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viernes, 11 de junio de 2021

ESCLAVO COME CROQUETAS

 Dos introducciones para comprender mejor. Y leer hasta el final, que siempre pueden ser sorprendentes. 

Hace algunas semanas un cubano, o una cubana, viviendo en Cuba, publicó en Facebook una foto con sus brazos con algunas quemaduras leves. En el texto de las fotos se decía que esas quemaduras fueron hechas porque estaba friendo unas croquetas que se venden muy baratas y que al ponerlas en el aceite caliente saltaron de la sartén. Allí venían una serie de insultos al gobierno que vendía esas croquetas que debían ser comida para animales y no para personas. Ciertamente las redes se hicieron eco de ese post (sí, nosotros nos quejamos del precio del helado y de las croquetas ya que nos faltan los secuestros, los narcotraficantes y los asesinatos en masa) y poco a poco se le añadieron más elementos y se compartió mucho entre cubanos emigrados y sus amigos extranjeros. Como información de primera mano quiero decir que yo también las he comprado, frito  y comido sin tener esa mala suerte, pero quizás me tocaron las menos saltarinas de todas. No obstante, malas son, pero en Cuba comemos los que haya a la mano no los que queremos.

La otra introducción es que en el transcurso de todos estos años trabajando como guia he conocido a muchos extranjeros , algunos de ellos personas interesantísimas y curiosas en los por qué de las cosas. Con ellos acostumbro a intercambiar por whatssap y telegram, y a su vez me añaden a sus grupos de debate que tienen entre amigos y colegas. Realmente no me gusta opinar sobre otra realidad ajena a la mía (cosa que no hacen con nosotros y con Cuba) porque hacen falta muchos elementos más allá de las agencias de noticias que tratan de llevarnos en direcciones muchas veces ajenas a la realidad. Nosotros los cubanos lo sabemos muy bien. Pero al vivir en Cuba me consideran marxista, comunista, intolerante y esperanzado en una realidad vana que según algunos de ellos “esta’ anclada en la miseria material”. En otras palabras, soy la fuente de contraste y el punto de vista de un proletario resentido de un país pobre.

A veces me pregunto si alguien realmente me conoce. Menos mal que la mayoría me considera buena persona (aunque sea una pena que sea comunista, según ellos).Que tontería. 

Así que frecuentemente , cuando las conversaciones se estancan sale a relucir el tema de las croquetas. Por ejemplo, ayer. Un colombiano me pregunta sobre cómo veía yo desde mi punto de vista la situación en Colombia. Con mucho tacto (ya saben que las conversaciones de Paz entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país fueron en Cuba) le expreso mi opinión. ¿Respuesta? “Es que lo importante para nosotros es evitar el comunismo y no terminar comiendo todos solamente esas croquetas voladoras que comen todos ustedes todos los días”

Otro momento, un cubano que hace tres años que se fue de Cuba. Aquí lo conocí, inteligente, trabajaba en un banco y supongo que en el medio de una crisis existencial decidió  quedarse en Miami. Allí trabaja cuidando a una persona mayor, vive en una habitación de 5x4 sin cocina. Trabaja todos los días por 10 horas. No ha podido reunir todavía para un viaje, para una gran cena en un restaurante, para un fin de semana en un hotel. Pero es libre, me dice. En los primeros momentos de la pandemia usaba mascarilla con un pomo de agua mineral de 5 litros modificado donde metía la cabeza para no contagiarse. Ahora no usa nada, a la mascarilla le llama bozal, porque lo que quieren los poderes ocultos es que nos envenenemos con nuestro propio CO2 y no cogerá el virus porque según él no forma parte de su realidad. Y por supuesto no se vacunará porque no quiere que le implanten nanotecnología en su cuerpo. Y por cierto cuando conversamos por whatssap nunca dice “vacuna” sino “inyección” para que los algoritmos de Facebook y la CIA no lo detecten como negacionista y uno de esos seres que quedara’ libre una vez que todos seamos controlados por los microchips de Bill Gates. Y claro, de todos modos se siente muy bien viviendo en un país donde no existen esas terribles croquetas “matagente”


Y finalmente la guinda. Un amigo de Méjico me invita a su grupo a escuchar y expresar sus opiniones sobre las elecciones de medio término en su país. Todos de clase media, con negocios más o menos grandes. Todos contra el presidente. Yo escucho y escucho, hay cosas que no entiendo muy bien. Me piden mi opinión, pero antes debo hacer algunas preguntas. Parece ser que incómodas, de cualquier modo Méjico es una democracia burguesa bien establecida y al sur de Estados Unidos. Blindada. Pero mis preguntas generan cierta hostilidad. Poco a poco comienzan a hablar de Cuba, ¿Por qué? No los sé si era sobre Mejico, quizás para sentirse mejor en su abundancia material. Yo dejo de responder. Pero no olvidan y de repente salta una voz agresiva que pregunta: ¿Y quién invitó al esclavo come croquetas a este grupo?

Solo me dio por reír. Los sé, es denigrante ser llamado así, ser visto así. Pero muchas cosas hay que vivirlas para comprenderlas, y no obstante  muchos no lo hacen. Otras veces no hay nada que comprender, solo sobrevivir. Otros fueron hasta ayer come croquetas y hoy que tienen mejor suerte lo olvidan y desprecian a su gente y ponen un precio muy alto, incluida la traición y el crimen, por dejar de comer croqueta y comer faisán.  









Humberto

Guia Local Y Maestro.

Tour de Ciudad. Arte, Sociedad, Historia

Informacion, Whatssap y Telegram: +5352646921

email: humbercuba@yahoo.es


LEYENDO EL PERIODICO EL PAIS

https://habana-havana.blogspot.com/2021/12/leyendo-el-pais.html

martes, 6 de abril de 2021

Una Historia de sencillez, y no de otra cosa.

En todas las ciudades importantes del mundo hay barrios mejores que otros.
Ya sabemos quienes pueden pagar esos barrios. Los ricos claro esta'. !Y que bien que los haya!
En la Habana hay uno de esos barrios (en realidad hay dos o tres), pero la composición de los habitantes son un poco diferente a la de otros barrios similares en otros países.
Hablo de Miramar. Viven allí algunos descendientes de esas personas que eran ricas, o profesionales y que decidieron no marcharse de Cuba cuando todo se radicalizó. Pero también viven los “nuevos ricos”, los que el sistema ha beneficiado con buenas oportunidades en la vida, por hacer bien sus trabajos, cuales quiera que sean.
¿Qué tienen en común estas personas?
El orgullo por su mundo material. Por lo que poseyeron o poseen. Residencias, autos, lindas ropas y zapatos, tablas de surf, celulares, mp3, ipods, cuerpos de gimnasio. Y aun cuando Miramar no tiene playas, fluye a lo largo de una línea costera con espacio de piedras, pero los habitantes se las han arreglado para hacerla “bañable”, sobre todo los muy jóvenes que en gran parte del año están en las escuelas y les resulta muy distantes las playas del otro lado de la ciudad.
Pero claro, no es un espacio cerrado.
Y debido a que tengo amigos por allí de vez en vez me voy cerca del mar, un placer al que nunca renuncio.
Domingo pasado.
Bello espectáculo el mar, un sol no muy fuerte. Alguna gente ya.
Y apareció.
Venia en su bicicleta, despintada y vieja.
Mas o menos 30 años.  Pelo recogido en una coleta. En unos jeans recortados. Sandalias. Un pulóver descolorido.
Quedo' un poco escondido por algunos arbustos y árboles  y supuse que estaba guardando la bicicleta para que no diera tanto sol.
A través de las ramas entreví  como  se quitaba el pulóver y las sandalias y tomaba algo en sus brazos.
Salio de entre los arbustos. Un cuerpo de trabador rudo, Soberbio. Pero lo mas curioso era lo que llevaba entre sus brazos de hombre de trabajo, sin lugar a dudas.
Un bebé. Es decir , un pequeñito de acaso un año y medio.
Pasó entre todos. Haciendo que todos levantaran la vista.
Se encaminó hacia un rincón del lugar, y deposito al bebé en una pequeña poceta natural.
Entre sus piernas.
Lo impresionante fue la forma en que lo depositó. Muy delicadamente. Lo desvistió, le paso un aceite por su cuerpo. Le puso en su lugar el cabello desordenado. Le sacó su inflable, su patito de goma y sonrió.
¿han tenido la impresión alguna vez de que no importa lo que suceda el mundo está bien, es salvable a pesar de todo?
Esa fue mi impresión.
Era puro amor lo que transmitía ese hombre robusto y gigante al lado de su hijo.
No le importaba la gente, ni lo que pensaran de su viejo short  o de su bicicleta oxidada.
Nada podía alcanzarlo, y todos los que estábamos cerca sentimos una onda expansiva de amor y bienestar.
Era realmente una mezcla increíble: fortaleza física, salud de hierro, la pureza de espíritu del pequeño, y la suya misma, el mar y el sol, las hormonas que corrían en ese cuerpo increíble y finalmente lo que mas me gusto: la falta absoluta de interés por los presentes habitantes de las  residencias, por los autos, las lindas ropas y zapatos, las tablas de surf, los celulares,  mp3 y  ipods brillantes sobre las coloridas toallas, y cuerpos de gimnasio.
Y me recordó lo que el trovador cantaba:

Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa
Y escondido tras las cañas duerme mi primer amor
Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vayas
Y amontonado en tu arena
Guardo amor, juegos, y penas.
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HISTORIA DE UNA FAMILIA CUBANA 

Rojo, Azul y Blanco (parte I)

Azul, Blanco y Rojo (parte II)


Humberto. Local Guide in Havana, Guia local en la Habana,
 +5352646921 whatssap & Telegram