todo en las tardes. Estar dos o tres horas esperando una guagua
(autobús) para llegar a casa extenuado y enfrentarse a una despensa vacía, o
casi, es duro. Pero mas duro es ver pasar por esa parada de guagua un auto del año con aire acondicionado con placa W, y ni tan siquiera ofrecer un alivio a esos
que posiblemente enseñen a sus hijos o sanen a sus padres en los hospitales.
La ironía histórica no
escapa a nadie: muchos de los que hoy ostentan el poder económico son
descendientes de quienes abandonaron Cuba por oponerse a la Revolución.
Mientras tanto, los hijos de quienes permanecieron leales al proyecto
revolucionario o fueron victimas pasivas de la voragine historica frecuentemente se encuentran entre los sectores más vulnerables
de la sociedad.
Humberto Guia & Maestro en la Habana Whatsapp +5352646921
Esparta y Cuba: Dos Historias de Resistencia Inquebrantable Frente a la Adversidad
Tanto Esparta como Cuba han demostrado una notable capacidad de resistencia y perseverancia frente a desafíos significativos y a la presión de potencias más grandes. Hay algunas características que ayudaran a comprender lo que muchos tratan de no ver.
Esparta era conocida por su sociedad altamente militarizada. Los espartanos eran famosos por su resistencia y disposición a sacrificarse por su ciudad-estado. La vida en Esparta era austera y enfocada en la autosuficiencia. Los espartanos valoraban la simplicidad y la fortaleza física y mental.
Cuba ha enfrentado décadas de embargo económico y presión política, especialmente por parte de Estados Unidos. A pesar de esto, ha mantenido su soberanía y ha desarrollado sistemas de salud y educación reconocidos internacionalmente. Al igual que los espartanos, los cubanos han mostrado un fuerte espíritu de sacrificio y resistencia. La Revolución Cubana es un ejemplo de cómo un grupo relativamente pequeño pudo desafiar y derrocar a un régimen apoyado por una potencia extranjera. La vida en Cuba ha requerido una gran dosis de creatividad y autosuficiencia debido a las limitaciones económicas y de todo tipo. Los cubanos han aprendido a hacer mucho con poco, desarrollando soluciones ingeniosas para superar las dificultades diarias.
Similitudes; tanto Esparta como Cuba han resistido la influencia y la presión de potencias más grandes, manteniendo su identidad y autonomía.Ambas sociedades valoran el sacrificio personal por el bien común y han demostrado una notable valentía en tiempos de crisis. La austeridad y la autosuficiencia son características compartidas, con un enfoque en la fortaleza interna y la capacidad de superar adversidades con recursos limitados.
Diferencias Clave
Mientras que Esparta se centraba en la formación militar y la guerra, Cuba ha puesto un fuerte énfasis en la educación y la salud pública. La Revolución Cubana llevó a una serie de reformas sociales que priorizaron el bienestar civil sobre el militar.
Esparta existió en un contexto de ciudades-estado griegas en constante conflicto, mientras que Cuba ha navegado las complejidades de la política global moderna, especialmente durante la Guerra Fría, y hoy en dia resistiendo hasta la clasificación como Estado que promueve o apoya el terrorismo, con todo lo que esto implica.
Legado y Cultura
El legado de Esparta se encuentra en su cultura de disciplina y sacrificio, que ha sido inmortalizada en la literatura y el cine. La frase "Vuelve con tu escudo o sobre él" sigue siendo un símbolo de valentía y lealtad. El legado de Cuba
se refleja en su resistencia cultural y su capacidad para mantener su identidad
a pesar de las presiones externas. La música, el arte y la literatura cubana
son reconocidos mundialmente y celebran la resiliencia y la creatividad del
pueblo cubano. Ambas sociedades,
aunque separadas por milenios y contextos muy diferentes, comparten una
admirable capacidad de resistencia y un fuerte sentido de identidad. Esparta y
Cuba han demostrado que la determinación y el sacrificio pueden permitir a una
nación pequeña resistir la influencia de potencias mayores y mantener su
autonomía y cultura.
La Zona de Confort: Un Concepto Reinterpretado Desde La Habana — No es Complacencia, es Supervivencia
¿Conformismo o Resiliencia? Por Qué la "Zona de Confort" Tiene un Significado Radicalmente Distinto en Países Ricos y Países Pobres
Redefiniendo el Éxito: La Lucha Diaria en el Tercer Mundo y la Victoria Monumental de una Nueva Nevera en La Habana
La vida en una zona de confort puede parecer una
burbuja de estabilidad, pero las interpretaciones pueden variar drásticamente
dependiendo de si uno vive en un país rico o en uno pobre. Mientras que en el
primer caso, la zona de confort puede parecer una prisión dorada construida por
el confort económico y social, en el segundo, puede parecer un refugio frágil
en medio de una tormenta implacable.
En los países
pobres, la zona de confort es a menudo una construcción precaria, sostenida por
un equilibrio frágil entre la supervivencia y la estabilidad. La lucha diaria
contra la adversidad, desde la inseguridad económica hasta los conflictos
sociales, convierte cualquier logro, por pequeño que sea, en una victoria
monumental. La falta de recursos y la constante batalla por la supervivencia
crean un entorno donde el cambio puede ser una amenaza más que una oportunidad.
La zona de confort en estas regiones está marcada por la necesidad de adaptarse
a condiciones adversas, donde los esfuerzos por salir de la rutina pueden ser
peligrosos o incluso imposibles sin riesgos significativos. En este contexto,
el miedo al cambio no es solo una cuestión de desinterés, sino una estrategia
de supervivencia.
Las críticas que llegan desde el mundo rico hacia los
habitantes de países en desarrollo, a menudo, parecen ignorar la feroz batalla
que se libra día a día por la mera existencia. La inmovilidad en estos contextos
no es un signo de pereza o falta de ambición, sino una respuesta a un entorno
donde el riesgo de desafiar el statu quo puede ser desastroso. Enfrentarse a
una realidad dura no siempre deja espacio para el lujo de la autoexploración o
el emprendimiento audaz; cada paso en falso puede tener consecuencias graves.
El contraste entre estas realidades muestra que la zona
de confort no es un fenómeno uniforme. Mientras que en los países ricos, la
comodidad puede llevar a una complacencia peligrosa, en los países en
desarrollo, la comodidad puede ser un logro extraordinario en sí mismo. La
inmovilidad no siempre es una elección; a menudo es una estrategia de
adaptación en un entorno donde la supervivencia misma ya exige una lucha
constante.
En el corazón de La Habana, alguien sonríe mientras
muestra con orgullo su nueva nevera. Para muchos en el mundo desarrollado, esto
podría parecer un acontecimiento trivial. Sin embargo, para esa persona,
representa el culminar de años de ahorro y sacrificio.
Este es solo un ejemplo de lo que significa la
"zona de confort" para millones de personas en el mundo en
desarrollo. Un concepto que, visto desde afuera, a menudo se malinterpreta como
conformismo o falta de ambición.
Redefiniendo el éxito
En países como Cuba, cada pequeño paso adelante es una
victoria contra adversidades que muchos en el primer mundo ni siquiera pueden
imaginar. Lo que para algunos es rutina, para nosotros puede ser el resultado
de una lucha de años".
Esta perspectiva desafía la noción occidental de
"salir de la zona de confort". Para muchos en el tercer mundo,
alcanzar cierto nivel de estabilidad y seguridad es en sí mismo un logro
extraordinario.
Es
crucial reconocer que el progreso y el éxito tienen diferentes significados en
diferentes contextos. Para muchos en el tercer mundo, mantener un techo sobre
sus cabezas, proporcionar educación básica a sus hijos o tener acceso a
atención médica son logros monumentales.
No
se trata de conformismo. Se trata de resiliencia, de la capacidad de encontrar
dignidad y satisfacción en circunstancias que muchos considerarían
insoportables.
La próxima vez que se hable de "salir de la zona
de confort", vale la pena reflexionar: para millones de personas en el
mundo, llegar a esa zona es ya un viaje heroico.
Humberto. Maestro y guia local en la Habana.
instagram: humberto_habana
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Hoy en día el mundo vive otra guerra. Es curioso como ese mundo que se horroriza ante esta guerra , calla y mira hacia otro lado con el sufrimiento de otros pueblos y la agresión de otras potencias. Es también curioso que se mire con malos ojos porque Cuba comprende a Rusia y sabe que Ucrania ha sido manipulada y llevada a un callejón sin salida. Es interesante ver como dan tanto apoyo en armas, dinero para armas, soldados mercenarios y sabemos lo que traerá para el pueblo ucraniano. Porque de alguna manera ya hemos estado allí con ellos. Cuba está entre dos amigos que se pelean y poco resta por hacer.
Cuba hizo lo que había que hacer cuando, como ahora con otroa pueblos, el mundo mira hacia el otro lado si no es tema que se pueda manipular políticamente. Chernobil fue perfecto para denigrar a la ex URSS, el sufrimiento de sus pueblos era irrelevante.
Hoy les cuento una historia que no muchos fuera de Cuba conocen, porque no hay que alardear de las acciones buenas, solo hacerlas.
Algunos años después de la explosión del cuarto reactor de la Central electronuclear de Chernóbil, la entonces URSS solicitaba al mundo auxilio para atenuar la huella de la explosión nuclear en su población, fundamentalmente infantil.
Un día de 1989, el entonces Secretario General del Komsomol o Juventud Comunista en Ucrania en una recepción oficial se dirigió al Cónsul cubano y le mostró su preocupación por el estado de los niños ucranianos después del accidente nuclear .
Y se creó una comisión de especialistas en hematología, oncología, endocrinología, clínicos y otras especialidades, que enviarían a Ucrania. Una vez allí, en contacto con las autoridades de salud de ese país los médicos cubanos comienzan la exploración de la situación en el terreno con los pacientes que necesitaban atención médica urgente. Se seleccionan los más enfermos, el primer grupo.
Así se organiza el primer vuelo a Cuba de 139 niños, muy enfermos, fundamentalmente de problemas oncohematológicos. Llegan a La Habana y esa misma noche da inicio la preparación de un programa que fuera capaz de atender al mismo tiempo a miles de niños y niñas de las regiones más afectadas en Rusia, Bielorusia y Ucrania.
¿Cómo se organizó el programa para la atención en Cuba de los niños de Chernóbil?
En Tarará ya se habían atendidos 75 mil niñas y niños cubanos con el propósito de suministrarles tratamientos inmulógicos con interferón. A partir de esta experiencia se crea un programa integral que fuera capaz de atender a 10 mil niños y niñas impactados por el accidente nuclear de Chernóbil, en el mismo Balneario de Tarará al este de La Habana.
Para la creación del programa se tuvo en cuenta no solo a las niñas y niños enfermos, sino su presencia en lugares contaminados con impactos notables en el agua, los alimentos y el medio ambiente en general. Tres repúblicas de la antigua URSS fueron las más afectadas por su cercanía a la zona de la catástrofe: Rusia, Bielorrusia y Ucrania; fundamentalmente esta última, con la característica de que había poco yodo en el agua que consumía su población.
Entre los elementos para la atención a esos pacientes estuvo el hecho de que si le lograba sacar a la población de un medio contaminado a un medio limpio, el organismo tenía posibilidades de recuperarse de manera más rápida.
En un principio, en Tarará se crearon condiciones de camas hospitalarias para 350 niños y niñas. Se establecieron áreas especializadas de acuerdo con las enfermedades que presentaban y médicos y enfermeras permanecían con ellos de manera permanente.
A todos se les midieron las radiaciones con que llegaban en el Centro de Higiene de las Radiaciones de Cuba y luego de los resultados se determinaba si había que realizar estudios genéticos.
En Tarará se creó un sector para los niños y niñas que requerían de tratamiento de histoterapia placentaria para la caída del cabello y la soriasis. A los niños y niñas se les implementó, además, un programa de atención psicológica.
Cercano a los hospitales donde permanecían internados los más enfermos, se acondicionaron viviendas para que sus familiares permanecieran cerca; sobre todo aquellos que continuaron hospitalizados por largos periodos, incluso años. Este programa tuvo diferentes etapas y se concibió y realizó por 21 años de manera gratuita. Un total de 26 114 pacientes.
Desde 1998 y hasta 2011 trabajó, en la Ciudad de Evpatoria, Provincia de Crimea, una brigada de médicos cubanos. Entre 5 000 y 6 000 personas pasaron cada año por ese programa que fue asesorado por cubanos. En Kiev se contó con la presencia de un médico cubano, Especialista en Pediatría, quien trabajó en la selección y clasificación de los pacientes conjuntamente con el Fondo Juvenil de Chernóbil y posteriormente con el Ministerio de Salud de Ucrania.
NOTA: vale la pena recordar que precisamente esos primeros 10 años fueron los mas terribles de la historia de Cuba después del 1959. La URSS había desaparecido y toda la estructura económica giraba alrededor de esto. Esa década trajo hambre, enfermedades por desnutrición, éxodo masivo en el 1994. Lo digo una y otra vez, pero no puedo olvidar esos mese y meses solo comiendo col.
Cada cierto tiempo escribo
sobre cómo me siento. Es de suponer que estos dos últimos años no han sido
buenos. Nuevamente nuestra condición de persona, de buen ser humano ha sido
puesta a prueba. ¿acaparar medicinas y alimentos o compartirlos? ¿Buscar y
ayudar o mirar al otro lado? Nadie puede imaginar lo difícil que es vivir en
una especie de zona crepuscular de la mente. Eso es Cuba.
Hay cubanos que no olvidan la
gratitud, durante la lucha por sobrevivir todos estos años hemos sido ayudados
por hombres comunes y por hombres casi ángeles que nos han permitido hacer
cosas tremendas, servir de ayuda a su vez y poder dar lo mejor de nosotros. Por
eso al final del día algunos cubanos agradecemos no solo a lo divino sino
también a los amigos. Quizás algún día, en esta u otra vida, podremos repartir
la recompensa o la alegría.
Hay cubanos que hemos luchado
mucho y duro por la libertad de nuestro espíritu y por bañarnos siempre en el rio
de eventos que corren en nuestras vidas. No siempre hemos sido libres de
elegir, porque también las decisiones costaban el aislamiento social o
incluso la libertad física, y aun hoy, aunque menos. Cuando más jóvenes esas decisiones
se toman con valor y cierta locura. Con el tiempo se van viendo las cosas más
claras, los lazos creados y las consecuencias para familia y amigos, y
aprendemos a distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
Hay cubanos que hemos
aprendido de los enemigos, los cercanos y los que están en otros países. La
lucha ha sido larga y a medida que avanza, década a década descubrimos que ni
la ideología ni las armas son suficientes para vencer, para eso hace falta la
experiencia y un corazón limpio.
Lo más difícil ha sido el
crecimiento de la mentira y la trampa como excusa de supervivencia, como un
arma para lograr un objetivo. Muchas veces hemos perdido las fuerzas, pero
sabemos lo que queremos en lo individual y no necesitamos a los tramposos y mucho
menos darle explicaciones a los aprovechadores cuando reciban el castigo,
siempre las excusas para el ladrón y el especulador serán las del sistema político,
pero un buen ser humano no roba ni estafa a su hermano que también sufre.
Los cubanos hemos luchado
unos contra otros. Creo que casi todos los países han sido así, pero los
mejores cubanos no han sido dominados por las tormentas del alma y la existencia,
hemos tenido la fuerza para vencer las dificultades y seguir adelante. No
obstante han surgido cubanos que han desafiado a sus propias familias y amigos
y los provocan para una batalla en que nadie ganará. Es necesario mostrar que
la ilusión no debe vencer a las ideas claras. Los cubanos del gobierno deben
aprender que cuando sus compatriotas lo desafían en realidad están queriendo
conversar, y todavía no somos buenos conversando unos con otros.
Algunos cubanos han sufrido
mucho por décadas por cosas absurdas y también por otras muy relevantes.
Algunas de las cosas hechas nos hicieron sufrir más de lo necesario. Las
familias se han alejado y han muerto sin verse nunca más, algunos han pedido la
muerte, algunos han colocado bombas. En ambos lados muchos han perdido el
tiempo y hasta la vida por causa de una mentira. Pero al pasar el tiempo uno
aprende a arriesgarse por algo que vale la pena, se lo que sea para cada cual,
pero que nunca deberá ser lo material, lo mezquino e irracional.
En mi caso muchas veces hago
cosas fuera de lo común. Puedo bailar en la calle, mientras espero a un amigo,
mirar los ojos de un desconocido y preguntar de su vida, defender una idea que
puede parecer ridícula. Me alegro siempre con nuevos descubrimientos. Muchas
veces he salidodel combate. A veces
trato de pasar mis días intentando representar el papel que los otros escogieron
para mí, aunque pese, escogí la senda por
donde camino ahora y no tengo motivo para protestar.
Muchos cubanos ya tuvimos alguna vez miedo de entrar en
combate por nuestra libertad individual. Muchos cubanos ya recorrimos un camino
que no nos pertenecía. Ya sufrimos por cosas sin importancia y muchos han
fallado en sus obligaciones espirituales que nos hubieran salvado de muchos
errores costosos. Muchos cubanos dijeron sí cuando querían decir no.
Los cubanos que dijeron que sí
porque su corazón se los mandaba han sido humanos especiales. El camino que escogieron
incluye el respeto por todo lo que es pequeño y sutil. Y supieron siempre el
momento de tomar las actitudes necesarias para comprender que acumular amor
significa suerte, acumular odio significa calamidad.
Debido al aislamiento que
hemos sufrido el mundo no sabe las cosas que hemos pasado o hecho los cubanos. Y
si lo saben es a través de prensa tan parcializada en contra que incluso les
hace creer a algunos cubanos que están equivocados. Pero nosotros fluimos como
el agua, y como el agua jamás podemos ser quebrados por un martillo, ni heridos
por un cuchillo. Todas las almas de los cubanos que han dado sus vidas por
enseñar y curar, por defender dignidades ajenas y propias, en estas y otras épocas
son como un manantial, que frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo
la fuerza de los otros ríos que encuentra hasta lograr el objetivo: el mar.
Porque los cubanos no
permanecemos indiferentes ante la injusticia, sabemos que todo es una unidad, y
que cada acción individual afecta a todos los hombres del planeta. Por eso,
cuando presenciamos el sufrimiento ajeno y nos piden ayuda, usamos la espada para
poner las cosas en orden. Lo hemos hecho en África, América Latina, Asia. Es
decir, donde viven los pobres del mundo. Y ciertamente eso no lo entienden ni perdonan muchos.
Creo que soy un cubano atípico.
Muchas veces me desánimo y siento que nada consigue despertar la emoción que deseaba.
Muchas tardes y noches debo permanecer manteniendo una posición conquistada sin
que ningún acontecimiento nuevo me devuelva el entusiasmo, pero cuando menos lo
esperaba se han entreabierto nuevas puertas. Las puertas nunca se me han
abierto del todo, pero al menos entra algo de luz y aire fresco, y al menos siempre
mantengo mi corazón limpio de sentimientos de odio. Pero sé que el acto de
perdonar no me obliga a aceptarlo todo; no
puedo bajar la cabeza, pues de hacerlo perdería de vista el horizonte. Acepto
que los adversarios están allí para poner a prueba mi bravura, mis capacidades.
Ellos me obligan a luchar.
La mayoría de los cubanos mantienen
las lecciones del pasado en mente. Recuerdan algunos de sus peores capítulos:
masacres, esclavitud, golpes de estado, prostitución, anexionismo, y también sacrificios,
oscurantismo. Y vimos a mucha gente abandonar la búsqueda por no poder
responder a esta pregunta: ¿Cuál es el camino correcto? La mayoría de los
cubanos no tienen dudas pues siguen la fórmula infalible: "Por los frutos
conoceréis al árbol", dijo Jesús. El que sigue esta regla, no yerra nunca.
Los cubanos hemos aprendido
importantes lecciones, pero a veces se nos olvida estudiar a profundidad el
alma humana, a los que nos precedieron y nos confiamos. Pensamos que ayudar a
los pobres y oprimidos es suficiente. Pensamos que educar y sanar es suficiente,
pero no. De las cloacas de la sociedad emergen cada cierto tiempo los que no
quieren participar en el crecimiento humano, los que se aprovechan de las
necesidades de los demás, los que recorren el camino “más fácil” dejando tras
de sí un mar de víctimas. Pero también dejamos de responder preguntas
importantes como ¿Por qué sucede esto? ¿Los que nos gobiernan nos dan el
ejemplo y educan a sus hijos con el mismo rigor que nos exigen compromiso y
frugalidad? ¿Por cuánto tiempo puede estar un ser humano educado y sano sin
ambiciones? ¿Solo educamos para que nos sirvan en una obra (aunque sea
extraordinaria) o para darnos la libertad del discernimiento? ¿Se preocupan por
la salud para que trabajen más duro y más tiempo y no para que sean fuertes y aventureros
y puedan decidir qué tipo de vida desean tener?
Las injusticias existen.
Todos se ven envueltos en situaciones inmerecidas, generalmente cuando no se
pueden defender. Muchas veces la derrota llama a la puerta, como ha sido este
verano del 2021, por eso hay que estar atentos a los síntomas, a las llamadas
de alerta antes de que se conviertan en gritos de desesperación porque en esos
momentos no importa ya quien tenga la razón o qué motiva la realidad.
Mis conquistas han sido
pequeñas, ningún sueño ha sido cumplido en su totalidad, pero reconozco que hay
quien vive peor. He conocido la infelicidad ajena, las enfermedades mortales desde cerca, la soledad, las
frustraciones que acompañan a parte de los cubanos, y por eso a veces considero
que no merezco algunas recompensas.
Han pasado 62 años de revolución. Hemos resistido
y ha estado bien, pero también necesitamos algunos estrategas con visiones
diferentes. Los buenos luchadores no se quedan siempre repitiendo la misma
lucha, sin avances ni retrocesos. Si no hay progreso hay que sentarse con el
enemigo y discutir, sobre todo en momentos de debilidad o complacencia. La diplomacia
es un gesto de dignidad no de cobardía, es equilibrar las fuerzas, un cambio de
estrategia logra salvar tantas vidas como una victoria en el campo de batalla. No
hay que pensar en lo que piensen los demás países y gobernantes porque no hay
que probar nada a nadie. Hemos luchado un buen combate y se ha mantenido la fe,
pero hay aprender el arte de la negociación.
El ser guía de ciudad me ha
permitido conocer a muchas personas de diferentes partes del mundo. Algunos nos
hemos reconocido sin habernos visto antes porque entre otras cosas están en el
mundo como yo, sin equipaje y sin sandalias. Al igual que yo a veces sufren por
tonterías, pensamos que no podemos crecer o que no merecemos cualquier tipo de bendición.
Y todos nos preguntamos qué estamos haciendo aquí, pero continuamos buscando un
sentido y pienso que terminaremos encontrándolo.
Y también he encontrado a un
maestro espiritual que me trajo luz diferente en la fe que brillaba en sus
ojos. Él no precisaba probar nada a nadie, y mucho menos a mí .
Cuando era niño tenía la impresión
de vivir dos vidas al mismo tiempo. En una de ellas era obligado a hacer todo lo
que no quería, aprender ideas que me costaba creer, andar en grupos, andar
uniformado, caminar siempre el mismo camino de todos. Pero existía otra vida y
la descubrí en las lecturas, en la onda corta (no había internet) y sobre todo
en gente que pensaba como yo. Poco a poco las dos vidas fueron acercándose y
algunos sueños se hicieron rutina y pienso que casi estoy listo para lo que
siempre deseé. Solo me falta un poco de osadía para que ambas vidas se
transformen en una sola.
Cosas que no he aprendido o
hago mal: necesito dedicar más tiempo para mí mismo y usar ese tiempo para el
descanso, la contemplación, el contacto con el alma del mundo. No me relajo y
dejo que todo lo que sucede alrededor siga sucediendo y mirar al mundo como un
simple espectador sin hacer resistencia al movimiento de la vida. Me han dicho
que solo entonces lo complicado empieza a volverse sencillo y seré feliz.
Cuando uno vive en un país de
grandes transformaciones sociales y expuesto a todo lo que está Cuba , no
importa si eres grande o pequeño, hombre o mujer, profesional o con poca educación,
tu vida se mueve, como un péndulo, entre dos sentimientos: el deseo y el miedo.
El miedo te dice todo el tiempo que cada paso es desconocido y peligroso y que lo
que aprendiste posiblemente no sirva para nada. El deseo te dice que vas a salir
del mundo conocido y que te aguardan las cosas que siempre quisiste y por las
cuales luchaste tanto.
Algunos cubanos han sonreído porque
ya no hay nada que los asuste más que quedarse sin cumplir sus sueños y abren
la puerta con la seguridad de quien sabe lo que quiere.
En este año 2021 el ángel que
me inspira está dando un paseo. Espero que regrese y el simple rumor de su
aliento me devuelva la alegría.
Mientras tanto, aunque no
pueda meditar debo repetir una palabra, o un mantra, porque le hace bien al
alma. Y entonces esa palabra y ese mantra, algún día, adquirirá un significado nuevo
y expresará todo lo que quería decir, es decir, se ha transformado en una
especie de oración.
Porque no importan los
momentos de tristeza, soy mucho más que eso. Porque mientras muchos partieron
por razones que nunca llegaremos a comprender, yo continúo aquí. Porque mientras
millones de personas no se quejan, no lloran, no hacen nada y se limitan a dejar
pasar el tiempo yo al menos me entristezco por ellos y eso prueba que mi alma continúa
viva.
Mis momentos de solaz eran
caminar por las calles hasta llegar al mar. Frente a los grandes hoteles.
La señora era muy rica. Vivía en
California, pero había nacido en Cuba.
Se había marchado en 1952.
Estaba muy enferma y quería regresar
a los lugares de su pasado.
A la señora le fui recomendado y así podría ayudarme económicamente también.
La señora recorrió la Habana y Pinar del Rio.
Muchas lágrimas.
Al final de viaje la señora me ofreció una computadora. ¿es posible enviarla?
No.
En el 2004 era imposible
hasta tenerla.
Pero no importa, llegará porque
vendrá de una ciudad cuyo nombre es Los Ángeles y fui recomendado por alguien
en una iglesia.
Y llegó diciembre con la noticia
de que Alguien vendría con una laptop.
Y llegó con ella en un pequeño maletín en una mano y otro mas
pequeño aun en la otra.
“ahora ve a tu casa, comienza a
disfrutarla, puede ser un juguete o puede ser transformada en una poderosa
herramienta, solo quiero que me vengas a buscar mañana temprano”.
La noche fue esplendida,
explorando un pequeño objeto como si fuera Egipto, el Amazonas, el Everest.
¡tantas cosas y experiencias caben en tan poco espacio! ¡cuanta felicidad en
lgo tan pequeño!
El chico se presentó temprano.
‘Alguien’ le dijo que debía cambiar el pasaje para marcharse. Solo había venido
a entregar el presente.
Así lo hizo, pero antes me puso en la mano 100 dólares. ‘ comprate
algo para ti o tu familia, pero deja la mitad porque es inevitable que algo
bueno traiga algo aun mejor’
Pasó escasamente una semana.
Un amigo de un amigo de un
hermano de un conocido tocó a mi puerta.
Venía con una oferta: internet.
¿internet? ¿Qué es eso? Digo, ¿no
está prohibido?
‘¿y? ¿lo quieres o no?’
‘Probemos’
1 hora al día por 40 dólares al
mes. Toda una fortuna aun hoy.
Un mes, una hora diaria para
aprender, bajar cursos, aprender a hacer una página web al menos básica, dar de
alta en los buscadores de entonces y lo mas importante: tener clientes para
poder pagar otro mes y. . . alimentar la familia.
El cerebro se expande ante los
retos. El alma decide no tener miedo. El
reto estaba planteado y las naves se habían quemado.
Nunca mas supe de la Sra. Ofelia de California.
Nunca mas supeo de el Sr. Evan que
trajo la laptop.
Mas de 20 proveedores de internet
a escondidas en todos estos años.
Y lo más relevante fue que se
abrió la puerta hacia un mundo prohibido entonces, y aún desconocido. Descarga
de libros digitales, música, información actualizada, contactar mentes de
lugares distantes, viajar sin moverte de casa. Todo lo que entonces estaba
prohibido, hoy mas común, pero aun por descubrir para el 90% de los cubanos de entonces, incluso hoy que Facebook y sus "amiguitos " llevan a la mayoria por caminos retorcidos.
La mejor rebelión contra el sistema de las cosas hoy en día (cualquiera
sea el sistema) es estudiar, aprender.
Sobre todo estudiar lo que el sistema no quiere que estudiemos , para así poder
ser lo más libre posible. Entonces seremos capaces de poder decidir por
nosotros mismos el tipo de vida que queremos llevar, aun dentro de él. O al menos poder perdernos en nuestra mente a
donde Ellos, todavía, no pueden llegar.
Un amigo me sugiere el tema del optimismo para mi blog.
Es un tema tan tocado ya, a veces tan manido. ¿Qué aportar nuevo? ¿Debo
mencionar lo del vaso medio lleno o medio vacío? ¿A dónde debo mirar o qué
fibras tocar para que mi lector siga a partir de esta línea?
Esto sera' un poco largo, asi que pienso que es mejor leerla en una PC. Pero nada, lo siento mucho, no cabe en menos.
Quizás deba comenzar con una línea muy atrevida: el
pueblo cubano es uno de los pueblos más optimistas que existe. . Espero poco a poco, y con la limitante de espacio del
blog, demostrar ,aunque sea una somera idea ,de porqué lo digo. Y que conste,
yo no soy una de las personas más optimistas que conocerías en Cuba. A veces
sueno mas resignado que optimista.
En el mundo de hoy hay pueblos que hacen grandes
proezas. Pero sus motivaciones son económicas, hacer o morir en el intento; hay
pueblos que logran liberarse, pero es cuestión de supervivencia. Hay pueblos
que se vuelcan sobre la imagen de una sola persona como representante de una nación
entera: un futbolista, un músico, y hasta un youtuber.
Pero no hablo de eso. Quiero enfocarme en esto: en una
historia de optimismo colectivo de la que solo tocaré algunos elementos de los últimos
sesenta años, pudiera hacerlo incluso desde el 1900, pero ya eso sería un
libro.
Tantas y tantas caídas, fracasos y seguimos siendo
optimistas. Es como si reseteáramos el disco cada 10 años, y comenzáramos una y
otra vez. No ha sido siempre nuestra culpa. El mundo, la política, las crisis,
el duelo de potencias. Quisiera hacer un contraste con otros pueblos que han
aceptado en su mayoría al mundo tal cual es, injusto en sus reglas, y esa forma
del cubano de sacar fuerzas como pueblo que espero poder argumentar con éxito.
Manejar la mente en el modo “optimismo colectivo” por décadas
es algo relevante. Entonces entremos en materia.
Hoy en dia Cuba tiene unos 11 millones de habitantes
viviendo en la isla. En los últimos 50 años se ha duplicado la población. Y a
pesar de que en la última década la tasa de natalidad ha disminuido, el hecho
de tener hijos y la esperanza de criarlos y que llegaran a la madurez durante un
proceso social lleno de problemas muy serios que incluso han amenazado la vida
del ser humano en mi país es una muestra de optimismo. Pensar en hacer el amor
(no solo tener sexo) y tener hijos cuando en cualquier momento seriamos el
campo de batalla entre dos superpotencias nucleares, durante una década como la
del 1970 al 1980 con grandes escaseces de alimentos y ropas, con la certeza de
que nos casaríamos y tendríamos una nueva familia dentro de una casa en la que
ya habitaban 3 generaciones y sin posibilidades de que eso cambiara. . . en los
próximos 20 años. El pensar que tendríamos (porque lo construiríamos) un
sistema de salud y exportaríamos médicos cuando se quedaron escasamente 3000 médicos
de los casi 6000 que había en el 1960. Hoy tenemos mas de 75 000 dentro del país,
uno cada 160 habitantes. Y ahora la joya de la corona: tasa de mortalidad
infantil de 4 por cada mil nacidos vivos. Eso es trabajo duro, diario de
largas horas y muchísimas veces sin recursos materiales.
El salir a los campos, por todo el país de una población
de 7 millones de habitantes) a buscar atletas porque los soviéticos nos dijeron
que era una buena propaganda para el socialismo tener medallas olímpicas y
descubrir que era mucho más que eso. Tener una población saludable, hacer
escuelas de deportes, cuando los deportistas amateurs existían y no todo era
dinero fue una prueba de optimismo. Todo eso en momentos, en décadas, en que no
existían escuelas de deportes (que hubo que construir), en profesores de alto
rendimiento (que hubo que formar), en que no existían en el país médico del
deporte. Hoy ocupamos el lugar 16 en el medallero histórico olímpico por países.
Superados solamente por países desarrollados, la mayoría con mayor población y
cantidad de participación. Ni mencionar que en una sola olimpiada tenemos más
medallasque todos los países latinoamericanos
juntos. Y la próxima ,espero, no será la diferencia. En estos días de pandemia y con una
crisis económica como nunca los cubanos mantienen el optimismo y en parques,
patios, azoteas y ahora de regreso nuevamente a los gimnasios se preparan para
los de Tokyo 2021.
¿Qué decir de los huracanes? Año tras años se destruyen
cosechas, casas, terrenos e instalaciones. Y se vuelve a la carga. ¿Tiene que
ver con el sistema social? Dejemos el tema político a un lado por un momento, concentrémonos
en la fuerza interior de no aceptar las desgracias, los huracanes, y salir a
resolver la vida. Huracanes,
inundaciones, epidemias naturales e importadas, la condición de isla rodeada de
“enemigos” antiguos, de “amigos” en una realidad paralela y que realmente no lo
son, de una economía siempre sangrante. Hablo del cubano como persona.
El querernos hacernos más educados, más cultos. Una tarea
siempre cuesta arriba, y que cada década y crisis nos demuestra que la
ignorancia se mantiene aún en las mentes escolarizadas. Comenzar por una alfabetización
en 1960 (teníamos un analfabetismo del 23 % , que ya era la más baja de América
Latina) y bajar ese número en 1961 a solo el 8%. Ir a las montañas, los valles más
alejados, las costas más distantes, los puntos más oscuros de las ciudades
donde vivían las prostitutas y los desclasados siendo hasta niños de 14 años
los maestros. Toda una población que se movilizó, sin importar sexo, edad y condición
social a enseñar a leer y escribir, ¿Cómo se llama eso sino optimismo? Un optimismo
loco en que el ser humano podría ser mejor si se le daban las herramientas, de
que los que vivieron aquella época serian también mejores personas si contribuían
a una de las misiones más hermosas que hay: llevar la luz al cerebro oscuro de
un ignorante. Sin importar que como siempre ha sucedido, sucede y sucederá a
alguno de ellos les quitarían la vida. Comenzar las campañas por el sexto
grado, después la del noveno grado, y que mucho tiempo después, décadas después,
esos que aprendieronen la década de los
1960s en Cuba caminaron las selvas de Centroamérica, Suramérica, África
devolviendo lo que recibieron. Incluso tuvimos que crear un nuevo sistema de
enseñanza llamado “Yo sí puedo” basado en números para poder enseñar a leer y
escribir mediante números . ¿no es eso optimismo?, ¿no era optimistamente loco el pensar hace 40
años que tendríamos un maestro por escasamente tres alumnos en las escuelas
especiales?
Hemos creado cientos de escuela de arte. Las escuelas
de música en los años 1990s daban clases de instrumentos de cuerdas. . . sin
cuerdas. Pero no se faltaba a clases ni alumnos ni maestros y hoy ya ganan premios
internacionales. Tenemos la única escuela de ballet con características propias
y de América Latina, y con categoría de Escuela Cubana de ballet en un país machista
y comunista donde los bailarines cubanos hacen cátedra en las mejores compañías
del mundo. ¿no es eso optimismo? Pues claro, pero para llegar al ballet hay que
pasar por las congas, la rumba, el son y la salsa, los carnavales donde el
optimismo se viste de colores y baila.
Reconstruinos los cascos históricos de las principales
ciudades en la década del 1990 cuando cayó el muro de Berlin y no había un
centavo propio. Aceptamos el guiño soviético y pusimos un hombre negro
campesino y de origen humilde en el cosmos. Logramos traer a 3 Papas, y este
ultimo 3 veces. Logramos traer a los Rolling Stones a la Habana a hacer un
concierto gratuito. Mis padres sobrevivieron la época de Kennedy y la crisis de
los misiles, la época de Nixon y su invasión a Viet-Nam y amenaza de invadir a
Cuba, mi generación sobrevivió a Reagan, los dos Bush, Obama y sus siete
invasiones en el tercer mundo y ahora pasamos horrores con Trump.
Sabíamos que los tiempos más oscuros de la política, la
gente lanzada al mar con la esperanza de llegar a la otra costa pasarán, y que
poco a poco volveríamos a estar conectados con el mundo, que llegarían los
turistas, y algo parecido a internet y superior a la onda corta se crearía, teníamos
la certeza de que todo el mundo no era oscuro y terrible como los soviéticos nos
quisieron hacer creer, sabíamos que nos reuniríamos con las familias que
estaban en Estados Unidos y la gente circularía primero tímidamente y después
en masa en ambas direcciones. Todo esto lo imaginamos y deseamos tan
ardientemente que se hizo realidad, ¿no es eso optimismo? Y sé que hay gente
que me dirá que solo fueron cosas que pasaron o que inevitablemente pasarían,
pero hubo gente que las pensó, dieron los primeros pasos aun sabiendo que no serían
ellos los que verían los resultados, y así y todo continuaron porque no podían
aceptar que así terminarían las cosas: con odio y separación. Y aun hoy la
tarea continúa y los que fabrican los puentes son los optimistas. Y aun cuando
los tiempos nos regresan oscuros y terribles cada cierto tiempo nos ponemos los
brazos en jarras y nos decimos: ¡estamos vivos y hay que vivir!
Y llega la pandemia. Nos teníamos que enfrentar con
todas nuestras fuerzas. Unos nos decían que no lograríamos salir pues somos
demasiado pobres, otros nos decían que no existe y no hiciéramos nada. Pero la
vida es lo importante y por si acaso nos lanzamos con lo que teníamos. Y no
hablo de política, nuevamente quiero mantenerla fuera, hablo de nosotros: de
optimismo, de inteligencia y raciocinio, de solidaridad, y seguramente vendimos
hasta la ropa interior por usar una frase popular para poder comprar lo que se debía.
Hoteles cerrados, aeropuertos cerrados, la gente sin trabajar y en casa por
meses. Y nos lanzamos ante el más grande reto del momento: la Vacuna.
Con esto cierro. Sabemos quiénes harán la vacuna.
Sabemos quiénes la comprarán porque tienen el dinero para pagar diez veces el
precio. Sabemos cómo funciona el mundo, y aun teniendo amigos las cosas pintan
feo y a la hora de un momento terrible no podemos pedirle a otro gobierno que
nos ayude estando ellos mismos en problemas. Y nos lanzamos a hacer nuestra
propia vacuna. En silencio. Es necesario que funcione porque nos daría soberanía
sobre lo que se haga y cómo se haga en el mundo de hoy donde un país rico
secuestra medicamentos destinado a otro país en un aeropuerto. ya tenemos tres
candidatos vacunales. Ojalá funcione alguno de ellos. Nos lo merecemos. ¿no es eso optimismo?
Humberto.
p.s. perdonen la enorme carga de chovinismo y lo largo
de este blog. Lo escribí con una sonrisa porque pensaba hablar de tristezas y
resultó en una especie de canción dedicada a nosotros mismos, estos cubanos
incorregibles. Y que conste, estoy consiente de los otros, de los pesimistas, de los que rompen los puentes, de los que se rinden, de los que se duermen, de los que solo se quejan, de los que odian los esfuerzos ajenos, que de todos tenemos.
Teacher from the heart and for keeping my passion (teaching) I work as a guide in Havana. Passion for Cuba.
Maestro de vocacion y para mantener mi pasion que es enseñar trabajo como guía de turismo en la Habana. Pasión por Cuba