viernes, 16 de julio de 2021

ENTREVISTA 3 (A LOS OTROS CUBANOS): ABEL

 ABEL

Ya sabes, mi nombre es Abel.  Salí de Cuba en el año 2000 cuando recién me graduaba de economía. Realmente aguanté hasta el final de la carrera a duras penas. Ya no resistía tantas escaseces, tanto calor en todas partes, tanto marginal en todos los niveles. Gente vulgar y fea. La fealdad era como una sombra funesta que conquistaba cada vez más terreno. Quería irme a un país rico y donde la mayor parte del tiempo hubiera frio, o al menos hubiera aire acondicionado en todas partes. Asocio el calor con la pobreza. El sudor, los olores fuertes, el desgaste ante cualquier esfuerzo aunque sea mínimo. Y en Cuba sobra todo eso. Lo de país rico era para llegar a un lugar donde ya todo estuviera hecho y no en perpetua y estéril construcción .

Llegué a Canadá y el único trabajo que encontré fue limpiando pizzerías en la madrugada. Tres pizzerías cada noche. Así por casi dos años, hasta que una tarde de un día libre conocí a Paul enseguida nos llevamos bien y nos fuimos a vivir juntos al mes. Le conté mis sueños de un día llegar a Cuba como un hombre rico y restregarles a todos los comunistas de mi cuadra mis éxitos. Le prometí llevarlo a Cuba por todo lo alto.

De manera corta: me consiguió un trabajo en la compañía donde trabajaba. Me fue tan bien que en un año me enviaron a un curso en España para nuevas técnicas de administración y su relación con los bancos. Al terminar el curso presenté una solicitud en el Banco Interamericano de Desarrollo que estaban buscando empleados para sus oficinas en Haití. ¿Haiti? Pues sí, pero allí aprendí que en todas partes (menos en Cuba posiblemente) había grandes supermercados, edificios imponentes de bancos, clubes para los ricos y un mundo separado por clases. Mucha comida basura para los pobres, mucha comida buena para los que podían pagarla. Si al menos en Cuba fuera así. En fin, tremendo salario y por poco pierdo la vida porque a los seis meses ocurrió un terremoto que dejó   al país más en ruinas aún, si fuera posible. Me pagaron una buena compensación y me enviaron a trabajar a Perú. Allí estuve tres años, en Méjico tres más, y desde entonces en Miami y Houston. Ya sabes, mucho dinero. Saque’ de Cuba a mi madre, mis dos hermanos y a mi abuela. A mis hermanos les busqué buenos trabajos, a mi madre y a mi abuela las hice viajar por los cinco continentes. Otro día te cuento. Pero Cuba no se me quitaba de la cabeza, es decir tenía algo pendiente.

No, no era cuestión de ninguna venganza, al menos no de ese tipo, es que quería tener ciertas satisfacciones. Después que murió mi abuela vendí mi apartamento en Canadá, me separé de Paul y me instalé definitivamente en Miami.  Me gusta, excepto por los cubanos de allí, es la misma escena patética de Cuba, pero en un espejo invertido. Mucho ruido, juegos de dominó y políticos viejos encadenados en el pasado que arrastran a los que llegan a cumplir la vendetta política.

Regreso a mi vida. Viajé nuevamente a La Habana en el 2015. Muchos sentimientos encontrados, pero ya sabes, tenía mis convicciones y mis sueños. Para colmo el gobierno cubano mostraba signos de debilidad, es decir, ellos decían construir puentes a los emigrados para que colaboraran de cualquier manera o regresaran a Cuba. Tontos, es como entregarle la pala al sepulturero. Parece mentira que no nos conozcan. Y es cierto lo que dices de que tu sufrimiento no nos hace vencedores , pero también es cierto que la venganza es un plato que se come frio.

Compré dos apartamentos en La Habana. Para rentar habitaciones a turistas que yo mismo traería de manera indirecta a Cuba. Le vendería lo mejor del país, y como debe ser, la mejor parte para mí. A los tres años me aburrí porque hasta para conseguir papel sanitario era un problema, muchas cosas las traía de Miami, y con esa intuición que Dios me dio decidí vender los apartamentos. Además, no sé por qué, pero hay cada vez más negros, eso no puede traer algo bueno, al final habrá un problema serio con eso, seguramente quemaran cosas en las calles y se meterán en las tiendas. Creo que será la venganza del comunismo en Cuba para el futuro sin ellos.

En todo caso, quise encontrarme contigo para despedirme. Quizás algún día nos veamos por alguna parte del mundo. No regreso a Cuba más, ni aun sin el comunismo, no vale la pena, esto siempre será lo mismo, por lo menos en el tiempo que me resta de vida, se lo digo a una prima que me queda por acá, me tiene harto con que ama a Cuba, solo le envío dinero por mi madre, que si no se conformara con lo que dan por esa libreta de racionamiento. Todavía me pregunto cómo has podido no solo sobrevivir aquí , sino mantenerte cuerdo.

¿mi patria? Ese es un concepto del pasado, atrasado, ya el mundo es casi uno solo, es una apariencia de tantas cosas incluidos esos conceptos de soberanía, patria, independencia. Pero no te pongas triste, el mundo va en esa dirección cada vez más y en dos décadas, pues nada.


ENTREVISTA 1: RAFAEL

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