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jueves, 17 de agosto de 2023

Las pequeñas alegrias , los grandes retos, las posibles victorias



Cuba es un país que ha sido colonizado y neocolonizado por grandes potencias. Cuba ha determinado seguir caminos inusuales y nos han exigido hacer grandes sacrificios. Sin embargo compartimos con muchos países algo : somos pequeños y pobres en recursos materiales.

En un mundo donde la brecha entre países ricos y pobres sigue siendo alarmante, es importante reflexionar sobre los elementos cotidianos que muchas personas dan por sentado, pero que para aquellos que luchan contra la pobreza, son verdaderos tesoros. Desde un par de zapatos hasta la posibilidad de disfrutar un dulce, pasando por la ropa adecuada para cada estación, estas pequeñas alegrías adquieren una relevancia y un simbolismo profundamente arraigados en las vidas de muchos.

Un Par de Zapatos: Mucho Más que un Simple Objeto

Voy a hablar de Cuba, que es donde vivo.

Para todos, los zapatos son una necesidad básica que nos brinda comodidad y protección. Sin embargo, para los menos afortunados, un par de zapatos adecuados para cada función de nuestras vidas es mucho más que eso. Representa la oportunidad de caminar sin temor a cortes o infecciones, de poder desplazarse hacia un futuro más prometedor. Cada paso dado con un par de zapatos es un paso hacia la dignidad y la posibilidad de acceder a oportunidades que de otra manera podrían estar fuera de su alcance.

La Dulce Sencillez de un Dulce

Desde hace mucho trabajo con niños y jóvenes. En la Cuba de hoy es un gran reto en todos los sentidos, pero sobre todo para el alma. Los que escogimos la profesión de maestro llevamos entre pecho y espalda el amor por la igualdad y la satisfacción del espíritu de esos seres pequeños que se hacen preguntas sobre la realidad como nosotros, y cuyas respuestas no les satisfacen.

¿Qué significado puede tener un simple dulce en un mundo repleto de lujos y excesos? Para aquellos que luchan por sobrevivir día a día, un dulce es más que un bocado azucarado. Es una pausa en la rutina agobiante, un momento de indulgencia en medio de la adversidad. Un dulce puede evocar sonrisas en rostros cansados y recordarles que incluso en medio de las dificultades, la vida aún tiene pequeños placeres que ofrecer. Y si se comparten con mamá y papá mucho mejor. Los niños no saben qué es un tercio de un salario que es lo cuesta un dulce o que la respuesta ¨no hay¨ significa la impotencia.

 Ropa Adecuada: Más que un Escudo Contra el Frío o el Calor.

La ropa adecuada para cada estación no solo es un escudo contra los elementos, sino también una manifestación de dignidad y respeto propio. La capacidad de abrigarse durante el invierno o de vestir prendas frescas en verano no solo protege el cuerpo, sino que también preserva la autoestima. La ropa adecuada permite a las personas menos afortunadas enfrentar el mundo con confianza, sabiendo que están presentables y listas para enfrentar cualquier desafío. Recuerdo cuando regresé a La Habana después de cumplir mi servicio social en las montañas  del centro de Cuba, y ya no tenia escaparate. Me surgieron algunas posibilidades de empleo, pero no tenía la ropa adecuada, no ya para el trabajo en sí mismo sino para las entrevistas.  Por eso comencé a hacer recorridos de ciudad por La Habana, para andar en bermudas y pullovers , hasta que un cliente me envió desde Méjico un pantalón , dos polos y calcetines para poder presentarme a las entrevistas o tener clientes que pagaran más.

Los Estragos a Largo Plazo de la Pobreza

La pobreza no solo se trata de carencias materiales, sino que también tiene un impacto profundo en el bienestar emocional y mental de las personas. La constante lucha por satisfacer necesidades básicas puede generar sentimientos de desesperanza, ansiedad y depresión. La falta de acceso a oportunidades  materiales, educativas y laborales puede perpetuar un ciclo de pobreza intergeneracional, haciendo que sea difícil para las familias romper el ciclo.

Las pequeñas alegrías cotidianas, como un par de zapatos, un dulce o ropa adecuada, poseen un simbolismo y una relevancia inmensa en la vida de los menos afortunados. Estas simples cosas no solo satisfacen necesidades físicas, sino que también infunden esperanza, dignidad y un sentido de humanidad en medio de la adversidad. Representan la posibilidad de dignidad, felicidad y adaptación al entorno . 

Y no hablo solo del hecho de esos ciclos que muchos tenemos de alzas y bajas de la suerte, de los ciclos de la economía. Hablo de un país donde no hay. Sencillamente no hay casi nada. Las razones de esto es otro tema, complejo y largo de explicar. Lo importante para nosotros los maestros es poder dar las herramientas para vencer los efectos de una vida de privaciones, demostrar la importancia de  esforzarse por estudiar y salir adelante, evitar por ejemplo la prostitución y los cantos de sirena, y luego, con esfuerzo y dedicación, poder ayudar a tu propio pueblo de manera modesta pero constructiva, sin perder de vista tus principios y cultura, para mí es un logro que merece ser destacado.

 Ayudar a tu propio pueblo con modestia y construcción: perdonen la falta de modestia, pero esta es mi experiencia.

Una vez que se alcanza el éxito personal, en mi caso hacerme profesional, aquellos que han vencido las adversidades encuentran una profunda satisfacción en poder brindar ayuda a su propio pueblo. Aunque esta ayuda pueda ser modesta en términos económicos, su valor va más allá de lo material. Al utilizar su conocimiento y experiencias para impactar positivamente en la vida de otros, estos individuos se convierten en agentes de cambio. La capacidad de mantenerme arraigado a mi cultura y principios, a la vez que lucho por mejorar la vida de los menos afortunados, destaca la importancia de mantener una identidad sólida y un sentido de pertenencia.

Vencer los efectos de una vida de privaciones, esforzarse por estudiar y salir adelante, y luego poder ayudar modesta y constructivamente a mi propio pueblo sin ceder en principios y cultura, es un camino lleno de relevancia y simbolismo para personas como yo. Este poder de vencer encarna la esperanza y resiliencia de las personas que se niegan a aceptar la pobreza como destino final, fortaleciendo la idea de que cada individuo, a través de su propia superación, tiene el potencial de generar un cambio positivo en su entorno.

HUMBERTO

maestro y guia de ciudad en la Habana

whatssap +5352646921


MIEDOS 2023

LEYENDO EL PERIODICO EL PAIS

CONFESIONES 

MEDIACION SOBRE CUBA

KABUL-HABANA . LECCION DE HISTORIA

DE MI BLOG DE TURISMO

lunes, 29 de marzo de 2021

MI DIA A DIA. MARZO 26, 2021. QUEDATE EN CASA.

 QUEDATE EN CASA.

Un año de pandemia. Un año sin turismo. Cuatro años de Trump. Un 2020 terrible con 280 medidas económicas contra el pueblo de Cuba (¿contra el gobierno?, no me hagan reír). Cuatro meses sin Western Union.

Me levanto a las 4 de la mañana. Necesito al menos dos tazas de café. Hay silencio en las calles, pero ya se sienten ruidos en los apartamentos contiguos. Nos estamos preparando para comenzar el día. Para conseguir alimentos. He podido comprar unos dólares un poco más baratos de lo que cotizan en el mercado negro y espero que me venga a buscar mi prima y su marido que tienen auto para ir a una tienda que recién ha abierto y que como tiene un departamento separado para que puedan comprar los diplomáticos, tiene un mejor surtido.

Osmosis comercial.

El silencio durará hasta las 5 am que es cuando se levanta el toque de queda. En los cruces de las avenidas están los patrulleros, que como zombis de pandemia esperan a las victimas despistadas que osan poner un pie fuera de casa antes de las 5 am.

No obstante algunos se desplazan en la oscuridad, se encaraman en los árboles y duermen parte de la noche allí. Otros alquilan escaleras de edificios que están cerca de tiendas. El factor tiempo es importantísimo: estar cerca de una tienda, no importa la moneda en que se despache, representa la posibilidad de marcar incluso hasta para 10 personas y después vender los turnos a 5 usd a los que viven lejos o los que sencillamente tienen la plata para poder dormir hasta más tarde. Un modus vivendi desarrollado en tiempos de pandemia y que parecía extinguido. Es decir, tanto los policías como la gente común han desarrollado técnicas en este año de pandemia. Una técnica que solo ha añadido elementos nuevos pues lleva casi sesenta años perfeccionándose.

Mi madre se despierta mientras me siente hacer café. Como dije, necesito al menos dos tazas de café pues normalmente preparo clases o leo hasta tarde. Cada vez duermo menos, o en realidad no duermo bien. Muchas cosas de las que estar pendiente. En fin, se levanta, nos tomamos el primer café, calientito y poderoso que se agradece y da esperanzas de un día bueno de cacería. Así es como veo yo al acto de ir de compras. Depende de la suerte, del tiempo, del “enemigo” (la policía) y de los competidores. Dependes de tus reflejos, del arte de negociar, de tus habilidades de poder interceptar a los empleados de las tiendas y averiguar qué sacaran hoy e ir haciendo tus cálculos. De cualquier modo no importa lo que venderán, lo necesitamos.

Casi las 5 am. Ya estoy casi listo. Reviso las provisiones: agua, un poco más de café, algunas galletas por si hay hipoglicemia, algunas servilletas por si acaso alguna emergencia. Gafas de sol para más tarde pues casi todas las colas son bajo el sol. Todos los preparativos son pocos pues serán cuatro a cinco horas de cola hasta que las tiendas abran, y después el tiempo que se demoren en despachar.

5 am. Mi prima me llama y me dice que ya salieron. Debo estar en 4 minutos a más tardar a dos cuadras de casa, en una avenida para recogerme y salir disparados hacia la tienda Palco. Cada minuto cuenta, cada minuto representan al menos 10 turnos de gente que llega antes. Recuerden que muchos reservan turnos para familiares, amigos. . .y clientes.

Se sienten a mis espaldas la gente saliendo de las casas, dando portazos, con pasos rápidos hacia las panaderías, los mercados de viandas, y las tiendas. Los que trabajan salen más tarde. Los primeros en llegar son los que estaban en árboles y escondidos en portales. Sobre todo los que van a las tiendas en pocos minutos ya han vendido sus turnos. En un buen día son cincuenta dólares o su equivalente en pesos.

Multipliquemos:  5 turnos por 5 dólares igual a 25 por 24 pesos cubanos (cambio oficial, aunque en realidad está a 45) hacen 600 pesos por al menos 3 veces por semana son 1800 por 4 semanas 7200 pesos, el salario de un neurocirujano o doctor en ciencias.

Tomamos la Quinta Avenida a velocidad prohibida. En esos momentos siempre pienso en mi vida, en lo que he hecho y en lo que no, las oportunidades que aún quedan si el mundo se arregla, en la gente maravillosa y perversa que he conocido, ¡en tantas cosas que se pueden ir a la m. . . si salimos por el aire o nos estrellamos contra un poste!

Llegamos a las 5:10 am. Oscuridad total, muchos autos con sus luces encendidas. Solo gente en autos y motos pues es área apartada y apartada. . .de la “plebe”. Calculo que haremos un cincuenta o sesenta. Todo depende de la cantidad de coleros y los turnos que han marcado (aún lejos y en zona exclusiva los hay). Hay cierto alboroto. Resulta que a las cinco en punto la policía llegó y multó al menos a 12 personas que ya estaban allí pues era imposible que hubieran llegado a las cinco sin irrespetar el toque de queda. Al principio de la pandemia las multas eran irrisorias, unos 100 pesos, hasta hace un mes eran de 2000 pesos, hoy en día son de 15 000 pesos.

Cuando se llega a las colas hay que estar muy atentos. Se tiene que saber detrás de quien vas, fijarte en las ropas que usa, siempre preguntar exactamente para cuántas personas ha marcado o vienen con ella/él, y después preguntar por las personas que van delante al menos por tres turnos en caso de que la persona detrás de quien has marcado se vaya o se pierda (pasa mucho con las personas mayores). Ahora solo resta esperar hasta eso de las 7 am. Llega el momento de socializar, conocer a los compañeros de este día. Allí te enteras de muchas cosas, de los que han padecido la COVID, de los que están por ser abuelos o padres, de los negocios turbios del gobierno, de las noticias de la mañana, de que si el día anterior llegó un camión con queso o yogurt. Están los chistosos, los amargados, los que se la saben todas y los despistados, los que se conectan por datos por internet para preguntarle a sus familiares en Miami lo que están desayunando y de paso mostrarles la cola que están haciendo con “la pila de esclavos comunistas” que mantienen a este gobierno.

A las 7 am más o menos (varia de tienda en tienda), sale un policía (casi siempre con el grado de Mayor) y mediante una aplicación de su teléfono escanea los carnés de identidad. Ya ese día no puedes comprar en ningún otro lugar pues al menos por 24 horas apareces en una base de datos en toda Cuba (en teoría es para prevenir el acaparamiento). Repito: todavía no sabemos lo que hay o lo que no hay en la tienda. Ahora se acaban las posibilidades de los coleros pues ahora ya los turnos están dados. Solo resta esperar a que abran la tienda. Quedan de dos o tres horas. Hora de tomar el café que trajimos de casa, un poco de agua y alguna galleta. En esta tienda solo dan 200 turnos, y si todo fluye bien, entonces a las 3 pm darán otros 100 más.

Una vez dados los turnos hicimos el 79 y el 80. Ya todo organizado y sin posibilidad de que pierdas el orden de la cola ya todos nos relajamos. La tienda abre a las 9:30. Entran 30 turnos e increíblemente demoran cuarenta minutos. Entramos en la tercera ronda.

Esta vez muchas menos cosas que la vez anterior, pero algo es algo (consuelo del cubano). Los que vamos con presupuesto limitado con calculadora en mano. Gente conversando por whatssap con sus familiares y amigos, si algún amigo desea algo le hace una transferencia a su tarjeta y asunto resuelto.

Una hora mas tarde ya de salida.

Llegué a casa a las 3 pm. Cerebro licuado

¿recuperación? Posiblemente en dos días.

Que conste que lo que cuento no es ánimo de crítica. Ya he sobrepasado hace tiempo esa línea y hacerle el juego a los que quieren hacer otra revolución, pero esta vez por control remoto, desde fuera y que los muertos los pongamos nosotros, los que estamos dentro. Es solo contar para recordar algún día, si aunque sea un décimo de felicidad o prosperidad llega a mi vida, lo que viví en determinado tiempo y así saber apreciar y amar lo que me tocará vivir. Las razones y las críticas se debaten en un eterno mar de política y egoísmo. No es que quiera creer o no, pero por mi integridad sicológica quiero creer que esas tiendas en dólares o euros son otra fuente de moneda dura que el gobierno necesita para ayudar a mantener la alimentación básica de 11 millones de personas que recibimos por una libreta de abastecimiento (otros le dicen racionamiento), que no queda de otra con un bloqueo brutal de una superpotencia y una pandemia de más de 1 año que nos ha dejado sin fuentes de ingreso. Hospitales, centros de investigación, trasporte; servicio eléctrico, de agua y gas se han mantenido. Quiero pensar que en algún momento regresaremos a lo que teníamos en el 2019 y que tanto nos quejábamos.

Un año sin turismo. Un año sin trabajo. un año sin ver a amigos queridos y familiares. Un año como todos en el mundo entero, o casi. Sin embargo, en otros países sobran las cosas, o quizás se repartan diferente. Pero también es importante que nos faltan los muertos, nos sobran los científicos, los ancianos en su mayoría protegidos y vivos, los niños siguen recibiendo sus medicamentos y vacunaciones y en fin, la vida se esfuerza y esfuerza. . .

Pero de todos modos es importante Humberto que recuerdes todo esto, lo cansado que estabas, las noches en silencio en la terraza teniendo los mismos pensamientos que hace 10 años en el malecón cuando mirabas al hotel Cohíba y esperando un milagro que sea en forma de un ángel, un visitante  o un alienígena, pero que te sacara de todo este predicamento. A veces somos como niños y solo nos dejamos llevar y deseamos que las cosas sean de la misma maneras. ¡Que tonterías! ¿Verdad?

Pero nada, a sonreír, que los seres queridos no lo noten, aunque como dice la canción de Silvio Rodríguez: con tanto motivo para no reírse como hay.