Ya saben, el solo hecho de vivir en Cuba es algo que lleva de por si mucha carga pesada. Contar las historias personales, mis consideraciones, todas honestas conmigo mismo.
Si gustan seria bueno que le dieras un "me gusta"
Si no te agradan del todo solo pido respeto.
Dos introducciones para comprender mejor. Y leer hasta el final, que siempre pueden ser sorprendentes.
Hace algunas semanas un cubano, o una cubana, viviendo
en Cuba, publicó en Facebook una foto con sus brazos con algunas quemaduras
leves. En el texto de las fotos se decía que esas quemaduras fueron hechas
porque estaba friendo unas croquetas que se venden muy baratas y que al
ponerlas en el aceite caliente saltaron de la sartén. Allí venían una serie de
insultos al gobierno que vendía esas croquetas que debían ser comida para
animales y no para personas. Ciertamente las redes se hicieron eco de ese post (sí,
nosotros nos quejamos del precio del helado y de las croquetas ya que nos
faltan los secuestros, los narcotraficantes y los asesinatos en masa) y poco a
poco se le añadieron más elementos y se compartió mucho entre cubanos emigrados
y sus amigos extranjeros. Como información de primera mano quiero decir que yo también
las he comprado, frito y comido sin tener esa mala suerte, pero quizás me
tocaron las menos saltarinas de todas. No obstante, malas son, pero en Cuba comemos
los que haya a la mano no los que queremos.
La otra introducción es que en el transcurso de todos
estos años trabajando como guia he conocido a muchos
extranjeros , algunos de ellos personas interesantísimas y curiosas en los por
qué de las cosas. Con ellos acostumbro a intercambiar por whatssap y telegram,
y a su vez me añaden a sus grupos de debate que tienen entre amigos y colegas. Realmente
no me gusta opinar sobre otra realidad ajena a la mía (cosa que no hacen con
nosotros y con Cuba) porque hacen falta muchos elementos más allá de las agencias
de noticias que tratan de llevarnos en direcciones muchas veces ajenas a la
realidad. Nosotros los cubanos lo sabemos muy bien. Pero al vivir en Cuba me
consideran marxista, comunista, intolerante y esperanzado en una realidad vana
que según algunos de ellos “esta’ anclada en la miseria material”. En otras
palabras, soy la fuente de contraste y el punto de vista de un proletario
resentido de un país pobre.
A veces me pregunto si
alguien realmente me conoce. Menos mal que la mayoría me considera buena
persona (aunque sea una pena que sea comunista, según ellos).Que tontería.
Así que frecuentemente ,
cuando las conversaciones se estancan sale a relucir el tema de las croquetas.
Por ejemplo, ayer. Un colombiano me pregunta sobre cómo veía yo desde mi punto
de vista la situación en Colombia. Con mucho tacto (ya saben que las
conversaciones de Paz entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país fueron
en Cuba) le expreso mi opinión. ¿Respuesta? “Es que lo importante para nosotros
es evitar el comunismo y no terminar comiendo todos solamente esas croquetas
voladoras que comen todos ustedes todos los días”
Otro momento, un cubano que
hace tres años que se fue de Cuba. Aquí lo conocí, inteligente, trabajaba en un
banco y supongo que en el medio de una crisis existencial decidióquedarse en Miami. Allí trabaja cuidando a
una persona mayor, vive en una habitación de 5x4 sin cocina. Trabaja todos los días
por 10 horas. No ha podido reunir todavía para un viaje, para una gran cena en
un restaurante, para un fin de semana en un hotel. Pero es libre, me dice. En
los primeros momentos de la pandemia usaba mascarilla con un pomo de agua
mineral de 5 litros modificado donde metía la cabeza para no contagiarse. Ahora
no usa nada, a la mascarilla le llama bozal, porque lo que quieren los poderes ocultos es que nos
envenenemos con nuestro propio CO2 y no cogerá el virus porque según él no
forma parte de su realidad. Y por supuesto no se vacunará porque no quiere que
le implanten nanotecnología en su cuerpo. Y por cierto cuando conversamos por
whatssap nunca dice “vacuna” sino “inyección” para que los algoritmos de
Facebook y la CIA no lo detecten como negacionista y uno de esos seres que
quedara’ libre una vez que todos seamos controlados por los microchips de Bill
Gates. Y claro, de todos modos se siente muy bien viviendo en un país donde no
existen esas terribles croquetas “matagente”
Y finalmente la guinda. Un amigo de Méjico me invita a su grupo a escuchar y
expresar sus opiniones sobre las elecciones de medio término en su país. Todos de
clase media, con negocios más o menos grandes. Todos contra el presidente. Yo escucho
y escucho, hay cosas que no entiendo muy bien. Me piden mi opinión, pero antes
debo hacer algunas preguntas. Parece ser que incómodas, de cualquier modo Méjico
es una democracia burguesa bien establecida y al sur de Estados Unidos.
Blindada. Pero mis preguntas generan cierta hostilidad. Poco a poco comienzan a
hablar de Cuba, ¿Por qué? No los sé si era sobre Mejico, quizás para sentirse
mejor en su abundancia material. Yo dejo de responder. Pero no olvidan y de
repente salta una voz agresiva que pregunta: ¿Y quién invitó al esclavo come croquetas
a este grupo?
Solo me dio por reír.Los sé, es denigrante ser llamado así, ser visto así.
Pero muchas cosas hay que vivirlas para comprenderlas, y no obstante muchos no lo hacen. Otras veces no hay nada
que comprender, solo sobrevivir. Otros fueron hasta ayer come croquetas y hoy
que tienen mejor suerte lo olvidan y desprecian a su gente y ponen un precio
muy alto, incluida la traición y el crimen, por dejar de comer croqueta y comer
faisán.
Tengo una conocida que está de vacaciones en España. Este es su segundo viaje. Un amigo español la llevó hace un año y ahora nuevamente. Por un lado, me alegré, pero sabía que ocurriría algo que lamentablemente tiene mucho que ver con la economía y el estómago.
Si hay algo que todos tienen en común, incluso los países más pobres del mundo, y que nosotros en Cuba no tenemos, son supermercados llenos de comida. No entraré en discusiones sobre cuántos pueden permitirse comprar todos los productos allí y otros aspectos que nos alejarían del tema de este blog. Sin embargo, es seguro que los cubanos siempre quedan impresionados por estos supermercados.
Ir de vacaciones significa disfrutar, descansar y pasear. Cuando vienes desde Cuba y haces precisamente eso, muchos asumen que es la vida cotidiana allí. Así que ese primer viaje a un país desarrollado puede ser desafiante si no tienes los pies en la tierra, bien asentados. Si no es el caso, el virus del consumismo puede atraparte, ya que no tienes inmunidad para ver las cosas de manera objetiva y te concentras únicamente en lo superficial.
Este segundo viaje era vital para ella, ya que sucumbió ante el consumismo en su primer viaje y ahora necesitaba encontrar una forma de obtener una residencia en España.
Nuestra realidad en Cuba es completamente única. Cuando hablamos con argentinos, españoles o mexicanos, compartimos ciertos aspectos de la realidad, como impuestos, economía de mercado, lucha social, etc. La realidad cubana no tiene nada de esto. En un blog anterior, escribí sobre el amor en la pobreza y mencioné algunos elementos que son muy difíciles de explicar.
En el mundo contemporáneo de las redes sociales e internet, es difícil orientarse y establecer una lógica. Mi amiga, a punto de regresar, está deprimida porque se le acaba el tiempo y no ha podido encontrar pareja en España. Le encantó el Mediterráneo, las playas con coches de lujo y personas bien vestidas "sin problemas". Ha vivido estos dos viajes en el sector del turismo, donde incluso los contenedores de basura están bajo el nivel de la calle y no hay olores. Cuando me comentó esto, supe que estaba planeando una escapada.
Ella ve la realidad con gafas de colores, lo que la ha llevado a la frustración de no poder quedarse.
Hasta el año 2000, los cubanos no teníamos mucho contacto con extranjeros, ya que Cuba no era un destino turístico. Solo lo fue cuando no quedó más remedio. La mayoría de los cubanos no conocíamos a personas de otros países, y cuando lo hicimos, fue como un cataclismo social, una nueva ola de situaciones que afectaron nuestras vidas, incluida la prostitución o al menos la posibilidad de conocer extranjeros que ofrecieran una vida mejor. Esa fue la cara inocente de la historia.
La cara oscura eran los aviones llenos de hombres que venían a buscar a las mujeres cubanas. Hombres que las pagaban con un vestido del mercado y una comida en un restaurante, aprovechándose de la situación económica.
Trabajé con ellos, eran italianos, alemanes y de otras nacionalidades, pero principalmente españoles. Si pudiera resumirlo, diría que fue como el placer inmenso de mancillar a las mujeres de un pueblo orgulloso. Las mujeres cubanas no tenían idea de lo que estaba sucediendo, de lo que les esperaba. Sin embargo, muchas de esas mujeres lograron enamorar a esos hombres y lograron que se las llevaran y se casaran con ellas. Realmente fue fácil; el mundo está lleno de soledad y los cubanos son naturalmente amorosos. De esa época surgió la leyenda urbana de lo fácil que era para una mujer cubana enamorar a un europeo; simplemente con ser morena y saber moverse bastaba.
Eso duró alrededor de diez años y luego nos convertimos en lo que eran la mayoría de los europeos que llegaban: seres oportunistas. Ya no era fácil conseguir una chica o chico por unos pocos euros. Ese mito prosperó, llenando España en su mayoría de latinos, pensando que allí los españoles enloquecerían por las latinas. Hoy en día, ese mito sobrevive únicamente en la mente de algunas personas. Ya no
existe aquel encanto de descubrir la ingenuidad de personas que desconocían casi todo lo que ocurría fuera de sus fronteras, incluso la prostitución en sí misma, o que un taxista de Madrid o Montevideo se convertiría en un príncipe azul.
Lo más llamativo, no obstante, es que esa no es la imagen real de la mujer cubana.
Finalmente, algo que está sucediendo nuevamente ahora es que, cada cierto tiempo, coincidiendo con grandes crisis, se produce una especie de purga en Cuba y la gente que no contribuye al país se va. ¿Para qué tener médicos que quieren cobrar por sus servicios en una sociedad que no funciona con dinero? ¿Para qué tener atletas que solo buscan premios en efectivo y no representar al país que los formó? ¿Para qué tener maestros que abandonan sus puestos de trabajo por otros mejor remunerados?
Como alguien dijo recientemente, los emigrantes cubanos son los perdedores de la sociedad, aquellos que no pueden prosperar allí y buscan lugares en el mundo donde sus intereses coincidan con los del lugar. Lamento mucho que los españoles y otros conozcan a esos cubanos que realmente no son la mayoría.
Mediados de Febrero del 2022. Aunque el país ha
logrado sobrevivir a serios retos que todos decían que serían imposibles de
superar, se ha vacunado a gran parte de la población, incluido los niños, los
americanos cada vez tienen más poder aunque nos digan que pierden su
competencia con los chinos , la mayor parte de los cubanos realmente no están muy
pendientes de todo esto. Y a algunos sencillamente no les importa.
Para ellos la vida no tiene nada que ver con celebración
de la supervivencia sino más bien con poder llegar a fin de mes, lidiar con los
problemas cotidianos que han visto aumentado su número y ha surgido la categoría
de retos diarios que surgen en las casas y el trabajo. Es un escalón superior a
los problemas “normales” que ya teníamos.
La Habana es la ciudad más grande y donde en teoría hay
más oportunidades, pero quienes vivimos en ella tenemos que saber manejarnos con
los nuevos que van llegando, esa inmigración del interior del país, las tiendas
en monedas extranjeras, los que comienzan a vender sus propiedades y marcharse
del país “porque esto nunca va a mejorar” y encontrar en los mercados de viandas
comida de cierta calidad y a un precio razonable.
Para algunos el día comienza en la madrugada tardía,
las cinco de la mañana, y para otros en la noche. La vida oscura no es porque
se desarrolle en la noche, la vida oscura es la del delito. En Cuba no se
trafica con drogas o armas, se hace con alimentos, medicamentos, influencias,
boletos de avión, piezas y partes de cualquier cosa. La lista sería infinita, y
la noche es el mejor aliado.
Para los que nos miran desde fuera de Cuba nuestra
vida es miserable. Esto es alimentado por los que se van del país, para poder
quedarse a vivir en otros países deben pedir asilo político aun sin ser
perseguidos de alguna manera. Crean guiones, historias de persecuciones,
enfrentamientos inexistentes con policías, decomisos, secuestros por la “turba
comunista”.Pero realmente nuestra batalla
es principalmente en dos frentes: el cuidado de la salud y la búsqueda de
alimentos. Y ciertamente el deterioro de las condiciones de vida va abriendo un
tercer frente que es la seguridad ciudadana. El resto de las cosas de la vida
es casi inexistente. Sobre todo las buenas.
No obstante los cubanos no lo vemos como algo
extraordinario, a pesar de sufrirlo. Es algo cíclico que cada 10 años sufrimos.
En los setenta fue la primera gran crisis después de diez años de revolución y
casi 8 de bloqueo americano. En los noventas fue la segunda, y tan mala como la
de los años setenta , esta vez por la desaparición de la Unión Soviética y toda
la economía colapsó. Y esta de ahora que venia caminando por las medidas de
Trump el empujón al borde del precipicio fue la COVID.
De cualquier modo, dentro del caos general La Habana sigue
siendo donde mejor se vive , más que en cualquier otro lugar de Cuba. Es decir,
tiene los mismos inconvenientes y limitaciones que el resto de las ciudades
cubanas, pero sus ventajas son incomparables.
Los habitantes de esta ciudad ya no se dedican a
pasear por calles y plazas como hasta hace unos tres años. Ni tampoco a contemplar
sus monumentos revolucionarios. Todos corren el peligro de convertirse en
oxidados símbolos ideológicos sino se hace algo a tiempo.
¿Pero todavía hay tiempo? Pienso que sí, pero se deben
apurar. Ya en las mentes de muchos existe una ciudad hermosa y productiva que se vería
mejor sin esos símbolos. Y eso es peligroso y no solo por ser un sueño . Porque esos símbolos, que muchos
turistas vienen a observar y fotografiarse en ellos, son solo importantes en la medida en que
pueden considerarse el eco físico de quienes los crearon y vivieron por ellos,
mientras sean parte integrante de un entorno vivo y vitalmente desafiante.
Nosotros no somos un decorado de una propaganda, de un
documental, de una peli incidental, somos seres humanos que sufrimos y que de
vez en cuando nos convertimos en material de estudio para los ideólogos, los antiimperialistas,
los imperialistas, los chinos, los rusos, los americanos. Cada vez que sufrimos
estamos en las noticias. Cuando nos alegramos y tenemos triunfos casi nunca. Como
sucedió el pasado mes de Julio. Se alegraron tanto de que algunos rompieran
vidrieras, de que estuviéramos tan mal y tan desesperados que hiciéramos el
trabajo sucio de los que vendrán después a disfrutar y privatizar, de los que
huyeron cobardemente y nos empujan a inmolarnos. Nunca nos han mirado a los
ojos y nos han ayudado esos mismos que se alegran en muchas ocasiones de
nuestras epopeyas, porque lo son.
Hablo en primera persona, soy uno de esos que quiere
tener una vida sencilla, pero valiosa. Soy de esos que no tiene una voz que
trasciende la frontera porque se limita a un aula y 40 alumnos cuatro veces al día.
Cuba es la suma de los cubanos. La Habana es un
hormiguero desbordante de personas que hoy en día salen a buscar alimentos como
prioridad y que llegó a parecer hace solo unos meses como una ciudad
ingobernable. Y sin embargo todavía es una ciudad con un dejo de optimismo.
En La Habana algunos se esfuerzan por ser libres sin
tener que marcharse. Los que tienen un poco de dinero tratan de buscar la
rendija que les permitirá prosperar, e incluso algunos cubanos que han estado
lejos y han sufrido experiencias difíciles en otros países planifican regresar
con un poco de dinero.
Aunque nos quejamos en muchas ocasiones de nuestro
destino, hay muchos habaneros que conservan sus lealtades con la familia, con
sus padres, con su tierra y rara vez se resignan. Y tenemos la convicción que a
pesar de no estar en el centro del universo económico o político debemos dar lo
mejor y luchar con uñas y dientes por una vida mejor, para nosotros y los hijos
de los hijos.
Hace algún tiempo, conversando por whatssap con un amigo español intercambiábamos sobre paginas webs interesantes. Yo me quejaba un poco de lo cara que era internet en Cuba , pero asi y todo el amigo no salía de su asombro de que tuviera acceso a ciertos sitios. Le explicaba que todas las mañanas me levantaba sobre las 6 am para tener tiempo de leer las noticias del día. Ya en la mitad del mundo gran parte del día había transcurrido, así que siempre hay mucho que leer. Estoy suscrito a las versiones digitales de periódicos de varios países. De Estados Unidos leo el New York times, Washington Post y Miami Herald, de España El Pais y de las agencias de noticias casi todas accediendo desde Twitter (BBC, CNN, Reuters, AFP, etc). por no hablar de sitios tan interesante como TED TALKS.
El asombro venia porque se suponía que todo acceso a información de la llamada prensa libre estaría bloqueada en Cuba. Y realmente no es asi, solo hay algunos sitios bloqueados y son los que consuetudinariamente lanzan noticias falsas o rumores de la realidad cubana.
Y realmente a veces hay que hacer acopio de paciencia. Pero siempre me asalta la duda , sobre todo en los últimos tiempos, sobre la profesionalidad y veracidad de esas fuentes de noticias , pues considerando las falsedades y calumnias que dicen de Cuba , ¿no será igual de otros países, personajes o realidades?
Pongamos un ejemplo recién.
Mientras en La Habana se desarrollan coloquios y se entrelazaban voces de académicos cubanos y españoles para ponderar una aventura literaria que enaltece una relación de identidad esencial, el diario El País emitía un editorial bajo el título “La cerrazón cubana” y decia: “El acoso represivo de La Habana contra la disidencia pública ancla al país en el inmovilismo retrógrado y antidemocrático”.
Mientras comienza el festival de cine latinoamericano, mientras en los mismos días el Ballet Español de Cuba, bajo la dirección de Eduardo Veitía, se afanaba para ultimar detalles de la temporada de estreno del espectáculo Ascendencia hispana, en el Teatro Nacional, el editorialista del citado medio echaba a rodar una especie de “bunkerización del régimen” cubano y de “su antediluviano inmovilismo”.
Todo porque se les había echado a perder el espectáculo que tenían montado para festejar la marcha que nunca existió el 15 de noviembre, es decir, el frustrado estallido social que debía, si no derrocar, al menos poner en crisis al gobierno cubano y abrir las compuertas de la restauración capitalista.
El País se preparó para reportar el caos. Siguió paso a paso la convocatoria de la marcha, focalizó y elevó a primer plano el protagonismo del “agente de cambio”, y montó una cobertura por horas y minutos de lo que sucedería entre el 14 y el 15 de noviembre a lo largo y ancho de la Isla.
Que lo hagan ABC o El Mundo, no sorprendería tratándose de medios conservadores, pero El País, que presume de representar una equilibrada posición centrista debía ser consecuente con su equidistancia, aunque sabemos que esto último no pasa de ser un eufemismo. Basta con recorrer todos los artículos sobre Cuba de la publicación para que salten a la vista la regularidad de informaciones y valoraciones que tienden a apuntalar la opinión de que el cambio de Cuba hacia el capitalismo es lo que corresponde. Apertura en ese discurso equivale a rendición, reformas; a renuncia, libertad; a sujeción. Pero además, ¿Para quién escriben? ¿Para los que se fueron “por razones personales” y viven como parásitos recibiendo beneficios de sociedades sin enemigos económicos o políticos? ¿Los españoles pueden cambiar la realidad de Cuba? Es muy confuso todo
En fin, El Pais ha dado tribuna a los llamados disidentes y opositores, y hasta alguno de ellos han sido acogidos como columnistas. Después de tal acogida a lo más reaccionario no es de extrañar que el centrismo de El País haya derivado a una posición beligerante, que en el caso de la convocatoria de la marcha animó expectativas que se fueron de manera humillante por el tragante. De la frustración del equipo editorial dio cuenta el titular que calzó la cobertura especial del 15 de noviembre: “La Habana amaneció este lunes tomada por agentes de policía y de la Seguridad del Estado ante la convocatoria de las protestas. El Gobierno ha declarado la manifestación ilegal y mantiene a opositores y periodistas sitiados en sus casas. Continúan las detenciones de críticos”.
No puede ser más lastimosa la falta de objetividad de un periódico que alardea de ser serio que se suma a un paisaje que solo existió en la imaginación de corresponsales y fuentes periodísticas reflejadas. Nunca, ni de lejos, La Habana fue una ciudad sitiada, ni hubo detenciones como las que notificaron siguiéndole la pista a un grupito de cubanos pagados por agencias federales de EE.UU., ni nada por el estilo. Parece que la redacción de El País confundió La Habana con alguna ciudad colombiana o sudanesa, o con las urbes europeas que ahora mismo viven jornadas de protestas masivas.
Lo único evidente es que El País juega a ser un actor de peso en el diseño de la Cuba que quiere Washington, Miami y los predios neoliberales de España. Una Cuba que dejó de ser hace buen tiempo colonia y que seguirá queriendo a la otra España.
Lo realmente inadmisible es la intromisión en los asuntos cubanos de la dirección del diario. Ya no se trata de columnistas dando una perspectiva de una realidad ajena sino de una opinión editorial que se permite pontificar y dar recetas como estas:
Tras décadas de cerrazón, resulta evidente que los gestos de apertura no
prosperarán sin el apoyo decidido de una comunidad internacional que permita al
régimen que preside Miguel
Díaz-Canel revisar su deriva, liberar a los presos y permitir la discrepancia. Es necesario el concurso de Washington, la
gran potencia de la zona, para superar su anquilosamiento punitivo y, al igual
que hiciera Barack Obama, buscar vías que permitan recuperar espacios de
libertad. Desde el ángulo europeo,
España dispone de un puñado de cartas que le permiten jugar a fondo en favor de
dinámicas de apertura y flexibilidad. Más allá de los intereses geopolíticos de cada actor, el avance hacia la democracia
en la isla habrá de hacerse con el criterio y la participación de una población que hoy vive en condiciones
graves de penuria económica y desamparo político.
Las negritas son mias, son las palabras que huelen a colonialismo.
El mundo unipolar donde los gringos controlan el planeta se está acabando, vamos rumbo a una multipolaridad donde el poder global reside en distintos Estados y/o bloques y cuando el imperialismo dominante está en declive lo primero que tiene que asegurar es su “zona de influencia”. Quien promete felicidad para el mundo basado en los matices que tienen los políticos yanquis les miente abiertamente.
En el trascurso de estos años de pandemia, con la hostilidad de Estados Unidos en todos los frentes, sin poder comerciar e incluso poder comprar medicamentos por ambas razones nos preguntábamos dónde estaba el cariño de España hacia Cuba, y no solo, incluso hacia América latina. España no usó la posibilidad de ser un puente entre nosotros y Europa, ni entre nosotros y nuestro enemigo histórico , no, ni tan una medicina, ni una jeringuilla, ni una defensa en foros internacionales para poder recibir vacunas, y sin embargo reacciona a cuanto delincuente asalta las tiendas en Cuba y los declara disidentes, cuando en realidad debería investigar y como consecuencia denunciar todos esos elementos externos que contribuyen a la miseria del pueblo cubano más que apoyarlas de manera directa e indirecta.
Menos mal que una cosa es la España de los políticos y otra la de su pueblo que sí tiene simpatía por el pueblo cubano. Lo que tememos es que periódicos de tanto prestigio e influencia vayan envenenando la mente del pueblo español y los que deberíamos ser aliados naturales en tantas cosas nos demos la espalda con desconfianza. Lo que se debe tener claro es cuál debe ser la posición de cualquier persona de bien, que entiende que no se puede naturalizar la imposición de un Estado por sobre el resto, simplemente por la cantidad portaviones que posee.
Todo lo que se dice que es muy difícil, usualmente , al quitarle la hojarasca , es en realidad muy sencillo.
Y eso lo vemos, por ejemplo, en la política y la "Ley" de los dos Círculos.
Si usted es gobernante de un país y este en verdad le interesa solo debe tener en mente esta "Ley".
Dos círculos. Uno representa los intereses del país. El otro los intereses políticos del gobernante (o del partido que gobierna). Nótese que son dos intereses (círculos) diferentes.
Mientras mas superpuestos estén estos dos círculos es mejor para todos porque eso quiere decir que los intereses del Gobernante son los mismos del País. Casi nunca esto sucede al 100%.
A medida que los intereses del político de turno (un turno que puede ser largo o corto) se distancian de los del país menos área de coincidencia tendrán ambos círculos.
Y cuando vemos dos círculos, pues nada, el país se va por el tragante. Solo importan los intereses del gobernante.
Esto es un poco en broma y un poco en serio, pero tiene su lógica, ¿ no es verdad?
Cada cierto tiempo escribo
sobre cómo me siento. Es de suponer que estos dos últimos años no han sido
buenos. Nuevamente nuestra condición de persona, de buen ser humano ha sido
puesta a prueba. ¿acaparar medicinas y alimentos o compartirlos? ¿Buscar y
ayudar o mirar al otro lado? Nadie puede imaginar lo difícil que es vivir en
una especie de zona crepuscular de la mente. Eso es Cuba.
Hay cubanos que no olvidan la
gratitud, durante la lucha por sobrevivir todos estos años hemos sido ayudados
por hombres comunes y por hombres casi ángeles que nos han permitido hacer
cosas tremendas, servir de ayuda a su vez y poder dar lo mejor de nosotros. Por
eso al final del día algunos cubanos agradecemos no solo a lo divino sino
también a los amigos. Quizás algún día, en esta u otra vida, podremos repartir
la recompensa o la alegría.
Hay cubanos que hemos luchado
mucho y duro por la libertad de nuestro espíritu y por bañarnos siempre en el rio
de eventos que corren en nuestras vidas. No siempre hemos sido libres de
elegir, porque también las decisiones costaban el aislamiento social o
incluso la libertad física, y aun hoy, aunque menos. Cuando más jóvenes esas decisiones
se toman con valor y cierta locura. Con el tiempo se van viendo las cosas más
claras, los lazos creados y las consecuencias para familia y amigos, y
aprendemos a distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
Hay cubanos que hemos
aprendido de los enemigos, los cercanos y los que están en otros países. La
lucha ha sido larga y a medida que avanza, década a década descubrimos que ni
la ideología ni las armas son suficientes para vencer, para eso hace falta la
experiencia y un corazón limpio.
Lo más difícil ha sido el
crecimiento de la mentira y la trampa como excusa de supervivencia, como un
arma para lograr un objetivo. Muchas veces hemos perdido las fuerzas, pero
sabemos lo que queremos en lo individual y no necesitamos a los tramposos y mucho
menos darle explicaciones a los aprovechadores cuando reciban el castigo,
siempre las excusas para el ladrón y el especulador serán las del sistema político,
pero un buen ser humano no roba ni estafa a su hermano que también sufre.
Los cubanos hemos luchado
unos contra otros. Creo que casi todos los países han sido así, pero los
mejores cubanos no han sido dominados por las tormentas del alma y la existencia,
hemos tenido la fuerza para vencer las dificultades y seguir adelante. No
obstante han surgido cubanos que han desafiado a sus propias familias y amigos
y los provocan para una batalla en que nadie ganará. Es necesario mostrar que
la ilusión no debe vencer a las ideas claras. Los cubanos del gobierno deben
aprender que cuando sus compatriotas lo desafían en realidad están queriendo
conversar, y todavía no somos buenos conversando unos con otros.
Algunos cubanos han sufrido
mucho por décadas por cosas absurdas y también por otras muy relevantes.
Algunas de las cosas hechas nos hicieron sufrir más de lo necesario. Las
familias se han alejado y han muerto sin verse nunca más, algunos han pedido la
muerte, algunos han colocado bombas. En ambos lados muchos han perdido el
tiempo y hasta la vida por causa de una mentira. Pero al pasar el tiempo uno
aprende a arriesgarse por algo que vale la pena, se lo que sea para cada cual,
pero que nunca deberá ser lo material, lo mezquino e irracional.
En mi caso muchas veces hago
cosas fuera de lo común. Puedo bailar en la calle, mientras espero a un amigo,
mirar los ojos de un desconocido y preguntar de su vida, defender una idea que
puede parecer ridícula. Me alegro siempre con nuevos descubrimientos. Muchas
veces he salidodel combate. A veces
trato de pasar mis días intentando representar el papel que los otros escogieron
para mí, aunque pese, escogí la senda por
donde camino ahora y no tengo motivo para protestar.
Muchos cubanos ya tuvimos alguna vez miedo de entrar en
combate por nuestra libertad individual. Muchos cubanos ya recorrimos un camino
que no nos pertenecía. Ya sufrimos por cosas sin importancia y muchos han
fallado en sus obligaciones espirituales que nos hubieran salvado de muchos
errores costosos. Muchos cubanos dijeron sí cuando querían decir no.
Los cubanos que dijeron que sí
porque su corazón se los mandaba han sido humanos especiales. El camino que escogieron
incluye el respeto por todo lo que es pequeño y sutil. Y supieron siempre el
momento de tomar las actitudes necesarias para comprender que acumular amor
significa suerte, acumular odio significa calamidad.
Debido al aislamiento que
hemos sufrido el mundo no sabe las cosas que hemos pasado o hecho los cubanos. Y
si lo saben es a través de prensa tan parcializada en contra que incluso les
hace creer a algunos cubanos que están equivocados. Pero nosotros fluimos como
el agua, y como el agua jamás podemos ser quebrados por un martillo, ni heridos
por un cuchillo. Todas las almas de los cubanos que han dado sus vidas por
enseñar y curar, por defender dignidades ajenas y propias, en estas y otras épocas
son como un manantial, que frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo
la fuerza de los otros ríos que encuentra hasta lograr el objetivo: el mar.
Porque los cubanos no
permanecemos indiferentes ante la injusticia, sabemos que todo es una unidad, y
que cada acción individual afecta a todos los hombres del planeta. Por eso,
cuando presenciamos el sufrimiento ajeno y nos piden ayuda, usamos la espada para
poner las cosas en orden. Lo hemos hecho en África, América Latina, Asia. Es
decir, donde viven los pobres del mundo. Y ciertamente eso no lo entienden ni perdonan muchos.
Creo que soy un cubano atípico.
Muchas veces me desánimo y siento que nada consigue despertar la emoción que deseaba.
Muchas tardes y noches debo permanecer manteniendo una posición conquistada sin
que ningún acontecimiento nuevo me devuelva el entusiasmo, pero cuando menos lo
esperaba se han entreabierto nuevas puertas. Las puertas nunca se me han
abierto del todo, pero al menos entra algo de luz y aire fresco, y al menos siempre
mantengo mi corazón limpio de sentimientos de odio. Pero sé que el acto de
perdonar no me obliga a aceptarlo todo; no
puedo bajar la cabeza, pues de hacerlo perdería de vista el horizonte. Acepto
que los adversarios están allí para poner a prueba mi bravura, mis capacidades.
Ellos me obligan a luchar.
La mayoría de los cubanos mantienen
las lecciones del pasado en mente. Recuerdan algunos de sus peores capítulos:
masacres, esclavitud, golpes de estado, prostitución, anexionismo, y también sacrificios,
oscurantismo. Y vimos a mucha gente abandonar la búsqueda por no poder
responder a esta pregunta: ¿Cuál es el camino correcto? La mayoría de los
cubanos no tienen dudas pues siguen la fórmula infalible: "Por los frutos
conoceréis al árbol", dijo Jesús. El que sigue esta regla, no yerra nunca.
Los cubanos hemos aprendido
importantes lecciones, pero a veces se nos olvida estudiar a profundidad el
alma humana, a los que nos precedieron y nos confiamos. Pensamos que ayudar a
los pobres y oprimidos es suficiente. Pensamos que educar y sanar es suficiente,
pero no. De las cloacas de la sociedad emergen cada cierto tiempo los que no
quieren participar en el crecimiento humano, los que se aprovechan de las
necesidades de los demás, los que recorren el camino “más fácil” dejando tras
de sí un mar de víctimas. Pero también dejamos de responder preguntas
importantes como ¿Por qué sucede esto? ¿Los que nos gobiernan nos dan el
ejemplo y educan a sus hijos con el mismo rigor que nos exigen compromiso y
frugalidad? ¿Por cuánto tiempo puede estar un ser humano educado y sano sin
ambiciones? ¿Solo educamos para que nos sirvan en una obra (aunque sea
extraordinaria) o para darnos la libertad del discernimiento? ¿Se preocupan por
la salud para que trabajen más duro y más tiempo y no para que sean fuertes y aventureros
y puedan decidir qué tipo de vida desean tener?
Las injusticias existen.
Todos se ven envueltos en situaciones inmerecidas, generalmente cuando no se
pueden defender. Muchas veces la derrota llama a la puerta, como ha sido este
verano del 2021, por eso hay que estar atentos a los síntomas, a las llamadas
de alerta antes de que se conviertan en gritos de desesperación porque en esos
momentos no importa ya quien tenga la razón o qué motiva la realidad.
Mis conquistas han sido
pequeñas, ningún sueño ha sido cumplido en su totalidad, pero reconozco que hay
quien vive peor. He conocido la infelicidad ajena, las enfermedades mortales desde cerca, la soledad, las
frustraciones que acompañan a parte de los cubanos, y por eso a veces considero
que no merezco algunas recompensas.
Han pasado 62 años de revolución. Hemos resistido
y ha estado bien, pero también necesitamos algunos estrategas con visiones
diferentes. Los buenos luchadores no se quedan siempre repitiendo la misma
lucha, sin avances ni retrocesos. Si no hay progreso hay que sentarse con el
enemigo y discutir, sobre todo en momentos de debilidad o complacencia. La diplomacia
es un gesto de dignidad no de cobardía, es equilibrar las fuerzas, un cambio de
estrategia logra salvar tantas vidas como una victoria en el campo de batalla. No
hay que pensar en lo que piensen los demás países y gobernantes porque no hay
que probar nada a nadie. Hemos luchado un buen combate y se ha mantenido la fe,
pero hay aprender el arte de la negociación.
El ser guía de ciudad me ha
permitido conocer a muchas personas de diferentes partes del mundo. Algunos nos
hemos reconocido sin habernos visto antes porque entre otras cosas están en el
mundo como yo, sin equipaje y sin sandalias. Al igual que yo a veces sufren por
tonterías, pensamos que no podemos crecer o que no merecemos cualquier tipo de bendición.
Y todos nos preguntamos qué estamos haciendo aquí, pero continuamos buscando un
sentido y pienso que terminaremos encontrándolo.
Y también he encontrado a un
maestro espiritual que me trajo luz diferente en la fe que brillaba en sus
ojos. Él no precisaba probar nada a nadie, y mucho menos a mí .
Cuando era niño tenía la impresión
de vivir dos vidas al mismo tiempo. En una de ellas era obligado a hacer todo lo
que no quería, aprender ideas que me costaba creer, andar en grupos, andar
uniformado, caminar siempre el mismo camino de todos. Pero existía otra vida y
la descubrí en las lecturas, en la onda corta (no había internet) y sobre todo
en gente que pensaba como yo. Poco a poco las dos vidas fueron acercándose y
algunos sueños se hicieron rutina y pienso que casi estoy listo para lo que
siempre deseé. Solo me falta un poco de osadía para que ambas vidas se
transformen en una sola.
Cosas que no he aprendido o
hago mal: necesito dedicar más tiempo para mí mismo y usar ese tiempo para el
descanso, la contemplación, el contacto con el alma del mundo. No me relajo y
dejo que todo lo que sucede alrededor siga sucediendo y mirar al mundo como un
simple espectador sin hacer resistencia al movimiento de la vida. Me han dicho
que solo entonces lo complicado empieza a volverse sencillo y seré feliz.
Cuando uno vive en un país de
grandes transformaciones sociales y expuesto a todo lo que está Cuba , no
importa si eres grande o pequeño, hombre o mujer, profesional o con poca educación,
tu vida se mueve, como un péndulo, entre dos sentimientos: el deseo y el miedo.
El miedo te dice todo el tiempo que cada paso es desconocido y peligroso y que lo
que aprendiste posiblemente no sirva para nada. El deseo te dice que vas a salir
del mundo conocido y que te aguardan las cosas que siempre quisiste y por las
cuales luchaste tanto.
Algunos cubanos han sonreído porque
ya no hay nada que los asuste más que quedarse sin cumplir sus sueños y abren
la puerta con la seguridad de quien sabe lo que quiere.
En este año 2021 el ángel que
me inspira está dando un paseo. Espero que regrese y el simple rumor de su
aliento me devuelva la alegría.
Mientras tanto, aunque no
pueda meditar debo repetir una palabra, o un mantra, porque le hace bien al
alma. Y entonces esa palabra y ese mantra, algún día, adquirirá un significado nuevo
y expresará todo lo que quería decir, es decir, se ha transformado en una
especie de oración.
Porque no importan los
momentos de tristeza, soy mucho más que eso. Porque mientras muchos partieron
por razones que nunca llegaremos a comprender, yo continúo aquí. Porque mientras
millones de personas no se quejan, no lloran, no hacen nada y se limitan a dejar
pasar el tiempo yo al menos me entristezco por ellos y eso prueba que mi alma continúa
viva.
Mis momentos de solaz eran
caminar por las calles hasta llegar al mar. Frente a los grandes hoteles.
La señora era muy rica. Vivía en
California, pero había nacido en Cuba.
Se había marchado en 1952.
Estaba muy enferma y quería regresar
a los lugares de su pasado.
A la señora le fui recomendado y así podría ayudarme económicamente también.
La señora recorrió la Habana y Pinar del Rio.
Muchas lágrimas.
Al final de viaje la señora me ofreció una computadora. ¿es posible enviarla?
No.
En el 2004 era imposible
hasta tenerla.
Pero no importa, llegará porque
vendrá de una ciudad cuyo nombre es Los Ángeles y fui recomendado por alguien
en una iglesia.
Y llegó diciembre con la noticia
de que Alguien vendría con una laptop.
Y llegó con ella en un pequeño maletín en una mano y otro mas
pequeño aun en la otra.
“ahora ve a tu casa, comienza a
disfrutarla, puede ser un juguete o puede ser transformada en una poderosa
herramienta, solo quiero que me vengas a buscar mañana temprano”.
La noche fue esplendida,
explorando un pequeño objeto como si fuera Egipto, el Amazonas, el Everest.
¡tantas cosas y experiencias caben en tan poco espacio! ¡cuanta felicidad en
lgo tan pequeño!
El chico se presentó temprano.
‘Alguien’ le dijo que debía cambiar el pasaje para marcharse. Solo había venido
a entregar el presente.
Así lo hizo, pero antes me puso en la mano 100 dólares. ‘ comprate
algo para ti o tu familia, pero deja la mitad porque es inevitable que algo
bueno traiga algo aun mejor’
Pasó escasamente una semana.
Un amigo de un amigo de un
hermano de un conocido tocó a mi puerta.
Venía con una oferta: internet.
¿internet? ¿Qué es eso? Digo, ¿no
está prohibido?
‘¿y? ¿lo quieres o no?’
‘Probemos’
1 hora al día por 40 dólares al
mes. Toda una fortuna aun hoy.
Un mes, una hora diaria para
aprender, bajar cursos, aprender a hacer una página web al menos básica, dar de
alta en los buscadores de entonces y lo mas importante: tener clientes para
poder pagar otro mes y. . . alimentar la familia.
El cerebro se expande ante los
retos. El alma decide no tener miedo. El
reto estaba planteado y las naves se habían quemado.
Nunca mas supe de la Sra. Ofelia de California.
Nunca mas supeo de el Sr. Evan que
trajo la laptop.
Mas de 20 proveedores de internet
a escondidas en todos estos años.
Y lo más relevante fue que se
abrió la puerta hacia un mundo prohibido entonces, y aún desconocido. Descarga
de libros digitales, música, información actualizada, contactar mentes de
lugares distantes, viajar sin moverte de casa. Todo lo que entonces estaba
prohibido, hoy mas común, pero aun por descubrir para el 90% de los cubanos de entonces, incluso hoy que Facebook y sus "amiguitos " llevan a la mayoria por caminos retorcidos.
La mejor rebelión contra el sistema de las cosas hoy en día (cualquiera
sea el sistema) es estudiar, aprender.
Sobre todo estudiar lo que el sistema no quiere que estudiemos , para así poder
ser lo más libre posible. Entonces seremos capaces de poder decidir por
nosotros mismos el tipo de vida que queremos llevar, aun dentro de él. O al menos poder perdernos en nuestra mente a
donde Ellos, todavía, no pueden llegar.
Un amigo me sugiere el tema del optimismo para mi blog.
Es un tema tan tocado ya, a veces tan manido. ¿Qué aportar nuevo? ¿Debo
mencionar lo del vaso medio lleno o medio vacío? ¿A dónde debo mirar o qué
fibras tocar para que mi lector siga a partir de esta línea?
Esto sera' un poco largo, asi que pienso que es mejor leerla en una PC. Pero nada, lo siento mucho, no cabe en menos.
Quizás deba comenzar con una línea muy atrevida: el
pueblo cubano es uno de los pueblos más optimistas que existe. . Espero poco a poco, y con la limitante de espacio del
blog, demostrar ,aunque sea una somera idea ,de porqué lo digo. Y que conste,
yo no soy una de las personas más optimistas que conocerías en Cuba. A veces
sueno mas resignado que optimista.
En el mundo de hoy hay pueblos que hacen grandes
proezas. Pero sus motivaciones son económicas, hacer o morir en el intento; hay
pueblos que logran liberarse, pero es cuestión de supervivencia. Hay pueblos
que se vuelcan sobre la imagen de una sola persona como representante de una nación
entera: un futbolista, un músico, y hasta un youtuber.
Pero no hablo de eso. Quiero enfocarme en esto: en una
historia de optimismo colectivo de la que solo tocaré algunos elementos de los últimos
sesenta años, pudiera hacerlo incluso desde el 1900, pero ya eso sería un
libro.
Tantas y tantas caídas, fracasos y seguimos siendo
optimistas. Es como si reseteáramos el disco cada 10 años, y comenzáramos una y
otra vez. No ha sido siempre nuestra culpa. El mundo, la política, las crisis,
el duelo de potencias. Quisiera hacer un contraste con otros pueblos que han
aceptado en su mayoría al mundo tal cual es, injusto en sus reglas, y esa forma
del cubano de sacar fuerzas como pueblo que espero poder argumentar con éxito.
Manejar la mente en el modo “optimismo colectivo” por décadas
es algo relevante. Entonces entremos en materia.
Hoy en dia Cuba tiene unos 11 millones de habitantes
viviendo en la isla. En los últimos 50 años se ha duplicado la población. Y a
pesar de que en la última década la tasa de natalidad ha disminuido, el hecho
de tener hijos y la esperanza de criarlos y que llegaran a la madurez durante un
proceso social lleno de problemas muy serios que incluso han amenazado la vida
del ser humano en mi país es una muestra de optimismo. Pensar en hacer el amor
(no solo tener sexo) y tener hijos cuando en cualquier momento seriamos el
campo de batalla entre dos superpotencias nucleares, durante una década como la
del 1970 al 1980 con grandes escaseces de alimentos y ropas, con la certeza de
que nos casaríamos y tendríamos una nueva familia dentro de una casa en la que
ya habitaban 3 generaciones y sin posibilidades de que eso cambiara. . . en los
próximos 20 años. El pensar que tendríamos (porque lo construiríamos) un
sistema de salud y exportaríamos médicos cuando se quedaron escasamente 3000 médicos
de los casi 6000 que había en el 1960. Hoy tenemos mas de 75 000 dentro del país,
uno cada 160 habitantes. Y ahora la joya de la corona: tasa de mortalidad
infantil de 4 por cada mil nacidos vivos. Eso es trabajo duro, diario de
largas horas y muchísimas veces sin recursos materiales.
El salir a los campos, por todo el país de una población
de 7 millones de habitantes) a buscar atletas porque los soviéticos nos dijeron
que era una buena propaganda para el socialismo tener medallas olímpicas y
descubrir que era mucho más que eso. Tener una población saludable, hacer
escuelas de deportes, cuando los deportistas amateurs existían y no todo era
dinero fue una prueba de optimismo. Todo eso en momentos, en décadas, en que no
existían escuelas de deportes (que hubo que construir), en profesores de alto
rendimiento (que hubo que formar), en que no existían en el país médico del
deporte. Hoy ocupamos el lugar 16 en el medallero histórico olímpico por países.
Superados solamente por países desarrollados, la mayoría con mayor población y
cantidad de participación. Ni mencionar que en una sola olimpiada tenemos más
medallasque todos los países latinoamericanos
juntos. Y la próxima ,espero, no será la diferencia. En estos días de pandemia y con una
crisis económica como nunca los cubanos mantienen el optimismo y en parques,
patios, azoteas y ahora de regreso nuevamente a los gimnasios se preparan para
los de Tokyo 2021.
¿Qué decir de los huracanes? Año tras años se destruyen
cosechas, casas, terrenos e instalaciones. Y se vuelve a la carga. ¿Tiene que
ver con el sistema social? Dejemos el tema político a un lado por un momento, concentrémonos
en la fuerza interior de no aceptar las desgracias, los huracanes, y salir a
resolver la vida. Huracanes,
inundaciones, epidemias naturales e importadas, la condición de isla rodeada de
“enemigos” antiguos, de “amigos” en una realidad paralela y que realmente no lo
son, de una economía siempre sangrante. Hablo del cubano como persona.
El querernos hacernos más educados, más cultos. Una tarea
siempre cuesta arriba, y que cada década y crisis nos demuestra que la
ignorancia se mantiene aún en las mentes escolarizadas. Comenzar por una alfabetización
en 1960 (teníamos un analfabetismo del 23 % , que ya era la más baja de América
Latina) y bajar ese número en 1961 a solo el 8%. Ir a las montañas, los valles más
alejados, las costas más distantes, los puntos más oscuros de las ciudades
donde vivían las prostitutas y los desclasados siendo hasta niños de 14 años
los maestros. Toda una población que se movilizó, sin importar sexo, edad y condición
social a enseñar a leer y escribir, ¿Cómo se llama eso sino optimismo? Un optimismo
loco en que el ser humano podría ser mejor si se le daban las herramientas, de
que los que vivieron aquella época serian también mejores personas si contribuían
a una de las misiones más hermosas que hay: llevar la luz al cerebro oscuro de
un ignorante. Sin importar que como siempre ha sucedido, sucede y sucederá a
alguno de ellos les quitarían la vida. Comenzar las campañas por el sexto
grado, después la del noveno grado, y que mucho tiempo después, décadas después,
esos que aprendieronen la década de los
1960s en Cuba caminaron las selvas de Centroamérica, Suramérica, África
devolviendo lo que recibieron. Incluso tuvimos que crear un nuevo sistema de
enseñanza llamado “Yo sí puedo” basado en números para poder enseñar a leer y
escribir mediante números . ¿no es eso optimismo?, ¿no era optimistamente loco el pensar hace 40
años que tendríamos un maestro por escasamente tres alumnos en las escuelas
especiales?
Hemos creado cientos de escuela de arte. Las escuelas
de música en los años 1990s daban clases de instrumentos de cuerdas. . . sin
cuerdas. Pero no se faltaba a clases ni alumnos ni maestros y hoy ya ganan premios
internacionales. Tenemos la única escuela de ballet con características propias
y de América Latina, y con categoría de Escuela Cubana de ballet en un país machista
y comunista donde los bailarines cubanos hacen cátedra en las mejores compañías
del mundo. ¿no es eso optimismo? Pues claro, pero para llegar al ballet hay que
pasar por las congas, la rumba, el son y la salsa, los carnavales donde el
optimismo se viste de colores y baila.
Reconstruinos los cascos históricos de las principales
ciudades en la década del 1990 cuando cayó el muro de Berlin y no había un
centavo propio. Aceptamos el guiño soviético y pusimos un hombre negro
campesino y de origen humilde en el cosmos. Logramos traer a 3 Papas, y este
ultimo 3 veces. Logramos traer a los Rolling Stones a la Habana a hacer un
concierto gratuito. Mis padres sobrevivieron la época de Kennedy y la crisis de
los misiles, la época de Nixon y su invasión a Viet-Nam y amenaza de invadir a
Cuba, mi generación sobrevivió a Reagan, los dos Bush, Obama y sus siete
invasiones en el tercer mundo y ahora pasamos horrores con Trump.
Sabíamos que los tiempos más oscuros de la política, la
gente lanzada al mar con la esperanza de llegar a la otra costa pasarán, y que
poco a poco volveríamos a estar conectados con el mundo, que llegarían los
turistas, y algo parecido a internet y superior a la onda corta se crearía, teníamos
la certeza de que todo el mundo no era oscuro y terrible como los soviéticos nos
quisieron hacer creer, sabíamos que nos reuniríamos con las familias que
estaban en Estados Unidos y la gente circularía primero tímidamente y después
en masa en ambas direcciones. Todo esto lo imaginamos y deseamos tan
ardientemente que se hizo realidad, ¿no es eso optimismo? Y sé que hay gente
que me dirá que solo fueron cosas que pasaron o que inevitablemente pasarían,
pero hubo gente que las pensó, dieron los primeros pasos aun sabiendo que no serían
ellos los que verían los resultados, y así y todo continuaron porque no podían
aceptar que así terminarían las cosas: con odio y separación. Y aun hoy la
tarea continúa y los que fabrican los puentes son los optimistas. Y aun cuando
los tiempos nos regresan oscuros y terribles cada cierto tiempo nos ponemos los
brazos en jarras y nos decimos: ¡estamos vivos y hay que vivir!
Y llega la pandemia. Nos teníamos que enfrentar con
todas nuestras fuerzas. Unos nos decían que no lograríamos salir pues somos
demasiado pobres, otros nos decían que no existe y no hiciéramos nada. Pero la
vida es lo importante y por si acaso nos lanzamos con lo que teníamos. Y no
hablo de política, nuevamente quiero mantenerla fuera, hablo de nosotros: de
optimismo, de inteligencia y raciocinio, de solidaridad, y seguramente vendimos
hasta la ropa interior por usar una frase popular para poder comprar lo que se debía.
Hoteles cerrados, aeropuertos cerrados, la gente sin trabajar y en casa por
meses. Y nos lanzamos ante el más grande reto del momento: la Vacuna.
Con esto cierro. Sabemos quiénes harán la vacuna.
Sabemos quiénes la comprarán porque tienen el dinero para pagar diez veces el
precio. Sabemos cómo funciona el mundo, y aun teniendo amigos las cosas pintan
feo y a la hora de un momento terrible no podemos pedirle a otro gobierno que
nos ayude estando ellos mismos en problemas. Y nos lanzamos a hacer nuestra
propia vacuna. En silencio. Es necesario que funcione porque nos daría soberanía
sobre lo que se haga y cómo se haga en el mundo de hoy donde un país rico
secuestra medicamentos destinado a otro país en un aeropuerto. ya tenemos tres
candidatos vacunales. Ojalá funcione alguno de ellos. Nos lo merecemos. ¿no es eso optimismo?
Humberto.
p.s. perdonen la enorme carga de chovinismo y lo largo
de este blog. Lo escribí con una sonrisa porque pensaba hablar de tristezas y
resultó en una especie de canción dedicada a nosotros mismos, estos cubanos
incorregibles. Y que conste, estoy consiente de los otros, de los pesimistas, de los que rompen los puentes, de los que se rinden, de los que se duermen, de los que solo se quejan, de los que odian los esfuerzos ajenos, que de todos tenemos.
Ya sabes, mi
nombre es Abel. Salí de Cuba en el año 2000
cuando recién me graduaba de economía. Realmente aguanté hasta el final de la
carrera a duras penas. Ya no resistía tantas escaseces, tanto calor en todas
partes, tanto marginal en todos los niveles. Gente vulgar y fea. La fealdad era
como una sombra funesta que conquistaba cada vez más terreno. Quería irme a un país
rico y donde la mayor parte del tiempo hubiera frio, o al menos hubiera aire
acondicionado en todas partes. Asocio el calor con la pobreza. El sudor, los
olores fuertes, el desgaste ante cualquier esfuerzo aunque sea mínimo. Y en Cuba
sobra todo eso. Lo de país rico era para llegar a un lugar donde ya todo
estuviera hecho y no en perpetua y estéril construcción .
Llegué a Canadá
y el único trabajo que encontré fue limpiando pizzerías en la madrugada. Tres pizzerías
cada noche. Así por casi dos años, hasta que una tarde de un día libre conocí a
Paul enseguida nos llevamos bien y nos fuimos a vivir juntos al mes. Le conté
mis sueños de un día llegar a Cuba como un hombre rico y restregarles a todos
los comunistas de mi cuadra mis éxitos. Le prometí llevarlo a Cuba por todo lo alto.
De manera
corta: me consiguió un trabajo en la compañía donde trabajaba. Me fue tan bien
que en un año me enviaron a un curso en España para nuevas técnicas de administración
y su relación con los bancos. Al terminar el curso presenté una solicitud en el
Banco Interamericano de Desarrollo que estaban buscando empleados para sus
oficinas en Haití. ¿Haiti? Pues sí, pero allí aprendí que en todas partes
(menos en Cuba posiblemente) había grandes supermercados, edificios imponentes
de bancos, clubes para los ricos y un mundo separado por clases. Mucha comida
basura para los pobres, mucha comida buena para los que podían pagarla. Si al
menos en Cuba fuera así. En fin, tremendo salario y por poco pierdo la vida
porque a los seis meses ocurrió un terremoto que dejó al país
más en ruinas aún, si fuera posible. Me pagaron una buena compensación y me
enviaron a trabajar a Perú. Allí estuve tres años, en Méjico tres más, y desde
entonces en Miami y Houston. Ya sabes, mucho dinero. Saque’ de Cuba a mi madre,
mis dos hermanos y a mi abuela. A mis hermanos les busqué buenos trabajos, a mi
madre y a mi abuela las hice viajar por los cinco continentes. Otro día te
cuento. Pero Cuba no se me quitaba de la cabeza, es decir tenía algo pendiente.
No, no era cuestión de ninguna venganza, al menos no de ese
tipo, es que quería tener ciertas satisfacciones. Después que murió mi abuela vendí
mi apartamento en Canadá, me separé de Paul y me instalé definitivamente en
Miami. Me gusta, excepto por los cubanos
de allí, es la misma escena patética de Cuba, pero en un espejo invertido. Mucho
ruido, juegos de dominó y políticos viejos encadenados en el pasado que
arrastran a los que llegan a cumplir la vendetta política.
Regreso a mi vida. Viajé nuevamente a La Habana en el 2015. Muchos
sentimientos encontrados, pero ya sabes, tenía mis convicciones y mis sueños. Para
colmo el gobierno cubano mostraba signos de debilidad, es decir, ellos decían construir
puentes a los emigrados para que colaboraran de cualquier manera o regresaran a
Cuba. Tontos, es como entregarle la pala al sepulturero. Parece mentira que no
nos conozcan. Y es cierto lo que dices de que tu sufrimiento no nos hace vencedores
, pero también es cierto que la venganza es un plato que se come frio.
Compré dos apartamentos en La Habana. Para rentar
habitaciones a turistas que yo mismo traería de manera indirecta a Cuba. Le vendería
lo mejor del país, y como debe ser, la mejor parte para mí. A los tres años me aburrí
porque hasta para conseguir papel sanitario era un problema, muchas cosas las traía
de Miami, y con esa intuición que Dios me dio decidí vender los apartamentos. Además,
no sé por qué, pero hay cada vez más negros, eso no puede traer algo bueno, al
final habrá un problema serio con eso, seguramente quemaran cosas en las calles
y se meterán en las tiendas. Creo que será la venganza del comunismo en Cuba para
el futuro sin ellos.
En todo caso, quise encontrarme contigo para despedirme. Quizás
algún día nos veamos por alguna parte del mundo. No regreso a Cuba más, ni aun
sin el comunismo, no vale la pena, esto siempre será lo mismo, por lo menos en
el tiempo que me resta de vida, se lo digo a una prima que me queda por acá, me
tiene harto con que ama a Cuba, solo le envío dinero por mi madre, que si no se
conformara con lo que dan por esa libreta de racionamiento. Todavía me pregunto
cómo has podido no solo sobrevivir aquí , sino mantenerte cuerdo.
¿mi patria? Ese es un concepto del pasado, atrasado, ya el
mundo es casi uno solo, es una apariencia de tantas cosas incluidos esos
conceptos de soberanía, patria, independencia. Pero no te pongas triste, el
mundo va en esa dirección cada vez más y en dos décadas, pues nada.
Las madres
cubanas, igual que todas las madres latinas, son muy posesivas con sus hijos.
Nunca comprenden que son solo un vehículo por el cual llegamos los hijos.
Recuerdo que cuando tenía más o menos nueve años y recién fallecido mi papá se
lo dije a mi madre. Le peinaba sus rizos negros en los que ya asomaban unas
canas, le dije que no me quedaría a verla envejecer. Que partiría tarde o
temprano de la casa. Quería vivir sola, no quería tener hijos. Sus ojos, que ya
estaban cansados, me miraron fijamente y decidieron no creerme. Al menos eso
pensé en ese momento, después comprendí que realmente había decidido no dejarme
partir, costase lo que costase.
Fue la
primera persona que se equivocó de plano conmigo. No sé por qué creen que mi aspecto de chica linda no
contiene una voluntad de hierro. . . o quizás la falta de un corazón sensible. Quieren
imponerme reglas, quieren seducirme y atraparme en relaciones. Aunque tengo que
reconocer que mi madre me llevó por un camino expedito y sin obstáculos por el
sistema de educación, tuve ropas y zapatos en una Cuba llena de escaseces,
celebraba los cumpleaños en las piscinas de hoteles de la Habana, compróa médicos que emitieron certificados para que
no fuera a las escuela en el campo. Y así llegué a la universidad.
Siempre
quise estudiar derecho. Ya sé lo que estás pensando. Lo mío no era lo de
juicios, presos, defender a ladrones o corruptos. Lo mío era lo de las
relaciones internacionales, las corporaciones, el derecho internacional.
¿En Cuba?
Solo espera.
Recuerda que fuiste mi maestro, que lo que serían clases por cinco años lo
fueron por dos. Tenía planes de otros idiomas y que mientras esperaba para
matricular en la Alianza Francesa me diste clases de alemán. Y así cuando entré
en la universidad ya tenía un tramo andado.
Así fue que
la chica de ojos azules intensos, cabello muy negro con cuerpo de sirena, que
tocaba el piano y la guitarra, que sabía tres idiomas además del suyo y que no
salía con nadie pasó por los tres primeros años de la carrera. Tenía
calificación perfecta, pero como no era participativa en la política sabía que
las posibilidades de un buen trabajo directo al graduarme estaba al borde del
precipicio. Solo una oportunidad de oro podía salvarme porque hay sacrificios
que no estaba dispuesto a hacer. Esas marchas, esos juegos deportivos
universitarios, esos sudores interminables solo eran una última opción y siempre
a ser evitados.
Y me puse a
esperar. En estos dos años que faltaban tenía que aparecer algo importante y
debía estar preparada. Y así fue.
Llegaron
unos abogados de un importante bufete de Canadá. Venían a dar un curso de
negociación. En aquellos años en la universidad había un plan piloto de idioma
francés y los abogados comenzaron su clase hablando en francés. Tímidamente se
levantó un brazo. Era la jefa de los jóvenes comunistas: ¿no pudiera hablar en
español?
El profesor
se bajó las gafas hasta la punta de la nariz, ¿Cómo? A mí me dijeron que
ustedes hablaban fluidamente el francés.
El silencio
y alguna que otra risa nerviosa fue la respuesta. OK, dijo el profesor, solo se
quedan los que puedan hablar fluidamente el francés y el inglés.
Nos quedamos
ocho. Y fue brillante. Ocho mentes muy parecidas a la mía, aunque con menos
ambición, en el sentido positivo de la palabra. Al final del curso nos dieron
una tarjeta de presentación para si quisiéramos contactarlos cuando
“visitaramos” Canadá. Todos rieron ante la imposibilidad de ese pensamiento.
Todos menos yo, pues hacia mucho que esa posibilidad estaba en el libro de
planes de mi vida.
Mi tesis de
graduación fue sobre Marcas y Patentes. Principalmente sobre la Coca-Cola en
Cuba. ¿Recuerdas que te puse en los agradecimientos? Si, uno de los tres , solo
tres. Y en menos de un año estaba en Canadá visitando a mis “amigos”. Realmente
aproveché la oportunidad de un evento internacional al que nos enviaron aun compañero de trabajo y a mí. Al día
siguiente me le perdí y fui al bufete. El canadiense a duras penas me reconoció,
pero finalmente lo hizo y me ofreció trabajo. Fueron tres años gloriosos, de
aprendizajes y de economía. El mundo anglosajón gira alrededor del dinero. Pero
yo no gastaba mucho porque había algo que no me dejaba quieta. Era tan ridículo
y lo probé todo para quitarme la nostalgia, pero me faltaba Cuba.
¿mi madre?
No resistió mi partida. Es decir, ella pensaba que habría retorno de aquel
viaje y cuando la llamé para decírselo me amenazó con matarse. No pensé que lo
haría, pensé que sería solo uno de esos chantajes, pero lo hizo. Agradezco
mucho a los vecinos que la enterraron. Lo que no pudo lograr mi madre lo hizo
la nostalgia por cosas que aun hoy no entiendo.
Regresé como
representante de compañías canadienses en Cuba. No pude recuperar mi
apartamento, pero tengo otro, y otras cosas que la gente llama prosperidad. Lo
importante para mí es el reto y estar libre de ataduras, sobre todo
sentimentales. ¿Cuba? Está en un punto crítico , no se le perdona ciertas
cosas. Y miro a los cubanos caminar hacia la luz y otros hacia el precipicio. Sobre
todo ese coqueteo que tienen los artistas e intelectuales con ese enemigo histórico
de Cuba. Si yo, que me encanta la sociedad de mercado y sus ventajas me doy
cuenta, ¿Cómo ellos no?.Los tontos del cuento que después estarán llorando por
los rincones, pero si hay que vivirlo, hay que vivirlo.
Me gusta de Cuba
el clima, sus playas, su energía
intrínseca, pero los cubanos en su mayoría no. Pero hay algunos que pueden
hacer la diferencia, es una pena que hayas decidido mantenerte al margen de
tantas cosas, pudieras hacer la diferencia, pero quizás en ese aspecto pienses
como yo, o como diría un amigo: pensar que sus votos valen igual que el mío.
Ese es el gran error en mi opinión.
Teacher from the heart and for keeping my passion (teaching) I work as a guide in Havana. Passion for Cuba.
Maestro de vocacion y para mantener mi pasion que es enseñar trabajo como guía de turismo en la Habana. Pasión por Cuba