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jueves, 7 de septiembre de 2023

Otra cubana, otro viaje , otro sueño

 


Tengo una conocida que está de vacaciones en España. Este es su segundo viaje. Un amigo español la llevó hace un año y ahora nuevamente. Por un lado, me alegré, pero sabía que ocurriría algo que lamentablemente tiene mucho que ver con la economía y el estómago.

Si hay algo que todos tienen en común, incluso los países más pobres del mundo, y que nosotros en Cuba no tenemos, son supermercados llenos de comida. No entraré en discusiones sobre cuántos pueden permitirse comprar todos los productos allí y otros aspectos que nos alejarían del tema de este blog. Sin embargo, es seguro que los cubanos siempre quedan impresionados por estos supermercados.

Ir de vacaciones significa disfrutar, descansar y pasear. Cuando vienes desde Cuba y haces precisamente eso, muchos asumen que es la vida cotidiana allí. Así que ese primer viaje a un país desarrollado puede ser desafiante si no tienes los pies en la tierra, bien asentados. Si no es el caso, el virus del consumismo puede atraparte, ya que no tienes inmunidad para ver las cosas de manera objetiva y te concentras únicamente en lo superficial.

Este segundo viaje era vital para ella, ya que sucumbió ante el consumismo en su primer viaje y ahora necesitaba encontrar una forma de obtener una residencia en España.

Nuestra realidad en Cuba es completamente única. Cuando hablamos con argentinos, españoles o mexicanos, compartimos ciertos aspectos de la realidad, como impuestos, economía de mercado, lucha social, etc. La realidad cubana no tiene nada de esto. En un blog anterior, escribí sobre el amor en la pobreza y mencioné algunos elementos que son muy difíciles de explicar.

En el mundo contemporáneo de las redes sociales e internet, es difícil orientarse y establecer una lógica. Mi amiga, a punto de regresar, está deprimida porque se le acaba el tiempo y no ha podido encontrar pareja en España. Le encantó el Mediterráneo, las playas con coches de lujo y personas bien vestidas "sin problemas". Ha vivido estos dos viajes en el sector del turismo, donde incluso los contenedores de basura están bajo el nivel de la calle y no hay olores. Cuando me comentó esto, supe que estaba planeando una escapada.

Ella ve la realidad con gafas de colores, lo que la ha llevado a la frustración de no poder quedarse.

Hasta el año 2000, los cubanos no teníamos mucho contacto con extranjeros, ya que Cuba no era un destino turístico. Solo lo fue cuando no quedó más remedio. La mayoría de los cubanos no conocíamos a personas de otros países, y cuando lo hicimos, fue como un cataclismo social, una nueva ola de situaciones que afectaron nuestras vidas, incluida la prostitución o al menos la posibilidad de conocer extranjeros que ofrecieran una vida mejor. Esa fue la cara inocente de la historia.

La cara oscura eran los aviones llenos de hombres que venían a buscar a las mujeres cubanas. Hombres que las pagaban con un vestido del mercado y una comida en un restaurante, aprovechándose de la situación económica.

Trabajé con ellos, eran italianos, alemanes y de otras nacionalidades, pero principalmente españoles. Si pudiera resumirlo, diría que fue como el placer inmenso de mancillar a las mujeres de un pueblo orgulloso. Las mujeres cubanas no tenían idea de lo que estaba sucediendo, de lo que les esperaba. Sin embargo, muchas de esas mujeres lograron enamorar a esos hombres y lograron que se las llevaran y se casaran con ellas. Realmente fue fácil; el mundo está lleno de soledad y los cubanos son naturalmente amorosos. De esa época surgió la leyenda urbana de lo fácil que era para una mujer cubana enamorar a un europeo; simplemente con ser morena y saber moverse bastaba.

Eso duró alrededor de diez años y luego nos convertimos en lo que eran la mayoría de los europeos que llegaban: seres oportunistas. Ya no era fácil conseguir una chica o chico por unos pocos euros. Ese mito prosperó, llenando España en su mayoría de latinos, pensando que allí los españoles enloquecerían por las latinas. Hoy en día, ese mito sobrevive únicamente en la mente de algunas personas. Ya no

 existe aquel encanto de descubrir la ingenuidad de personas que desconocían casi todo lo que ocurría fuera de sus fronteras, incluso la prostitución en sí misma, o que un taxista de Madrid o Montevideo se convertiría en un príncipe azul.

Lo más llamativo, no obstante, es que esa no es la imagen real de la mujer cubana.

Finalmente, algo que está sucediendo nuevamente ahora es que, cada cierto tiempo, coincidiendo con grandes crisis, se produce una especie de purga en Cuba y la gente que no contribuye al país se va. ¿Para qué tener médicos que quieren cobrar por sus servicios en una sociedad que no funciona con dinero? ¿Para qué tener atletas que solo buscan premios en efectivo y no representar al país que los formó? ¿Para qué tener maestros que abandonan sus puestos de trabajo por otros mejor remunerados?

Como alguien dijo recientemente, los emigrantes cubanos son los perdedores de la sociedad, aquellos que no pueden prosperar allí y buscan lugares en el mundo donde sus intereses coincidan con los del lugar. Lamento mucho que los españoles y otros conozcan a esos cubanos que realmente no son la mayoría.

 ¡Y aplaudamos a las excepciones!


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DE MI BLOG DE TURISMO

lunes, 6 de agosto de 2018

CUBA, recuerdos de religión y chocolate

Mi familia por parte de madre es de origen muy humilde. Tan humilde que en su mayoría, en los comienzos de los años 1950’s había sido diezmada por enfermedades asociadas a la pobreza. 
Así que un día mi abuela, presintiendo que le quedaban pocos meses de vida y además no deseando contagiar  a sus hijos se dirigió al palacio presidencial y allí en la puerta lateral le extendió una carta a la secretaria de la primera dama de por entonces pidiéndole que la ayudara a conseguir alguna escuela o albergue para sus hijos.
Dos semanas después las cinco chicas, mi mamá y sus hermanas, entraban en una escuela atendidas por monjas en un pequeño pueblo en las afueras de la Habana, y el único varón entraba en una escuela atendida por curas. Allí estuvieron por varios años y al salir, la huella principal  que dejó en  sus vidas  fue la religión católica.
Desde el mismo comienzo de la revolución hubo en Cuba un conflicto entre la iglesia y el Estado. Es una historia muy larga y ahora no entraré en ella. Lo que sí es importante es el hecho de que marcó la vida espiritual de varias generaciones de cubanos. 
Fue el primer evento comprendido al cien por cien por una sociedad latina, plural y bastante religiosa: si te expresabas religiosamente, en cualquier sentido, incluido el decir ‘Gracias Dios Mío’ podía representar un estigma que te marcaría a ti y a los tuyos quitándote oportunidades de estudio y trabajo.
Cuando yo nací ya el campo de batalla no existía. Había un ganador: el ateísmo. O eso se creía. El pueblo cubano fingía que “el opio de los pueblos” había sido extirpado de los corazones, aunque en realidad parecía que solo había sido derrotado el dios de los cristianos, pues los dioses africanos casi estaban intocados. Los negros, que en su mayoría pertenecían a esa religión, con esa capacidad que les había dado la historia y sus maltratos, las enseñanzas de una esclavitud de siglos, se adaptaron y sobrevivieron a esta nueva experiencia. Era solo cuestión de esperar.
Por entonces, cuando yo era niño, no podías obtener una buena posición de trabajo o incluso entrar a la universidad si te declarabas religioso, principalmente cristiano. Repito, es una historia larga y llena de sutilezas, y la cuestión es que mi madre, temiendo por mi desarrollo en un país cuya frontera era solamente el mar nunca me hablo de Dios, ni de Navidad, ni de Jesús, ni de ángeles; nunca tuve entre mis manos una biblia, las iglesias eran edificios abandonados y “rezagos del pasado” (en realidad no era así, todavía algunas viejitas asistían a misas) y por supuesto no tengo que decir que nunca fui bautizado.
Y no piensen que esto es historia muy antigua, para nada, todavía en los 1990´s era asi.
La cuestión fue que mi mamá tenía una compañera de trabajo con una historia personal muy parecida a la de ella. La única diferencia era que esta amiga y su familia tenían como objetivo irse de Cuba, sobre todo después de que a su hija le fue rechazada la entrada en la universidad por ser religiosa. Esta amiga iba a hacer una fiesta familiar en su casa y me invitó. En realidad le pidió permiso a mi mamá para que me dejara ir.
La fiesta sería el sábado, yo me quedaría a dormir en su casa y el domingo al mediodía me regresarían a la mía. Todo fue muy bien, la fiesta en realidad no la recuerdo mucho, pero lo que sí recuerdo vívidamente fue el domingo en la mañana: fue la primera vez que puse mis pies en una iglesia. 
Era enorme, esta’ en la quinta avenida del barrio de Miramar, el barrio de los diplomáticos. Había muchos de ellos y sus familias, cubanos pocos. A pesar de que solo tenía seis años lo recuerdo perfectamente. Todo ocurría velozmente, incluso el sermón del sacerdote, todos los vitrales hermosos, la gente bien vestida, primera vez que veía extranjeros y escuchaba otros idiomas. No quería que nada se me olvidara, recorría casi que corriendo la enorme iglesia, pasaba entre la gente, respiraba el olor de las velas, y fue tanto así que María me llamó, y quizás un poco para calmarme o para iniciarme, quién sabe, me dijo que por qué no me iba a ver el cristo en la capilla, me arrodillara y le pidiera algo importante.

Llegué ante él, me lucía enorme y que sus ojos me observaban con ternura desde su cabeza ladeada. ¿Qué podía pedirle que fuera importante?, o al menos importante para mí.
Recordé entonces que la semana anterior, y después de mucho tiempo, había comido unas pastillas de chocolate. ¡No hay mejor sabor en el mundo!, y sobre todo para un niño de seis años. Pero al llegar al fin de semana y pedir por más mi mamá me dijo que no, que se habían acabado, y de una forma dada por la costumbre me dijo: “! y reza porque algún día haya más porque parece ser que no lo veremos en mucho tiempo!”
Y allí estaba yo, frente al Cristo, de rodillas, pensando en qué pedirle. Levanté la vista  y dije: “Dios mío (para mi eran lo mismo Jesús que dios), te pido que nunca jamás me deje de gustar el chocolate, aunque pasen muchos años”. Hice lo que vi que todos hacían: me persigné, me levanté y con lo que hoy considero fue un tremendo acto de fe salí alegremente de la capilla.
Y efectivamente, pasó mucho tiempo, incluso años hasta que pude comer chocolates otra vez, me supo a gloria, me estremezco cada vez que lo como, y siempre me viene a la mente Jesús.

Asocio el chocolate con la escasez por los años que nos faltó a los niños en Cuba, con otros mundos, con la alegría y la navidad, con amigos que retornan, con la fidelidad, y con la abundancia porque  todas las historias de éxito y de amor se celebran con chocolate.

cubangel@gmail.com




martes, 2 de enero de 2018

REALIDAD DE ANTES, SUEÑOS DE HOY

Todo esta' cambiando mucho ylos habitantes sencillos nos sentimos atrapados.
Rodeado de cemento y concreto deseo el mar, el aire, la tierra.
Estar cerca de la montaña y sus arboles.Ver la niebla sobre ellos, y el rocio corriendo por sus hojas
Caminar descalzo nuevamente sobre la tierra, sobre la arena, pero no por 15 dias una vez al año, sino cada vez que lo desee, es mas, cada dia.
Que el dormitar a la caida del sol sea algo comun.
Que el despertar sea aun cuando la luna esta' visible y la tierra huela a lluvia.
Dormir desnudo y con las ventanas abiertas.
Pero ya todas esas cosas tienen un precio muy alto.
Han comprado las costas y han hecho hoteles a donde hay que pagar para poder bañarse en el mar con tantas personas como las que tienen las calles de cualquier ciudad.
Han comprado los caminos de las montañas, los han hecho inseguros , y le quitan la vida a miles de arboles todos los dias.
Son cada vez mas las barreras hacia lo natural .
No tengo el suficiente dinero para poder vivirla, el tiempo para acercarme tan siquiera, y la extraño desde la otra vida que tuve, la deseo mas que a una amante perfecta.

cubangel@gmail.com

domingo, 3 de diciembre de 2017

MI DESEO PARA HOY: UNA TORMENTA

Estar sentado en un banco frente al mar, a mis espaldas una bella casa.
Estoy menudo de ropas. Descalzo. Sin camisa.
Sin temores y en paz.
Me siento a esperar la tormenta que hace rato se siente venir. La huelo, la escucho trepidante en la distancia.
Mis pies descalzos la sienten a través de la tierra.
Ya llega la avanzada: pequeñas gotitas de lluvia
Tibias gotas que un poco que jugueteando y riéndose nos advierten de que escapemos si no queremos mojarnos de lo lindo.
Me estiro. Echo la cabeza hacia atrás y me preparo para el espectáculo.
Primero los truenos, magníficos, que asustan, pero ya no me dejan marchar.
Y a continuación los rayos. Tienen sed y caen el mar con fuerza, parecería que las nubes aspiran el agua de mar y nos liberan la lluvia dulce.
Yo empapado de agua tibia, cada parte de mi cuerpo destila paz, agua y alegría.
Viento, truenos, rayos , todo para mi.
Me acuesto en el banco. Cierro los ojos y escucho el futuro. Los abro nuevamente y un arco iris maravilloso, nítido y de colores fuertes está allí, como incitándome a transitarlo y escapar .
Regreso a la casa al atardecer, todavía mojado y de seguro mas hermoso porque he sido bañado por la lluvia, acariciado por el viento y he conversado con la furia de truenos y una tormenta.
Me termino de secar. Y así caliente otra vez y tranquilo me tomo mi tasa de té , me acuesto y me duermo.
Mañana será otro día.
cubangel@gmail.com