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viernes, 20 de septiembre de 2024

ZONA DE CONFORT (II)

 

CONSTRUYENDO UNA ZONA POR DECADAS


INFANCIA

En mi infancia, la vida se tejía entre apagones interminables y la incertidumbre de un futuro difuso. Recuerdo esos momentos en que, al anochecer, el mundo se sumía en la oscuridad y la única opción era comer adormilado, en una suerte de acostumbrada penumbra. La noche se llenaba de una calma extraña y resignada, pero también de una sensación de seguridad, un manto de inocencia que hacía que la falta de luz pareciera casi una aventura.

Durante estos apagones, la vida familiar adquiría un ritmo diferente. Las conversaciones se volvían más íntimas, las voces más suaves. Recuerdo a mi padre contando historias de su juventud, sus palabras cobrando vida en la penumbra. A veces, sacábamos juegos de mesa y, a la tenue luz de las velas, pasábamos horas jugando parchís o dominó, riendo y olvidando por un momento las dificultades que nos rodeaban. . Estudiar se convertía en un desafío, con los ojos esforzándose por distinguir las letras en los libros. Pero incluso en esos momentos de frustración, había una extraña sensación de unidad, como si toda la familia, todo el barrio, estuviéramos juntos en esto, compartiendo la misma experiencia de oscuridad y esperanza por el regreso de la luz.

El confort estaba en los detalles más humildes. Mi mamá trabajaba en un hotel que, debido a la falta de turismo, apenas recibía visitantes. Sin embargo, esa exclusividad nos permitió disfrutar de un suministro generoso de rosquillas, merluza y chícharos que sobraba cada dia. Estos manjares se convertían en pequeños festines, y la idea de que estos productos eran casi un secreto bien guardado de una Cuba cerrada al mundo, solo acentuaba nuestra felicidad.

Mis zapatos ortopédicos se convirtieron en un símbolo de mi infancia, una marca permanente de un tiempo lleno de dificultades. Pero, a pesar de las miradas curiosas y las dificultades que estos zapatos conllevaban, al menos tenía un par para proteger mis pasos, un pequeño consuelo en un entorno a menudo adverso. En ese entonces, no entendía por qué no podía tener esos tenis coloridos que veía en las pocas revistas extranjeras que llegaban a mis manos. Pero ahora, con la perspectiva que da el tiempo, reconozco el privilegio que era tener cualquier tipo de calzado. Esos zapatos, que tanto me avergonzaban, eran en realidad un símbolo de la preocupación y el cuidado de mis padres.

Los juguetes eran una de las pocas alegrías garantizadas en el año. Cada julio, las tiendas se llenaban de juguetes durante cinco días, y mediante un sorteo, cada niño recibía tres: uno grande, uno mediano y uno pequeño. Era como un festival de expectativas y sueños infantiles, un recordatorio de que, a pesar de todo, el espíritu de la infancia podía brillar con fuerza, incluso en los rincones más oscuros de una Cuba en tiempos difíciles.

Durante cinco días, gracias a un sistema de sorteo que hoy veo como un intento de igualdad en la escasez. Esa breve abundancia anual era como un oasis en el desierto de la cotidianidad, un momento en que todos los niños cubanos, sin importar nuestras diferencias, compartíamos la misma ilusión y alegría. 

Adolescencia: Entre Sueños y Realidades Cubanas

Después de una pausa de diez años, los apagones regresaron a nuestras vidas, pero de repente, un día, ¡magia! Un auto apareció en nuestra familia. Para nosotros, eso era como tener un pasaporte a la aventura. Podíamos ir a la playa, sentir el viento en el rostro y escapar del día a día por un rato. Esos viajes se convirtieron en recuerdos inolvidables, donde la arena y el mar nos ofrecían un respiro de la rutina.

La Escuela al Campo: Aprendiendo Más que en los Libros

Y luego estaba la Escuela al Campo. Al principio, muchos pensábamos que era una injusticia tener que separarnos de nuestras familias durante 45 días. Pero con el tiempo, nos dimos cuenta de que era una experiencia increíble. Para algunos, era una oportunidad para escapar de hogares difíciles; para otros, era el primer contacto con el campo y una forma de aprender a trabajar duro. Mirando hacia atrás, creo que fue una de las mejores lecciones de vida que pudimos tener.En resumen, esos años adolescentes fueron un torbellino de emociones y aprendizajes. Aunque enfrentamos retos y limitaciones, también encontramos maneras de disfrutar y valorar cada momento. Esos recuerdos son parte esencial de quienes somos hoy, llenos de resiliencia y creatividad.

ADULTO

Realidades: Mi Vida Adulta en Cuba

Y así, casi sin darme cuenta, me encontré en el umbral de la vida adulta. El niño que una vez fui, con sus zapatos ortopédicos y sus tres juguetes anuales, dio paso a un hombre con sueños y responsabilidades. La transición no fue fácil, pero ¿cuándo lo es?, me encontré con una paradoja curiosa: tenía una casa, pero no era realmente mía. Era el hogar de mis padres, ahora heredado. Un techo seguro, sí, pero también un recordatorio constante de las raíces que me ataban y las responsabilidades que heredaba junto con las llaves.

 Idiomas y Estudios: Mi Pasaporte inmóvil al Mundo

Me sumergí en los estudios con la determinación de quien sabe que el conocimiento es la única riqueza que nadie puede quitarte. Tres idiomas se convirtieron en mi tesoro personal, una forma de viajar sin moverme de la isla, de conectar con un mundo más allá de nuestras fronteras. Libros, revistas y hoy en dia internet.

La Enfermedad de Papá: Un Giro Inesperado del Destino

Justo cuando pensaba que estaba listo para desplegar mis alas y volar, la vida me recordó su imprevisibilidad. La enfermedad de mi padre, que le robó la voz, también me cortó las alas metafóricas. Me vi atrapado entre mis sueños de libertad y el deber filial, una batalla interna entre el deseo de volar y la necesidad de permanecer firme en tierra.

Pero la vida, en su sabiduría irónica, siempre encuentra formas de sorprendernos. Un cambio de casa trajo consigo el fin de los apagones, una pequeña victoria contra las sombras del pasado. El encuentro fortuito con un funcionario de turismo abrió puertas que ni siquiera sabía que existían. De repente, me vi aprendiendo a crear páginas web, una habilidad  que se convirtió en la semilla de una independencia relativa. 

¿Pasos Firmes?

Y finalmente, como un símbolo de este nuevo capítulo, llegaron los zapatos. Ya no eran un sueño lejano, sino una realidad ocasional. Cada par era un recordatorio tangible de progreso, pequeño pero significativo.

Esta etapa de mi vida ha sido un viaje de contrastes. Entre el peso de las responsabilidades familiares y la emoción de nuevas oportunidades, he aprendido que el verdadero crecimiento no siempre significa alejarse, sino a veces, encontrar nuevas formas de florecer donde estás plantado.

Cada día es un equilibrio entre honrar el pasado y construir el futuro. Y aunque el camino no siempre es fácil, cada paso, cada desafío superado, cada pequeña victoria (incluso en forma de un par de zapatos nuevos), me hace creer en el movimiento hacia adelante

Entre la Libertad y la Fidelidad: Las Encrucijadas de mi Vida Adulta

Pero la vida, con su implacable sentido del timing, decidió que era momento de una lección de humildad. La enfermedad de papá llegó como un huracán, arrasando con nuestros planes y esperanzas. Le robó la voz, arrancándole la laringe, y a mí me cortó las alas justo cuando empezaba a estirarlas. Me vi atrapado en una encrucijada cruel: mi libertad o mi lealtad. Elegí la familia, como tantos antes que yo, pero el sabor amargo de los sueños postergados persistía.

Por un lado, tenía la oportunidad de participar en un programa de intercambio en el extranjero. Era mi boleto dorado, la oportunidad de experimentar el mundo más allá de Cuba, de sumergirme en nuevas culturas y, quizás, forjar un futuro diferente. Sin embargo, aceptar significaba dejar a mi padre cuando más me necesitaba. La libertad que tanto anhelaba estaba al alcance de mi mano, pero el precio parecía demasiado alto.

Por otro lado, quedarme significaba posponer indefinidamente mis sueños. Implicaba asumir el papel de cuidador principal, navegar el complejo sistema de salud cubano, y convertirme en la voz de mi padre cuando él ya no podía hablar por sí mismo

La Decisión

Decidí quedarme. Fue una decisión que me pesó durante mucho tiempo. Veía a mis amigos partir, perseguir sus sueños, mientras yo me quedaba atrás, atado por lazos invisibles .

Redefiniendo la Libertad.

Sin embargo, con el tiempo, esta decisión me enseñó a redefinir lo que significaba la libertad para mí. Descubrí que la libertad no siempre está en la capacidad de ir a donde queramos, sino en la fuerza para elegir lo que creemos correcto, incluso cuando es difícil.

Esta decisión me llevó por caminos inesperados. Me obligó a ser creativo, a buscar oportunidades donde parecía no haberlas. Fue lo que me impulsó a aprender sobre diseño web, a conectar con personas que nunca hubiera conocido de otra manera, y a descubrir fortalezas que no sabía que tenía.

Estas decisiones difíciles entre libertad y fidelidad no fueron momentos aislados, sino un proceso continuo de crecimiento y autodescubrimiento. Aunque a veces me pregunto "qué hubiera pasado si...", sé que estas experiencias me han moldeado en la persona que soy hoy, con una comprensión más profunda de lo que realmente importa en la vida. Mirando atrás, veo un camino lleno de obstáculos, pero también de pequeñas victorias. Cada desafío superado, cada habilidad adquirida, cada momento de duda vencido, ha sido un ladrillo en la construcción de quien soy hoy. La vida adulta no ha sido lo que esperaba cuando era niño, pero ¿cuándo lo es? Ha sido, en cambio, una lección continua en adaptabilidad, resiliencia y, sobre todo, en encontrar la belleza y el valor en lo que tenemos, no en lo que nos falta.

La vida adulta no ha sido un camino fácil, y más que disfrutar de pequeños placeres, me encuentro resistiendo en mi pequeña zona de confort. Cada día es una batalla por encontrar mi lugar en el mundo, pero sigo avanzando, enfrentando los desafíos con determinación, y si, también con miedos



martes, 4 de abril de 2023

CUBA LIBRETA RACIONAMIENTO O ABASTECIMIENTO.

 Cuando triunfó la revolución, e independientemente de lo que se diga de los grandes problemas y desigualdades que se arrastraban por décadas republicanas, había muchas cosas que en Cuba funcionaban, sobre todo en la economía.

Aunque fuera para un sector rico de la sociedad, había abundancia de ganado, la agricultura funcionaba, Cuba era el principal suministrador de azúcar, tabaco y ron de Estados Unidos. Todo esto estaba basado en la explotación de un pueblo, pero objetivamente para una población de escasamente seis millones era una economía mayoritariamente eficiente.

Cuando triunfó la revolución, con grandes momentos de populismo, se organizaron eventos pantagruélicos cuya fuente eran los recursos existentes en ese momento en el país. Mis padres recordaban las cenas de fin de año en la Plaza de la Revolución. Grandes mesas con cerdos, pescados, pavos y todo tipo de viandas y dulces.

Y luego estaban los negocios privados. La gente piensa que Fidel Castro llegó al poder y al día siguiente se nacionalizaron todos los negocios privados. En realidad no fue así, es más, los últimos que se nacionalizaron fueron las bodegas., aproximadamente en el año 1964. Y eso fue una consecuencia de muchas acciones, y entre ellas las del gobierno de Estados Unidos al cada año dar una vuelta de tuerca al bloqueo y la utilización del lemas de Maquiavelo: Quitales el pan y te venderán el alma.

Muy pocos se detienen a pensar en cómo era el pueblo cubano de aquellos tiempos. Entre otras cosas era un pueblo que quería resolver sus serios problemas y si fuera necesario hacer una revolución, y una vez hecha entonces en poco tiempo hacer elecciones y renovar los votos con la democracia burguesa.

Era inevitable que las arcas del Estado, las reservas de las grandes empresas , todo el ganado, campos de caña de azúcar y demás proveyeran los recursos para la campaña de alfabetización, de salud, de lograr éxitos en el deporte, el comienzo de grandes planes sociales. Las ideas de Fidel y el dinero ajeno, realmente no producido por una economía real de su gestión, sino pasada.

Todavía la presencia soviética no era relevante.

Esos años recordaban a la revolución cultural china, al ir deteniéndose la economía se organizaron grandes movilizaciones de hombres como la campaña por la producción de 10 millones de toneladas de azúcar que Fidel había prometido y si no, renunciaría.

Pero la realidad, las circunstancias y el pueblo le otorgaron poderes especiales a Fidel Castro que comenzó a desmantelar paso a paso la Cuba capitalista. Y comenzó a montar algo diferente.

Pero claro, los recursos ya no eran suficientes y de ahí viene la libreta de abastecimiento. Al comienzo llena de productos cárnicos, leches, aceites, productos de aseo. Cada nueve días era una fiesta. Cada fin de año un banquete. Y cada año fueron desapareciendo los artículos. Incluso cuando se mira la libreta de hoy en día la mayoría de las páginas se conservan, aunque no todas,  como si se conservara la esperanza de que algún día al menos regresaríamos a esa libreta original.

Y es algo que ya hoy parece imposible después de que casi desapareciera y casi se dejara a las fuerzas del mercado lo que cada cubano comería o vestiría.

Pero entre el punto primario y lo que tenemos hoy hay eventos importantes, como las emigraciones de los años 1980 y 1994. Sobre todo la del Mariel en 1980. Allí el gobierno, Fidel , comprendió que después de dos décadas la gente comenzaba a desear más. Pero no había de donde sacar más. Y el campo socialista vino en su ayuda: toneladas de conservas, granos, carnes, quesos, muebles, autos, ropas y zapatos. Y después de la emigración de 100 000 cubanos y por diez años hubo calma.

Esa calma tuvo un precio que pagar y un precio que demandar. Y esa década de los ochenta fue la década de oro de la revolución cubana. La URSS aportó enorme cantidad de recursos y la libreta revivió en cierta medida. La libreta tuvo como competencia el llamado mercado paralelo, donde los que ya tenían recursos podían comprar y los que no se conformaban con mirar las vidrieras, a diferencia de la libreta que era para todos por igual.

Pero la URSS desapareció en los noventa y regresaron las escaseces. Ya La Habana y Santiago de Cuba  eran las privilegiadas y el campo fue casi abandonado a su suerte, pero eso es otro tema. Solo la apertura de Cuba al turismo, después de mucha renuencia de Fidel por consideraciones en relación al costo político, la despenalización del dólar, y otras cosas mas, trajo de vuelta cierta cantidad de recursos. Y cuando parecía que lo inevitable sucedería (la desaparición de la libreta) sucedió algo que nuevamente le daría un renacer a ese librito lleno de páginas en blanco.

La pandemia de COVID .

Hoy, Cuba cuenta con menos recursos que nunca, mas hoteles que nunca, mas emigrados que nunca, y mas gente dependiendo de la libreta que nunca. Hoy en día cada cubano recibe mensualmente entre 4-5 libras de arroz, igual cantidad de azúcar blanca y parda, una botella de aceite, tres libras de pollo, un paquete de café, los niños enfermos leche en polvo y los sanos yogurt hasta los siete años. Dos jabones de baño y uno de lavar. Y cada 20 días a precios no subsidiados cada familia recibe por la libreta un paquete de muslos de pollo de 2 kg, una botella de aceite, entre dos y cuatro paquetes de salchichas y dos paquetes de picadillo.

Unos cubanos comprenden que es la única forma de mantener cierta igualdad hasta el día que se recuperen las cosas. Para otros es solo una manera de mantener a la gente dependiente

Como dijo alguien hace mucho. Lo importante no es que me traigan el gua del rio en un balde. Lo importante es que me dejen ir al río a tomar agua.

La libreta de hoy ya no es de abastecimiento, es de racionamiento. Resuelve a muchos, pero sigue con enemigos, entre ellos los economista que por momento han cedido ante la política. Su desaparición será el símbolo de la prosperidad o el principio del fin


Guia Local en La habana

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