sábado, 27 de junio de 2020

MI LIBERTAD


En la vida real hay algunos seres humanos realmente libres. Creo que son pocos, pero los hay. Afortunados los que lo son. . .y los que creen que lo son también, al final quizás solo sea una cuestión de dopamina.
Hay otros que viven las llamadas sociedades libres y se sienten aprisionados , en caminos y vidas sin salida.
¿Cuánto le pagarías a alguien que puede darte la libertad?
¿Cuánto ayudarias al que la busca para que pueda pagarla si está en tus manos el dársela?
La libertad es a veces una cuestión de espacio. Es estar en el espacio que te corresponde, a veces son solo unos kilómetros. Las personas muchas veces asocian la libertad con ciudades y países lejanos donde comenzar una nueva vida, pero hay quien nace en un lugar para comenzar un viaje en la búsqueda de la libertad verdadera, la interior. Hay quien por fin nace en el lugar donde debe estar después de varias vidas viajando y encontrando otras cosas, pero no su libertad.
Si tuviera que definirlo en mi vida, diría que nací libre, pero en un espacio reducido. Incluso cuando era niño, y después adolescente, me sentía atrapado y obligado a seguir un camino que no me gustaba, en el que sentía las piedras de la incomprensión y el totalitarismo dentro de mis zapatos. Tomaba un camino y otro esperando que no tuviera esas piedras de incomprensión y no importaba cual tomara allí estaban. Me hacían el camino difícil y doloroso. Me señalaban mis pies sangrantes como un pecado por no ser igual a los demás, resistente y feliz.
Hasta que poco a poco, y aun hoy no completamente, comprendí que la libertad puede estar dentro de mí. Si no toda, al menos en su mayoría, y que allí no me pueden gobernar. Por eso digo que nací libre, pero en un espacio reducido por los hombres de mi tiempo, mi país, mi realidad.
Pero no es culpa, esas cosas pasan, y siempre han sucedido. Lo importante es educarse, comprender y un dia dar el salto. Han existido circunstancias en que me han dicho que mi rostro se pone como de mármol, inexpresivo. Y no es eso, es que me he retirado a ese lugar donde no pueden alcanzarme. Es un precio alto, ya lo he dicho en otros momentos. Los sistemas políticos no perdonan las diferencias. Ninguno de ellos. Cada uno impone un precio o un castigo. Los que vinimos con las monedas para pagarlo seguimos adelante, los que no, perecen.
Conocí a una botánica cubana que obtuvo su doctorado en la que entonces era la República Federal Alemana (RFA). Su especialidad eran las orquídeas y los líquenes. Viajó por todo el mundo dando conferencias, haciendo trabajos de campo. Pero había un lugar especial para ella. En la Sierra Maestra, cerca de la ciudad de Santiago de Cuba, en un lugar intrincado, se da una variedad de orquídea única. Es una especie endémica, tan endémica que solo se da en un área no mayor de tres metros cuadrados en lo alto de una de las montañas.
Esta botánica padecía de una rara enfermedad que la ponía en riesgo de morir todo el tiempo cuando estaba alejada de zonas donde no hubiera hospitales, pero así y todo pasó mucho tiempo tratando de “salvar” esa planta de una posible extinción, tratando de que se diera y creciera aunque fuera un metro más allá. Salvarla de los huracanes, de la contaminación de algún tipo.
Nunca pudo ser. Ella murió más o menos por el año 2005.
De ella y su historia aprendí que debía tratar de ser libre, verdaderamente libre donde nací. Aun cuando el espacio sea reducido y a veces siento que me ahogan. Aprendí que es importante aceptar en el corazón los lugares, la gente y hasta las dificultades que nos harán crecer, para así saber con sudor y lágrimas si es necesario lo que es ser libre.
Ser libre no solo es cuestión de tener derechos y oportunidades. Hay mucha gente que tiene eso y no lo son, o no lo sienten como libertad en sí misma. Es el estar listo para llegar a, y partir de, un lugar especial dentro de uno mismo donde nadie puede esclavizarte. Fue importante para mí comprender que el hambre, las enfermedades propias y de los seres queridos, la política, limitan y pueden matarnos en el cuerpo, y afectan de alguna manera a la libertad, pero a ella no se la mata así.
Nací en Cuba. Soy maestro. Y nacer en Cuba , quizás como en todas partes, sin un don especial te hace casi invisible, una cifra. Pero nacer también en Cuba con un don especial, un sueño por cumplir, un camino que recorrer lejos de la multitud, sobre todo lejos de la multitud (aunque la comprendas y les desees lo mejor con mucho amor) es un estigma.
He visto muchas personas partir de Cuba y por muchas razones disfrazadas con el sueño de la libertad. Muy pocos realmente buscaban su lugar en el mundo, su libertad. La mayoría solo ha cambiado los barrotes de la celda que se van construyendo. Tienen más cosas sin lugar a dudas, pero no son más libres.
Quizás algún día me sea dada la libertad de los ojos y poder ver las maravillas del mundo. La libertad del movimiento y recorrer los caminos y las obras creados por los hombres y los dioses. El tener la libertad de reconocer que estaba equivocado y en lo correcto al mismo tiempo. Pero todas esas son libertades de este espacio y este tiempo.
Por el momento estamos aquí, en los tres metros cuadrados, en la cúspide de una montaña, tratando de comprender los por qué, y le doy las gracias a los amigos que me han ofrecido sus casas en otras partes del mundo, sus ayudas para “escapar” de algo indefinido que lo llaman de diferentes maneras. Pero estoy luchando por otros, mayormente niños, tratando de que vivan vidas más largas cuando parecen condenados, de que encuentren más amor cuando parecen abandonados, de que crezcan con grandes conocimientos que les permitan ser verdaderamente libres. Para eso estamos los maestros en países como Cuba. Forjamos voluntades y creo que ha valido la pena, a pesar de que cada cierto tiempo regresen los días grises.
Muchas gracias a todos los que me ayudan en esto, a sembrar la semilla de la libertad , de la salud, del conocimiento, de un segundo de vida alegre en los chicos que se cruzan en mi camino. Son solo unos pocos, pero es algo inconmensurable lo que puede suceder al salvarlos, ayudarlos a vivir, al darles las herramientas correctas.  Algunas veces he pensado en dejarlo todo porque los maestros no podemos sostener una familia y todo se hace difícil, y entonces aparecen los amigos que lo comprenden todo.


jueves, 18 de junio de 2020

ETICA


Estudié medicina. Algunos lo saben.
Algún dia explico por qué lo deje'. Sin embargo no lo considero unos años perdidos. Me han servido en muchas ocasiones para una mejor comprensión del mundo en que vivo, en que vivimos.
Y no todo fue biología, fisiología, bioquímica , anatomía e histología.
Una de las cosas que más me marcó durante esos años de estudios intensísimos fue la asignatura de Ética. Es curioso porque se da en el primer año, no va a examen final, tampoco tiene más de dos frecuencias semanales, sin embargo tuve unos profesores que nunca olvidaré. Ni a ellos ni lo que me enseñaron.
Eran un matrimonio de psicólogos. Sembraron en mí  algo así como una brújula moral. La relación entre el médico y el paciente, la iatrogenia, la relacion con la sociedad desde la posicion de alguien que puede curar, aliviar el dolor. En cada clase trataban de inculcar unos principios importantísimos en una carrera tan especial como la medicina. Ellos fueron unos de los pocos profesores de la facultad de medicina que se quedaron en Cuba después del 1959. Sin embargo, algo sembraron en mi mente que no me permite actuar  en cierta manera: siguiendo multitudes. Cosa que es pecado en una sociedad como la cubana actual.
Sembraron en mí inquietudes intelectuales, valoraciones profundas sobre el ser humano y el valor de la vida sobre el dinero, el respeto por lo que han sacrificado sus vidas por la ciencia o la vida de otras personas. El respeto por la individualidad, aún respetando las leyes del momento y a la colectividad. Sin emgargo no fui militante de la Unión de Jóvenes Comunistas. No soy militante del Partido Comunista. No fui miembro de las Milicias. Y por ser así no pocos  obstáculos y limitaciones he tenido, y tengo. Sin embargo, aquí estoy, a diferencia de otros que sí pertenecieron de manera oportunista a cuanta organización existe.
Pero tampoco, y a pesar del "negocio" al que me dedico para paliar mi salario de maestro, he vendido drogas o me he dedicado a la prostitución, es decir, a ser un proxeneta.
Decenas de personas se me han acercado en estos casi 15 años a ofrecerme “negocios ventajosos”. Pero estoy en contra de todo eso por principios. No critico o juzgo, solo trato de seguir un camino mostrado por gente como mis padres, o esos profesores de Ética
Recuerdo el tema de mi exposición de final del año en esa asignatura: ”El papel del científico en el mundo contemporáneo”
Pude haber hablado mucho. Utilizar palabras trilladas y huecas, pero escogí hablar de Perseo, el héroe griego que corto' la cabeza de Medusa y que después de tantas peripecias tenia un dilema: a quién le daba la cabeza de la Gorgona Medusa que solo con su mirada transformaba a los hombres en piedra. Era un arma terrible.
Podía entregarla a Ares el Dios de la Guerra o a Atenea. Prefirió darla a Atenea para que la pusiera en su escudo.
Cuando terminé la mayoría de los estudiantes se miraban sin entender, y mucho menos cuando el jurado de profesores me dio los 5 puntos (calificación máxima).
La cuestión es vital en nuestro días. Hoy ya casi no se crea o inventa por el gusto de donarlo a los demás, de dar libre y desinteresado acceso a la humanidad, la que puede pagarlo y la que no. Todo gira en torno a patentes, licencias, permisos, derecho de autor. Pero hay algo peor: en el mundo de la ciencia esto también llegó y para quedarse.
Y entonces en el mundo contemporáneo algunos científicos logran descubrir algo increíblemente sensible en cuanto a su importancia para sanar. . o matar. Un medicamento o una sustancia mortífera. Una herramienta o un arma. Y es su responsabilidad el saber a quien se lo da. Al dinero o a la humanidad.
Lo estamos viviendo más que nunca. Miremos al mundo a nuestro alrededor. Medicinas que valen miles y gente muriendo por no poder pagar. Herramientas que se convierten en armas de exterminio masivo o de represion. Y así vamos, con cada vez menos responsabilidad moral, responsabilidad por nuestras acciones , respaldados por las leyes injustas, los gobiernos que se venden, el mundo que mira hacia otro lado porque todos queremos ser millonarios con una idea, con un descubrimiento, aun cuando este represente la salvación de muchos que no pueden costearlo.
Pero tengo fe en que, todavía, puede haber un punto de giro. O un nuevo comienzo. Aunque sea un borrón y cuenta nueva y decidamos intentarlo con nuevas reglas. Algo puede pasar, alguien puede nacer y cambiar las cosas, extirpar pensamientos egoístas y hacer que las cosas funcionen de manera natural porque la semilla está en nuestras almas, solo hace falta un empujoncito de amistad, de amor o de paz.
Pero mientras eso sucede, bienvenidos a la maldición de la Ética, el lugar donde los hombres y mujeres de bien sufren.

martes, 16 de junio de 2020

LA POBREZA (una breve consideracion)


La pobreza en el desarrollo de la humanidad  es como la adolescencia . Entre otras muchas cosas nos deja exhaustos al final del día. Nos demanda la mayor cantidad de energía posible en cosas banales, en necesidades básicas. Caminamos kilómetros para poder lograr objetivos que a estas alturas del desarrollo de la humanidad ya deberían estar resueltas. La pobreza es injusta, la adolescencia pasa y deja sus huellas, pero pasa. La pobreza casi nunca pasa, nos condena a permanecer atascados en lugares desagradables la mayoría de las veces, en enfermedades que nunca curan, en sueños que nunca se cumplen y en despedidas de seres queridos que se van demasiado pronto.
Los pobres son como adolescentes. No tenemos defensa sicológica ante los retos de la vida de estos tiempos, ni de  los hombres de éxito de estos tiempos tampoco. No tenemos defensa ante la avalancha de tecnología, ante el encanto del brillo  porque es lo que nos hace soñar.
Es fácil abusar, llevarnos por caminos que después podemos lamentar. La pobreza nos lleva a cruzar mares y estrechos y morir en el intento. Nos lleva a la prostitución, al pandillerismo, a sentarnos a conversar con la envidia, al servilismo, a querer ser como gente que son despreciables en su humanidad pero nos espetan en la cara una imagen de respetabilidad.
Un pobre en contacto con un rico narcisista es una víctima perfecta. Comenzamos a creer que hay algo malo en nosotros. Que no trabajamos lo suficiente, que no somos atléticos o hermosos, que nuestra inteligencia es limitada. ¿Sino cómo es posible que esas personas logren sus sueños y nosotros no?
Porque hay un mundo, o más bien una partícula de este mundo donde viven algunos seres humanos que disfrutan de la perfección y allí son reyes y con dinero logran rebajar a su condición más elemental a un pobre que tenga que alimentarse, o sostener una familia.
Es difícil librarse de esta percepción. Pasa a veces de generación en generación y se piensa que es lo normal. Que los ricos son malas personas, que el dinero es malo, o al contrario, se idealiza todo al nivel de traicionar al hermano para lograrlo, para ir detrás del sueño. Es difícil comprender la importancia de la educación, de la solidaridad, de la compasión, del desarrollo personal y social cuando solo piensas en qué comerás en la noche si estas en la mañana, o en qué comerás en la mañana si estas en la noche.
Y aunque en muchos aspectos es una batalla individual, sean bendecidos entonces los hombres que han logrado romper ese esquema no solo a nivel personal, sino los que han logrado que pueblos y naciones, superen esa adolescencia de la humanidad que es la pobreza.

Humberto. Maestro y Guia Local.
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