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martes, 2 de enero de 2018

LA VIDA SIEMPRE REGRESA

Fábula de Ghana (África occidental)

Un día la Vida tomó la figura de un joven apuesto y se puso a caminar por el mundo.

A la orilla de un bosque vio una cabaña, entró y encontró allí a un hombre pobre enfermo de elefantiasis: todos sus miembros estaban hinchados y tan deformes que se movía con mucha dificultad.

-¡Oh! ¿Que venturosos vientos te trajeron a mí? ¿Quién eres tú? -dijo el enfermo.

- Soy la Vida, -respondió el caminante.

Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando vuelvo.

Yo voy y vengo; volveré por estos lugares dentro de siete años.

¿Pero, por qué gimes tanto?

-Tengo una enfermedad horrible; ha destruido mi aspecto humano y me ha quitado la alegría de vivir. Ya no puedo más.

-Si quieres, -dijo la Vida, te curo. Pero tú me olvidarás.

-¡No! Le aseguró el enfermo.

Guardaré eternamente en mi memoria a quien me cure y le estaré agradecido para siempre.

La Vida esparció un polvo misterioso sobre el enfermo, y éste quedó curado como por encanto.

La Vida siguió su camino y enseguida llegó a la cabaña de un leproso.

-¡Oh! ¡Bendito tú que vienes a mí! -exclamó el leproso al ver al hermoso joven. ¿Puedo saber tu nombre?

-Yo soy la Vida -dijo el recién llegado.

Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando regreso. Voy y vengo.

Volveré por estos rumbos dentro de siete años.

Puedo curarte, ¿pero te acordarás de mí?

-No te olvidaré mientras viva -dijo el leproso.

La Vida lo curó y siguió su camino.

Al llegar a una aldea, se encontró con un ciego que buscaba el camino con un bastón.

Cuando oyó pasos, se detuvo y preguntó.

-¿Quién va? ¡Cuidado con este pobre ciego!

-Yo soy la Vida. Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando vuelvo.

Curó también al ciego y desapareció.

Pasaron los años, y a su tiempo, como lo había prometido, volvió, pero esta vez oculto bajo la figura de un ciego.

Era ya tarde cuando llegó a la cabaña del ciego que había curado. Tocó a la puerta. No estaba, pero le abrió su esposa.

-Tenga piedad de este pobre ciego -dijo la Vida. Conozco a su esposo; ¿me puede dar un refresco mientras lo espero? Me basta con un poco de agua.

-Mi esposo es un verdadero tonto -refunfuñó la mujer.

Trae a casa a cuanto pobre se encuentra.

Puso un poco de agua sucia en una vieja jícara y se la ofreció de mal modo al falso ciego.

Por fin llegó el Señor de la casa, y la Vida se dirigió a él.

-Estoy de paso -dijo. ¿Puedes darme alojamiento hasta mañana?

El hombre murmuró algo, después extendió una estera en una esquina de la cabaña y dio al ciego un puñado de cacahuates.

Cuando despuntó el alba, la Vida llamó a su anfitrión y le dijo:

-¿No te dije que algunos conocen a la Vida cuando viene pero no cuando regresa? Tú no me has reconocido, porque la ceguera se ha quedado en tu corazón, y volverá también a tus ojos.

Dijo esto y salió dejando tras de sí una polvareda.

El hombre volvió a ser ciego, como siete años antes.

Cuando la Vida llegó a la cabaña del antiguo leproso, se cubrió de una lepra tan horrible que la seguían enjambres de moscas.

Tocó a la puerta, pero aquel hombre, viendo al leproso, no lo dejó entrar y rehusó darle de comer porque estaba demasiado sucio.

-Te lo había dicho -le recordó el caminante. Algunos conocen a la Vida cuando viene, pero no cuando regresa.

Dijo y se marchó dejando tras de sí un reguero del misterioso polvo.

El hombre ingrato se cubrió de nuevo de tanta lepra que la carne se le caía a pedazos.

Cuando llegó a la cabaña del antiguo enfermo de elefantiasis, la Vida se hinchó los miembros de tal modo que a duras penas podía caminar.

Se asomó a la puerta y dijo:

-¡Buen hombre, un poco de refresco por caridad!

-¡Adelante! ¡Adelante! ¡Entra! -dijo el hombre, apresurándose a ayudar al fingido enfermo. ¡Oh! ¡Que desgracia! ¡Tan joven y tan enfermo! Yo también, hace tiempo, tuve esa fea enfermedad, pero pasó por aquí un buen hombre y me curó. Quizá...

Y mientras hablaba puso a cocer un plato de arroz, dio al enfermo nueces y una jícara llena de leche fresca, después preparó un asado de carnero y se ocupó de cuidar al enfermo.

En la mañana, la Vida se presentó como el joven hermoso que era y dijo:

-Tú has reconocido a la vida también a su regreso.

No olvidas los beneficios recibidos y sabes socorrer a quien sufre lo mismo que tú has sufrido.

Por eso permanecerás sano y gozarás de prosperidad.

El hombre quiso hacer un regalo a la Vida, unas vacas.

Pero el joven se lo agradeció diciendo:

-No tengo necesidad de riquezas.

Quiero que recuerdes una cosa importante: La Vida puede cambiar y traer hoy bienes y mañana males, pero con frecuencia depende de nosotros hacerla mejor o peor.

AUTOR DESCONOCIDO

domingo, 3 de diciembre de 2017

EL FINAL O LO QUE PARECE

Ya parece que estamos en la recta final.
No será una caída en el precipicio sorpresivo de la Historia. Unos lo hemos estado planificando, otros lo han tratado de evitar aun cuando no nos hemos detenido en la caída en ningún momento.
Debemos darnos las manos, respirar profundo y caer mientras escuchamos nuestros corazones latiendo locos de miedo.
Muchos nunca lo imaginaron, pero yo lo soñé muchas veces, por décadas ya, aunque no siempre con alegria. Debieron dejar que todo se derrumbara hace mucho y no ir recogiendo los escombros de techos y paredes, tratando de remendar el edificio en mal estado, y dejando un camino lleno de victimas.
Lo enfrentaremos. Algunos lograrán permanecer de pie, y es mas, elevarse. Será mejor si nos ayudáramos, pero creo que no será así. Hay muchas ganas de correr solo.
El derrumbe, los escombros, es de donde comenzaremos nuevamente, a pocas millas del pais mas poderoso, a años luz de la civilización tecnológica.
Nos darán la bienvenida al mundo donde los paises chocan en guerras y los bancos controlan la luz y la oscuridad.
Ya entonces tendrás mi numero de celular, mi email, mi cuenta en facebook, pero no me pidas mi corazón pues se quedará en el pasado, entre los escombros.
Sin embargo, me gustaría ir a donde tu estás, ver y disfrutar lo que tú disfrutas y ves.
¿Será posible? ¿Será posible disfrutar de tu seguridad y bienestar?¿existe algo asi? ¿Y qué hay del amor, el dinero, la ayuda que hoy me prometes?
Te recuerdo que me has dicho muchas veces que sostendrás mi mano, y me sacarás del pantano, que enfrentaremos todo juntos, después del final.
Pero solo veo alegria en tus pares, y muchas lagrimas entre los pequeños y pobres del
mundo de hoy.
cubangel@gmail.com

MI DESEO PARA HOY: UNA TORMENTA

Estar sentado en un banco frente al mar, a mis espaldas una bella casa.
Estoy menudo de ropas. Descalzo. Sin camisa.
Sin temores y en paz.
Me siento a esperar la tormenta que hace rato se siente venir. La huelo, la escucho trepidante en la distancia.
Mis pies descalzos la sienten a través de la tierra.
Ya llega la avanzada: pequeñas gotitas de lluvia
Tibias gotas que un poco que jugueteando y riéndose nos advierten de que escapemos si no queremos mojarnos de lo lindo.
Me estiro. Echo la cabeza hacia atrás y me preparo para el espectáculo.
Primero los truenos, magníficos, que asustan, pero ya no me dejan marchar.
Y a continuación los rayos. Tienen sed y caen el mar con fuerza, parecería que las nubes aspiran el agua de mar y nos liberan la lluvia dulce.
Yo empapado de agua tibia, cada parte de mi cuerpo destila paz, agua y alegría.
Viento, truenos, rayos , todo para mi.
Me acuesto en el banco. Cierro los ojos y escucho el futuro. Los abro nuevamente y un arco iris maravilloso, nítido y de colores fuertes está allí, como incitándome a transitarlo y escapar .
Regreso a la casa al atardecer, todavía mojado y de seguro mas hermoso porque he sido bañado por la lluvia, acariciado por el viento y he conversado con la furia de truenos y una tormenta.
Me termino de secar. Y así caliente otra vez y tranquilo me tomo mi tasa de té , me acuesto y me duermo.
Mañana será otro día.
cubangel@gmail.com