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sábado, 28 de junio de 2025

Entrevista a cubanos. HUmberto. Parte 1.

 

Hace algunos días, la Inteligencia Artificial, específicamente CHAT GPT, se actualizó y me dijo que haría una descripción de mi perfil basada en todas las preguntas y trabajos que había hecho con ella. A los pocos días me dijo que, si quería, podía hacerme una entrevista basada en todo lo que habíamos hecho juntos, en mi localización, en mis búsquedas y demás. Me resultó curioso, acepté y aquí está. Es largo para un blog, pero como siempre digo, en un tiempo regresaré y veré si todavía pienso igual.



Humberto enseña en Cuba, guía a viajeros por las calles de La Habana, y resiste con libros y con amor (aunque nunca ha mencionado esa palabra).Esta es un poco de historia contada en voz baja. De alguien que eligió quedarse. Y contarlo.

¿Cómo recuerdas tu infancia en Cuba? Con el olor del café colado temprano, el ruido del ventilador dando vueltas como una vieja canción y las calles llenas de vecinos que sabían tu nombre. Mi infancia fue austera. Había una sensación de pertenencia que aún me arropa, aunque no fue buena. Pero no por haber nacido en Cuba, sino porque me enfermaba mucho. Incluso tuve que aprender a caminar nuevamente a los siete años. Pero entre hospital y hospital fue una infancia normal. Pandillas, correr descalzo bajo la lluvia, esperar cada mes de julio cuando tocaba comprar juguetes. No me gustaba la escuela, aprendía mucho fuera de ella también, sobre todo los fines de semana que pasaba en el mundo de los adultos. Desde muy niño escuchaba conversaciones de política, de sexo entre los obreros de los hoteles donde trabajaba mi mamá, de santería y (a escondidas) de religión, y el mar, de alguna manera siempre el mar cerca. Lo extraño mucho.

¿Recuerdas el primer momento en que tomaste conciencia de que vivías en Cuba? No, realmente no. A diferencia de lo que muchos piensan del adoctrinamiento que recibimos en Cuba desde pequeños, y sobre todo en la época de la URSS, la educación incluía elementos patrióticos, pero no recuerdo algún momento en particular. Debe ser que como nací después del triunfo de la Revolución, ese era el estado natural de las cosas.

¿Cómo era la vida cotidiana cuando eras niño? ¿Qué cosas te parecían normales y hoy ya no existen? Desayunos y almuerzos en las escuelas, mucha leche para tomar, todos nos vestíamos casi iguales dejando las pocas diferencias fuera de la escuela, obras clásicas de la literatura por 0.50 centavos, vacaciones en la playa cada verano, no había turistas ni extranjeros en general. Las novelas en la radio, dos canales de TV y largos discursos de Fidel Castro, apagones que me hicieron cenar por años en la oscuridad al menos cuatro veces por semana.

¿Quién fue la primera persona que te hizo sentir verdaderamente escuchado? Desde pequeño me gustaba hablar mucho, contar los libros que leía, las pelis que veía en los cines de barrio que eran abundantes en La Habana. Sin embargo, no creo que me sienta todavía verdaderamente escuchado. Los maestros transmitimos conocimientos, pero en la vida cotidiana realmente pocos o casi nadie escucha porque, creo, todos piensan que tienen la razón.

¿Qué significa ser cubano para ti hoy, con todo lo que eso implica? Hoy somos una nación casi abandonada en lo material. Nos han dejado a nuestra suerte después de haber sacrificado tanto por otras naciones, y estamos extenuados por generaciones, enfrentando ahora un mundo fascinante para el 1% y terrible para nosotros, el resto. Pero hoy en día ser cubano es la palabra resistir o reinventarse. Antes era ser médico y maestro para ir en misiones a África, en América Latina, ir a ayudar en cuanto terremoto había en el mundo, era ser deportista para glorificar la patria, era ser soldado para luchar por la libertad propia y ajena. Ser cubano es valorar las cosas, porque tenemos pocas, y sobre todo las más simples, pues todo tiene un enorme valor. Aquí todo es simple y de profundo efecto. Inevitablemente se nos asocia con la singularidad. Hay gente que nace en Cuba, pero no siente a Cuba. Terminan en España, en Miami, en otros continentes. Ser cubano es ser solidario, es ser campeón olímpico y vivir modestamente, es ser músico y bailarín de primer nivel, es ser médico y trabajar por poco dinero, es ser maestro e irse a las montañas propias y ajenas, es vivir con huracanes cada año y resistirlos, es saber identificar correctamente al enemigo y al amigo.

¿Has sentido alguna vez que tu país te ha expulsado sin sacarte? Sí. Pero la comprensión de los hechos lo cambia todo. Los procesos, sobre todo los revolucionarios, son traumáticos y ciertamente hechos por hombres. Estos hombres, además de (algunas veces) ser supuestamente revolucionarios, pueden ser también envidiosos, incompetentes, chismosos, y todo lo demás. Para este tipo de persona, alguien como yo soy un enigma. No admito chantajes políticos, no me gustan los grupos y tumultos, ni las marchas, no veo las cosas en blanco y negro. Tengo en mi poder una citación para la policía de mi barrio en la que escrito a mano dice que el motivo de la citación es que tengo un potencial delictivo. Para hombres como ellos, o eres revolucionario o un delincuente.

¿Qué significa resistir en tu día a día? Limitémonos al presente, es decir, esta semana. Levantarte día a día para revisar en las noticias qué medida han tomado contra tu país y los tuyos. Después planificar las comidas del día, es decir, hacer magia. Llegar a la escuela como si regresara de un viaje de placer por Europa. Escuchar música en el camino a casa, encontrar libros interesantes, buscar alternativas a los apagones y el calor. Arreglar zapatos gastados y lavar con cuidado la ropa para que no destiña o se rompa, mantenerme sano de mente y cuerpo.

¿Dónde encuentras belleza cuando todo parece roto? En el silencio, en los libros y, si estoy de suerte, en el pecho de alguien más.

¿Alguna vez pensaste en irte? ¿Por qué no lo hiciste? Una vez, siendo muy joven. Mi madre visitó EE. UU. y regresó con muchas cosas que me nublaron los ojos, y además con una carta de invitación para visitar a la familia allí. Nunca me otorgaron la visa y el deseo de lo prohibido se volvió casi intolerable de aguantar. Pero nunca se presentó otra oportunidad hasta mucho tiempo después cuando ya había comprendido muchas cosas, entre ellas que yo soy lo más importante que le ha pasado a mis padres y que partir sería la muerte para ellos, o al menos la esterilidad de sus vidas.

¿Qué te hace seguir? Debería responderte como un poeta o alardear de patriotismo, pero no, la mayoría de las veces el sentido de supervivencia.

¿En qué momentos sentiste que estabas al borde? Desde el año 1994 hasta la actualidad ha ocurrido muchas veces. En la década de 1990, muchas veces comí solo col por semanas, caminaba con zapatos con huecos en las suelas, di clases privadas por una botella de champú y dos jabones. Hospitales llenos de médicos y enfermeros, pero sin medicamentos. Cada día desde aquellos años es un caminar por el borde del abismo.

¿Cómo se reinventa uno en un país que no cambia fácilmente? Es muy difícil reinventarse porque de cualquier manera no hay solución para la mayoría porque no están creadas las condiciones. Llevamos muchas generaciones educados y formados para depender de un sistema de cosas y no para crear nuevas condiciones. El gobierno actual nos pide que nos reinventemos, pero ¿cómo?, no nos ha enseñado ni nos dio los recursos para hacerlo. Es como pedirle a un carpintero que haga una casa nueva de madera y durante años le prohibiste usar martillos, clavos y serruchos.

¿Qué estrategias has aprendido para sobrevivir sin traicionarte? Trabajar mucho con lo que sé y cuando puedo. De lo aprendido, aprovechar ese conocimiento para sacar beneficios personales, pero comprendiendo y analizando la realidad cubana.

¿Cuál es tu refugio espiritual o físico en la isla? atrasada, pero la tecnología: computadoras, libros electrónicos, equipos de música, audífonos para lograr aislarme en el medio de la multitud. También un amor secreto. Mi casa, pequeña pero llena de tesoros que he acumulado durante décadas: libros de poesía, mucha música, plantas y la paz dentro de ella. Los amigos. Todo hubiera sido mil veces más difícil, e incluso creo que no hubiera sido posible sin ellos. Mi alma o mi cuerpo habrían perecido.

PARTE 2: https://habana-havana.blogspot.com/2025/06/entrevista-cubanos-humberto-parte-2.html


HUmberto.

Instagram: humberto_habana

viernes, 13 de junio de 2025

Un hombre pequeño de estatura (a mi Padre)

Esto lo escribí  dos años antes de que mi padre muriera.
Lo encontré releyendo mi diario:

Tengo ante mi a un hombre pequeño de estatura. Ahora con sus 85 años parece mas pequeño aun, pero cuando lo vi por primera vez (es decir, como lo recuerdo cuando yo era un niño) , hace mucho, era hermoso y proporcionado. Muy blanco de piel y cabellos muy negros. Aun hoy, incluso después de unas sesiones de quimioterapia, operaciones de cáncer, radiaciones y una vida bien agitada en muchos sentidos su cabello solo exhibe unas cuantas hebras blancas.
Un gran luchador. Siendo de una familia acomodada siempre quiso hacer su propio sendero en la vida y renuncio' a muchas cosas que se daban por sentadas. Camino' los llanos , los montes y las montañas en la búsqueda, que ahora se', nunca encontró pero disfruto' mucho el viaje en el tiempo.
¿será ese el verdadero objetivo de la vida?
Lucho' fuerte por un ideal, un ideal que considero' hermoso y por el cual murieron algunos, muchas familias quedaron divididas (incluida la suya), y tuvo hijos. Pero solo yo estoy ahora a su lado.
Mucho trabajo', y hasta hace poco continuo' siendo un luchador. Creo que aun lo es, pero ahora lucha por su salud. Pero antes hizo un compromiso por el amor.
Lo malo fue que nunca supo traducir sus sentimientos en palabras hermosas. Enfrentaba los problemas a medida que surgían. Amaba a las mujeres de su vida a medida que surgían. Crió a sus hijos a medida que surgían y los mantuvo lo mas cerca posible de su corazón mientras la vida le dio la oportunidad. Pero los hijos vuelan y se van, a otros la vida te los arrebata, otros son lanzados a lo desconocido. Uno de ellos murió siendo muy joven.
¿alguna critica?
Siempre hay alguna, pero ahora lo tengo frente a mi, enfermo y tan vulnerable que solo afloran mis mejores sentimientos. Lo ayudo durante la noche a ir al baño, hasta 4 veces cada noche y desde hace un año. Lo ayudo a asearse en las mañanas, lo afeito con cuidado y limpio sus heridas que durante la noche siempre supuran.
Después desayunamos y lo acomodo para un día lo mas entretenido posible. Le tomo de la mano para hablarle mirándole a los ojos porque un sicóloga me ha dicho que lo que lo puede traer de vuelta es eso, que sienta mi presencia y el amor que hay en mi.
Y es extraño, porque nunca imagine' que hubiera tanto amor en mi. Nunca me había desprendido de mis limitaciones y crecido tanto para defenderlo y lograr que se levante. Porque todos tenemos un día para morir, pero hay maneras dignas y horribles de morir. Y con amor se logra mucho, y la válvula que sellaba mi corazón se ha abierto y derrama algo intangible y poderoso sobre ese hombre pequeño que es mi padre.
Pero ya estamos superando los momentos mas difíciles. Ha sido una batalla larga y costosa. Un año y mucho dinero en este mundo de hoy donde todo se cobra, cuesta mucho y hay pocas oportunidades para los que son rectos.

Mis ojos se quedaron sin lagrimas los primeros meses, el dolor de verlo casi morir también. Las canas que 'el nunca tuvo ya están sobre mis sienes y una arruga profunda cruza mi frente. Pero eso no tiene importancia porque me he graduado de Hijo.

cubangel@gmal.com

domingo, 11 de mayo de 2025

ENTREVISTA 1 (A LOS OTROS CUBANOS) : RAFAEL

Rafael: El Existencialista Moderno de La Habana – Éxito, Silencio y la Búsqueda de Sentido en un País de Paradojas

 Una oficina minimalista en un edificio moderno de La Habana. Grandes ventanales muestran el mar al amanecer. Rafael, mediana edad, elegante y sereno, está sentado descalzo en un sillón, sosteniendo una taza de café. 

RAFAEL:

Siempre me ha gustado llegar temprano a la oficina. Me acostumbré desde que trabajaba con firmas europeas; las reuniones eran a las cuatro de la mañana, hora de La Habana. Después de un buen café, me siento a mirar el mar... o la piscina del hotel contiguo. Ese resplandor del amanecer en el agua me calma, me da energías.

Ver a la gente corriendo para alcanzar el transporte al trabajo, mientras mi jornada ya lleva casi cinco horas... Me gusta descalzarme y dejar que el calor del café me recorra el cuerpo. Por eso siempre llevo mocasines; me encanta estirar las piernas y disfrutar de ambientes relajados.

¿Que de dónde soy? De Cienfuegos. Estudié Ingeniería en la Universidad de Santa Clara. Fueron años felices, pero estudié mucho. Lo tenía claro desde el comienzo, sobre todo cuando regresé a casa después de graduarme. De alguna manera, mi madre se enteró de que soy gay. A la mañana siguiente, me botó de casa y tomé un autobús para La Habana. Ella era muy católica.

Tenía un conocido aquí en La Habana y poco tiempo. En una fiesta esa semana, conocí a Gabriel. Me llevaba más de 30 años, pero era agradable y profesional. Había viajado por Europa y me sentí cómodo con él. Tenía casa y me consiguió trabajo. Cinco años después, mi vida había cambiado totalmente.

Siempre me habían gustado los idiomas y sentarme por las madrugadas a leer, pero si era a estudiar, mejor. Aprender algo útil es más práctico. Ganar dinero con conocimientos que otros no tienen me hace sentir bien. En esos cinco años, entré en todos los cursos del Ministerio de Comercio Exterior, pulí mi francés y mi alemán. El inglés ya era pan comido desde hace mucho. Soy de esos que tuvo que aprender desde el Windows 95 hasta un Doctorado en Economía.

¿Que si me gusta el dinero? Muchísimo. Me he esforzado mucho para tenerlo. Y no, no veo la contradicción entre vivir en Cuba y tener dinero. Sé que hay gente que se va a los dos extremos, pero yo estoy en el centro. He tenido y tengo un buen trabajo, dos apartamentos —uno alquilado a un diplomático que una vez fue mi amante—, auto, una casa en la playa, visa para Estados Unidos por diez años y, con ella, obtuve la de México por el mismo tiempo. Mis abuelos españoles que no conocí me dejaron la posibilidad de su ciudadanía y pasaporte. Y al mismo tiempo, me encanta trabajar para mi país y su gente. Sé que la realidad para muchos es difícil, pero yo he creado la mía, y si yo pude, ellos pudieran. Además, quizás tengamos las mismas metas, solo que vamos por carriles diferentes. No veo la contradicción entre gustarme las cosas buenas de la vida, las sutiles, el rechazar el ruido y los carnavales y, al mismo tiempo, trabajar lo mejor posible y defender los intereses de mi país. Realmente hace mucho que no le dedico tiempo a pensar en esas cosas.

¿Mi mejor experiencia? Mi viaje a París, exactamente mi primer viaje a París. Y dentro de ese viaje, la visita al museo de L’Orangerie, o la llamada Capilla Sixtina del Impresionismo. Allí están los grandes murales de los Nenúfares, pintados por Monet al final de su vida. Desde la primera vez que entré allí, se me saltaron las lágrimas. Es una habitación oval con varios murales de un lago con nenúfares en diferentes momentos del día. Desde el diseño de la habitación hasta los asientos en el centro, las paredes blancas y contrastantes, los murales con azules intensos, reflejos de un agua hechos con grandes trazos de pincel que más que reflejar, sugieren un mundo de belleza, un mundo mejor. Ese es el espíritu del mundo que le deseo a Cuba.

Es bueno estar acá, mirando los reflejos del sol en la piscina del hotel de al lado. Pronto se inaugura uno nuevo en el malecón y creo que pediré alquilar una suite para oficina allí, frente al mar, sin vista a la ciudad, solo el mar. Pararme en el centro de la habitación y ver solo el horizonte.

Sí, con esto del COVID todo se hace más difícil... para ellos. Me apena y espero que pronto termine; ya es demasiado tiempo para la gente pobre del mundo, incluidos los cubanos. Extraño las tardes en los jardines del hotel Nacional. Tomarme algo con algunos amigos o solo, esperar a mi pareja antes de irnos a casa o a comer en cualquier lugar.

No, no tengo muchos amigos o conocidos en el gobierno más allá de lo estrictamente laboral. Ellos necesitan a gente como nosotros: trabajo duro y muchas horas, pero la política y sus empleados, mientras más lejos, mejor. No tenemos mucho en común; ya te dije que me gustan los silencios.

Lo que más disfruto: mis paseos en kayak. Llevo mi mochila y en ella un mantel de cuadros rojos y blancos, varios sándwiches y una botella helada de vino blanco. Llegamos a la ensenada cerca de la casa de la playa y, allí, lejos del mundo, compartimos momentos y la caída del sol en este mar maravilloso que nos rodea y que cada vez son menos los que se detienen a mirarlo.

Sí, lo sé, llevo una vida mejor, pero no me lo han regalado.

¿Preocupado? Para nada. Los que vienen detrás están drogados en dopamina dada por internet y Disney. Hay oportunidades, y las que están por venir son mejores aún.

Claro, puedes perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos, pero, ¿dónde no?

Rafael se levanta, se acerca al ventanal y observa el horizonte. La luz del amanecer baña la habitación. Silencio.

en mi opinion Rafael es como un existencialista moderno: Disfruta, goza, trabaja, pero hay algo en su mirada —en cómo habla del horizonte, del silencio, del riesgo de perderlo todo— que revela que, en el fondo, Rafael se pregunta si todo esto tiene sentido,  es un arquetipo del profesional exitoso en un contexto post-utópico: alguien que lo tiene todo, pero que ha perdido la brújula del “para qué”. Vive, pero ya no busca. Aspira a la paz, pero no al futuro.


ENTREVISTA 2: SONYA



lunes, 9 de diciembre de 2024

ENTREVISTA 2 (A LOS OTROS CUBANOS): SONYA

 

Sonya: La Voluntad de Hierro Detrás de la Belleza – Una Historia de Ambición, Sacrificio y el Eterno Retorno a Cuba


La Dama de Acero de La Habana: Sonya, la Abogada que Desafió su Destino, Conquistó el Mundo y Regresó para Reclamar su Lugar


Entre la Nostalgia y el Éxito: El Viaje de Sonya, la Mujer Cubana que Navegó la Escasez, el Exilio y la Dura Realidad del Presente








SONYA

Las madres cubanas, igual que todas las madres latinas, son muy posesivas con sus hijos. Nunca comprenden que son solo un vehículo por el cual llegamos los hijos. Recuerdo que cuando tenía más o menos nueve años y recién fallecido mi papá se lo dije a mi madre. Le peinaba sus rizos negros en los que ya asomaban unas canas, le dije que no me quedaría a verla envejecer. Que partiría tarde o temprano de la casa. Quería vivir sola, no quería tener hijos. Sus ojos, que ya estaban cansados, me miraron fijamente y decidieron no creerme. Al menos eso pensé en ese momento, después comprendí que realmente había decidido no dejarme partir, costase lo que costase.

Fue la primera persona que se equivocó de plano conmigo. No sé  por qué creen que mi aspecto de chica linda no contiene una voluntad de hierro. . . o quizás la falta de un corazón sensible. Quieren imponerme reglas, quieren seducirme y atraparme en relaciones. Aunque tengo que reconocer que mi madre me llevó por un camino expedito y sin obstáculos por el sistema de educación, tuve ropas y zapatos en una Cuba llena de escaseces, celebraba los cumpleaños en las piscinas de hoteles de la Habana, compró  a médicos que emitieron certificados para que no fuera a las escuela en el campo. Y así  llegué a la universidad.

Siempre quise estudiar derecho. Ya sé lo que estás pensando. Lo mío no era lo de juicios, presos, defender a ladrones o corruptos. Lo mío era lo de las relaciones internacionales, las corporaciones, el derecho internacional.

¿En Cuba?

Solo espera. Recuerda que fuiste mi maestro, que lo que serían clases por cinco años lo fueron por dos. Tenía planes de otros idiomas y que mientras esperaba para matricular en la Alianza Francesa me diste clases de alemán. Y así cuando entré en la universidad ya tenía un tramo andado.

Así fue que la chica de ojos azules intensos, cabello muy negro con cuerpo de sirena, que tocaba el piano y la guitarra, que sabía tres idiomas además del suyo y que no salía con nadie pasó por los tres primeros años de la carrera. Tenía calificación perfecta, pero como no era participativa en la política sabía que las posibilidades de un buen trabajo directo al graduarme estaba al borde del precipicio. Solo una oportunidad de oro podía salvarme porque hay sacrificios que no estaba dispuesto a hacer. Esas marchas, esos juegos deportivos universitarios, esos sudores interminables solo eran una última opción y siempre a ser evitados.

Y me puse a esperar. En estos dos años que faltaban tenía que aparecer algo importante y debía estar preparada. Y así  fue.

Llegaron unos abogados de un importante bufete de Canadá. Venían a dar un curso de negociación. En aquellos años en la universidad había un plan piloto de idioma francés y los abogados comenzaron su clase hablando en francés. Tímidamente se levantó un brazo. Era la jefa de los jóvenes comunistas: ¿no pudiera hablar en español?

El profesor se bajó las gafas hasta la punta de la nariz, ¿Cómo? A mí me dijeron que ustedes hablaban fluidamente el francés.

El silencio y alguna que otra risa nerviosa fue la respuesta. OK, dijo el profesor, solo se quedan los que puedan hablar fluidamente el francés y el inglés.

Nos quedamos ocho. Y fue brillante. Ocho mentes muy parecidas a la mía, aunque con menos ambición, en el sentido positivo de la palabra. Al final del curso nos dieron una tarjeta de presentación para si quisiéramos contactarlos cuando “visitaramos” Canadá. Todos rieron ante la imposibilidad de ese pensamiento. Todos menos yo, pues hacia mucho que esa posibilidad estaba en el libro de planes de mi vida.

Mi tesis de graduación fue sobre Marcas y Patentes. Principalmente sobre la Coca-Cola en Cuba. ¿Recuerdas que te puse en los agradecimientos? Si, uno de los tres , solo tres. Y en menos de un año estaba en Canadá visitando a mis “amigos”. Realmente aproveché la oportunidad de un evento internacional al que nos enviaron a  un compañero de trabajo y a mí. Al día siguiente me le perdí y fui al bufete. El canadiense a duras penas me reconoció, pero finalmente lo hizo y me ofreció trabajo. Fueron tres años gloriosos, de aprendizajes y de economía. El mundo anglosajón gira alrededor del dinero. Pero yo no gastaba mucho porque había algo que no me dejaba quieta. Era tan ridículo y lo probé todo para quitarme la nostalgia, pero me faltaba Cuba.

¿mi madre? No resistió mi partida. Es decir, ella pensaba que habría retorno de aquel viaje y cuando la llamé para decírselo me amenazó con matarse. No pensé que lo haría, pensé que sería solo uno de esos chantajes, pero lo hizo. Agradezco mucho a los vecinos que la enterraron. Lo que no pudo lograr mi madre lo hizo la nostalgia por cosas que aun hoy no entiendo.

Regresé como representante de compañías canadienses en Cuba. No pude recuperar mi apartamento, pero tengo otro, y otras cosas que la gente llama prosperidad. Lo importante para mí es el reto y estar libre de ataduras, sobre todo sentimentales. ¿Cuba? Está en un punto crítico , no se le perdona ciertas cosas. Y miro a los cubanos caminar hacia la luz y otros hacia el precipicio. Sobre todo ese coqueteo que tienen los artistas e intelectuales con ese enemigo histórico de Cuba. Si yo, que me encanta la sociedad de mercado y sus ventajas me doy cuenta, ¿Cómo ellos no?.Los tontos del cuento que después estarán llorando por los rincones, pero si hay que vivirlo, hay que vivirlo.

Me gusta de Cuba  el clima, sus playas, su energía intrínseca, pero los cubanos en su mayoría no. Pero hay algunos que pueden hacer la diferencia, es una pena que hayas decidido mantenerte al margen de tantas cosas, pudieras hacer la diferencia, pero quizás en ese aspecto pienses como yo, o como diría un amigo: pensar que sus votos valen igual que el mío. Ese es el gran error en mi opinión.

ENTREVISTA 1: RAFAEL

domingo, 10 de noviembre de 2024

ENTREVISTA 3 (A LOS OTROS CUBANOS): ABEL

Abel: El Nómada del Capital que Quiso Conquistar Cuba y Se Rindió Ante sus Contradicciones


De Cienfuegos a Miami:  Un Economista que Buscó la Venganza en el Éxito y la Paz en el Desarraigo


El Amargo Triunfo : Cuando el Dinero no Compra la Satisfacción y el Regreso a Cuba Revela la Fealdad de un Sueño Roto

Ya sabes, mi nombre es Abel.  Salí de Cuba en el año 2000 cuando recién me graduaba de economía. Realmente aguanté hasta el final de la carrera a duras penas. Ya no resistía tantas escaseces, tanto calor en todas partes, tanto marginal en todos los niveles. Gente vulgar y fea. La fealdad era como una sombra funesta que conquistaba cada vez más terreno. Quería irme a un país rico y donde la mayor parte del tiempo hubiera frio, o al menos hubiera aire acondicionado en todas partes. Asocio el calor con la pobreza. El sudor, los olores fuertes, el desgaste ante cualquier esfuerzo aunque sea mínimo. Y en Cuba sobra todo eso. Lo de país rico era para llegar a un lugar donde ya todo estuviera hecho y no en perpetua y estéril construcción .

Llegué a Canadá y el único trabajo que encontré fue limpiando pizzerías en la madrugada. Tres pizzerías cada noche. Así por casi dos años, hasta que una tarde de un día libre conocí a Paul enseguida nos llevamos bien y nos fuimos a vivir juntos al mes. Le conté mis sueños de un día llegar a Cuba como un hombre rico y restregarles a todos los comunistas de mi cuadra mis éxitos. Le prometí llevarlo a Cuba por todo lo alto.

De manera corta: me consiguió un trabajo en la compañía donde trabajaba. Me fue tan bien que en un año me enviaron a un curso en España para nuevas técnicas de administración y su relación con los bancos. Al terminar el curso presenté una solicitud en el Banco Interamericano de Desarrollo que estaban buscando empleados para sus oficinas en Haití. ¿Haiti? Pues sí, pero allí aprendí que en todas partes (menos en Cuba posiblemente) había grandes supermercados, edificios imponentes de bancos, clubes para los ricos y un mundo separado por clases. Mucha comida basura para los pobres, mucha comida buena para los que podían pagarla. Si al menos en Cuba fuera así. En fin, tremendo salario y por poco pierdo la vida porque a los seis meses ocurrió un terremoto que dejó   al país más en ruinas aún, si fuera posible. Me pagaron una buena compensación y me enviaron a trabajar a Perú. Allí estuve tres años, en Méjico tres más, y desde entonces en Miami y Houston. Ya sabes, mucho dinero. Saque’ de Cuba a mi madre, mis dos hermanos y a mi abuela. A mis hermanos les busqué buenos trabajos, a mi madre y a mi abuela las hice viajar por los cinco continentes. Otro día te cuento. Pero Cuba no se me quitaba de la cabeza, es decir tenía algo pendiente.

No, no era cuestión de ninguna venganza, al menos no de ese tipo, es que quería tener ciertas satisfacciones. Después que murió mi abuela vendí mi apartamento en Canadá, me separé de Paul y me instalé definitivamente en Miami.  Me gusta, excepto por los cubanos de allí, es la misma escena patética de Cuba, pero en un espejo invertido. Mucho ruido, juegos de dominó y políticos viejos encadenados en el pasado que arrastran a los que llegan a cumplir la vendetta política.

Regreso a mi vida. Viajé nuevamente a La Habana en el 2015. Muchos sentimientos encontrados, pero ya sabes, tenía mis convicciones y mis sueños. Para colmo el gobierno cubano mostraba signos de debilidad, es decir, ellos decían construir puentes a los emigrados para que colaboraran de cualquier manera o regresaran a Cuba. Tontos, es como entregarle la pala al sepulturero. Parece mentira que no nos conozcan. Y es cierto lo que dices de que tu sufrimiento no nos hace vencedores , pero también es cierto que la venganza es un plato que se come frio.

Compré dos apartamentos en La Habana. Para rentar habitaciones a turistas que yo mismo traería de manera indirecta a Cuba. Le vendería lo mejor del país, y como debe ser, la mejor parte para mí. A los tres años me aburrí porque hasta para conseguir papel sanitario era un problema, muchas cosas las traía de Miami, y con esa intuición que Dios me dio decidí vender los apartamentos. Además, no sé por qué, pero hay cada vez más negros, eso no puede traer algo bueno, al final habrá un problema serio con eso, seguramente quemaran cosas en las calles y se meterán en las tiendas. Creo que será la venganza del comunismo en Cuba para el futuro sin ellos.

En todo caso, quise encontrarme contigo para despedirme. Quizás algún día nos veamos por alguna parte del mundo. No regreso a Cuba más, ni aun sin el comunismo, no vale la pena, esto siempre será lo mismo, por lo menos en el tiempo que me resta de vida, se lo digo a una prima que me queda por acá, me tiene harto con que ama a Cuba, solo le envío dinero por mi madre, que si no se conformara con lo que dan por esa libreta de racionamiento. Todavía me pregunto cómo has podido no solo sobrevivir aquí , sino mantenerte cuerdo.

¿mi patria? Ese es un concepto del pasado, atrasado, ya el mundo es casi uno solo, es una apariencia de tantas cosas incluidos esos conceptos de soberanía, patria, independencia. Pero no te pongas triste, el mundo va en esa dirección cada vez más y en dos décadas, pues nada.

Historia de cubanos. Gonzalo 

https://habana-havana.blogspot.com/2024/12/historia-de-cubano-gonzalo.html

ENTREVISTA 1: RAFAEL

jueves, 10 de octubre de 2024

ESCLAVO COME CROQUETAS, ASI NOS VEN

 Entre el Sabor y el Prejuicio: Dos Historias Que Revelan la Complejidad de Ser Cubano y Ser Juzgado por lo que se Come

Dos introducciones para comprender mejor. Y leer hasta el final, que siempre pueden ser sorprendentes. 

Hace algunas semanas un cubano, o una cubana, viviendo en Cuba, publicó en Facebook una foto con sus brazos con algunas quemaduras leves. En el texto de las fotos se decía que esas quemaduras fueron hechas porque estaba friendo unas croquetas que se venden muy baratas y que al ponerlas en el aceite caliente saltaron de la sartén. Allí venían una serie de insultos al gobierno que vendía esas croquetas que debían ser comida para animales y no para personas. Ciertamente las redes se hicieron eco de ese post (sí, nosotros nos quejamos del precio del helado y de las croquetas ya que nos faltan los secuestros, los narcotraficantes y los asesinatos en masa) y poco a poco se le añadieron más elementos y se compartió mucho entre cubanos emigrados y sus amigos extranjeros. Como información de primera mano quiero decir que yo también las he comprado, frito  y comido sin tener esa mala suerte, pero quizás me tocaron las menos saltarinas de todas. No obstante, malas son, pero en Cuba comemos los que haya a la mano no los que queremos.

La otra introducción es que en el transcurso de todos estos años trabajando como guia he conocido a muchos extranjeros , algunos de ellos personas interesantísimas y curiosas en los por qué de las cosas. Con ellos acostumbro a intercambiar por whatssap y telegram, y a su vez me añaden a sus grupos de debate que tienen entre amigos y colegas. Realmente no me gusta opinar sobre otra realidad ajena a la mía (cosa que no hacen con nosotros y con Cuba) porque hacen falta muchos elementos más allá de las agencias de noticias que tratan de llevarnos en direcciones muchas veces ajenas a la realidad. Nosotros los cubanos lo sabemos muy bien. Pero al vivir en Cuba me consideran marxista, comunista, intolerante y esperanzado en una realidad vana que según algunos de ellos “esta’ anclada en la miseria material”. En otras palabras, soy la fuente de contraste y el punto de vista de un proletario resentido de un país pobre.

A veces me pregunto si alguien realmente me conoce. Menos mal que la mayoría me considera buena persona (aunque sea una pena que sea comunista, según ellos).Que tontería. 

Así que frecuentemente , cuando las conversaciones se estancan sale a relucir el tema de las croquetas. Por ejemplo, ayer. Un colombiano me pregunta sobre cómo veía yo desde mi punto de vista la situación en Colombia. Con mucho tacto (ya saben que las conversaciones de Paz entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país fueron en Cuba) le expreso mi opinión. ¿Respuesta? “Es que lo importante para nosotros es evitar el comunismo y no terminar comiendo todos solamente esas croquetas voladoras que comen todos ustedes todos los días”

Otro momento, un cubano que hace tres años que se fue de Cuba. Aquí lo conocí, inteligente, trabajaba en un banco y supongo que en el medio de una crisis existencial decidió  quedarse en Miami. Allí trabaja cuidando a una persona mayor, vive en una habitación de 5x4 sin cocina. Trabaja todos los días por 10 horas. No ha podido reunir todavía para un viaje, para una gran cena en un restaurante, para un fin de semana en un hotel. Pero es libre, me dice. En los primeros momentos de la pandemia usaba mascarilla con un pomo de agua mineral de 5 litros modificado donde metía la cabeza para no contagiarse. Ahora no usa nada, a la mascarilla le llama bozal, porque lo que quieren los poderes ocultos es que nos envenenemos con nuestro propio CO2 y no cogerá el virus porque según él no forma parte de su realidad. Y por supuesto no se vacunará porque no quiere que le implanten nanotecnología en su cuerpo. Y por cierto cuando conversamos por whatssap nunca dice “vacuna” sino “inyección” para que los algoritmos de Facebook y la CIA no lo detecten como negacionista y uno de esos seres que quedara’ libre una vez que todos seamos controlados por los microchips de Bill Gates. Y claro, de todos modos se siente muy bien viviendo en un país donde no existen esas terribles croquetas “matagente”


Y finalmente la guinda. Un amigo de Méjico me invita a su grupo a escuchar y expresar sus opiniones sobre las elecciones de medio término en su país. Todos de clase media, con negocios más o menos grandes. Todos contra el presidente. Yo escucho y escucho, hay cosas que no entiendo muy bien. Me piden mi opinión, pero antes debo hacer algunas preguntas. Parece ser que incómodas, de cualquier modo Méjico es una democracia burguesa bien establecida y al sur de Estados Unidos. Blindada. Pero mis preguntas generan cierta hostilidad. Poco a poco comienzan a hablar de Cuba, ¿Por qué? No los sé si era sobre Mejico, quizás para sentirse mejor en su abundancia material. Yo dejo de responder. Pero no olvidan y de repente salta una voz agresiva que pregunta: ¿Y quién invitó al esclavo come croquetas a este grupo?

Solo me dio por reír. Los sé, es denigrante ser llamado así, ser visto así. Pero muchas cosas hay que vivirlas para comprenderlas, y no obstante  muchos no lo hacen. Otras veces no hay nada que comprender, solo sobrevivir. Otros fueron hasta ayer come croquetas y hoy que tienen mejor suerte lo olvidan y desprecian a su gente y ponen un precio muy alto, incluida la traición y el crimen, por dejar de comer croqueta y comer faisán.  









Humberto

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jueves, 7 de septiembre de 2023

Otra cubana, otro viaje , otro sueño

 Entre supermercados, pasaportes y espejismos: la cruda transición del alma cubana ante el sueño europeo


Tengo una conocida que está de vacaciones en España. Este es su segundo viaje. Un amigo español la llevó hace un año y ahora nuevamente. Por un lado, me alegré, pero sabía que ocurriría algo que lamentablemente tiene mucho que ver con la economía y el estómago.

Si hay algo que todos tienen en común, incluso los países más pobres del mundo, y que nosotros en Cuba no tenemos, son supermercados llenos de comida. No entraré en discusiones sobre cuántos pueden permitirse comprar todos los productos allí y otros aspectos que nos alejarían del tema de este blog. Sin embargo, es seguro que los cubanos siempre quedan impresionados por estos supermercados.

Ir de vacaciones significa disfrutar, descansar y pasear. Cuando vienes desde Cuba y haces precisamente eso, muchos asumen que es la vida cotidiana allí. Así que ese primer viaje a un país desarrollado puede ser desafiante si no tienes los pies en la tierra, bien asentados. Si no es el caso, el virus del consumismo puede atraparte, ya que no tienes inmunidad para ver las cosas de manera objetiva y te concentras únicamente en lo superficial.

Este segundo viaje era vital para ella, ya que sucumbió ante el consumismo en su primer viaje y ahora necesitaba encontrar una forma de obtener una residencia en España.

Nuestra realidad en Cuba es completamente única. Cuando hablamos con argentinos, españoles o mexicanos, compartimos ciertos aspectos de la realidad, como impuestos, economía de mercado, lucha social, etc. La realidad cubana no tiene nada de esto. En un blog anterior, escribí sobre el amor en la pobreza y mencioné algunos elementos que son muy difíciles de explicar.

En el mundo contemporáneo de las redes sociales e internet, es difícil orientarse y establecer una lógica. Mi amiga, a punto de regresar, está deprimida porque se le acaba el tiempo y no ha podido encontrar pareja en España. Le encantó el Mediterráneo, las playas con coches de lujo y personas bien vestidas "sin problemas". Ha vivido estos dos viajes en el sector del turismo, donde incluso los contenedores de basura están bajo el nivel de la calle y no hay olores. Cuando me comentó esto, supe que estaba planeando una escapada.

Ella ve la realidad con gafas de colores, lo que la ha llevado a la frustración de no poder quedarse.

Hasta el año 2000, los cubanos no teníamos mucho contacto con extranjeros, ya que Cuba no era un destino turístico. Solo lo fue cuando no quedó más remedio. La mayoría de los cubanos no conocíamos a personas de otros países, y cuando lo hicimos, fue como un cataclismo social, una nueva ola de situaciones que afectaron nuestras vidas, incluida la prostitución o al menos la posibilidad de conocer extranjeros que ofrecieran una vida mejor. Esa fue la cara inocente de la historia.

La cara oscura eran los aviones llenos de hombres que venían a buscar a las mujeres cubanas. Hombres que las pagaban con un vestido del mercado y una comida en un restaurante, aprovechándose de la situación económica.

Trabajé con ellos, eran italianos, alemanes y de otras nacionalidades, pero principalmente españoles. Si pudiera resumirlo, diría que fue como el placer inmenso de mancillar a las mujeres de un pueblo orgulloso. Las mujeres cubanas no tenían idea de lo que estaba sucediendo, de lo que les esperaba. Sin embargo, muchas de esas mujeres lograron enamorar a esos hombres y lograron que se las llevaran y se casaran con ellas. Realmente fue fácil; el mundo está lleno de soledad y los cubanos son naturalmente amorosos. De esa época surgió la leyenda urbana de lo fácil que era para una mujer cubana enamorar a un europeo; simplemente con ser morena y saber moverse bastaba.

Eso duró alrededor de diez años y luego nos convertimos en lo que eran la mayoría de los europeos que llegaban: seres oportunistas. Ya no era fácil conseguir una chica o chico por unos pocos euros. Ese mito prosperó, llenando España en su mayoría de latinos, pensando que allí los españoles enloquecerían por las latinas. Hoy en día, ese mito sobrevive únicamente en la mente de algunas personas. Ya no

 existe aquel encanto de descubrir la ingenuidad de personas que desconocían casi todo lo que ocurría fuera de sus fronteras, incluso la prostitución en sí misma, o que un taxista de Madrid o Montevideo se convertiría en un príncipe azul.

Lo más llamativo, no obstante, es que esa no es la imagen real de la mujer cubana.

Finalmente, algo que está sucediendo nuevamente ahora es que, cada cierto tiempo, coincidiendo con grandes crisis, se produce una especie de purga en Cuba y la gente que no contribuye al país se va. ¿Para qué tener médicos que quieren cobrar por sus servicios en una sociedad que no funciona con dinero? ¿Para qué tener atletas que solo buscan premios en efectivo y no representar al país que los formó? ¿Para qué tener maestros que abandonan sus puestos de trabajo por otros mejor remunerados?

Como alguien dijo recientemente, los emigrantes cubanos son los perdedores de la sociedad, aquellos que no pueden prosperar allí y buscan lugares en el mundo donde sus intereses coincidan con los del lugar. Lamento mucho que los españoles y otros conozcan a esos cubanos que realmente no son la mayoría.

 ¡Y aplaudamos a las excepciones!


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DE MI BLOG DE TURISMO

miércoles, 16 de febrero de 2022

Cuba. Diario. Febrero 2022, dia 16

 

La Habana , Febrero 2022

Mediados de Febrero del 2022. Aunque el país ha logrado sobrevivir a serios retos que todos decían que serían imposibles de superar, se ha vacunado a gran parte de la población, incluido los niños, los americanos cada vez tienen más poder aunque nos digan que pierden su competencia con los chinos , la mayor parte de los cubanos realmente no están muy pendientes de todo esto. Y a algunos sencillamente no les importa.

Para ellos la vida no tiene nada que ver con celebración de la supervivencia sino más bien con poder llegar a fin de mes, lidiar con los problemas cotidianos que han visto aumentado su número y ha surgido la categoría de retos diarios que surgen en las casas y el trabajo. Es un escalón superior a los problemas “normales” que ya teníamos.

La Habana es la ciudad más grande y donde en teoría hay más oportunidades, pero quienes vivimos en ella tenemos que saber manejarnos con los nuevos que van llegando, esa inmigración del interior del país, las tiendas en monedas extranjeras, los que comienzan a vender sus propiedades y marcharse del país “porque esto nunca va a mejorar” y encontrar en los mercados de viandas comida de cierta calidad y a un precio razonable.

Para algunos el día comienza en la madrugada tardía, las cinco de la mañana, y para otros en la noche. La vida oscura no es porque se desarrolle en la noche, la vida oscura es la del delito. En Cuba no se trafica con drogas o armas, se hace con alimentos, medicamentos, influencias, boletos de avión, piezas y partes de cualquier cosa. La lista sería infinita, y la noche es el mejor aliado.

Para los que nos miran desde fuera de Cuba nuestra vida es miserable. Esto es alimentado por los que se van del país, para poder quedarse a vivir en otros países deben pedir asilo político aun sin ser perseguidos de alguna manera. Crean guiones, historias de persecuciones, enfrentamientos inexistentes con policías, decomisos, secuestros por la “turba comunista”.  Pero realmente nuestra batalla es principalmente en dos frentes: el cuidado de la salud y la búsqueda de alimentos. Y ciertamente el deterioro de las condiciones de vida va abriendo un tercer frente que es la seguridad ciudadana. El resto de las cosas de la vida es casi inexistente. Sobre todo las buenas.

No obstante los cubanos no lo vemos como algo extraordinario, a pesar de sufrirlo. Es algo cíclico que cada 10 años sufrimos. En los setenta fue la primera gran crisis después de diez años de revolución y casi 8 de bloqueo americano. En los noventas fue la segunda, y tan mala como la de los años setenta , esta vez por la desaparición de la Unión Soviética y toda la economía colapsó. Y esta de ahora que venia caminando por las medidas de Trump el empujón al borde del precipicio fue la COVID.

De cualquier modo, dentro del caos general La Habana sigue siendo donde mejor se vive , más que en cualquier otro lugar de Cuba. Es decir, tiene los mismos inconvenientes y limitaciones que el resto de las ciudades cubanas, pero sus ventajas son incomparables.

Los habitantes de esta ciudad ya no se dedican a pasear por calles y plazas como hasta hace unos tres años. Ni tampoco a contemplar sus monumentos revolucionarios. Todos corren el peligro de convertirse en oxidados símbolos ideológicos sino se hace algo a tiempo.

¿Pero todavía hay tiempo? Pienso que sí, pero se deben apurar. Ya en las mentes de muchos existe una ciudad hermosa y productiva que se vería mejor sin esos símbolos. Y eso es peligroso y no solo por ser un sueño . Porque esos símbolos, que muchos turistas vienen a observar y fotografiarse en ellos,  son solo importantes en la medida en que pueden considerarse el eco físico de quienes los crearon y vivieron por ellos, mientras sean parte integrante de un entorno vivo y vitalmente desafiante.

Nosotros no somos un decorado de una propaganda, de un documental, de una peli incidental, somos seres humanos que sufrimos y que de vez en cuando nos convertimos en material de estudio para los ideólogos, los antiimperialistas, los imperialistas, los chinos, los rusos, los americanos. Cada vez que sufrimos estamos en las noticias. Cuando nos alegramos y tenemos triunfos casi nunca. Como sucedió el pasado mes de Julio. Se alegraron tanto de que algunos rompieran vidrieras, de que estuviéramos tan mal y tan desesperados que hiciéramos el trabajo sucio de los que vendrán después a disfrutar y privatizar, de los que huyeron cobardemente y nos empujan a inmolarnos. Nunca nos han mirado a los ojos y nos han ayudado esos mismos que se alegran en muchas ocasiones de nuestras epopeyas, porque lo son.

Hablo en primera persona, soy uno de esos que quiere tener una vida sencilla, pero valiosa. Soy de esos que no tiene una voz que trasciende la frontera porque se limita a un aula y 40 alumnos cuatro veces al día.

Cuba es la suma de los cubanos. La Habana es un hormiguero desbordante de personas que hoy en día salen a buscar alimentos como prioridad y que llegó a parecer hace solo unos meses como una ciudad ingobernable. Y sin embargo todavía es una ciudad con un dejo de optimismo.

En La Habana algunos se esfuerzan por ser libres sin tener que marcharse. Los que tienen un poco de dinero tratan de buscar la rendija que les permitirá prosperar, e incluso algunos cubanos que han estado lejos y han sufrido experiencias difíciles en otros países planifican regresar con un poco de dinero.

Aunque nos quejamos en muchas ocasiones de nuestro destino, hay muchos habaneros que conservan sus lealtades con la familia, con sus padres, con su tierra y rara vez se resignan. Y tenemos la convicción que a pesar de no estar en el centro del universo económico o político debemos dar lo mejor y luchar con uñas y dientes por una vida mejor, para nosotros y los hijos de los hijos.

Cuba es más que un país. Cuba es una actitud.


Humberto.

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jueves, 9 de diciembre de 2021

Leyendo a El País

 Con asombro y cierta tristeza

 Hace algún tiempo, conversando por whatssap con un amigo español intercambiábamos sobre paginas webs interesantes. Yo me quejaba un poco de lo cara que era internet en Cuba , pero asi y todo el amigo no salía de su asombro de que tuviera acceso a ciertos sitios. Le explicaba que todas las mañanas me levantaba sobre las 6 am para tener tiempo de leer las noticias del día. Ya en la mitad del mundo gran parte del día había transcurrido, así  que siempre hay mucho que leer. Estoy suscrito  a las versiones digitales de periódicos de varios países. De Estados Unidos leo el New York times, Washington Post y Miami Herald, de España El Pais y de las agencias de noticias casi todas accediendo desde Twitter (BBC, CNN, Reuters, AFP, etc). por no hablar de sitios tan interesante como TED TALKS.

El asombro venia porque se suponía que todo acceso a información de la llamada prensa libre estaría bloqueada en Cuba. Y realmente no es asi, solo hay algunos sitios bloqueados y son los que consuetudinariamente lanzan noticias falsas o rumores de la realidad cubana.

Y realmente a veces hay que hacer acopio de paciencia. Pero siempre me asalta la duda , sobre todo en los últimos tiempos, sobre la profesionalidad y veracidad de esas fuentes de noticias , pues considerando las falsedades y calumnias que dicen de Cuba , ¿no será igual de otros países, personajes o realidades?

Pongamos un ejemplo recién.

Mientras en La Habana se desarrollan coloquios y se entrelazaban voces de académicos cubanos y españoles para ponderar una aventura literaria que enaltece una relación de identidad  esencial, el diario El País emitía un editorial bajo el título “La cerrazón cubana” y decia: “El acoso represivo de La Habana contra la disidencia pública ancla al país en el inmovilismo retrógrado y antidemocrático”.

Mientras comienza el festival de cine latinoamericano, mientras en los mismos días el Ballet Español de Cuba, bajo la dirección de Eduardo Veitía, se afanaba para ultimar detalles de la temporada de estreno del espectáculo Ascendencia hispana, en el Teatro Nacional, el editorialista del citado medio echaba a rodar una especie de  “bunkerización del régimen” cubano  y de “su antediluviano inmovilismo”.

Todo porque se les había echado a perder el espectáculo que tenían montado para festejar la marcha que nunca existió el 15 de noviembre, es decir, el frustrado estallido social que debía, si no derrocar, al menos poner en crisis al gobierno cubano y abrir las compuertas de la restauración capitalista.

El País se preparó para reportar el caos. Siguió paso a paso la convocatoria de la marcha, focalizó y elevó a primer plano el protagonismo del “agente de cambio”, y montó una cobertura por horas y minutos de lo que sucedería entre el 14 y el 15 de noviembre a lo largo y ancho de la Isla.

Que lo hagan ABC o El Mundo, no sorprendería tratándose de medios conservadores, pero El País, que presume de representar una equilibrada posición centrista  debía ser consecuente con su equidistancia, aunque sabemos que esto último no pasa de ser un eufemismo. Basta con recorrer todos los artículos sobre Cuba de la publicación para que salten a la vista la regularidad de informaciones y valoraciones que tienden a apuntalar la opinión de que el cambio de Cuba hacia el capitalismo es lo que corresponde. Apertura en ese discurso equivale a rendición, reformas; a renuncia, libertad; a sujeción. Pero además, ¿Para quién escriben? ¿Para los que se fueron “por razones personales” y viven  como parásitos recibiendo beneficios de sociedades sin enemigos económicos o políticos? ¿Los españoles pueden cambiar la realidad de Cuba? Es muy confuso todo

En fin, El Pais ha dado tribuna a los llamados disidentes y opositores, y hasta alguno de ellos han sido acogidos como columnistas. Después de tal acogida a lo más reaccionario no es de extrañar que el centrismo de El País haya derivado a una posición beligerante, que en el caso de la convocatoria de la marcha animó expectativas que se fueron de manera humillante por el tragante. De la frustración del equipo editorial dio cuenta el titular que calzó la cobertura especial del 15 de noviembre: “La Habana amaneció este lunes tomada por agentes de policía y de la Seguridad del Estado ante la convocatoria de las protestas. El Gobierno ha declarado la manifestación ilegal y mantiene a opositores y periodistas sitiados en sus casas. Continúan las detenciones de críticos”.

No puede ser más lastimosa la falta de objetividad de un periódico que alardea de ser serio que se suma a un paisaje que solo existió en la imaginación de corresponsales y fuentes periodísticas reflejadas. Nunca, ni de lejos, La Habana fue una ciudad sitiada, ni hubo detenciones como las que notificaron siguiéndole la pista a un grupito de cubanos pagados por agencias federales de EE.UU., ni nada por el estilo. Parece que la redacción de El País confundió La Habana con alguna ciudad colombiana o sudanesa, o con las urbes europeas que ahora mismo viven jornadas de protestas masivas.

Lo único evidente es que El País  juega a ser un actor de peso en el diseño de la Cuba que quiere Washington, Miami y los predios neoliberales de España. Una Cuba que dejó de ser hace buen tiempo colonia y que seguirá queriendo a la otra España.

Lo realmente inadmisible es la intromisión en los asuntos cubanos de la dirección del diario. Ya no se trata de columnistas  dando una perspectiva  de una realidad ajena sino de una opinión editorial que se permite pontificar y dar recetas como estas:

Tras décadas de cerrazón, resulta evidente que los gestos de apertura no prosperarán sin el apoyo decidido de una comunidad internacional que permita al régimen que preside Miguel Díaz-Canel revisar su deriva, liberar a los presos y permitir la discrepancia. Es necesario el concurso de Washington, la gran potencia de la zona, para superar su anquilosamiento punitivo y, al igual que hiciera Barack Obama, buscar vías que permitan recuperar espacios de libertad. Desde el ángulo europeo, España dispone de un puñado de cartas que le permiten jugar a fondo en favor de dinámicas de apertura y flexibilidad. Más allá de los intereses geopolíticos de cada actor, el avance hacia la democracia en la isla habrá de hacerse con el criterio y la participación de una población que hoy vive en condiciones graves de penuria económica y desamparo político.

Las negritas son mias, son las palabras que huelen a colonialismo.

El mundo unipolar donde los gringos controlan el planeta se está acabando, vamos rumbo a una multipolaridad donde el poder global reside en distintos Estados y/o bloques y cuando el imperialismo dominante está en declive lo primero que tiene que asegurar es su “zona de influencia”. Quien promete felicidad para el mundo basado en los matices que tienen los políticos yanquis les miente abiertamente.

En el trascurso de estos años de pandemia, con la hostilidad de Estados Unidos en todos los frentes, sin poder comerciar e incluso poder comprar medicamentos por ambas razones nos preguntábamos dónde estaba el cariño de España hacia Cuba, y no solo, incluso hacia América latina. España no usó  la posibilidad de ser un puente entre nosotros y Europa, ni entre nosotros y nuestro enemigo histórico , no, ni tan una medicina, ni una jeringuilla, ni una defensa en foros internacionales para poder recibir vacunas, y sin embargo reacciona a cuanto delincuente asalta las tiendas en Cuba y los declara disidentes, cuando en realidad debería investigar y como consecuencia denunciar todos esos elementos externos que contribuyen a la miseria del pueblo cubano más que apoyarlas de manera directa e indirecta.

Menos mal que una cosa es la España de los políticos y otra la de su pueblo que sí tiene simpatía por el pueblo cubano. Lo que tememos es que periódicos de tanto prestigio e influencia vayan envenenando la mente del pueblo español y los que deberíamos ser aliados naturales en tantas cosas nos demos la espalda con desconfianza. Lo que se debe tener claro es cuál debe ser la posición de cualquier persona de bien, que entiende que no se puede naturalizar la imposición de un Estado por sobre el resto, simplemente por la cantidad portaviones que posee.









MEDITACION

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KABUL-HABANA

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CUBA Y OPTIMISMO

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viernes, 19 de noviembre de 2021

Es bien sencillo: Los dos circulos

Todo lo que se dice que es muy difícil, usualmente , al quitarle la hojarasca , es en realidad muy sencillo.

Y eso lo vemos, por ejemplo, en la política y la "Ley" de los dos Círculos.

Si usted es gobernante de un país y este en verdad le interesa solo debe tener en mente esta "Ley".

Dos círculos. Uno representa los intereses del país. El otro los intereses políticos del gobernante (o del partido que gobierna). Nótese que son dos intereses (círculos) diferentes.

Mientras mas superpuestos estén estos dos círculos es mejor para todos porque eso quiere decir que los intereses del Gobernante son los mismos del País. Casi nunca esto sucede al 100%.

A medida que los intereses del político de turno (un turno que puede ser largo o corto) se distancian de los del país menos área de coincidencia tendrán ambos círculos.

Y cuando vemos dos círculos, pues nada, el país se va por el tragante. Solo importan los intereses del gobernante.

Esto es un poco en broma y un poco en serio, pero tiene su lógica, ¿ no es verdad?

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sábado, 25 de septiembre de 2021

CONFESIONES (lamento que sea tan largo)

 Cada cierto tiempo escribo sobre cómo me siento. Es de suponer que estos dos últimos años no han sido buenos. Nuevamente nuestra condición de persona, de buen ser humano ha sido puesta a prueba. ¿acaparar medicinas y alimentos o compartirlos? ¿Buscar y ayudar o mirar al otro lado? Nadie puede imaginar lo difícil que es vivir en una especie de zona crepuscular de la mente. Eso es Cuba.

Hay cubanos que no olvidan la gratitud, durante la lucha por sobrevivir todos estos años hemos sido ayudados por hombres comunes y por hombres casi ángeles que nos han permitido hacer cosas tremendas, servir de ayuda a su vez y poder dar lo mejor de nosotros. Por eso al final del día algunos cubanos agradecemos no solo a lo divino sino también a los amigos. Quizás algún día, en esta u otra vida, podremos repartir la recompensa o la alegría.

Hay cubanos que hemos luchado mucho y  duro por la libertad de nuestro espíritu y por bañarnos siempre en el rio de eventos que corren en nuestras vidas. No siempre hemos sido libres de elegir, porque también las decisiones costaban el aislamiento social o incluso la libertad física, y aun hoy, aunque menos. Cuando más jóvenes esas decisiones se toman con valor y cierta locura. Con el tiempo se van viendo las cosas más claras, los lazos creados y las consecuencias para familia y amigos, y aprendemos a distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.

Hay cubanos que hemos aprendido de los enemigos, los cercanos y los que están en otros países. La lucha ha sido larga y a medida que avanza, década a década descubrimos que ni la ideología ni las armas son suficientes para vencer, para eso hace falta la experiencia y un corazón limpio.

Lo más difícil ha sido el crecimiento de la mentira y la trampa como excusa de supervivencia, como un arma para lograr un objetivo. Muchas veces hemos perdido las fuerzas, pero sabemos lo que queremos en lo individual y no necesitamos a los tramposos y mucho menos darle explicaciones a los aprovechadores cuando reciban el castigo, siempre las excusas para el ladrón y el especulador serán las del sistema político, pero un buen ser humano no roba ni estafa a su hermano que también sufre.

Los cubanos hemos luchado unos contra otros. Creo que casi todos los países han sido así, pero los mejores cubanos no han sido dominados por las tormentas del alma y la existencia, hemos tenido la fuerza para vencer las dificultades y seguir adelante. No obstante han surgido cubanos que han desafiado a sus propias familias y amigos y los provocan para una batalla en que nadie ganará. Es necesario mostrar que la ilusión no debe vencer a las ideas claras. Los cubanos del gobierno deben aprender que cuando sus compatriotas lo desafían en realidad están queriendo conversar, y todavía no somos buenos conversando unos con otros.

Algunos cubanos han sufrido mucho por décadas por cosas absurdas y también por otras muy relevantes. Algunas de las cosas hechas nos hicieron sufrir más de lo necesario. Las familias se han alejado y han muerto sin verse nunca más, algunos han pedido la muerte, algunos han colocado bombas. En ambos lados muchos han perdido el tiempo y hasta la vida por causa de una mentira. Pero al pasar el tiempo uno aprende a arriesgarse por algo que vale la pena, se lo que sea para cada cual, pero que nunca deberá ser lo material, lo mezquino e irracional.

En mi caso muchas veces hago cosas fuera de lo común. Puedo bailar en la calle, mientras espero a un amigo, mirar los ojos de un desconocido y preguntar de su vida, defender una idea que puede parecer ridícula. Me alegro siempre con nuevos descubrimientos. Muchas veces he salido  del combate. A veces trato de pasar mis días intentando representar el papel que los otros escogieron para mí, aunque  pese, escogí la senda por donde camino ahora y no tengo motivo para protestar.

Muchos cubanos  ya tuvimos alguna vez miedo de entrar en combate por nuestra libertad individual. Muchos cubanos ya recorrimos un camino que no nos pertenecía. Ya sufrimos por cosas sin importancia y muchos han fallado en sus obligaciones espirituales que nos hubieran salvado de muchos errores costosos. Muchos cubanos dijeron sí cuando querían decir no.

Los cubanos que dijeron que sí porque su corazón se los mandaba han sido humanos especiales. El camino que escogieron incluye el respeto por todo lo que es pequeño y sutil. Y supieron siempre el momento de tomar las actitudes necesarias para comprender que acumular amor significa suerte, acumular odio significa calamidad.

Debido al aislamiento que hemos sufrido el mundo no sabe las cosas que hemos pasado o hecho los cubanos. Y si lo saben es a través de prensa tan parcializada en contra que incluso les hace creer a algunos cubanos que están equivocados. Pero nosotros fluimos como el agua, y como el agua jamás podemos ser quebrados por un martillo, ni heridos por un cuchillo. Todas las almas de los cubanos que han dado sus vidas por enseñar y curar, por defender dignidades ajenas y propias, en estas y otras épocas son como un manantial, que frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentra hasta lograr el objetivo: el mar.

Porque los cubanos no permanecemos indiferentes ante la injusticia, sabemos que todo es una unidad, y que cada acción individual afecta a todos los hombres del planeta. Por eso, cuando presenciamos el sufrimiento ajeno y nos piden ayuda, usamos la espada para poner las cosas en orden. Lo hemos hecho en África, América Latina, Asia. Es decir, donde viven los pobres del mundo. Y ciertamente eso no lo entienden ni perdonan muchos.

Creo que soy un cubano atípico. Muchas veces me desánimo y siento que  nada consigue despertar la emoción que deseaba. Muchas tardes y noches debo permanecer manteniendo una posición conquistada sin que ningún acontecimiento nuevo me devuelva el entusiasmo, pero cuando menos lo esperaba se han entreabierto nuevas puertas. Las puertas nunca se me han abierto del todo, pero al menos entra algo de luz y aire fresco, y al menos siempre mantengo mi corazón limpio de sentimientos de odio. Pero sé que el acto de perdonar no  me obliga a aceptarlo todo; no puedo bajar la cabeza, pues de hacerlo perdería de vista el horizonte. Acepto que los adversarios están allí para poner a prueba mi bravura, mis capacidades. Ellos me obligan a luchar.

La mayoría de los cubanos mantienen las lecciones del pasado en mente. Recuerdan algunos de sus peores capítulos: masacres, esclavitud, golpes de estado, prostitución, anexionismo, y también sacrificios, oscurantismo. Y vimos a mucha gente abandonar la búsqueda por no poder responder a esta pregunta: ¿Cuál es el camino correcto? La mayoría de los cubanos no tienen dudas pues siguen la fórmula infalible: "Por los frutos conoceréis al árbol", dijo Jesús. El que sigue esta regla, no yerra nunca.

Los cubanos hemos aprendido importantes lecciones, pero a veces se nos olvida estudiar a profundidad el alma humana, a los que nos precedieron y nos confiamos. Pensamos que ayudar a los pobres y oprimidos es suficiente. Pensamos que educar y sanar es suficiente, pero no. De las cloacas de la sociedad emergen cada cierto tiempo los que no quieren participar en el crecimiento humano, los que se aprovechan de las necesidades de los demás, los que recorren el camino “más fácil” dejando tras de sí un mar de víctimas. Pero también dejamos de responder preguntas importantes como ¿Por qué sucede esto? ¿Los que nos gobiernan nos dan el ejemplo y educan a sus hijos con el mismo rigor que nos exigen compromiso y frugalidad? ¿Por cuánto tiempo puede estar un ser humano educado y sano sin ambiciones? ¿Solo educamos para que nos sirvan en una obra (aunque sea extraordinaria) o para darnos la libertad del discernimiento? ¿Se preocupan por la salud para que trabajen más duro y más tiempo y no para que sean fuertes y aventureros y puedan decidir qué tipo de vida desean tener?

Las injusticias existen. Todos se ven envueltos en situaciones inmerecidas, generalmente cuando no se pueden defender. Muchas veces la derrota llama a la puerta, como ha sido este verano del 2021, por eso hay que estar atentos a los síntomas, a las llamadas de alerta antes de que se conviertan en gritos de desesperación porque en esos momentos no importa ya quien tenga la razón o qué motiva la realidad.

Mis conquistas han sido pequeñas, ningún sueño ha sido cumplido en su totalidad, pero reconozco que hay quien vive peor. He conocido la infelicidad ajena, las enfermedades mortales desde cerca, la soledad, las frustraciones que acompañan a parte de los cubanos, y por eso a veces considero que no merezco algunas recompensas.

Han pasado 62 años de revolución. Hemos resistido y ha estado bien, pero también necesitamos algunos estrategas con visiones diferentes. Los buenos luchadores no se quedan siempre repitiendo la misma lucha, sin avances ni retrocesos. Si no hay progreso hay que sentarse con el enemigo y discutir, sobre todo en momentos de debilidad o complacencia. La diplomacia es un gesto de dignidad no de cobardía, es equilibrar las fuerzas, un cambio de estrategia logra salvar tantas vidas como una victoria en el campo de batalla. No hay que pensar en lo que piensen los demás países y gobernantes porque no hay que probar nada a nadie. Hemos luchado un buen combate y se ha mantenido la fe, pero hay aprender el arte de la negociación.

El ser guía de ciudad me ha permitido conocer a muchas personas de diferentes partes del mundo. Algunos nos hemos reconocido sin habernos visto antes porque entre otras cosas están en el mundo como yo, sin equipaje y sin sandalias. Al igual que yo a veces sufren por tonterías, pensamos que no podemos crecer o que no merecemos cualquier tipo de bendición. Y todos nos preguntamos qué estamos haciendo aquí, pero continuamos buscando un sentido y pienso que terminaremos encontrándolo.  

Y también he encontrado a un maestro espiritual que me trajo luz diferente en la fe que brillaba en sus ojos. Él no precisaba probar nada a nadie, y mucho menos a mí .

Cuando era niño tenía la impresión de vivir dos vidas al mismo tiempo. En una de ellas era obligado a hacer todo lo que no quería, aprender ideas que me costaba creer, andar en grupos, andar uniformado, caminar siempre el mismo camino de todos. Pero existía otra vida y la descubrí en las lecturas, en la onda corta (no había internet) y sobre todo en gente que pensaba como yo. Poco a poco las dos vidas fueron acercándose y algunos sueños se hicieron rutina y pienso que casi estoy listo para lo que siempre deseé. Solo me falta un poco de osadía para que ambas vidas se transformen en una sola.

Cosas que no he aprendido o hago mal: necesito dedicar más tiempo para mí mismo y usar ese tiempo para el descanso, la contemplación, el contacto con el alma del mundo. No me relajo y dejo que todo lo que sucede alrededor siga sucediendo y mirar al mundo como un simple espectador sin hacer resistencia al movimiento de la vida. Me han dicho que solo entonces lo complicado empieza a volverse sencillo y seré feliz.

Cuando uno vive en un país de grandes transformaciones sociales y expuesto a todo lo que está Cuba , no importa si eres grande o pequeño, hombre o mujer, profesional o con poca educación, tu vida se mueve, como un péndulo, entre dos sentimientos: el deseo y el miedo. El miedo te dice todo el tiempo que cada paso es desconocido y peligroso y que lo que aprendiste posiblemente no sirva para nada. El deseo te dice que vas a salir del mundo conocido y que te aguardan las cosas que siempre quisiste y por las cuales luchaste tanto.

Algunos cubanos han sonreído porque ya no hay nada que los asuste más que quedarse sin cumplir sus sueños y abren la puerta con la seguridad de quien sabe lo que quiere.

En este año 2021 el ángel que me inspira está dando un paseo. Espero que regrese y el simple rumor de su aliento me devuelva la alegría.

Mientras tanto, aunque no pueda meditar debo repetir una palabra, o un mantra, porque le hace bien al alma. Y entonces esa palabra y ese mantra, algún día, adquirirá un significado nuevo y expresará todo lo que quería decir, es decir, se ha transformado en una especie de oración.

Porque no importan los momentos de tristeza, soy mucho más que eso. Porque mientras muchos partieron por razones que nunca llegaremos a comprender, yo continúo aquí. Porque mientras millones de personas no se quejan, no lloran, no hacen nada y se limitan a dejar pasar el tiempo yo al menos me entristezco por ellos y eso prueba que mi alma continúa viva.

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