Cuando triunfó la revolución, e independientemente de lo que se diga de los grandes problemas y desigualdades que se arrastraban por décadas republicanas, había muchas cosas que en Cuba funcionaban, sobre todo en la economía.
Aunque fuera para un sector rico de la sociedad, había
abundancia de ganado, la agricultura funcionaba, Cuba era el principal
suministrador de azúcar, tabaco y ron de Estados Unidos. Todo esto estaba
basado en la explotación de un pueblo, pero objetivamente para una población de
escasamente seis millones era una economía mayoritariamente eficiente.
Cuando triunfó la revolución, con grandes momentos de
populismo, se organizaron eventos pantagruélicos cuya fuente eran los recursos
existentes en ese momento en el país. Mis padres recordaban las cenas de fin de
año en la Plaza de la Revolución. Grandes mesas con cerdos, pescados, pavos y
todo tipo de viandas y dulces.
Y luego estaban los negocios privados. La gente piensa
que Fidel Castro llegó al poder y al día siguiente se nacionalizaron todos los
negocios privados. En realidad no fue así, es más, los últimos que se
nacionalizaron fueron las bodegas., aproximadamente en el año 1964. Y eso fue
una consecuencia de muchas acciones, y entre ellas las del gobierno de Estados
Unidos al cada año dar una vuelta de tuerca al bloqueo y la utilización del
lemas de Maquiavelo: Quitales el pan y te venderán el alma.
Muy pocos se detienen a pensar en cómo era el pueblo
cubano de aquellos tiempos. Entre otras cosas era un pueblo que quería resolver
sus serios problemas y si fuera necesario hacer una revolución, y una vez hecha
entonces en poco tiempo hacer elecciones y renovar los votos con la democracia
burguesa.
Era inevitable que las arcas del Estado, las reservas
de las grandes empresas , todo el ganado, campos de caña de azúcar y demás proveyeran
los recursos para la campaña de alfabetización, de salud, de lograr éxitos en
el deporte, el comienzo de grandes planes sociales. Las ideas de Fidel y el
dinero ajeno, realmente no producido por una economía real de su gestión, sino
pasada.
Todavía la presencia soviética no era relevante.
Esos años recordaban a la revolución cultural china, al
ir deteniéndose la economía se organizaron grandes movilizaciones de hombres
como la campaña por la producción de 10 millones de toneladas de azúcar que
Fidel había prometido y si no, renunciaría.
Pero la realidad, las circunstancias y el pueblo le
otorgaron poderes especiales a Fidel Castro que comenzó a desmantelar paso a
paso la Cuba capitalista. Y comenzó a montar algo diferente.
Pero claro, los recursos ya no eran suficientes y de
ahí viene la libreta de abastecimiento. Al comienzo llena de productos
cárnicos, leches, aceites, productos de aseo. Cada nueve días era una fiesta.
Cada fin de año un banquete. Y cada año fueron desapareciendo los artículos.
Incluso cuando se mira la libreta de hoy en día la mayoría de las páginas se
conservan, aunque no todas, como si se
conservara la esperanza de que algún día al menos regresaríamos a esa libreta
original.
Y es algo que ya hoy parece imposible después de que
casi desapareciera y casi se dejara a las fuerzas del mercado lo que cada
cubano comería o vestiría.
Pero entre el punto primario y lo que tenemos hoy hay
eventos importantes, como las emigraciones de los años 1980 y 1994. Sobre todo
la del Mariel en 1980. Allí el gobierno, Fidel , comprendió que después de dos
décadas la gente comenzaba a desear más. Pero no había de donde sacar más. Y el
campo socialista vino en su ayuda: toneladas de conservas, granos, carnes,
quesos, muebles, autos, ropas y zapatos. Y después de la emigración de 100 000
cubanos y por diez años hubo calma.
Esa calma tuvo un precio que pagar y un precio que
demandar. Y esa década de los ochenta fue la década de oro de la revolución
cubana. La URSS aportó enorme cantidad de recursos y la libreta revivió en
cierta medida. La libreta tuvo como competencia el llamado mercado paralelo,
donde los que ya tenían recursos podían comprar y los que no se conformaban con
mirar las vidrieras, a diferencia de la libreta que era para todos por igual.
Pero la URSS desapareció en los noventa y regresaron
las escaseces. Ya La Habana y Santiago de Cuba
eran las privilegiadas y el campo fue casi abandonado a su suerte, pero
eso es otro tema. Solo la apertura de Cuba al turismo, después de mucha
renuencia de Fidel por consideraciones en relación al costo político, la
despenalización del dólar, y otras cosas mas, trajo de vuelta cierta cantidad
de recursos. Y cuando parecía que lo inevitable sucedería (la desaparición de
la libreta) sucedió algo que nuevamente le daría un renacer a ese librito lleno
de páginas en blanco.
La pandemia de COVID .
Hoy, Cuba cuenta con menos recursos que nunca, mas
hoteles que nunca, mas emigrados que nunca, y mas gente dependiendo de la
libreta que nunca. Hoy en día cada cubano recibe mensualmente entre 4-5 libras
de arroz, igual cantidad de azúcar blanca y parda, una botella de aceite, tres
libras de pollo, un paquete de café, los niños enfermos leche en polvo y los
sanos yogurt hasta los siete años. Dos jabones de baño y uno de lavar. Y cada
20 días a precios no subsidiados cada familia recibe por la libreta un paquete
de muslos de pollo de 2 kg, una botella de aceite, entre dos y cuatro paquetes
de salchichas y dos paquetes de picadillo.
Unos cubanos comprenden que es la única forma de
mantener cierta igualdad hasta el día que se recuperen las cosas. Para otros es
solo una manera de mantener a la gente dependiente
Como dijo alguien hace mucho. Lo importante no es que
me traigan el gua del rio en un balde. Lo importante es que me dejen ir al río
a tomar agua.
La libreta de hoy ya no es de abastecimiento, es de
racionamiento. Resuelve a muchos, pero sigue con enemigos, entre ellos los
economista que por momento han cedido ante la política. Su desaparición será el
símbolo de la prosperidad o el principio del fin
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