La Habana , Febrero 2022
Mediados de Febrero del 2022. Aunque el país ha
logrado sobrevivir a serios retos que todos decían que serían imposibles de
superar, se ha vacunado a gran parte de la población, incluido los niños, los
americanos cada vez tienen más poder aunque nos digan que pierden su
competencia con los chinos , la mayor parte de los cubanos realmente no están muy
pendientes de todo esto. Y a algunos sencillamente no les importa.
Para ellos la vida no tiene nada que ver con celebración
de la supervivencia sino más bien con poder llegar a fin de mes, lidiar con los
problemas cotidianos que han visto aumentado su número y ha surgido la categoría
de retos diarios que surgen en las casas y el trabajo. Es un escalón superior a
los problemas “normales” que ya teníamos.
La Habana es la ciudad más grande y donde en teoría hay
más oportunidades, pero quienes vivimos en ella tenemos que saber manejarnos con
los nuevos que van llegando, esa inmigración del interior del país, las tiendas
en monedas extranjeras, los que comienzan a vender sus propiedades y marcharse
del país “porque esto nunca va a mejorar” y encontrar en los mercados de viandas
comida de cierta calidad y a un precio razonable.
Para algunos el día comienza en la madrugada tardía,
las cinco de la mañana, y para otros en la noche. La vida oscura no es porque
se desarrolle en la noche, la vida oscura es la del delito. En Cuba no se
trafica con drogas o armas, se hace con alimentos, medicamentos, influencias,
boletos de avión, piezas y partes de cualquier cosa. La lista sería infinita, y
la noche es el mejor aliado.
Para los que nos miran desde fuera de Cuba nuestra
vida es miserable. Esto es alimentado por los que se van del país, para poder
quedarse a vivir en otros países deben pedir asilo político aun sin ser
perseguidos de alguna manera. Crean guiones, historias de persecuciones,
enfrentamientos inexistentes con policías, decomisos, secuestros por la “turba
comunista”. Pero realmente nuestra batalla
es principalmente en dos frentes: el cuidado de la salud y la búsqueda de
alimentos. Y ciertamente el deterioro de las condiciones de vida va abriendo un
tercer frente que es la seguridad ciudadana. El resto de las cosas de la vida
es casi inexistente. Sobre todo las buenas.
No obstante los cubanos no lo vemos como algo
extraordinario, a pesar de sufrirlo. Es algo cíclico que cada 10 años sufrimos.
En los setenta fue la primera gran crisis después de diez años de revolución y
casi 8 de bloqueo americano. En los noventas fue la segunda, y tan mala como la
de los años setenta , esta vez por la desaparición de la Unión Soviética y toda
la economía colapsó. Y esta de ahora que venia caminando por las medidas de
Trump el empujón al borde del precipicio fue la COVID.
De cualquier modo, dentro del caos general La Habana sigue
siendo donde mejor se vive , más que en cualquier otro lugar de Cuba. Es decir,
tiene los mismos inconvenientes y limitaciones que el resto de las ciudades
cubanas, pero sus ventajas son incomparables.
Los habitantes de esta ciudad ya no se dedican a
pasear por calles y plazas como hasta hace unos tres años. Ni tampoco a contemplar
sus monumentos revolucionarios. Todos corren el peligro de convertirse en
oxidados símbolos ideológicos sino se hace algo a tiempo.
¿Pero todavía hay tiempo? Pienso que sí, pero se deben
apurar. Ya en las mentes de muchos existe una ciudad hermosa y productiva que se vería
mejor sin esos símbolos. Y eso es peligroso y no solo por ser un sueño . Porque esos símbolos, que muchos
turistas vienen a observar y fotografiarse en ellos, son solo importantes en la medida en que
pueden considerarse el eco físico de quienes los crearon y vivieron por ellos,
mientras sean parte integrante de un entorno vivo y vitalmente desafiante.
Nosotros no somos un decorado de una propaganda, de un
documental, de una peli incidental, somos seres humanos que sufrimos y que de
vez en cuando nos convertimos en material de estudio para los ideólogos, los antiimperialistas,
los imperialistas, los chinos, los rusos, los americanos. Cada vez que sufrimos
estamos en las noticias. Cuando nos alegramos y tenemos triunfos casi nunca. Como
sucedió el pasado mes de Julio. Se alegraron tanto de que algunos rompieran
vidrieras, de que estuviéramos tan mal y tan desesperados que hiciéramos el
trabajo sucio de los que vendrán después a disfrutar y privatizar, de los que
huyeron cobardemente y nos empujan a inmolarnos. Nunca nos han mirado a los
ojos y nos han ayudado esos mismos que se alegran en muchas ocasiones de
nuestras epopeyas, porque lo son.
Hablo en primera persona, soy uno de esos que quiere
tener una vida sencilla, pero valiosa. Soy de esos que no tiene una voz que
trasciende la frontera porque se limita a un aula y 40 alumnos cuatro veces al día.
Cuba es la suma de los cubanos. La Habana es un
hormiguero desbordante de personas que hoy en día salen a buscar alimentos como
prioridad y que llegó a parecer hace solo unos meses como una ciudad
ingobernable. Y sin embargo todavía es una ciudad con un dejo de optimismo.
En La Habana algunos se esfuerzan por ser libres sin
tener que marcharse. Los que tienen un poco de dinero tratan de buscar la
rendija que les permitirá prosperar, e incluso algunos cubanos que han estado
lejos y han sufrido experiencias difíciles en otros países planifican regresar
con un poco de dinero.
Aunque nos quejamos en muchas ocasiones de nuestro
destino, hay muchos habaneros que conservan sus lealtades con la familia, con
sus padres, con su tierra y rara vez se resignan. Y tenemos la convicción que a
pesar de no estar en el centro del universo económico o político debemos dar lo
mejor y luchar con uñas y dientes por una vida mejor, para nosotros y los hijos
de los hijos.
Cuba es más que un país. Cuba es una actitud.
Humberto.
Guia Local en la Habana
informacion y reservas: +53 52646921
email: cubangel@gmail.com , cubamigos@yahoo.es