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viernes, 20 de septiembre de 2024

ZONA DE CONFORT (II)

 

CONSTRUYENDO UNA ZONA POR DECADAS


INFANCIA

En mi infancia, la vida se tejía entre apagones interminables y la incertidumbre de un futuro difuso. Recuerdo esos momentos en que, al anochecer, el mundo se sumía en la oscuridad y la única opción era comer adormilado, en una suerte de acostumbrada penumbra. La noche se llenaba de una calma extraña y resignada, pero también de una sensación de seguridad, un manto de inocencia que hacía que la falta de luz pareciera casi una aventura.

Durante estos apagones, la vida familiar adquiría un ritmo diferente. Las conversaciones se volvían más íntimas, las voces más suaves. Recuerdo a mi padre contando historias de su juventud, sus palabras cobrando vida en la penumbra. A veces, sacábamos juegos de mesa y, a la tenue luz de las velas, pasábamos horas jugando parchís o dominó, riendo y olvidando por un momento las dificultades que nos rodeaban. . Estudiar se convertía en un desafío, con los ojos esforzándose por distinguir las letras en los libros. Pero incluso en esos momentos de frustración, había una extraña sensación de unidad, como si toda la familia, todo el barrio, estuviéramos juntos en esto, compartiendo la misma experiencia de oscuridad y esperanza por el regreso de la luz.

El confort estaba en los detalles más humildes. Mi mamá trabajaba en un hotel que, debido a la falta de turismo, apenas recibía visitantes. Sin embargo, esa exclusividad nos permitió disfrutar de un suministro generoso de rosquillas, merluza y chícharos que sobraba cada dia. Estos manjares se convertían en pequeños festines, y la idea de que estos productos eran casi un secreto bien guardado de una Cuba cerrada al mundo, solo acentuaba nuestra felicidad.

Mis zapatos ortopédicos se convirtieron en un símbolo de mi infancia, una marca permanente de un tiempo lleno de dificultades. Pero, a pesar de las miradas curiosas y las dificultades que estos zapatos conllevaban, al menos tenía un par para proteger mis pasos, un pequeño consuelo en un entorno a menudo adverso. En ese entonces, no entendía por qué no podía tener esos tenis coloridos que veía en las pocas revistas extranjeras que llegaban a mis manos. Pero ahora, con la perspectiva que da el tiempo, reconozco el privilegio que era tener cualquier tipo de calzado. Esos zapatos, que tanto me avergonzaban, eran en realidad un símbolo de la preocupación y el cuidado de mis padres.

Los juguetes eran una de las pocas alegrías garantizadas en el año. Cada julio, las tiendas se llenaban de juguetes durante cinco días, y mediante un sorteo, cada niño recibía tres: uno grande, uno mediano y uno pequeño. Era como un festival de expectativas y sueños infantiles, un recordatorio de que, a pesar de todo, el espíritu de la infancia podía brillar con fuerza, incluso en los rincones más oscuros de una Cuba en tiempos difíciles.

Durante cinco días, gracias a un sistema de sorteo que hoy veo como un intento de igualdad en la escasez. Esa breve abundancia anual era como un oasis en el desierto de la cotidianidad, un momento en que todos los niños cubanos, sin importar nuestras diferencias, compartíamos la misma ilusión y alegría. 

Adolescencia: Entre Sueños y Realidades Cubanas

Después de una pausa de diez años, los apagones regresaron a nuestras vidas, pero de repente, un día, ¡magia! Un auto apareció en nuestra familia. Para nosotros, eso era como tener un pasaporte a la aventura. Podíamos ir a la playa, sentir el viento en el rostro y escapar del día a día por un rato. Esos viajes se convirtieron en recuerdos inolvidables, donde la arena y el mar nos ofrecían un respiro de la rutina.

La Escuela al Campo: Aprendiendo Más que en los Libros

Y luego estaba la Escuela al Campo. Al principio, muchos pensábamos que era una injusticia tener que separarnos de nuestras familias durante 45 días. Pero con el tiempo, nos dimos cuenta de que era una experiencia increíble. Para algunos, era una oportunidad para escapar de hogares difíciles; para otros, era el primer contacto con el campo y una forma de aprender a trabajar duro. Mirando hacia atrás, creo que fue una de las mejores lecciones de vida que pudimos tener.En resumen, esos años adolescentes fueron un torbellino de emociones y aprendizajes. Aunque enfrentamos retos y limitaciones, también encontramos maneras de disfrutar y valorar cada momento. Esos recuerdos son parte esencial de quienes somos hoy, llenos de resiliencia y creatividad.

ADULTO

Realidades: Mi Vida Adulta en Cuba

Y así, casi sin darme cuenta, me encontré en el umbral de la vida adulta. El niño que una vez fui, con sus zapatos ortopédicos y sus tres juguetes anuales, dio paso a un hombre con sueños y responsabilidades. La transición no fue fácil, pero ¿cuándo lo es?, me encontré con una paradoja curiosa: tenía una casa, pero no era realmente mía. Era el hogar de mis padres, ahora heredado. Un techo seguro, sí, pero también un recordatorio constante de las raíces que me ataban y las responsabilidades que heredaba junto con las llaves.

 Idiomas y Estudios: Mi Pasaporte inmóvil al Mundo

Me sumergí en los estudios con la determinación de quien sabe que el conocimiento es la única riqueza que nadie puede quitarte. Tres idiomas se convirtieron en mi tesoro personal, una forma de viajar sin moverme de la isla, de conectar con un mundo más allá de nuestras fronteras. Libros, revistas y hoy en dia internet.

La Enfermedad de Papá: Un Giro Inesperado del Destino

Justo cuando pensaba que estaba listo para desplegar mis alas y volar, la vida me recordó su imprevisibilidad. La enfermedad de mi padre, que le robó la voz, también me cortó las alas metafóricas. Me vi atrapado entre mis sueños de libertad y el deber filial, una batalla interna entre el deseo de volar y la necesidad de permanecer firme en tierra.

Pero la vida, en su sabiduría irónica, siempre encuentra formas de sorprendernos. Un cambio de casa trajo consigo el fin de los apagones, una pequeña victoria contra las sombras del pasado. El encuentro fortuito con un funcionario de turismo abrió puertas que ni siquiera sabía que existían. De repente, me vi aprendiendo a crear páginas web, una habilidad  que se convirtió en la semilla de una independencia relativa. 

¿Pasos Firmes?

Y finalmente, como un símbolo de este nuevo capítulo, llegaron los zapatos. Ya no eran un sueño lejano, sino una realidad ocasional. Cada par era un recordatorio tangible de progreso, pequeño pero significativo.

Esta etapa de mi vida ha sido un viaje de contrastes. Entre el peso de las responsabilidades familiares y la emoción de nuevas oportunidades, he aprendido que el verdadero crecimiento no siempre significa alejarse, sino a veces, encontrar nuevas formas de florecer donde estás plantado.

Cada día es un equilibrio entre honrar el pasado y construir el futuro. Y aunque el camino no siempre es fácil, cada paso, cada desafío superado, cada pequeña victoria (incluso en forma de un par de zapatos nuevos), me hace creer en el movimiento hacia adelante

Entre la Libertad y la Fidelidad: Las Encrucijadas de mi Vida Adulta

Pero la vida, con su implacable sentido del timing, decidió que era momento de una lección de humildad. La enfermedad de papá llegó como un huracán, arrasando con nuestros planes y esperanzas. Le robó la voz, arrancándole la laringe, y a mí me cortó las alas justo cuando empezaba a estirarlas. Me vi atrapado en una encrucijada cruel: mi libertad o mi lealtad. Elegí la familia, como tantos antes que yo, pero el sabor amargo de los sueños postergados persistía.

Por un lado, tenía la oportunidad de participar en un programa de intercambio en el extranjero. Era mi boleto dorado, la oportunidad de experimentar el mundo más allá de Cuba, de sumergirme en nuevas culturas y, quizás, forjar un futuro diferente. Sin embargo, aceptar significaba dejar a mi padre cuando más me necesitaba. La libertad que tanto anhelaba estaba al alcance de mi mano, pero el precio parecía demasiado alto.

Por otro lado, quedarme significaba posponer indefinidamente mis sueños. Implicaba asumir el papel de cuidador principal, navegar el complejo sistema de salud cubano, y convertirme en la voz de mi padre cuando él ya no podía hablar por sí mismo

La Decisión

Decidí quedarme. Fue una decisión que me pesó durante mucho tiempo. Veía a mis amigos partir, perseguir sus sueños, mientras yo me quedaba atrás, atado por lazos invisibles .

Redefiniendo la Libertad.

Sin embargo, con el tiempo, esta decisión me enseñó a redefinir lo que significaba la libertad para mí. Descubrí que la libertad no siempre está en la capacidad de ir a donde queramos, sino en la fuerza para elegir lo que creemos correcto, incluso cuando es difícil.

Esta decisión me llevó por caminos inesperados. Me obligó a ser creativo, a buscar oportunidades donde parecía no haberlas. Fue lo que me impulsó a aprender sobre diseño web, a conectar con personas que nunca hubiera conocido de otra manera, y a descubrir fortalezas que no sabía que tenía.

Estas decisiones difíciles entre libertad y fidelidad no fueron momentos aislados, sino un proceso continuo de crecimiento y autodescubrimiento. Aunque a veces me pregunto "qué hubiera pasado si...", sé que estas experiencias me han moldeado en la persona que soy hoy, con una comprensión más profunda de lo que realmente importa en la vida. Mirando atrás, veo un camino lleno de obstáculos, pero también de pequeñas victorias. Cada desafío superado, cada habilidad adquirida, cada momento de duda vencido, ha sido un ladrillo en la construcción de quien soy hoy. La vida adulta no ha sido lo que esperaba cuando era niño, pero ¿cuándo lo es? Ha sido, en cambio, una lección continua en adaptabilidad, resiliencia y, sobre todo, en encontrar la belleza y el valor en lo que tenemos, no en lo que nos falta.

La vida adulta no ha sido un camino fácil, y más que disfrutar de pequeños placeres, me encuentro resistiendo en mi pequeña zona de confort. Cada día es una batalla por encontrar mi lugar en el mundo, pero sigo avanzando, enfrentando los desafíos con determinación, y si, también con miedos



jueves, 17 de agosto de 2023

Las pequeñas alegrias , los grandes retos, las posibles victorias



Cuba es un país que ha sido colonizado y neocolonizado por grandes potencias. Cuba ha determinado seguir caminos inusuales y nos han exigido hacer grandes sacrificios. Sin embargo compartimos con muchos países algo : somos pequeños y pobres en recursos materiales.

En un mundo donde la brecha entre países ricos y pobres sigue siendo alarmante, es importante reflexionar sobre los elementos cotidianos que muchas personas dan por sentado, pero que para aquellos que luchan contra la pobreza, son verdaderos tesoros. Desde un par de zapatos hasta la posibilidad de disfrutar un dulce, pasando por la ropa adecuada para cada estación, estas pequeñas alegrías adquieren una relevancia y un simbolismo profundamente arraigados en las vidas de muchos.

Un Par de Zapatos: Mucho Más que un Simple Objeto

Voy a hablar de Cuba, que es donde vivo.

Para todos, los zapatos son una necesidad básica que nos brinda comodidad y protección. Sin embargo, para los menos afortunados, un par de zapatos adecuados para cada función de nuestras vidas es mucho más que eso. Representa la oportunidad de caminar sin temor a cortes o infecciones, de poder desplazarse hacia un futuro más prometedor. Cada paso dado con un par de zapatos es un paso hacia la dignidad y la posibilidad de acceder a oportunidades que de otra manera podrían estar fuera de su alcance.

La Dulce Sencillez de un Dulce

Desde hace mucho trabajo con niños y jóvenes. En la Cuba de hoy es un gran reto en todos los sentidos, pero sobre todo para el alma. Los que escogimos la profesión de maestro llevamos entre pecho y espalda el amor por la igualdad y la satisfacción del espíritu de esos seres pequeños que se hacen preguntas sobre la realidad como nosotros, y cuyas respuestas no les satisfacen.

¿Qué significado puede tener un simple dulce en un mundo repleto de lujos y excesos? Para aquellos que luchan por sobrevivir día a día, un dulce es más que un bocado azucarado. Es una pausa en la rutina agobiante, un momento de indulgencia en medio de la adversidad. Un dulce puede evocar sonrisas en rostros cansados y recordarles que incluso en medio de las dificultades, la vida aún tiene pequeños placeres que ofrecer. Y si se comparten con mamá y papá mucho mejor. Los niños no saben qué es un tercio de un salario que es lo cuesta un dulce o que la respuesta ¨no hay¨ significa la impotencia.

 Ropa Adecuada: Más que un Escudo Contra el Frío o el Calor.

La ropa adecuada para cada estación no solo es un escudo contra los elementos, sino también una manifestación de dignidad y respeto propio. La capacidad de abrigarse durante el invierno o de vestir prendas frescas en verano no solo protege el cuerpo, sino que también preserva la autoestima. La ropa adecuada permite a las personas menos afortunadas enfrentar el mundo con confianza, sabiendo que están presentables y listas para enfrentar cualquier desafío. Recuerdo cuando regresé a La Habana después de cumplir mi servicio social en las montañas  del centro de Cuba, y ya no tenia escaparate. Me surgieron algunas posibilidades de empleo, pero no tenía la ropa adecuada, no ya para el trabajo en sí mismo sino para las entrevistas.  Por eso comencé a hacer recorridos de ciudad por La Habana, para andar en bermudas y pullovers , hasta que un cliente me envió desde Méjico un pantalón , dos polos y calcetines para poder presentarme a las entrevistas o tener clientes que pagaran más.

Los Estragos a Largo Plazo de la Pobreza

La pobreza no solo se trata de carencias materiales, sino que también tiene un impacto profundo en el bienestar emocional y mental de las personas. La constante lucha por satisfacer necesidades básicas puede generar sentimientos de desesperanza, ansiedad y depresión. La falta de acceso a oportunidades  materiales, educativas y laborales puede perpetuar un ciclo de pobreza intergeneracional, haciendo que sea difícil para las familias romper el ciclo.

Las pequeñas alegrías cotidianas, como un par de zapatos, un dulce o ropa adecuada, poseen un simbolismo y una relevancia inmensa en la vida de los menos afortunados. Estas simples cosas no solo satisfacen necesidades físicas, sino que también infunden esperanza, dignidad y un sentido de humanidad en medio de la adversidad. Representan la posibilidad de dignidad, felicidad y adaptación al entorno . 

Y no hablo solo del hecho de esos ciclos que muchos tenemos de alzas y bajas de la suerte, de los ciclos de la economía. Hablo de un país donde no hay. Sencillamente no hay casi nada. Las razones de esto es otro tema, complejo y largo de explicar. Lo importante para nosotros los maestros es poder dar las herramientas para vencer los efectos de una vida de privaciones, demostrar la importancia de  esforzarse por estudiar y salir adelante, evitar por ejemplo la prostitución y los cantos de sirena, y luego, con esfuerzo y dedicación, poder ayudar a tu propio pueblo de manera modesta pero constructiva, sin perder de vista tus principios y cultura, para mí es un logro que merece ser destacado.

 Ayudar a tu propio pueblo con modestia y construcción: perdonen la falta de modestia, pero esta es mi experiencia.

Una vez que se alcanza el éxito personal, en mi caso hacerme profesional, aquellos que han vencido las adversidades encuentran una profunda satisfacción en poder brindar ayuda a su propio pueblo. Aunque esta ayuda pueda ser modesta en términos económicos, su valor va más allá de lo material. Al utilizar su conocimiento y experiencias para impactar positivamente en la vida de otros, estos individuos se convierten en agentes de cambio. La capacidad de mantenerme arraigado a mi cultura y principios, a la vez que lucho por mejorar la vida de los menos afortunados, destaca la importancia de mantener una identidad sólida y un sentido de pertenencia.

Vencer los efectos de una vida de privaciones, esforzarse por estudiar y salir adelante, y luego poder ayudar modesta y constructivamente a mi propio pueblo sin ceder en principios y cultura, es un camino lleno de relevancia y simbolismo para personas como yo. Este poder de vencer encarna la esperanza y resiliencia de las personas que se niegan a aceptar la pobreza como destino final, fortaleciendo la idea de que cada individuo, a través de su propia superación, tiene el potencial de generar un cambio positivo en su entorno.

HUMBERTO

maestro y guia de ciudad en la Habana

whatssap +5352646921


MIEDOS 2023

LEYENDO EL PERIODICO EL PAIS

CONFESIONES 

MEDIACION SOBRE CUBA

KABUL-HABANA . LECCION DE HISTORIA

DE MI BLOG DE TURISMO

lunes, 29 de marzo de 2021

MI DIA A DIA. MARZO 26, 2021. QUEDATE EN CASA.

 QUEDATE EN CASA.

Un año de pandemia. Un año sin turismo. Cuatro años de Trump. Un 2020 terrible con 280 medidas económicas contra el pueblo de Cuba (¿contra el gobierno?, no me hagan reír). Cuatro meses sin Western Union.

Me levanto a las 4 de la mañana. Necesito al menos dos tazas de café. Hay silencio en las calles, pero ya se sienten ruidos en los apartamentos contiguos. Nos estamos preparando para comenzar el día. Para conseguir alimentos. He podido comprar unos dólares un poco más baratos de lo que cotizan en el mercado negro y espero que me venga a buscar mi prima y su marido que tienen auto para ir a una tienda que recién ha abierto y que como tiene un departamento separado para que puedan comprar los diplomáticos, tiene un mejor surtido.

Osmosis comercial.

El silencio durará hasta las 5 am que es cuando se levanta el toque de queda. En los cruces de las avenidas están los patrulleros, que como zombis de pandemia esperan a las victimas despistadas que osan poner un pie fuera de casa antes de las 5 am.

No obstante algunos se desplazan en la oscuridad, se encaraman en los árboles y duermen parte de la noche allí. Otros alquilan escaleras de edificios que están cerca de tiendas. El factor tiempo es importantísimo: estar cerca de una tienda, no importa la moneda en que se despache, representa la posibilidad de marcar incluso hasta para 10 personas y después vender los turnos a 5 usd a los que viven lejos o los que sencillamente tienen la plata para poder dormir hasta más tarde. Un modus vivendi desarrollado en tiempos de pandemia y que parecía extinguido. Es decir, tanto los policías como la gente común han desarrollado técnicas en este año de pandemia. Una técnica que solo ha añadido elementos nuevos pues lleva casi sesenta años perfeccionándose.

Mi madre se despierta mientras me siente hacer café. Como dije, necesito al menos dos tazas de café pues normalmente preparo clases o leo hasta tarde. Cada vez duermo menos, o en realidad no duermo bien. Muchas cosas de las que estar pendiente. En fin, se levanta, nos tomamos el primer café, calientito y poderoso que se agradece y da esperanzas de un día bueno de cacería. Así es como veo yo al acto de ir de compras. Depende de la suerte, del tiempo, del “enemigo” (la policía) y de los competidores. Dependes de tus reflejos, del arte de negociar, de tus habilidades de poder interceptar a los empleados de las tiendas y averiguar qué sacaran hoy e ir haciendo tus cálculos. De cualquier modo no importa lo que venderán, lo necesitamos.

Casi las 5 am. Ya estoy casi listo. Reviso las provisiones: agua, un poco más de café, algunas galletas por si hay hipoglicemia, algunas servilletas por si acaso alguna emergencia. Gafas de sol para más tarde pues casi todas las colas son bajo el sol. Todos los preparativos son pocos pues serán cuatro a cinco horas de cola hasta que las tiendas abran, y después el tiempo que se demoren en despachar.

5 am. Mi prima me llama y me dice que ya salieron. Debo estar en 4 minutos a más tardar a dos cuadras de casa, en una avenida para recogerme y salir disparados hacia la tienda Palco. Cada minuto cuenta, cada minuto representan al menos 10 turnos de gente que llega antes. Recuerden que muchos reservan turnos para familiares, amigos. . .y clientes.

Se sienten a mis espaldas la gente saliendo de las casas, dando portazos, con pasos rápidos hacia las panaderías, los mercados de viandas, y las tiendas. Los que trabajan salen más tarde. Los primeros en llegar son los que estaban en árboles y escondidos en portales. Sobre todo los que van a las tiendas en pocos minutos ya han vendido sus turnos. En un buen día son cincuenta dólares o su equivalente en pesos.

Multipliquemos:  5 turnos por 5 dólares igual a 25 por 24 pesos cubanos (cambio oficial, aunque en realidad está a 45) hacen 600 pesos por al menos 3 veces por semana son 1800 por 4 semanas 7200 pesos, el salario de un neurocirujano o doctor en ciencias.

Tomamos la Quinta Avenida a velocidad prohibida. En esos momentos siempre pienso en mi vida, en lo que he hecho y en lo que no, las oportunidades que aún quedan si el mundo se arregla, en la gente maravillosa y perversa que he conocido, ¡en tantas cosas que se pueden ir a la m. . . si salimos por el aire o nos estrellamos contra un poste!

Llegamos a las 5:10 am. Oscuridad total, muchos autos con sus luces encendidas. Solo gente en autos y motos pues es área apartada y apartada. . .de la “plebe”. Calculo que haremos un cincuenta o sesenta. Todo depende de la cantidad de coleros y los turnos que han marcado (aún lejos y en zona exclusiva los hay). Hay cierto alboroto. Resulta que a las cinco en punto la policía llegó y multó al menos a 12 personas que ya estaban allí pues era imposible que hubieran llegado a las cinco sin irrespetar el toque de queda. Al principio de la pandemia las multas eran irrisorias, unos 100 pesos, hasta hace un mes eran de 2000 pesos, hoy en día son de 15 000 pesos.

Cuando se llega a las colas hay que estar muy atentos. Se tiene que saber detrás de quien vas, fijarte en las ropas que usa, siempre preguntar exactamente para cuántas personas ha marcado o vienen con ella/él, y después preguntar por las personas que van delante al menos por tres turnos en caso de que la persona detrás de quien has marcado se vaya o se pierda (pasa mucho con las personas mayores). Ahora solo resta esperar hasta eso de las 7 am. Llega el momento de socializar, conocer a los compañeros de este día. Allí te enteras de muchas cosas, de los que han padecido la COVID, de los que están por ser abuelos o padres, de los negocios turbios del gobierno, de las noticias de la mañana, de que si el día anterior llegó un camión con queso o yogurt. Están los chistosos, los amargados, los que se la saben todas y los despistados, los que se conectan por datos por internet para preguntarle a sus familiares en Miami lo que están desayunando y de paso mostrarles la cola que están haciendo con “la pila de esclavos comunistas” que mantienen a este gobierno.

A las 7 am más o menos (varia de tienda en tienda), sale un policía (casi siempre con el grado de Mayor) y mediante una aplicación de su teléfono escanea los carnés de identidad. Ya ese día no puedes comprar en ningún otro lugar pues al menos por 24 horas apareces en una base de datos en toda Cuba (en teoría es para prevenir el acaparamiento). Repito: todavía no sabemos lo que hay o lo que no hay en la tienda. Ahora se acaban las posibilidades de los coleros pues ahora ya los turnos están dados. Solo resta esperar a que abran la tienda. Quedan de dos o tres horas. Hora de tomar el café que trajimos de casa, un poco de agua y alguna galleta. En esta tienda solo dan 200 turnos, y si todo fluye bien, entonces a las 3 pm darán otros 100 más.

Una vez dados los turnos hicimos el 79 y el 80. Ya todo organizado y sin posibilidad de que pierdas el orden de la cola ya todos nos relajamos. La tienda abre a las 9:30. Entran 30 turnos e increíblemente demoran cuarenta minutos. Entramos en la tercera ronda.

Esta vez muchas menos cosas que la vez anterior, pero algo es algo (consuelo del cubano). Los que vamos con presupuesto limitado con calculadora en mano. Gente conversando por whatssap con sus familiares y amigos, si algún amigo desea algo le hace una transferencia a su tarjeta y asunto resuelto.

Una hora mas tarde ya de salida.

Llegué a casa a las 3 pm. Cerebro licuado

¿recuperación? Posiblemente en dos días.

Que conste que lo que cuento no es ánimo de crítica. Ya he sobrepasado hace tiempo esa línea y hacerle el juego a los que quieren hacer otra revolución, pero esta vez por control remoto, desde fuera y que los muertos los pongamos nosotros, los que estamos dentro. Es solo contar para recordar algún día, si aunque sea un décimo de felicidad o prosperidad llega a mi vida, lo que viví en determinado tiempo y así saber apreciar y amar lo que me tocará vivir. Las razones y las críticas se debaten en un eterno mar de política y egoísmo. No es que quiera creer o no, pero por mi integridad sicológica quiero creer que esas tiendas en dólares o euros son otra fuente de moneda dura que el gobierno necesita para ayudar a mantener la alimentación básica de 11 millones de personas que recibimos por una libreta de abastecimiento (otros le dicen racionamiento), que no queda de otra con un bloqueo brutal de una superpotencia y una pandemia de más de 1 año que nos ha dejado sin fuentes de ingreso. Hospitales, centros de investigación, trasporte; servicio eléctrico, de agua y gas se han mantenido. Quiero pensar que en algún momento regresaremos a lo que teníamos en el 2019 y que tanto nos quejábamos.

Un año sin turismo. Un año sin trabajo. un año sin ver a amigos queridos y familiares. Un año como todos en el mundo entero, o casi. Sin embargo, en otros países sobran las cosas, o quizás se repartan diferente. Pero también es importante que nos faltan los muertos, nos sobran los científicos, los ancianos en su mayoría protegidos y vivos, los niños siguen recibiendo sus medicamentos y vacunaciones y en fin, la vida se esfuerza y esfuerza. . .

Pero de todos modos es importante Humberto que recuerdes todo esto, lo cansado que estabas, las noches en silencio en la terraza teniendo los mismos pensamientos que hace 10 años en el malecón cuando mirabas al hotel Cohíba y esperando un milagro que sea en forma de un ángel, un visitante  o un alienígena, pero que te sacara de todo este predicamento. A veces somos como niños y solo nos dejamos llevar y deseamos que las cosas sean de la misma maneras. ¡Que tonterías! ¿Verdad?

Pero nada, a sonreír, que los seres queridos no lo noten, aunque como dice la canción de Silvio Rodríguez: con tanto motivo para no reírse como hay.