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martes, 4 de abril de 2023

UCRANIA- CUBA

CUBA- UCRANIA - NIÑOS DE CHERNOBIL

Hoy en día el mundo vive otra guerra. Es curioso como ese mundo que se horroriza ante esta guerra , calla y mira hacia otro lado con el sufrimiento de otros pueblos y la agresión de otras potencias. Es también curioso que se mire con malos ojos porque Cuba comprende a Rusia y sabe que Ucrania ha sido manipulada y llevada a un callejón sin salida. Es interesante ver como dan tanto apoyo en armas, dinero para armas, soldados mercenarios y sabemos lo que traerá  para el pueblo ucraniano. Porque de alguna manera ya hemos estado allí con ellos. Cuba está entre dos amigos que se pelean y poco resta por hacer.

Cuba hizo lo que había que hacer cuando, como ahora con otroa pueblos, el mundo mira hacia el otro lado si no es tema que se pueda manipular políticamente. Chernobil fue perfecto para denigrar a la ex URSS, el sufrimiento de sus pueblos era irrelevante.

Hoy les cuento una historia que no muchos fuera de Cuba conocen, porque no hay que alardear de las acciones buenas, solo hacerlas.

Algunos años después de la explosión del cuarto reactor de la Central electronuclear de Chernóbil, la entonces URSS solicitaba al mundo auxilio para atenuar la huella de la explosión nuclear en su población, fundamentalmente infantil. 

Un día de 1989, el entonces Secretario General del Komsomol o Juventud Comunista en Ucrania en una recepción oficial se dirigió al Cónsul cubano y le mostró su preocupación por el estado de los niños ucranianos después del accidente nuclear .

Y se creó una comisión de especialistas en hematología, oncología, endocrinología, clínicos y otras especialidades, que enviarían a Ucrania. Una vez allí, en contacto con las autoridades de salud de ese país los médicos cubanos comienzan la exploración de la situación en el terreno con los pacientes que necesitaban atención médica urgente. Se seleccionan los más enfermos, el primer grupo.

Así se organiza el primer vuelo a Cuba de 139 niños, muy enfermos, fundamentalmente de problemas oncohematológicos. Llegan a La Habana y esa misma noche da inicio la preparación de un programa que fuera capaz de atender al mismo tiempo a miles de niños y niñas de las regiones más afectadas en Rusia, Bielorusia y Ucrania.

¿Cómo se organizó el programa para la atención en Cuba de los niños de Chernóbil?

En Tarará ya se habían atendidos 75 mil niñas y niños cubanos con el propósito de suministrarles tratamientos inmulógicos con interferón. A partir de esta experiencia se crea un programa integral que fuera capaz de atender a 10 mil niños y niñas impactados por el accidente nuclear de Chernóbil, en el mismo Balneario de Tarará al este de La Habana.

Para la creación del programa se tuvo en cuenta no solo a las niñas y niños enfermos, sino su presencia en lugares contaminados con impactos notables en el agua, los alimentos y el medio ambiente en general. Tres repúblicas de la antigua URSS fueron las más afectadas por su cercanía a la zona de la catástrofe: Rusia, Bielorrusia y Ucrania; fundamentalmente esta última, con la característica de que había poco yodo en el agua que consumía su población.

Entre los elementos para la atención a esos pacientes estuvo el hecho de que si le lograba sacar a la población de un medio contaminado a un medio limpio, el organismo tenía posibilidades de recuperarse de manera más rápida.

En un principio, en Tarará se crearon condiciones de camas hospitalarias para 350 niños y niñas. Se establecieron áreas especializadas de acuerdo con las enfermedades que presentaban y médicos y enfermeras permanecían con ellos de manera permanente.

A todos se les midieron las radiaciones con que llegaban en el Centro de Higiene de las Radiaciones de Cuba y luego de los resultados se determinaba si había que realizar estudios genéticos.

En Tarará se creó un sector para los niños y niñas que requerían de tratamiento de histoterapia placentaria para la caída del cabello y la soriasis. A los niños y niñas se les implementó, además, un programa de atención psicológica. 

Cercano a los hospitales donde permanecían internados los más enfermos, se acondicionaron viviendas para que sus familiares permanecieran cerca; sobre todo aquellos que continuaron hospitalizados por largos periodos, incluso años. Este programa tuvo diferentes etapas y se concibió y realizó por 21 años de manera gratuita. Un total de 26 114 pacientes.

 Desde 1998 y hasta 2011 trabajó, en la Ciudad de Evpatoria, Provincia de Crimea, una brigada de médicos cubanos. Entre 5 000 y 6 000 personas pasaron cada año por ese programa que fue asesorado por cubanos. En Kiev se contó con la presencia de un médico cubano, Especialista en Pediatría, quien trabajó en la selección y clasificación de los pacientes conjuntamente con el Fondo Juvenil de Chernóbil y posteriormente con el Ministerio de Salud de Ucrania.


NOTA: vale la pena recordar que precisamente esos primeros 10 años fueron los mas terribles de la historia de Cuba después del 1959. La URSS había desaparecido y toda la estructura económica giraba alrededor de esto. Esa década trajo hambre, enfermedades por desnutrición, éxodo masivo en el 1994. Lo digo una y otra vez, pero no puedo olvidar esos mese y meses solo comiendo col. 

https://www.youtube.com/watch?v=eXWQBX11vXY&feature=youtu.be


Humberto Linares

Guia  de Turismo y Maestro en la Habana

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sábado, 27 de junio de 2020

MI LIBERTAD


En la vida real hay algunos seres humanos realmente libres. Creo que son pocos, pero los hay. Afortunados los que lo son. . .y los que creen que lo son también, al final quizás solo sea una cuestión de dopamina.
Hay otros que viven las llamadas sociedades libres y se sienten aprisionados , en caminos y vidas sin salida.
¿Cuánto le pagarías a alguien que puede darte la libertad?
¿Cuánto ayudarias al que la busca para que pueda pagarla si está en tus manos el dársela?
La libertad es a veces una cuestión de espacio. Es estar en el espacio que te corresponde, a veces son solo unos kilómetros. Las personas muchas veces asocian la libertad con ciudades y países lejanos donde comenzar una nueva vida, pero hay quien nace en un lugar para comenzar un viaje en la búsqueda de la libertad verdadera, la interior. Hay quien por fin nace en el lugar donde debe estar después de varias vidas viajando y encontrando otras cosas, pero no su libertad.
Si tuviera que definirlo en mi vida, diría que nací libre, pero en un espacio reducido. Incluso cuando era niño, y después adolescente, me sentía atrapado y obligado a seguir un camino que no me gustaba, en el que sentía las piedras de la incomprensión y el totalitarismo dentro de mis zapatos. Tomaba un camino y otro esperando que no tuviera esas piedras de incomprensión y no importaba cual tomara allí estaban. Me hacían el camino difícil y doloroso. Me señalaban mis pies sangrantes como un pecado por no ser igual a los demás, resistente y feliz.
Hasta que poco a poco, y aun hoy no completamente, comprendí que la libertad puede estar dentro de mí. Si no toda, al menos en su mayoría, y que allí no me pueden gobernar. Por eso digo que nací libre, pero en un espacio reducido por los hombres de mi tiempo, mi país, mi realidad.
Pero no es culpa, esas cosas pasan, y siempre han sucedido. Lo importante es educarse, comprender y un dia dar el salto. Han existido circunstancias en que me han dicho que mi rostro se pone como de mármol, inexpresivo. Y no es eso, es que me he retirado a ese lugar donde no pueden alcanzarme. Es un precio alto, ya lo he dicho en otros momentos. Los sistemas políticos no perdonan las diferencias. Ninguno de ellos. Cada uno impone un precio o un castigo. Los que vinimos con las monedas para pagarlo seguimos adelante, los que no, perecen.
Conocí a una botánica cubana que obtuvo su doctorado en la que entonces era la República Federal Alemana (RFA). Su especialidad eran las orquídeas y los líquenes. Viajó por todo el mundo dando conferencias, haciendo trabajos de campo. Pero había un lugar especial para ella. En la Sierra Maestra, cerca de la ciudad de Santiago de Cuba, en un lugar intrincado, se da una variedad de orquídea única. Es una especie endémica, tan endémica que solo se da en un área no mayor de tres metros cuadrados en lo alto de una de las montañas.
Esta botánica padecía de una rara enfermedad que la ponía en riesgo de morir todo el tiempo cuando estaba alejada de zonas donde no hubiera hospitales, pero así y todo pasó mucho tiempo tratando de “salvar” esa planta de una posible extinción, tratando de que se diera y creciera aunque fuera un metro más allá. Salvarla de los huracanes, de la contaminación de algún tipo.
Nunca pudo ser. Ella murió más o menos por el año 2005.
De ella y su historia aprendí que debía tratar de ser libre, verdaderamente libre donde nací. Aun cuando el espacio sea reducido y a veces siento que me ahogan. Aprendí que es importante aceptar en el corazón los lugares, la gente y hasta las dificultades que nos harán crecer, para así saber con sudor y lágrimas si es necesario lo que es ser libre.
Ser libre no solo es cuestión de tener derechos y oportunidades. Hay mucha gente que tiene eso y no lo son, o no lo sienten como libertad en sí misma. Es el estar listo para llegar a, y partir de, un lugar especial dentro de uno mismo donde nadie puede esclavizarte. Fue importante para mí comprender que el hambre, las enfermedades propias y de los seres queridos, la política, limitan y pueden matarnos en el cuerpo, y afectan de alguna manera a la libertad, pero a ella no se la mata así.
Nací en Cuba. Soy maestro. Y nacer en Cuba , quizás como en todas partes, sin un don especial te hace casi invisible, una cifra. Pero nacer también en Cuba con un don especial, un sueño por cumplir, un camino que recorrer lejos de la multitud, sobre todo lejos de la multitud (aunque la comprendas y les desees lo mejor con mucho amor) es un estigma.
He visto muchas personas partir de Cuba y por muchas razones disfrazadas con el sueño de la libertad. Muy pocos realmente buscaban su lugar en el mundo, su libertad. La mayoría solo ha cambiado los barrotes de la celda que se van construyendo. Tienen más cosas sin lugar a dudas, pero no son más libres.
Quizás algún día me sea dada la libertad de los ojos y poder ver las maravillas del mundo. La libertad del movimiento y recorrer los caminos y las obras creados por los hombres y los dioses. El tener la libertad de reconocer que estaba equivocado y en lo correcto al mismo tiempo. Pero todas esas son libertades de este espacio y este tiempo.
Por el momento estamos aquí, en los tres metros cuadrados, en la cúspide de una montaña, tratando de comprender los por qué, y le doy las gracias a los amigos que me han ofrecido sus casas en otras partes del mundo, sus ayudas para “escapar” de algo indefinido que lo llaman de diferentes maneras. Pero estoy luchando por otros, mayormente niños, tratando de que vivan vidas más largas cuando parecen condenados, de que encuentren más amor cuando parecen abandonados, de que crezcan con grandes conocimientos que les permitan ser verdaderamente libres. Para eso estamos los maestros en países como Cuba. Forjamos voluntades y creo que ha valido la pena, a pesar de que cada cierto tiempo regresen los días grises.
Muchas gracias a todos los que me ayudan en esto, a sembrar la semilla de la libertad , de la salud, del conocimiento, de un segundo de vida alegre en los chicos que se cruzan en mi camino. Son solo unos pocos, pero es algo inconmensurable lo que puede suceder al salvarlos, ayudarlos a vivir, al darles las herramientas correctas.  Algunas veces he pensado en dejarlo todo porque los maestros no podemos sostener una familia y todo se hace difícil, y entonces aparecen los amigos que lo comprenden todo.