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martes, 6 de abril de 2021

Una Historia de sencillez, y no de otra cosa.

En todas las ciudades importantes del mundo hay barrios mejores que otros.
Ya sabemos quienes pueden pagar esos barrios. Los ricos claro esta'. !Y que bien que los haya!
En la Habana hay uno de esos barrios (en realidad hay dos o tres), pero la composición de los habitantes son un poco diferente a la de otros barrios similares en otros países.
Hablo de Miramar. Viven allí algunos descendientes de esas personas que eran ricas, o profesionales y que decidieron no marcharse de Cuba cuando todo se radicalizó. Pero también viven los “nuevos ricos”, los que el sistema ha beneficiado con buenas oportunidades en la vida, por hacer bien sus trabajos, cuales quiera que sean.
¿Qué tienen en común estas personas?
El orgullo por su mundo material. Por lo que poseyeron o poseen. Residencias, autos, lindas ropas y zapatos, tablas de surf, celulares, mp3, ipods, cuerpos de gimnasio. Y aun cuando Miramar no tiene playas, fluye a lo largo de una línea costera con espacio de piedras, pero los habitantes se las han arreglado para hacerla “bañable”, sobre todo los muy jóvenes que en gran parte del año están en las escuelas y les resulta muy distantes las playas del otro lado de la ciudad.
Pero claro, no es un espacio cerrado.
Y debido a que tengo amigos por allí de vez en vez me voy cerca del mar, un placer al que nunca renuncio.
Domingo pasado.
Bello espectáculo el mar, un sol no muy fuerte. Alguna gente ya.
Y apareció.
Venia en su bicicleta, despintada y vieja.
Mas o menos 30 años.  Pelo recogido en una coleta. En unos jeans recortados. Sandalias. Un pulóver descolorido.
Quedo' un poco escondido por algunos arbustos y árboles  y supuse que estaba guardando la bicicleta para que no diera tanto sol.
A través de las ramas entreví  como  se quitaba el pulóver y las sandalias y tomaba algo en sus brazos.
Salio de entre los arbustos. Un cuerpo de trabador rudo, Soberbio. Pero lo mas curioso era lo que llevaba entre sus brazos de hombre de trabajo, sin lugar a dudas.
Un bebé. Es decir , un pequeñito de acaso un año y medio.
Pasó entre todos. Haciendo que todos levantaran la vista.
Se encaminó hacia un rincón del lugar, y deposito al bebé en una pequeña poceta natural.
Entre sus piernas.
Lo impresionante fue la forma en que lo depositó. Muy delicadamente. Lo desvistió, le paso un aceite por su cuerpo. Le puso en su lugar el cabello desordenado. Le sacó su inflable, su patito de goma y sonrió.
¿han tenido la impresión alguna vez de que no importa lo que suceda el mundo está bien, es salvable a pesar de todo?
Esa fue mi impresión.
Era puro amor lo que transmitía ese hombre robusto y gigante al lado de su hijo.
No le importaba la gente, ni lo que pensaran de su viejo short  o de su bicicleta oxidada.
Nada podía alcanzarlo, y todos los que estábamos cerca sentimos una onda expansiva de amor y bienestar.
Era realmente una mezcla increíble: fortaleza física, salud de hierro, la pureza de espíritu del pequeño, y la suya misma, el mar y el sol, las hormonas que corrían en ese cuerpo increíble y finalmente lo que mas me gusto: la falta absoluta de interés por los presentes habitantes de las  residencias, por los autos, las lindas ropas y zapatos, las tablas de surf, los celulares,  mp3 y  ipods brillantes sobre las coloridas toallas, y cuerpos de gimnasio.
Y me recordó lo que el trovador cantaba:

Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa
Y escondido tras las cañas duerme mi primer amor
Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vayas
Y amontonado en tu arena
Guardo amor, juegos, y penas.
.............................................................

HISTORIA DE UNA FAMILIA CUBANA 

Rojo, Azul y Blanco (parte I)

Azul, Blanco y Rojo (parte II)


Humberto. Local Guide in Havana, Guia local en la Habana,
 +5352646921 whatssap & Telegram





sábado, 28 de mayo de 2016

El Vientre Maldito de Lucia (I)

El Vientre Maldito de Lucia (I)
Cuando yo me fui a vivir a ese barrio ya Lucia y sus hijos vivían allí, en esas construcciones típicas del Vedado del 1910. Toda una cuadra de casas d dos plantas iguales y separadas por unos muros en los patios centrales y en los altos por unas barandas de hierro forjado, bellistas y que hoy en día cuestan una enormidad el poder conseguirlas.
Su casa estaba en el centro de la cuadra y en la planta alta. Todas esas casas de los altos tenían unas terrazas bastante amplias y separadas por una rejas de un escaso metro de alto, algo simbólico , o como se le puede llamar en Cuba “un guarda vecino”.
Dato curioso: ese tipo de hilera de casas siempre se construían en la ‘acera de la sombra’ , es decir, en la acera donde no da el sol en las tardes, y por lo tanto perfectas para reuniones de familia y encuentro de vecinos. Claro, con el tiempo, sin los dueños originales y con la llegada de los CDR lo que fue una ventaja se volvió un peligro pues todos estaban muy expuestos a los ojos  y oídos de cualquier curioso.
Lucia era divorciada, o mas bien abandonada como supe después, y tenia cuatro hijos ya grandes cuando yo la conocí. Dos chicos y dos chicas.

Los dos chicos eran gays. Una chica era lesbiana y la otra sencillamente necesitaba un hombre en su cama todos los días. Evidentemente Lucia no tenia los hijos que la nueva sociedad deseaba para construir el futuro revolucionario. Y por eso,  en las reuniones del partido comunista y otras organizaciones por el estilo se le conocía, para diferenciarla de otras con el mismo nombre, como Lucia la del vientre maldito.

domingo, 4 de octubre de 2015

El Valle de los 20 años


Los 20 y tantos es una edad de maravillas, de muchos descubrimientos. Es cuando uno comienza realmente a madurar, e incluso aunque ya se llegue bastante maduro a esa edad es la etapa en que entonces ocurren la consolidación de muchas de las creencias y actitudes futuras con las que manejaremos la vida en lo adelante.

Después del triunfo de la revolución los 20 y tantos en Cuba siempre han sido , hasta ahora, una etapa de lagrimas y compromisos. Mas bien hasta hace muy poco.

En los años 1960’s tener 20 y tantos significaba tomar partido político, muchas veces contra la misma familia. También fue una época de lucha de verdad, con armas en la mano en Cuba y en otras naciones; de alfabetización y por lo tanto de maravilla; de poder cambiar algunas cosas y perder otras. La polarización de una sociedad no se ha sentido mas intensamente que en esa época de las décadas de vida de los 20 a los 40.

Los que en los años 60 y 70 tenían 20 años hoy ya tienen mas de siete décadas de vida. Y nunca imaginaron que las cosas serían como son hoy en día.

¿ Y cómo son hoy en día?

Quizás como siempre debieron ser : de fiesta y despreocupación por un lado y de bastante cuestionamiento por otro.

¿Tanto así?

Bastante así. Para ser una generación heredera de tantas cosas, tanto esfuerzo y esperanzas, realmente todo ha resultado muy diferente a lo esperado, para ellos y sus formadores.
Siempre se supo que habrían “ovejas negras” en el rebaño , pero no tantas.

En mi opinión las cosas resultaron muy diferentes a lo esperado. No estoy diciendo que son chicas y chicos malos, solo que interpretan la vida en una forma diferente, peligrosamente diferente para el criterio del gobierno, incluso muchas veces de manera opuesta a lo esperado.

Es cierto que las misiones revolucionarias tienen un alto porcentaje de jóvenes, digamos por ejemplo las misiones de médicos en otros países, pero la motivación junto a la posibilidad de ayudar a otros pueblos es el pago en divisa extranjera que esto representa. No hay otra manera de conseguirla para miles y miles de médicos y enfermeras, para miles de técnicos de la salud. He escuchado muchas conversaciones que me hacen dudar que estas misiones pudieran llevarse a cabo si no existiera el pago en moneda fuerte , a no ser como en tantos momentos se pusiera una presión política intensa sobre los hombres y mujeres.

Como ocurrió en las guerras en África.

Es cierto que las universidades llenas de jóvenes activos políticamente mantienen una presencia en marchas y mítines políticos, tareas asignadas por los dirigentes y durante los cinco años que cursan la carrera se hace notar la presencia de ellos con el entusiasmo y lo alto de sus voces con las consignas. Y nuevamente: he escuchado muchas, pero muchas conversaciones que me hacen dudar que si el elemento político durante la carrera , incluso a la hora de asignarlas y por lo tanto marcar el destino de un joven de 18 años o el empleo futuro de un recién graduado, no fuera tan importante, no pesara tanto, ellos fueran realmente tan participativos. En otras palabras, la universidad en Cuba, además de formar a los futuros profesionales es una de las fuentes principales de la doble moral a la hora de asumir los compromisos y evaluar la realidad y las personas.
No eres políticamente correcto no coges carrera. Como dice el lema oficial, y bien oficial: ‘La universidad para los revolucionarios’

Ciertamente no son todos, gracias a dios no son todos, porque al margen de la política las familias siguen educando a sus hijos con principios y criterios morales.
Pero es que cada día me tropiezo con tantos jóvenes que corren en pos de una economía de mercado ajena (se sabe que en Cuba no hay mercado como tal), que a toda costa luchan por beneficios individuales, que se prostituyen o trafican.
Tambien los hay quienes corren detras de la libertad, sea lo que sea que este signifique solo se comprende cuando se sale de Cuba, al menos parece ser asi.
Muchos o pocos (ojala así fuera) no es tan importante como el hecho de que ya no deberían existir.
Los chicos de hoy en día en Cuba tienen la alegría intrínseca de los 20 y tantos, pero ninguna otra. Comen, se visten, disfrutan de sus vacaciones, se cuidan de manera muy precaria, pero sus miradas me parecen vacías.

El valle de los 20 y tantos fue de batallas por grandes ideales. Esas batallas ni remotamente se ganaron, solo hubo pausas donde el supuesto enemigo se recuperó y con nuevos disfraces ha ido ganando terreno. Lo importante es que los jóvenes de espíritu  estén alertas y no se dejen ganar  por la superficialidad y la falta de compromiso con los mejores ideales humanos, mas allá de la política, mas allá del mercado.


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