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lunes, 11 de mayo de 2020

CUBA. YO MAESTRO (2) EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Hace ya más de dos meses que estamos en cuarentena.  Solo unos pocos días después de que comenzó se suspendieron las clases. Se suponía que se reiniciaran el día 20 de abril, pero hubo indisciplinas y aunque las cosas han resultado bastante bien hasta ahora ya todo parece indicar que no estaré al frente de un aula hasta septiembre.
Estos días me han llevado inevitablemente a reflexionar. Sobre mis trabajos, la falta de tiempo para mi crecimiento individual, mi país y otras tantas cosas, pero sobre todo en relación a mis alumnos, sus padres, sus sueños, lo que es relevante y lo que no.
Siempre que pienso en mis chicos, mis alumnos, pienso en lo bueno que sería que tuviéramos un poco más de recursos, escuelas mejor equipadas, que los salarios de los maestros fueran más altos y así mantenerlos y no perderlos en el mercado laboral; y al mismo tiempo, sobre todo ahora, me siento orgulloso de los hombres y mujeres que hemos llegado a ser y a los que a su vez estamos formando y el camino que tomamos por la ciencia y un desarrollo diferente y no depender solamente del turismo, del ritmo de la economía de mercado que nos da 50 tipos de mayonesa en los mercados, pero no ventiladores para todos los moribundos a menos que haya una crisis y los precios suban.
No obstante somos humanos de esta época y los conflictos son diferentes en cada generación. Hay nuevos retos, los milenials, ahora los pandemials,  las redes sociales, la superficialidad que arrastra hacia un abismo insondable de ignorancia y violencia.
Así que, he acá’ algunas consideraciones, ideas, que esta cuarentena y aislamiento me han llevado a recorrer.

LOS PROFES

Soy de los profesores a quien reconocen en la calle y cruzan una avenida para saludarme. Soy de los profes que pasado 5 o 6 años de universidad los alumnos ponen su nombre en los agradecimientos de la tesis de graduados. Soy de los profes cuyos ex alumnos de una pequeña escuela en la Habana están trabajando en Universidades, hospitales y obras monumentales en Brasil, Qatar, Estados Unidos, Méjico, y otros países. Hay un granito de arena mío en esos cerebros.
Y también soy de esos profes que ponen deberes a conciencia. No porque piense que la vida es una competencia y el futuro es tenebrosamente inseguro. Pongo deberes porque quiero que caigan bajo el hechizo de la aventura del conocimiento, una aventura que nunca termina, y es preferible divertirse. Quiero que aprendan a desbrozar, a pensar, a extraer la esencia y si fuera posible romper los muros que inevitablemente todas las sociedades construirán a su alrededor. Quiero enseñarles que un día serán abuelos y sus bisnietos quizás podrán construir algo finalmente justo si ellos  se mantienen siendo buenas personas, pensantes y solidarios.
Pero no todos los profes somos iguales. Yo mismo llegue’ a ser profesor después de equivocarme de camino. Hay profesores que les encanta escucharse a sí mismos y los alumnos deben repetir sus palabras exactamente para aprobar sus exámenes o al menos obtener la máxima nota. Hay otros maestros que prefieren un aula libre, pero los sistemas educativos no están montados así.
De cualquier modo he sido maestro de todos los niveles  y he aprendido algo importante: estoy de acuerdo que hasta 9no grado la educación sea obligatoria. Después algunos se mantienen en las escuelas por presión familiar o social, otros por temor a decepcionar, y otros por el placer del conocimiento o el futuro que comienzan a construir. Para esos son los que damos clases y pasamos noches en vela preparándolas.

ADEMÁS DE LOS MILENIALS.


En otro de mis blogs dedique’ un tiempo a lanzar una mirada más profunda a los milenials. Pero es también cierto que no todos los chicos de hoy en día tienen esa percepción, escases de recursos de inteligencia emocional y por las condiciones de Cuba no todos tienen acceso a los recursos materiales necesarios para aislarse del mundo de esa manera.
Los chicos de hoy en día en Cuba, como en muchas partes del mundo, tienen unos conocimientos nuevos, propios de su generación. Por otro lado, dada la cantidad de conocimiento nuevo en estas últimas décadas éste se corre y lo que antes se aprendía en 7mo grado ahora se aprende en 5to grado (he escuchado que en otros países es al revés) lo que te crea grandes retos cada año. Son mucho más autónomos al manejarse en internet, cada vez más comprenden conceptos como la diversidad y la diferencia, y que incluso ser diferente tiene sus ventajas. En un mundo en que a la mayoría de los adultos les cuesta comprender que la diferencia aporta riqueza a la sociedad. No obstante, otros jóvenes solo transpolan la realidad de sus padres a la otra realidad, la virtual:  el ciber-acoso, portar banderas racistas y clasistas para ofender desde el anonimato que ofrecen los medios sociales.
¿Qué nos preocupa? La ortografía, la redacción, la reducción del nivel general de los exámenes para ajustarse a los estudiantes ( en eso en Cuba hemos mejorado este año en todos los niveles), la identificación con realidades de otras sociedades que no tienen nada que ver con su cultura y propios problemas y por lo tanto alejamiento y falta de comprensión (o una actitud hipercrítica) con la suya.
Pero lo que más nos preocupa es el futuro de nuestros hijos y alumnos. El no prepararlos “bien”, cualquier cosa que esto signifique, para un mundo cada vez más competitivo y desigual, y muy polarizado en cada faceta humana. 

LOS HORARIOS Y LOS AGOBIOS

Ahora enseño a chicos entre 15 y 18 años. Pre-universitario. En la Cuba de hoy, después de la caída del muro de Berlín en 1990 se cortó en casi un cuarto  las posibilidades de estudios universitarios. Hoy los chicos de todo el país, entre 15 y 18 luchan por una plaza en alguna universidad y como siempre sucede hay una lista corta de carreras favoritas. Y muy pocas plazas.
 Hace un tiempo atrás, con el auge del turismo se invirtió la pirámide social: los que más aportaban a la sociedad ganaban menos y los que trabajaban en el sector de los servicios y el turismo ganaban hasta 10 veces o más. Pero con el tiempo ha ido ganando terreno nuevamente la idea de hacerse profesional, sobre todo ante la posibilidad de emigrar y ejercer fuera de Cuba. Siendo la educación gratuita en Cuba, es solo una inversión de tiempo y muy poco dinero con repasadores o maestros privados.
Así que estos chicos, más que nunca en años anteriores, deben luchar con horarios y clases privadas como idiomas o preparación para los exámenes universitarios. Sumando el hecho de que los padres están preocupados con la “inactividad”, es decir, el tiempo libre que en los adolescentes es una bomba de tiempo. Entonces los padres les organizan los horarios y les controlan el tiempo minuto a minuto. En general funciona, pero no siempre, y para casi todos es una fuente de estrés.
Para un maestro darse cuenta de esto es importante. Tener doble visión y poder ayudar a ambos. A los alumnos para convencerlos que vale la pena el esfuerzo aun cuando la realidad de la calle les diga lo contrario, y a los padres ayudarlos a controlar o manejar el miedo ante la incertidumbre del futuro de sus hijos. Cuba es todavía complicada, y aunque ya por momentos se vislumbra un cierto futuro halagüeño para profesionales y emprendedores (y mentes agiles, ya saben lo que quiero decir), los padres siguen preocupados por el porvenir de sus hijos.
El punto es que hay chicos que eligen el camino difícil y a otros que los obligan a elegirlo. Los padres piensan en la utilidad , en la ganancia, el bienestar material y cuando se elige este camino para tu hijo bajo estas premisas estas coartando a tu hijo. Y aunque algunos chicos y chicas digan que a sus padres les da igual y lo importante es que sean felices, realmente al estar ya en pre-universitario la única opción que hay es la lucha por una carrera universitaria.
“Es por tu bien, algún día me lo agradecerás”
Y es cierto, tienen la experiencia, ellos saben de los escollos, están angustiados. Los años 1990s fueron muy difíciles y los padres no quieren que sus hijos pasen por algo así y entonces tratan de construir a su alrededor un muro protector de influencias “negativas”
Otra cosa es fuera del instituto pre-universitario, allí la vida decide. Hay chicos que quieren ayudar a sus padres y abandonan los estudios o escogen una especialidad artesanal o técnica para poder ganar dinero, y  no es su responsabilidad. Hay chicos que solo quieren ganar dinero en mundo que compulsivamente los tira al consumismo, incluso en Cuba. . .más aun en Cuba, ya que es nuestro talón de Aquiles.

 ¿UN EQUIPO?

Antes los profesores y los padres estaban en el mismo equipo. Hoy son los profesores (la vida) que tienen en contra a un equipo compuesto por padres e hijos.
Lo curioso es que por un lado están los chicos sobreprotegidos y por otro los abandonados a su suerte. Menos mal que en Cuba son raros los casos del segundo tipo, pero he podido hablar con profesores de otros países y sobre todo muchos extranjeros que eso es su realidad cotidiana e incluso ya no le prestan atención.
El punto es que los padres no quieren que sus hijos tengan frustraciones. En el caso de la escuela son las bajas calificaciones o suspensos, los castigos, y cosas así. Eso lleva a serios conflictos que llevan a los hijos a incluso mirar por encima del hombro al maestro, es decir, a la persona que les está dando las herramientas para su futuro. Y esto , en el caso de Cuba, ocurre con aquellos chicos que reciben de sus padres el culto al mundo material, porque a diferencia del mundo capitalista, en Cuba la economía es un terreno casi de cero y entonces sus hijos serán materialmente , en cuanto a salarios y posibilidades de trabajo, mejores, con más oportunidades que los padres. Y eso pasa facturas porque ellos al mismo tiempo no están pensando en Cuba, están pensando en Europa o Estados Unidos donde está claro que las nuevas generaciones la tienen bien difícil y es imposible que gocen de un bienestar superior al de sus padres en general.

¿Y AHORA?

El virus ha pasado, dicen que ha dado el empujón fatal a la economía del mundo. ¿Cómo es eso posible? ¿Por qué dejaron que algo así pasara?. ¿es cierto o es una oportunidad para lograr despedir a millones de personas, lograr lo que no podían mediante leyes? ¿Qué pasará con los estudiantes de hoy?
Si tienen la información correcta, la que dice cómo funciona el mundo de manera natural y lógica y no la óptica del dinero solamente tendrán un futuro quizás menos rico en dinero, pero más equilibrado y lograran algunos de sus sueños. Otros, tendrán dinero, pero unos pocos. Lo importante es tener las herramientas que les permitan vivir en un mundo globalizado para no ser comidos por este mundo y si fuera posible derrotarlo y cambiarlo.

Lo se', sigo siendo soñador.


lunes, 9 de julio de 2018

Yo, Maestro (1)

Se aproxima el fin del curso. Usualmente no hago recuento al final de cada curso, siempre ha sido así, un comienzo, un final, un volver a empezar. 
en el mundo de hoy un articulo tan largo es un lujo, pero escribo mayormente para mi, para que no este' solo en mi computadora, para guardarlo en la nube.
es solo otra historia.
Quizás sea que me ha tocado vivir uno de los momentos más difíciles de la sociedad cubana, una época aún más aguda en escaseces y limitaciones de todo tipo, y entonces al finalizar el curso he tenido que continuar trabajando en lo que aparezca y que tenga que ver con lo que me gusta, los idiomas, por ejemplo. Quizás también tenga que ver que en el 1999 mi padre enfermó de cáncer y tampoco podía darme el lujo de disfrutar al menos de más horas de sueño por vacaciones, que era a lo máximo que se podía aspirar en aquellos años pues no había, ni hay todavía, mucho más para alguien que sea maestro.
En realidad no han sido muchos años de maestro. Antes comencé el camino de médico. En la sociedad cubana hay una gran tradición de médicos. Incluso hubo una época que se decía que en Cuba existían 3 clases sociales: la burguesía, los trabajadores y los médicos.
Yo solo tenía claro que quería escoger una carrera con la cual dejar una huella en la vida de los demás. Medicina sonaba romántica y fascinante. Magisterio sonaba mal pagada y agotadora. Pero en todo caso eran las dos que me llamaban. A medida que se aproximaba el momento de decidir la presión para que no escogiera ser maestro aumentaba, según los que me rodeaban era la última carta de la baraja. Cualquier carrera estaba bien excepto ser maestro.
Y así escogí medicina por las razones equivocadas. Y así “perdí” casi 4 años.
He sido maestro en las montañas, en un aula pequeña, luminosa y fresca de día y oscura por no tener electricidad en la noche. Aula de día, dormitorio de noche. Con doce chicos y chicas de diferentes edades en el día, y totalmente solo en las noches. Tan oscura y calurosa dentro que me sentaba en un banco afuera a mirar las estrellas mientras comía en un plato plástico rosa que estaba roto por un costado. Así que la sopa tenía que tomarla en un jarro de metal. Cansado, pero feliz por el reto de darle clases a tres grupos de edades diferentes en una sola aula en un mismo día. En aquellos tiempos me pareció romántico y aventurero. Me dicen que ya hoy esa aula no existe pues los campesinos se han ido mudando a la ciudad más cercana.
He sido maestro de lengua inglesa para funcionarios del gobierno en oficinas que miraban al malecón. He sido maestro de lengua española para alemanes en oficinas con aire acondicionado, pizarras blancas y en vez de tizas que manchan los dedos de cal bolígrafos negros para escribir sobre ellas.
He sido maestro de niños de tercer grado, de secundaria (7mo, 8vo, 9no grados) y de pre-universitario (10mo, 11no y 12mo).
He sido maestro desde el año 1998, y desde entonces no he tenido un solo verano de vacaciones porque los maestros ganamos poco y la vida es cada vez más cara , porque al contrario de lo que pensaba, la vida no se hizo más fácil, la familia enferma y envejece y hay nuevos chicos, más gastos. Entonces hay que trabajar el doble, es decir, también en las vacaciones. He trabajado como guia de turismo, camarero en cruceros, rentando autos, dándole clases de inglés a prostitutas en una época en que estaba prohibido tener moneda extranjera y solo ellas podían, a través de sus clientes, entrar en las tiendas, así que me pagaban en especie, es decir, he dado clases por jabones, champú y pasta de dientes. He dado clases durante el día y llevado a turistas al cabaret Tropicana en las noches, para al día siguiente volver a la escuela.
Y muchas veces me han preguntado si me debo quedar como maestro en una época en que el tiempo parece correr más rápido y todo parece precipitarse, quedando gente como yo en el camino del progreso y el consumo, es como esa figura que se va volviendo más pequeña en el espejo retrovisor del coche cuando le pasas por al lado en tu coche del año.
Pero entonces, y a veces, hay recompensas. Pequeñas en magnitud si la contabilizamos, es decir, la ponemos en valor monetario, pero con una alta carga de valor espiritual y humano.
Cada cierto tiempo me sucede que un ex alumno me visita, y cada año pueden ser más, espero. Gente joven, adultos ya, que vienen a agradecer algo que solo ha sido mi aporte a algo que todos llevamos dentro, pero que en realidad cada vez se nota menos. El amor por los otros y no solo hacer el trabajo por el que nos pagan.



Pero nada, como dije al principio, siempre ha sido así, un comienzo, un final, un volver a empezar


Humberto
Guia Local en la Habana.
Historia, Sociedad, Politica.
whatssap +53 52646921
email: cubangel@gmail.com