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martes, 1 de marzo de 2022

Diario. Dias de Ucrania y Rusia Marzo 2022

 En estos días ha comenzado otra guerra. Rusia ha invadido a Ucrania y siempre me vienen a la mente la gente común de ambos lados. Los que tenían una vida ya elaborada después de tantos años de paz. Los que tenían planes, negocios, los que ya están muy mayores para comenzar nuevamente, los que están enfermos o muy débiles, en fin, nosotros.

Recuerdo los días en que desapareció la URSS  y el resto de los paises socialistas de europa oriental y nos quedamos literalmente sin poder comerciar, a quien venderle nuestros productos, los que nos vendían el petróleo y compraban el azúcar. Fue el comienzo de una pesadilla que solo podemos contarla los que la sufrimos.

Comenzaron las enfermedades y el hambre. El hambre profunda, la que trae desnutrición crónica y enfermedades como las neuropatías que te tiran en cama porque cada célula de tu cuerpo duele por falta de vitaminas. Fue el momento que Estados Unidos y sus aliados cubanos en Miami se tiraron a la yugular para rematar al gobierno cubano, es decir a nosotros, lo mismo que pasó ahora durante la pandemia.

Recuerdo comer por tres meses solo col. Recuerdo esperar ansiosamente el ticket que se daba semanalmente y después quincenalmente para ir a una cafetería a recibir una hamburguesa, que primero venía con pan, tomate y pepino, después solo el pan con la hamburguesa, y finalmente solo la hamburguesa. Recuerdo mi padre enfermando de cáncer en la garganta justo en esos años, cirugías en salones de operaciones con solo un bombillo.

Recuerdo vasos de leche que podías ver a través. Eso se fue muy rápido. Recuerdo salir casi de noche e ir a escondidas a un comedor de una fábrica de tabacos cerca de casa donde trabajaba un amigo de un amigo para ver si había sobrado algo de arroz del día y podíamos comprarlo a precio astronómico. Recuerdo a los ancianos rodeados de mosquitas atraídos por el olor corporal de personas que no se bañaban a veces por día. 

Todo eso y más me viene a la mente cada vez que llegan las noticias de una guerra. Quizás en unos meses ya todo pasará, en definitiva no es lo mismo estar en un continente y ser amigo de 27 países desarrollados que ser una isla en el Caribe y tener casi como enemigos a esos mismos países.

Y esto me lleva a esos cubanos en el extranjero que en estos momentos se rasgan las vestiduras por el dolor del pueblo ucraniano. Por supuesto la mayoría no sabe de historia aun siendo profesionales, la mayoría vive en Estados Unidos o en Europa y ciertamente están expuestos a la prensa de esos países que en los últimos años han invadido más y han conspirado más contra países como Cuba ,por ejemplo, sin pensar tan siquiera en contrastar información.

No buscan conocer en qué consistieron El Acuerdo de Postdam o el Pacto de Varsovia, aunque contradictoriamente aplaude a la OTAN sin analizar conscientemente que es una alianza bélica y no defensiva. Llora por las bombas rusas, las únicas capaces de matar a civiles y soldados: su solidez y capacidad analítica es tan abarcadora que afirma que la metralla rusa es la única letal. Nunca antes este espécimen había señalado la letalidad de bombas francesas o norteamericanas, pues los civiles y soldados muertos en Vietnam, Afganistán, Yugoslavia, Libia, Iraq, Panamá y otros lugares no han sido producto de guerras, sino de accidentes de tránsito.

El cubano que hoy grita en Facebook sufre con esta guerra más que nadie en el planeta y hace menos de un año muchos de esos cubanos pedían bombas del ejército norteamericano (sí claro, de esas que no matan a nadie) contra Cuba, así como también el desembarco de la 82 División Aerotransportada, y másasfixia económica. 

Desconoce la historia de nuestro país respecto a la Crisis de Octubre o de los Misiles, como la denominan en Occidente, o cree que fue una exageración narrada por la prensa libre, la misma que reseña a diario los acontecimientos de Melilla, o los ataques con morteros a civiles en Palestina o los abusos en Afganistán.

Esos cubanos no se han enterado aún de la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, México. No 1, 2 ni 5…. sino 43…. Ni tampoco está al tanto de los continuos asesinatos de líderes sociales en Colombia, de las fosas comunes ni de la lucha de las abuelas argentinas que aún siguen buscando a sus nietos robados por la Dictadura. Desconocen que lanzaban a seres humanos vivos al vacío o al mar, encadenados, dejando a miles de familias truncas. Para no mencionar el apoyo de la OTAN a Inglaterra durante la guerra de las Malvinas.

Es adicto a etiquetas en RRSS, pero nunca a favor de que quiten el bloqueo contra su país, o que devuelvan una base militar ilegal ocupada por quienes nos asfixian. Para el cubano de Miami la ONU existe solo para condenar a Rusia, pero cuando el mundo vota contra el bloqueo a Cuba entonces la ONU es corrupta, y ahí nuestro endémico espécimen calla y mira hacia otro lado. 

Esos cubanos nunca condenaron con vehemencia ni haciendo honores de su vocación católica o cívica, la negativa de EEUU de venderle a Cuba aparatos y respiradores mecánicos para combatir la Covid, así como tampoco nunca se pronunciaron en público contra la persecución de ese país contra barcos cargueros dirigidos a nuestras centrales termoeléctricas, vitales para el fluido eléctrico a la población, a hospitales y la circulación del menguado transporte público y privado del país, aún en tiempos de cuarentena.

Tampoco saben qué significa un peón en un juego de ajedrez. Y regreso a los civiles, a nosotros, los que realmente sufrimos las consecuencias de las guerras, las calientes, las frías, las económicas, de las avaricias y le geopolítica, en Ucrania hoy, en Vietnam en los setenta, los iraquíes en los noventa, los sirios y libios en los dos mil, y los cubanos por sesenta años, por solo mencionar algunos.

Como dice el trovador: La guerra es monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente 


GUIA DE CIUDAD Y MAESTRO. RECORRIDO DE CIUDAD. HISTORIA, ARTE, SOCIEDAD.

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miércoles, 19 de enero de 2022

LO QUE DESEAMOS Y PEDIMOS (algunos)

 Otro año de resistencia. Otro año de sacrificios por algo tangible a veces, pero la mayor parte del tiempo por algo intangible, casi utópico. Y creo que este año, como nunca en los últimos veinte años, hemos comenzado uno nuevo agotados, exhaustos.

En la década de los 1990 fue algo peor en muchos aspectos, pero el mundo era diferente, no estábamos tan conectados, no había tanto flujo de información, estaba Fidel Castro, no había turismo, estábamos todos juntos y no se habían marchado tantos.

¿Qué pedimos o deseamos los cubanos en este 2022? Es algo complejo responder a esta pregunta. Tan complejo como la sociedad cubana misma, como el sistema político cubano y lo que le dio origen, como lo que lo mantiene en un estado de sitio constante.

He hecho una encuesta y hago un pequeño resumen con algunas de las demandas o sueños que más se repetían. Reconozco que les di más importancia a personas con cierto nivel educacional, pero también he de reconocer que son los precisamente menos educados y sus deseos y aspiraciones los que de manera violenta pueden hacer que la Historia gire en un sentido insospechado.

El orden no es de importancia.

1)    Poder vivir del salario. Y no estamos hablando de viajes y compras de lujo. Estamos hablando de un salario que sirva para algo más que comer. Hace mucho que la mayoría de los cubanos no pueden comprarse un par de zapatos, regalarse una prenda de vestir nueva, hacer unas vacaciones.

2)    Necesitamos profesionales. . .mas profesionales. Desde la policía hasta los ingenieros. Da la impresión que hay un inmovilismo excepto cuando el gobierno incita mediante campañas o estamos en peligro como en la pandemia de COVID. Todo lleva el toque de la desidia: los edificios mal pintados, productos comestibles adulterados y con precios de primera, calles mal asfaltadas, prioridad de la política sobre la vida sencilla. Obstáculos y obstáculos ante cada gestión ante cada paso hacia la prosperidad o una vida normal.

3)    Una labor diplomática más fuerte para lograr que el bloqueo americano sea levantado. Sentimos que no es suficiente lo que se hace, lo que lleva a que en las mentes de algunos se piense que es hasta conveniente para mantener el estatus de inmovilismo. Poderosos aliados que nos deben mucho en cuanto a influencias y apoyos no están contribuyendo ni ayudando a Cuba en la dirección esperada. Hacer declaraciones, marchas, votaciones en la ONU han demostrado ser ineficaces.

4)    Reforma en el sistema de educación en cuanto a algunos temas que mejorarían la calidad de lo ya logrado. Hoy en día los niños y sobre todo los jóvenes deberían salir de los doce grados de educación con dominio amplio de temas como educación financiera, salud mental (manejar la ansiedad, la depresión, etc) los nuevos elementos que van surgiendo en la economía desde las criptomonedas , las PYMES, los impuestos y su uso), gestión del tiempo (manejarlo mejor para optimizarlo en una época  donde todo parece ir a mayor velocidad) y finalmente en algo tan importante como la ética y los actos de bondad necesarios para que esto que hemos vivido en los últimos dos años con aprovechadores y especuladores se elimine y no se vuelva a repetir, y hacer una sociedad donde no sea necesario la movilización de las fuerzas del orden para lograr la paz social

5)    Mejora en el sistema de transporte (mucho que ver con el punto 3)

6)    Desaparición definitiva de las desigualdades reales, digamos que los rezagos del capitalismo como los de los tiempos del socialismo. Hay cosas que ya se suponen que no deban existir en un país donde se supone que se hizo una reforma profunda de la sociedad. Hablo de barrios marginales, hablo de personas sin alcantarillado o un solo bombillo en toda la casa, hablo de personas sin agua corriente.

7)    Unas ciudades más habitables. La Habana es bonita en el casco histórico, Miramar, quizás el Vedado y Playa y algunos repartos muy específicos. El resto es feo, despintado, sin cines y restaurantes, sin parques, sin sistema de transporte, con una sola tienda si es que la hay. Esto incluye un orden y planificación física mejor donde los ciudadanos no hagan cerramientos y todo tipo de reformas sin los permisos o corrompiendo a funcionarios.

8)    Que nos den acceso al mar. Desde un punto de vista realista nuestro acceso al mar es a las playas y al malecón. No podemos tener embarcaciones, en lugares turísticos los cubanos no podemos navegar en catamaranes o yates. Pregúntenle a un cubano promedio cuánto hace no ya que no come un marisco, sino un simple pescado. El mar en esta isla es un elemento decorativo o un muro de contencion cuando debería ser una fuente de diversión, alimentos, recurso de embellecimiento de la ciudad y el espíritu de las personas. ¿Qué mejor imagen para ilustrar esto que un muro de cemento gris y enmohecido de casi 9 kms de largo sin un uso moderno y practico?

 Hace algunos años fue la primera vez que vi a nuestro actual presidente en televisión. En aquel momento dijo algo que no he olvidado y que por eso creo que es alguien comprometido con lo mejor para su pueblo. En aquel momento dijo que a pesar de los esfuerzos que se habían hecho (dentro del omnipresente bloqueo americano) él sentía que había una deuda que el gobierno cubano no había podido saldar con su pueblo: el bienestar material.

¿Qué es para nosotros el bienestar material además de todo lo anterior que he enumerado? No estamos hablando de riquezas ni de lujos. Estamos hablando de los electrodomésticos, de la ropas adecuadas al clima, de celebrar carnavales como los de antes (cuando ya existía el bloqueo), cumpleaños y éxitos otra vez como antaño, de tener helado y confituras en casa, de poder viajar con nuestra economía los que puedan, de poder renovar y pintar nuestros hogares, de poder tener buenos colchones y zapatos que es sobre los que pasamos la mayor parte de la vida.

¿comprendemos? Si, comprendemos. ¿Nos sacrificamos por un ideal? Sí, nos sacrificamos, y desde hace mucho. Pero hasta ahora la luz al final del túnel no aparece y cuando en algún momento ha parecido que por fin ha llegado, resulta que ha sido la luz del tren que nos ha atropellado.


LO QUE SE LE PIDE A CUBA

GUIA LOCAL
HUMBERTO


jueves, 22 de julio de 2021

OPTIMISMO

 


Un amigo me sugiere el tema del optimismo para mi blog. Es un tema tan tocado ya, a veces tan manido. ¿Qué aportar nuevo? ¿Debo mencionar lo del vaso medio lleno o medio vacío? ¿A dónde debo mirar o qué fibras tocar para que mi lector siga a partir de esta línea?

Esto sera' un poco largo, asi que pienso que es mejor leerla en una PC. Pero nada, lo siento mucho, no cabe en menos.

Quizás deba comenzar con una línea muy atrevida: el pueblo cubano es uno de los pueblos más optimistas que existe. . Espero poco a poco, y con la limitante de espacio del blog, demostrar ,aunque sea una somera idea ,de porqué lo digo. Y que conste, yo no soy una de las personas más optimistas que conocerías en Cuba. A veces sueno mas resignado que optimista.

En el mundo de hoy hay pueblos que hacen grandes proezas. Pero sus motivaciones son económicas, hacer o morir en el intento; hay pueblos que logran liberarse, pero es cuestión de supervivencia. Hay pueblos que se vuelcan sobre la imagen de una sola persona como representante de una nación entera: un futbolista, un músico, y hasta un youtuber.

Pero no hablo de eso. Quiero enfocarme en esto: en una historia de optimismo colectivo de la que solo tocaré algunos elementos de los últimos sesenta años, pudiera hacerlo incluso desde el 1900, pero ya eso sería un libro.

Tantas y tantas caídas, fracasos y seguimos siendo optimistas. Es como si reseteáramos el disco cada 10 años, y comenzáramos una y otra vez. No ha sido siempre nuestra culpa. El mundo, la política, las crisis, el duelo de potencias. Quisiera hacer un contraste con otros pueblos que han aceptado en su mayoría al mundo tal cual es, injusto en sus reglas, y esa forma del cubano de sacar fuerzas como pueblo que espero poder argumentar con éxito.

Manejar la mente en el modo “optimismo colectivo” por décadas es algo relevante. Entonces entremos en materia.

Hoy en dia Cuba tiene unos 11 millones de habitantes viviendo en la isla. En los últimos 50 años se ha duplicado la población. Y a pesar de que en la última década la tasa de natalidad ha disminuido, el hecho de tener hijos y la esperanza de criarlos y que llegaran a la madurez durante un proceso social lleno de problemas muy serios que incluso han amenazado la vida del ser humano en mi país es una muestra de optimismo. Pensar en hacer el amor (no solo tener sexo) y tener hijos cuando en cualquier momento seriamos el campo de batalla entre dos superpotencias nucleares, durante una década como la del 1970 al 1980 con grandes escaseces de alimentos y ropas, con la certeza de que nos casaríamos y tendríamos una nueva familia dentro de una casa en la que ya habitaban 3 generaciones y sin posibilidades de que eso cambiara. . . en los próximos 20 años. El pensar que tendríamos (porque lo construiríamos) un sistema de salud y exportaríamos médicos cuando se quedaron escasamente 3000 médicos de los casi 6000 que había en el 1960. Hoy tenemos mas de 75 000 dentro del país, uno cada 160 habitantes. Y ahora la joya de la corona: tasa de mortalidad infantil de 4 por cada mil nacidos vivos. Eso es trabajo duro, diario de largas horas y muchísimas veces sin recursos materiales.

El salir a los campos, por todo el país de una población de 7 millones de habitantes) a buscar atletas porque los soviéticos nos dijeron que era una buena propaganda para el socialismo tener medallas olímpicas y descubrir que era mucho más que eso. Tener una población saludable, hacer escuelas de deportes, cuando los deportistas amateurs existían y no todo era dinero fue una prueba de optimismo. Todo eso en momentos, en décadas, en que no existían escuelas de deportes (que hubo que construir), en profesores de alto rendimiento (que hubo que formar), en que no existían en el país médico del deporte. Hoy ocupamos el lugar 16 en el medallero histórico olímpico por países. Superados solamente por países desarrollados, la mayoría con mayor población y cantidad de participación. Ni mencionar que en una sola olimpiada tenemos más medallas  que todos los países latinoamericanos juntos. Y la próxima ,espero, no será la diferencia. En estos días de pandemia y con una crisis económica como nunca los cubanos mantienen el optimismo y en parques, patios, azoteas y ahora de regreso nuevamente a los gimnasios se preparan para los de Tokyo 2021.

¿Qué decir de los huracanes? Año tras años se destruyen cosechas, casas, terrenos e instalaciones. Y se vuelve a la carga. ¿Tiene que ver con el sistema social? Dejemos el tema político a un lado por un momento, concentrémonos en la fuerza interior de no aceptar las desgracias, los huracanes, y salir a resolver la vida.  Huracanes, inundaciones, epidemias naturales e importadas, la condición de isla rodeada de “enemigos” antiguos, de “amigos” en una realidad paralela y que realmente no lo son, de una economía siempre sangrante. Hablo del cubano como persona.

El querernos hacernos más educados, más cultos. Una tarea siempre cuesta arriba, y que cada década y crisis nos demuestra que la ignorancia se mantiene aún en las mentes escolarizadas. Comenzar por una alfabetización en 1960 (teníamos un analfabetismo del 23 % , que ya era la más baja de América Latina) y bajar ese número en 1961 a solo el 8%. Ir a las montañas, los valles más alejados, las costas más distantes, los puntos más oscuros de las ciudades donde vivían las prostitutas y los desclasados siendo hasta niños de 14 años los maestros. Toda una población que se movilizó, sin importar sexo, edad y condición social a enseñar a leer y escribir, ¿Cómo se llama eso sino optimismo? Un optimismo loco en que el ser humano podría ser mejor si se le daban las herramientas, de que los que vivieron aquella época serian también mejores personas si contribuían a una de las misiones más hermosas que hay: llevar la luz al cerebro oscuro de un ignorante. Sin importar que como siempre ha sucedido, sucede y sucederá a alguno de ellos les quitarían la vida. Comenzar las campañas por el sexto grado, después la del noveno grado, y que mucho tiempo después, décadas después, esos que aprendieron  en la década de los 1960s en Cuba caminaron las selvas de Centroamérica, Suramérica, África devolviendo lo que recibieron. Incluso tuvimos que crear un nuevo sistema de enseñanza llamado “Yo sí puedo” basado en números para poder enseñar a leer y escribir mediante números . ¿no es eso optimismo?, ¿no era optimistamente loco el pensar hace 40 años que tendríamos un maestro por escasamente tres alumnos en las escuelas especiales?

Hemos creado cientos de escuela de arte. Las escuelas de música en los años 1990s daban clases de instrumentos de cuerdas. . . sin cuerdas. Pero no se faltaba a clases ni alumnos ni maestros y hoy ya ganan premios internacionales. Tenemos la única escuela de ballet con características propias y de América Latina, y con categoría de Escuela Cubana de ballet en un país machista y comunista donde los bailarines cubanos hacen cátedra en las mejores compañías del mundo. ¿no es eso optimismo? Pues claro, pero para llegar al ballet hay que pasar por las congas, la rumba, el son y la salsa, los carnavales donde el optimismo se viste de colores y baila.

Reconstruinos los cascos históricos de las principales ciudades en la década del 1990 cuando cayó el muro de Berlin y no había un centavo propio. Aceptamos el guiño soviético y pusimos un hombre negro campesino y de origen humilde en el cosmos. Logramos traer a 3 Papas, y este ultimo 3 veces. Logramos traer a los Rolling Stones a la Habana a hacer un concierto gratuito. Mis padres sobrevivieron la época de Kennedy y la crisis de los misiles, la época de Nixon y su invasión a Viet-Nam y amenaza de invadir a Cuba, mi generación sobrevivió a Reagan, los dos Bush, Obama y sus siete invasiones en el tercer mundo y ahora pasamos horrores con Trump.

Sabíamos que los tiempos más oscuros de la política, la gente lanzada al mar con la esperanza de llegar a la otra costa pasarán, y que poco a poco volveríamos a estar conectados con el mundo, que llegarían los turistas, y algo parecido a internet y superior a la onda corta se crearía, teníamos la certeza de que todo el mundo no era oscuro y terrible como los soviéticos nos quisieron hacer creer, sabíamos que nos reuniríamos con las familias que estaban en Estados Unidos y la gente circularía primero tímidamente y después en masa en ambas direcciones. Todo esto lo imaginamos y deseamos tan ardientemente que se hizo realidad, ¿no es eso optimismo? Y sé que hay gente que me dirá que solo fueron cosas que pasaron o que inevitablemente pasarían, pero hubo gente que las pensó, dieron los primeros pasos aun sabiendo que no serían ellos los que verían los resultados, y así y todo continuaron porque no podían aceptar que así terminarían las cosas: con odio y separación. Y aun hoy la tarea continúa y los que fabrican los puentes son los optimistas. Y aun cuando los tiempos nos regresan oscuros y terribles cada cierto tiempo nos ponemos los brazos en jarras y nos decimos: ¡estamos vivos y hay que vivir!

Y llega la pandemia. Nos teníamos que enfrentar con todas nuestras fuerzas. Unos nos decían que no lograríamos salir pues somos demasiado pobres, otros nos decían que no existe y no hiciéramos nada. Pero la vida es lo importante y por si acaso nos lanzamos con lo que teníamos. Y no hablo de política, nuevamente quiero mantenerla fuera, hablo de nosotros: de optimismo, de inteligencia y raciocinio, de solidaridad, y seguramente vendimos hasta la ropa interior por usar una frase popular para poder comprar lo que se debía. Hoteles cerrados, aeropuertos cerrados, la gente sin trabajar y en casa por meses. Y nos lanzamos ante el más grande reto del momento: la Vacuna.

Con esto cierro. Sabemos quiénes harán la vacuna. Sabemos quiénes la comprarán porque tienen el dinero para pagar diez veces el precio. Sabemos cómo funciona el mundo, y aun teniendo amigos las cosas pintan feo y a la hora de un momento terrible no podemos pedirle a otro gobierno que nos ayude estando ellos mismos en problemas. Y nos lanzamos a hacer nuestra propia vacuna. En silencio. Es necesario que funcione porque nos daría soberanía sobre lo que se haga y cómo se haga en el mundo de hoy donde un país rico secuestra medicamentos destinado a otro país en un aeropuerto. ya tenemos tres candidatos vacunales. Ojalá funcione alguno de ellos. Nos lo merecemos. ¿no es eso optimismo?

Humberto.

p.s. perdonen la enorme carga de chovinismo y lo largo de este blog. Lo escribí con una sonrisa porque pensaba hablar de tristezas y resultó en una especie de canción dedicada a nosotros mismos, estos cubanos incorregibles. Y que conste, estoy consiente de los otros, de los pesimistas, de los que rompen los puentes, de los que se rinden, de los que se duermen, de los que solo se quejan, de los que odian los esfuerzos ajenos, que de todos tenemos.

LEYENDO EL PERIODICO EL PAIS

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CONFESIONES DE UN CUBANO

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MEDITACION CON SARCASMO

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KABUL-HABANA UNA LECCION DE HISTORIA

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viernes, 16 de julio de 2021

ENTREVISTA 3 (A LOS OTROS CUBANOS): ABEL

 ABEL

Ya sabes, mi nombre es Abel.  Salí de Cuba en el año 2000 cuando recién me graduaba de economía. Realmente aguanté hasta el final de la carrera a duras penas. Ya no resistía tantas escaseces, tanto calor en todas partes, tanto marginal en todos los niveles. Gente vulgar y fea. La fealdad era como una sombra funesta que conquistaba cada vez más terreno. Quería irme a un país rico y donde la mayor parte del tiempo hubiera frio, o al menos hubiera aire acondicionado en todas partes. Asocio el calor con la pobreza. El sudor, los olores fuertes, el desgaste ante cualquier esfuerzo aunque sea mínimo. Y en Cuba sobra todo eso. Lo de país rico era para llegar a un lugar donde ya todo estuviera hecho y no en perpetua y estéril construcción .

Llegué a Canadá y el único trabajo que encontré fue limpiando pizzerías en la madrugada. Tres pizzerías cada noche. Así por casi dos años, hasta que una tarde de un día libre conocí a Paul enseguida nos llevamos bien y nos fuimos a vivir juntos al mes. Le conté mis sueños de un día llegar a Cuba como un hombre rico y restregarles a todos los comunistas de mi cuadra mis éxitos. Le prometí llevarlo a Cuba por todo lo alto.

De manera corta: me consiguió un trabajo en la compañía donde trabajaba. Me fue tan bien que en un año me enviaron a un curso en España para nuevas técnicas de administración y su relación con los bancos. Al terminar el curso presenté una solicitud en el Banco Interamericano de Desarrollo que estaban buscando empleados para sus oficinas en Haití. ¿Haiti? Pues sí, pero allí aprendí que en todas partes (menos en Cuba posiblemente) había grandes supermercados, edificios imponentes de bancos, clubes para los ricos y un mundo separado por clases. Mucha comida basura para los pobres, mucha comida buena para los que podían pagarla. Si al menos en Cuba fuera así. En fin, tremendo salario y por poco pierdo la vida porque a los seis meses ocurrió un terremoto que dejó   al país más en ruinas aún, si fuera posible. Me pagaron una buena compensación y me enviaron a trabajar a Perú. Allí estuve tres años, en Méjico tres más, y desde entonces en Miami y Houston. Ya sabes, mucho dinero. Saque’ de Cuba a mi madre, mis dos hermanos y a mi abuela. A mis hermanos les busqué buenos trabajos, a mi madre y a mi abuela las hice viajar por los cinco continentes. Otro día te cuento. Pero Cuba no se me quitaba de la cabeza, es decir tenía algo pendiente.

No, no era cuestión de ninguna venganza, al menos no de ese tipo, es que quería tener ciertas satisfacciones. Después que murió mi abuela vendí mi apartamento en Canadá, me separé de Paul y me instalé definitivamente en Miami.  Me gusta, excepto por los cubanos de allí, es la misma escena patética de Cuba, pero en un espejo invertido. Mucho ruido, juegos de dominó y políticos viejos encadenados en el pasado que arrastran a los que llegan a cumplir la vendetta política.

Regreso a mi vida. Viajé nuevamente a La Habana en el 2015. Muchos sentimientos encontrados, pero ya sabes, tenía mis convicciones y mis sueños. Para colmo el gobierno cubano mostraba signos de debilidad, es decir, ellos decían construir puentes a los emigrados para que colaboraran de cualquier manera o regresaran a Cuba. Tontos, es como entregarle la pala al sepulturero. Parece mentira que no nos conozcan. Y es cierto lo que dices de que tu sufrimiento no nos hace vencedores , pero también es cierto que la venganza es un plato que se come frio.

Compré dos apartamentos en La Habana. Para rentar habitaciones a turistas que yo mismo traería de manera indirecta a Cuba. Le vendería lo mejor del país, y como debe ser, la mejor parte para mí. A los tres años me aburrí porque hasta para conseguir papel sanitario era un problema, muchas cosas las traía de Miami, y con esa intuición que Dios me dio decidí vender los apartamentos. Además, no sé por qué, pero hay cada vez más negros, eso no puede traer algo bueno, al final habrá un problema serio con eso, seguramente quemaran cosas en las calles y se meterán en las tiendas. Creo que será la venganza del comunismo en Cuba para el futuro sin ellos.

En todo caso, quise encontrarme contigo para despedirme. Quizás algún día nos veamos por alguna parte del mundo. No regreso a Cuba más, ni aun sin el comunismo, no vale la pena, esto siempre será lo mismo, por lo menos en el tiempo que me resta de vida, se lo digo a una prima que me queda por acá, me tiene harto con que ama a Cuba, solo le envío dinero por mi madre, que si no se conformara con lo que dan por esa libreta de racionamiento. Todavía me pregunto cómo has podido no solo sobrevivir aquí , sino mantenerte cuerdo.

¿mi patria? Ese es un concepto del pasado, atrasado, ya el mundo es casi uno solo, es una apariencia de tantas cosas incluidos esos conceptos de soberanía, patria, independencia. Pero no te pongas triste, el mundo va en esa dirección cada vez más y en dos décadas, pues nada.


ENTREVISTA 1: RAFAEL

ENTREVISTA 2 (A LOS OTROS CUBANOS): SONYA

 SONYA

Las madres cubanas, igual que todas las madres latinas, son muy posesivas con sus hijos. Nunca comprenden que son solo un vehículo por el cual llegamos los hijos. Recuerdo que cuando tenía más o menos nueve años y recién fallecido mi papá se lo dije a mi madre. Le peinaba sus rizos negros en los que ya asomaban unas canas, le dije que no me quedaría a verla envejecer. Que partiría tarde o temprano de la casa. Quería vivir sola, no quería tener hijos. Sus ojos, que ya estaban cansados, me miraron fijamente y decidieron no creerme. Al menos eso pensé en ese momento, después comprendí que realmente había decidido no dejarme partir, costase lo que costase.

Fue la primera persona que se equivocó de plano conmigo. No sé  por qué creen que mi aspecto de chica linda no contiene una voluntad de hierro. . . o quizás la falta de un corazón sensible. Quieren imponerme reglas, quieren seducirme y atraparme en relaciones. Aunque tengo que reconocer que mi madre me llevó por un camino expedito y sin obstáculos por el sistema de educación, tuve ropas y zapatos en una Cuba llena de escaseces, celebraba los cumpleaños en las piscinas de hoteles de la Habana, compró  a médicos que emitieron certificados para que no fuera a las escuela en el campo. Y así  llegué a la universidad.

Siempre quise estudiar derecho. Ya sé lo que estás pensando. Lo mío no era lo de juicios, presos, defender a ladrones o corruptos. Lo mío era lo de las relaciones internacionales, las corporaciones, el derecho internacional.

¿En Cuba?

Solo espera. Recuerda que fuiste mi maestro, que lo que serían clases por cinco años lo fueron por dos. Tenía planes de otros idiomas y que mientras esperaba para matricular en la Alianza Francesa me diste clases de alemán. Y así cuando entré en la universidad ya tenía un tramo andado.

Así fue que la chica de ojos azules intensos, cabello muy negro con cuerpo de sirena, que tocaba el piano y la guitarra, que sabía tres idiomas además del suyo y que no salía con nadie pasó por los tres primeros años de la carrera. Tenía calificación perfecta, pero como no era participativa en la política sabía que las posibilidades de un buen trabajo directo al graduarme estaba al borde del precipicio. Solo una oportunidad de oro podía salvarme porque hay sacrificios que no estaba dispuesto a hacer. Esas marchas, esos juegos deportivos universitarios, esos sudores interminables solo eran una última opción y siempre a ser evitados.

Y me puse a esperar. En estos dos años que faltaban tenía que aparecer algo importante y debía estar preparada. Y así  fue.

Llegaron unos abogados de un importante bufete de Canadá. Venían a dar un curso de negociación. En aquellos años en la universidad había un plan piloto de idioma francés y los abogados comenzaron su clase hablando en francés. Tímidamente se levantó un brazo. Era la jefa de los jóvenes comunistas: ¿no pudiera hablar en español?

El profesor se bajó las gafas hasta la punta de la nariz, ¿Cómo? A mí me dijeron que ustedes hablaban fluidamente el francés.

El silencio y alguna que otra risa nerviosa fue la respuesta. OK, dijo el profesor, solo se quedan los que puedan hablar fluidamente el francés y el inglés.

Nos quedamos ocho. Y fue brillante. Ocho mentes muy parecidas a la mía, aunque con menos ambición, en el sentido positivo de la palabra. Al final del curso nos dieron una tarjeta de presentación para si quisiéramos contactarlos cuando “visitaramos” Canadá. Todos rieron ante la imposibilidad de ese pensamiento. Todos menos yo, pues hacia mucho que esa posibilidad estaba en el libro de planes de mi vida.

Mi tesis de graduación fue sobre Marcas y Patentes. Principalmente sobre la Coca-Cola en Cuba. ¿Recuerdas que te puse en los agradecimientos? Si, uno de los tres , solo tres. Y en menos de un año estaba en Canadá visitando a mis “amigos”. Realmente aproveché la oportunidad de un evento internacional al que nos enviaron a  un compañero de trabajo y a mí. Al día siguiente me le perdí y fui al bufete. El canadiense a duras penas me reconoció, pero finalmente lo hizo y me ofreció trabajo. Fueron tres años gloriosos, de aprendizajes y de economía. El mundo anglosajón gira alrededor del dinero. Pero yo no gastaba mucho porque había algo que no me dejaba quieta. Era tan ridículo y lo probé todo para quitarme la nostalgia, pero me faltaba Cuba.

¿mi madre? No resistió mi partida. Es decir, ella pensaba que habría retorno de aquel viaje y cuando la llamé para decírselo me amenazó con matarse. No pensé que lo haría, pensé que sería solo uno de esos chantajes, pero lo hizo. Agradezco mucho a los vecinos que la enterraron. Lo que no pudo lograr mi madre lo hizo la nostalgia por cosas que aun hoy no entiendo.

Regresé como representante de compañías canadienses en Cuba. No pude recuperar mi apartamento, pero tengo otro, y otras cosas que la gente llama prosperidad. Lo importante para mí es el reto y estar libre de ataduras, sobre todo sentimentales. ¿Cuba? Está en un punto crítico , no se le perdona ciertas cosas. Y miro a los cubanos caminar hacia la luz y otros hacia el precipicio. Sobre todo ese coqueteo que tienen los artistas e intelectuales con ese enemigo histórico de Cuba. Si yo, que me encanta la sociedad de mercado y sus ventajas me doy cuenta, ¿Cómo ellos no?.Los tontos del cuento que después estarán llorando por los rincones, pero si hay que vivirlo, hay que vivirlo.

Me gusta de Cuba  el clima, sus playas, su energía intrínseca, pero los cubanos en su mayoría no. Pero hay algunos que pueden hacer la diferencia, es una pena que hayas decidido mantenerte al margen de tantas cosas, pudieras hacer la diferencia, pero quizás en ese aspecto pienses como yo, o como diría un amigo: pensar que sus votos valen igual que el mío. Ese es el gran error en mi opinión.

ENTREVISTA 1: RAFAEL

ENTREVISTA 1 (A LOS OTROS CUBANOS) : RAFAEL

 RAFAEL

Siempre me gusta estar bien temprano en la oficina. Me acostumbré desde que comencé a trabajar con firmas europeas. Las reuniones eran más o menos a las cuatro de la mañana en La Habana. Después de un buen café me siento a mirar el mar, o la piscina del hotel de al lado del edificio. Ese resplandor del amanecer en el agua me calma y me da energías. Ver a la gente corriendo para alcanzar el transporte al trabajo para comenzar el día cuando el mío ya lleva casi cinco horas. Me gusta descalzarme y dejar que el calor del café me recorriera el cuerpo. Por eso siempre llevo mocasines, me encantaba descalzarme y estirar las piernas, disfrutando de ambientes relajados.

“¿Qué me preguntabas? “ Ah , sí, soy de Cienfuegos. Estudié en la universidad de Santa Clara. Ingeniería. Fueron años muy felices. Pero estudié mucho. Lo tenía claro desde el comienzo, sobre todo cuando regrese a casa después de graduarme. De alguna manera mi madre se enteró de que soy gay. A la mañana siguiente me botó de casa y tomé un autobús para La Habana. Ella era muy católica.

Tenía un conocido aquí en La Habana y tenía poco tiempo. En una fiesta esa semana conocí a Gabriel. Me llevaba más de 30 años, pero era agradable y profesional, había viajado por Europa y me sentí cómodo con él . Tenía casa. Y me consiguió trabajo. Cinco años después mi vida había cambiado totalmente. Siempre me habían gustado los idiomas y sentarme por las madrugadas a leer, pero si era a estudiar mejor. Aprender algo útil es más práctico. Ganar dinero con conocimientos que otros no tienen me hace sentir bien. En esos cinco años entré en todos los cursos del Ministerio de Comercio Exterior, pulí mi francés y mi alemán. El inglés era ya pan comido hacia mucho. Soy de esos que tuvo que aprender desde el Windows 95 hasta un Doctorado en Economía.

¿Qué si me gusta el dinero? Muchísimo. Me he esforzado mucho para tenerlo. Y no, no veo la contradicción entre vivir en Cuba y tener dinero. Sé que hay gente que se va a los dos extremos. Pero yo estoy en el centro. He tenido y tengo un buen trabajo, tengo dos apartamentos, uno de ellos alquilado a un diplomático que una vez fue mi amante. Tengo auto, una casa en la playa, visa para Estados Unidos por diez años y con ella obtuve la de Méjico por el mismo tiempo. Mis abuelos españoles que no conocí me dejaron la posibilidad de su ciudadanía y pasaporte. Y al mismo tiempo me encanta trabajar para mi país y su gente. Sé que la realidad para muchos es difícil, pero yo he creado la mía, y si yo pude ellos pudieran. Además, quizás tengamos las mismas metas solo que vamos por carriles diferentes. No veo la contradicción entre gustarme las cosas buenas de la vida, las sutiles, el rechazar el ruido y los carnavales y al mismo tiempo trabajar lo mejor posible y defendiendo los intereses de mi país. Realmente hace mucho que no le dedico tiempo a pensar en esas cosas.

¿mi mejor experiencia? Mi viaje a Paris, exactamente mi primer viaje a Paris. Y dentro de ese viaje la visita al museo de L’Orangerie o la llamada Capilla Sixtina del Impresionismo. Allí están los grandes murales de los Nenúfares, pintados por Monet al final de su vida. Desde la primera vez que entré  allí se me saltaron las lágrimas .Es una habitación oval  con varios murales de un lago con nenúfares en diferentes momentos del día. Desde el diseño de la habitación hasta los asientos en el centro, las paredes blancas y contrastantes los murales con azules intensos, reflejos de un agua hechos con grandes trazos de pincel que más que reflejar sugieren un mundo de belleza, un mundo mejor. Ese es el espíritu del mundo que le deseo a Cuba.

Es bueno estar acá mirando los reflejos del sol en la piscina del hotel de al lado. Pronto se inaugura uno nuevo en malecón y creo que pediré alquilar una suite para oficina allí, frente al mar, sin vista a la ciudad, solo el mar. Pararme en el centro de la habitación y ver solo el horizonte.

Sí , con esto del COVID todo se hace más difícil. . .para ellos. Me apena y espero que pronto termine, ya es demasiado tiempo para la gente pobre del mundo, incluido los cubanos. Extraño las tardes en los jardines del hotel Nacional. Tomarme algo con algunos amigos o solo, esperar a mi pareja antes de irnos a casa o a comer en cualquier lugar.

No, no tengo muchos amigos o conocidos en el gobierno más allá de lo estrictamente laboral. Ellos necesitan a gente como nosotros, trabajo duro y muchas horas pero la política y sus empleados mientras más lejos mejor. No tenemos mucho en común, ya te dije que me gustan los silencios.

Lo que más disfruto: mis paseos en Kayak. Llevo mi mochila y en ella un mantel de cuadros rojos y blancos, varios sándwiches y una botella helada de vino blanco. Llegamos a la ensenada cerca de la casa de la playa y allí lejos del mundo compartimos momentos y la caída del sol en este mar maravilloso que nos rodea y que cada vez son menos los que se detienen a mirarlo.

Sí, lo sé , llevo una vida mejor, pero no me lo han regalado.

¿preocupado? Para nada, los que vienen detrás están drogados en dopamina dada por internet y Disney. Hay oportunidades, y las que están por venir son mejores aun.

Claro, puedes perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos, pero, ¿Dónde no?

ENTREVISTA 2: SONYA